Crisis cíclicas

El concepto de crisis cíclicas es una interpretación, proveniente de las teorías de Karl Marx, de la sucesión de ciclos económicos en el capitalismo, sistema económico que, en la práctica, se caracteriza por sucesivas etapas de crecimiento o desarrollo económico y de crisis económica.

Causas

Según la teoría marxista de la crisis, a medida que crece la competencia entre los capitales, crece también la inversión en Capital Constante (parte de capital inicial destinada a la compra de medios de producción) que reduce la inversión en capital variable (parte del capital inicial destinado a la reproducción de la fuerza de trabajo).

De esta manera, aumenta la composición orgánica del capital, aumento en capital constante y una reducción en la inversión en Capital Variable, o sea no-inversión en la reproducción de la fuerza de trabajo, única mercancía productora de valor, de esta manera este movimiento ocasiona la caída tendencial de la tasa de ganancia del capital en su conjunto. La tasa de ganancia es definida como la proporción entre la plusvalía y la suma del capital constante y el capital variable, esto provoca la caída de la masa de ganancia por la superproducción de capital. Al bajar la ganancia se reducen las inversiones y por esta vía el empleo y el consumo de maquinarias, materias primas y artículos de subsistencia, multiplicándose el efecto depresivo y expandiéndose a otras ramas de la industria.[1]

La baja de la tasa de ganancia se contrarresta mediante la destrucción de capitales, bien sea física, por la guerra, o meramente económica, por la competencia. Las empresas se arruinan, aumenta el desempleo y la precarización del trabajo, desvalorizándose la fuerza de trabajo. La acumulación de capital resurge pues para los competidores victoriosos (que han absorbido a las empresas quebradas o a su porción del mercado, fortaleciéndose la tendencia a la concentración y centralización del capital) el aumento de la ganancia vuelve a ser más rápido que el incremento de la inversión.

En este proceso básico de la recuperación se imponen simultáneamente el aumento de horas de trabajo de los obreros y la rebaja de salarios reales y prestaciones sociales, aprovechando el desempleo; la apropiación del aumento de la eficiencia del trabajo; el saqueo colonial de otros pueblos o de los campesinos, indígenas y artesanos; la guerra, las maniobras políticas, las conquistas y la inversión en países o zonas "atrasadas", donde la tasa de ganancia es más alta; el cobro de intereses a las empresas del Estado o a otros Estados, etc.[2]

El único método "limpio" para salir de las crisis ha sido abaratar el capital mediante los descubrimientos, el esfuerzo del gobierno y el avance tecnológico, pero este método a la larga también termina en descenso de la cantidad proporcional de trabajo agregado y de la parte de capital invertida en salarios, restableciendo al cabo del tiempo la causa de la crisis, al utilizar menos trabajo vivo por peso invertido y volver a incorporar menos valor nuevo y obtener menos plusvalía con relación a los valores viejos, al capital constante o trabajo muerto.

Marx llegó a la conclusión de que el enorme poder inherente al factory system y su dependencia de los mercados, necesariamente lleva a un incremento de la producción que los satura, disminuyendo los precios y produciendo la paralización de la producción; en una repetición de periodos de actividad moderada, prosperidad, superproducción, crisis y estancamiento. La última causa de las crisis, para Marx, siempre es la pobreza y el consumo restringido (subconsumo) de las masas.[3]

Las diferentes teorías sobre las causas, desarrollo, duración y repetición de tales crisis son numerosas, tanto dentro del pensamiento económico marxista como fuera de él (las distintas escuelas del liberalismo económico): ondas largas debatidas por Trotski y Parvus, ciclos cortos de cinco a diez años propuestos por Juglar y Kitchin, ciclos A y B de cuarenta a cincuenta años propuestos por Kondratiev y desarrollados por Ernest Mandel, fases ligadas a la evolución tecnológica según Schumpeter, etc.[4]

Duración de los ciclos

El ciclo aproximadamente de 8 a 22 se conoce como ciclo de Juglar, por el médico francés Clement Juglar que lo propuso. Posteriormente se ha comprobado que estos ciclos "medios" son fracciones de ciclos más largos, de 40 a 50 años, también conocidos como "ondas largas", que tienen una fase de expansión en que los auges son más fuertes y prolongados y una de descenso con crisis fuertes y depresiones prolongadas. Estos ciclos largos se denominan ciclos de Kondratieff, en memoria del economista ruso que los estudió.

