Pentecostés

Pentecostés (del griego πεντηκοστή, pentēkostḗ, que significa ‘quincuagésimo’) es el término con el que se define la fiesta cristiana del quincuagésimo día del tiempo pascual.[Nota 1] Se trata de una festividad que pone término a ese tiempo litúrgico y que configura la culminación solemne de la misma Pascua, su colofón y su coronamiento.[1][2]

Pentecostés

Pentecostés, por El Greco.
Datos generales
Tipo festividad cristiana, feriado en Noruega, feriado en Suecia, tema bíblico, determinador para fecha de ocurrencia periódica, public holidays in Denmark y Fiestas de los Países Bajos
Celebrada por cristianismo
Fecha 50 días después de la Pascua. Su fecha es variable según el cómputus romano
Motivo Pentecostés
Exaudi Pentecostés lunes de Pentecostés y Domingo de Trinidad

Durante Pentecostés se celebra la venida del Espíritu Santo y el inicio de las actividades de la Iglesia. Por ello también se le conoce como la celebración del Espíritu Santo. En la liturgia católica es la fiesta más importante después de la Pascua y la Navidad. La liturgia incluye la secuencia medieval: Veni, Sancte Spiritus.

En las Iglesias ortodoxas existe además la celebración de las «Tres Divinas Personas» o de la Santísima Trinidad. Las Iglesias occidentales celebran para esta ocasión, desde el siglo XIV, su propia fiesta llamada «Trinitatis» —la fiesta de la Santísima Trinidad— una semana después de Pentecostés.

En las narraciones sobre Pentecostés de los Hechos de los Apóstoles,[lower-alpha 1] se le adjudica al Espíritu Santo (en congruencia con el Antiguo Testamento) características milagrosas (carismas): él ofrece valentía y libertad, posibilita la comprensión (glosolalia) y fortifica una comunidad universal.

Pentecostés es considerada la tercera festividad más importante en la Iglesia católica, por detrás del Domingo de Resurrección y la Natividad.[3]

Pentecostés en el Antiguo Testamento

El fondo histórico de la celebración se basa en la fiesta semanal judía llamada Shavuot o fiesta de las semanas, durante la cual se celebra el quincuagésimo día de la aparición de Dios en el monte Sinaí. Por lo tanto, en el día de Pentecostés también se celebra la entrega de la Ley (mandamientos) al pueblo de Israel.[4]

Pentecostés era una de las tres grandes fiestas judías, y para celebrarlo gran cantidad de ellos subían a Jerusalén para dar gracias a Dios y adorarle en el Templo. A los 50 días de la Pascua, los judíos celebraban la «Fiesta de las siete semanas» o «Fiesta de las semanas»,[lower-alpha 2] que en sus orígenes tenía carácter agrícola. Se trataba de la festividad de la siega, día de regocijo y de acción de gracias,[lower-alpha 3] en que se ofrecían las primicias de lo producido por la tierra. Estaba estipulado que la celebración debía festejarse siete semanas después de que se empezase la primera labor de la siega. Venía indicado de la siguiente manera:

«Contaréis siete semanas enteras a partir del día siguiente al sábado, desde el día en que habréis llevado la gavilla de la ofrenda mecida, hasta el día siguiente al séptimo sábado, contaréis cincuenta días...