Además pueden detectarse oscilaciones de cuarenta meses o ciclos cortos, a las que se denomian ciclo de Kitchin, por su descubridor. Joseph Schumpeter fue el expositor del modelo tricíclico y vio el motor de las oscilaciones económicas, en la innovación.

Algunas ramas de la economía registran oscilaciones por fuera de este modelo. En el caso de la industria de la construcción con ciclos de 15 a 20 años o el caso de la agricultura con ciclos de 9 a 11 años.

¿Crisis o ciclos? Teorías marxistas alternativas de las crisis

En 1929, la Academia Comunista de Moscú publicó "El ciclo capitalista: un ensayo sobre la teoría marxista del ciclo", un informe de 1927 del teórico bolchevique Pavel Maksakovsky al seminario sobre la teoría de la reproducción en el Instituto de Profesores Rojos de la Academia Comunista. Este trabajo explica la conexión entre crisis y ciclos económicos regulares basados ​​en el desequilibrio dinámico cíclico de los esquemas de reproducción en el volumen 2 de El capital.. Este trabajo rechaza las diversas teorías elaboradas por académicos "marxistas". En particular, explica que el colapso de las ganancias después de un auge y una crisis no es el resultado de ninguna tendencia a largo plazo sino más bien un fenómeno cíclico. La recuperación después de una depresión se basa en la sustitución de técnicas que requieren mucha mano de obra y que se han vuelto antieconómicas debido a los bajos precios y márgenes de beneficio que siguieron a la crisis. Esta nueva inversión en tecnología menos intensiva en mano de obra quita participación de mercado a los competidores al producir a menor costo y al mismo tiempo reducir la tasa promedio de ganancia y, por lo tanto, explica el mecanismo real tanto para el crecimiento económico con tecnología mejorada como para una tendencia a largo plazo de la tasa de ganancia a caer.[5]

Hay una larga historia de interpretación de la teoría de las crisis, más como una teoría de los ciclos que de las crisis. Un ejemplo de 2013 de Peter D. Thomas y Geert Reuten, "La crisis y la tasa de beneficio en el laboratorio de Marx" sugiere de manera controvertida que incluso se puede afirmar que incluso el propio análisis crítico de Marx ha pasado de lo primero a lo segundo.[6]

Similitudes (y diferencias) en la obra de Mill & Marx

Hay varios elementos en la presentación de Karl Marx que atestiguan su familiaridad con las formulaciones de John Stuart Mill, en particular el tratamiento que hace Mill de lo que Marx posteriormente llamaría tendencias contrarrestantes: destrucción del capital a través de revulsiones comerciales §5, mejoras en la producción §6, importación de artículos de primera necesidad e instrumentos baratos §7, y emigración de capitales §8.[7][8][9]

«En el sistema de Marx, como en el de Mill, la caída de la tasa de ganancia es una tendencia de largo plazo precisamente debido a las influencias contrarias que frustran y anulan los efectos de esta ley general, dejándole simplemente el carácter de una tendencia". Estas fuerzas contrarias son las siguientes:[10]

  1. Un aumento en la intensidad de la explotación (mediante la intensificación del trabajo o la extensión de la jornada laboral);
  2. Depresión de los salarios por debajo de su valor...;
  3. Abaratamiento de los elementos del capital constante (a través de una mayor productividad);
  4. Sobreproducción relativa (que mantiene a muchos trabajadores empleados en industrias relativamente atrasadas, como las de artículos de lujo, donde la composición orgánica del capital es baja);
  5. Comercio exterior (que ofrece productos más baratos y canales de inversión más rentables);
  6. El aumento del "capital social" (capital que devenga intereses, cuya baja tasa de rendimiento no se promedia con la de otros).

Nuevamente, al igual que Mill, Marx indica el despilfarro de capital posterior a la crisis que restablece la rentabilidad, pero esto no se menciona específicamente como una contratendencia hasta que se demuestre la naturaleza cíclica del sistema. Por otra parte, Mill no se refiere a la depresión de los salarios por debajo de su valor, a la sobrepoblación relativa o al aumento del "capital social". Pero en las contratendencias más importantes, es decir, los efectos del aumento de la productividad interna al abaratar las mercancías y del comercio exterior al proporcionar bienes más baratos y mayores ganancias, Marx y Mill están de acuerdo».[11]

Véase también

Referencias

Bibliografía

  • Marx, Karl 1867-1894: El Capital III: 213-263; Fondo de Cultura Económica, 2ª ed. 1959, México.
  • Schumpeter Joseph A. 1935: "Análisis del Cambio Económico"; Ensayos sobre el Ciclo Económico: 17-35; Gottfried Haberler compilador. Fondo de Cultura Económica, México, 2ª ed. 1956.

Enlaces externos

Notas

  1. Karl Marx, Capital, III, sección tercera, capítulo XIII.
  2. Karl Marx, Capital, III, sección tercera, capítulo XIV.
  3. The enormous power, inherent in the factory system, of expanding by jumps, and the dependence of that system on the markets of the world, necessarily beget feverish production, followed by over-filling of the markets, whereupon contraction of the markets brings on crippling of production. The life of modern industry becomes a series of periods of moderate activity, prosperity, over-production, crisis and stagnation. The uncertainty and instability to which machinery subjects the employment, and consequently the conditions of existence, of the operatives become normal, owing to these periodic changes of the industrial cycle. Except in the periods of prosperity, there rages between the capitalists the most furious combat for the share of each in the markets. This share is directly proportional to the cheapness of the. product. Besides the rivalry that this struggle begets in the application of improved machinery for replacing labour-power, and of new methods of production, there also comes a time in every industrial cycle, when a forcible reduction of wages beneath the value of labour-power, is attempted for the purpose of cheapening commodities.

    A necessary condition, therefore, to the growth of the number of factory hands, is a proportionally much more rapid growth of the amount of capital invested in mills. This growth, however, is conditioned by the ebb and flow of the industrial cycle. It is, besides, constantly interrupted by the technical progress that at one time virtually supplies the place of new workmen, at another, actually displaces old ones. This qualitative change in mechanical industry continually discharges hands from the factory, or shuts its doors against the fresh stream of recruits, while the purely quantitative extension of the factories absorbs not only the men thrown out of work, but also fresh contingents. The workpeople are thus continually both repelled and attracted, hustled from pillar to post, while, at the same time, constant changes take place in the sex, age, and skill of the levies.

    Capital, cp. 25.
    The ultimate reason for all real crises always remains the poverty and restricted consumption of the masses as opposed to the drive of capitalist production to develop the productive forces as though only the absolute consuming power of society constituted their limit.
    Capital, v. III, cp. 30
    Párrafos citados y comentados en Business Cycle, or Cyclic Crisis of Capitalism, en Encyclopedia of Marxism: Glossary of Terms (marxists.org, consultado el 18/12/2010)
  4. Marino Santacruz Medina Territorio y desarrollo: ¿amores renovados? (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última)., en Revista de economía & administración, marzo de 2006, pgs 119-121:
    La dinámica del capitalismo, sus fases de auge y sus crisis de acumulación han determinado los procesos de estructuración-reestructuración del territorio en cualquiera de sus escalas: local, regional, nacional o global. La globalización es un proceso relativamente nuevo, con aproximadamente cinco siglos de existencia, desde que el orden capitalista dominó al mercantilismo en la esfera económica y sobre el absolutismo guillotinado encontró su expresión política en la filosofía liberal y en el Estado nacional su expresión territorial.

    Diversas son las fases que el capitalismo, entendido como un orden social y económico, y su instrumento –el capital–, ha adoptado. Su fase mercantil preindustrial llega hasta el siglo XVIII y da paso a la época del capitalismo industrial determinado por las técnicas pero sobre todo por los procesos de trabajo de la primera revolución industrial. La ley marxista de la centralización y concentración del capital ayuda a entender su paso a la fase del capitalismo monopolista –segunda revolución industrial– hasta la fase del capitalismo global. El imperativo de la ganancia y de la acumulación –su leitmotiv– exige cada vez más mercados, tanto de materias primas como de productos manufacturados. Es así como se ha ido tejiendo este planeta, integrando los continentes, rotando sus coordenadas, estructurando los territorios y jerarquizando sus espacios.

    Marx, al desnudar el edificio capitalista visibilizando su lógica y sus contradicciones internas puso de presente que el capitalismo funcionaba en períodos de auge y receso. Paralelo a las discusiones entre Trotsky y Parvus sobre las ondas largas del capitalismo, a las tesis de los ciclos cortos, cinco a diez años de Jutglar [sic, error frecuente, por Clement Juglar] y Kitchin, fue un antiguo viceministro de alimentación de la época de Kerensky, Nicolás Kondratieff, quien acuñó el concepto de los ciclos que llevan su nombre, cuya duración oscila entre cuarenta y cincuenta años.

    Posteriormente el economista Ernest Mandel –dirigente del marxismo revolucionario– fue el continuador de este tipo de análisis donde por supuesto el comportamiento de la tasa de ganancia determina las fases de auge o de receso, que en términos de Kondratieff se denominan las fases A y B. En las primeras los niveles de inversión, empleo y la tasa de ganancia son altos, mientras que en la fase B o de receso se presenta el caso contrario.

    Desde la perspectiva de la ortodoxia económica, las tesis neoclásicas explican este proceso con base en la movilidad de los factores de producción a través del comercio internacional y la hipótesis de convergencia. En las primeras épocas, tanto la fuerza de trabajo –grandes migraciones a los Estados Unidos– como el capital en forma de mercancías circulaban libremente. Ahora existen restricciones para la movilidad de la fuerza de trabajo de la periferia mas no para las mercancías o los capitales.

    Por otra parte, por fuera del pensamiento marxista, fue Schumpeter quien hizo uno de los mayores aportes a la comprensión de los ciclos económicos al vincular las innovaciones tecnológicas y la capacidad empresarial como determinantes de las fases de auge y receso. A través de sus investigaciones puso de presente cómo estas fases duraban cerca de cincuenta años en los cuales las oleadas de innovaciones tecnológicas marcaban la fase de auge y su declive la fase contraria.

  5. Maksakovsky, Pavel [2009] The Capitalist Cycle Haymarket
  6. Peter D. Thomas and Geert Reuten, "Crisis and the Rate of Profit in Marx's Laboratory" p311-328 in 'In Marx’s Laboratory. Critical Interpretations of the Grundrisse' Riccardo Bellofiore, Guido Starosta and Peter D. Thomas eds [2013]Brill, ([2014] Haymarket).
  7. John Stuart Mill [1965] Principles of Political Economy with Some of Their Applications to Social Philosophy, University of Toronto Press
  8. Shoul, Bernice (1965) 'Similarities in the work of John Stuart Mill and Karl Marx', Science & Society, 29 (3), Summer, pp. 270-295.
  9. Joseph A. Schumpeter History of Economic Analysis Allen & Unwin 1954 p.652fn18
  10. Karl Marx, Capital, III p.272-82
  11. Wood, John Cunningham (1991). «Bernice Shoul [1965] 'Similarities in the Work of John Stuart Mill and Karl Marx'». John Stuart Mill: Critical Assessments (en inglés). Taylor & Francis. pp. 238-239. ISBN 978-0-415-06945-8. Consultado el 27 de septiembre de 2023.
Este artículo ha sido escrito por Wikipedia. El texto está disponible bajo la licencia Creative Commons - Atribución - CompartirIgual. Pueden aplicarse cláusulas adicionales a los archivos multimedia.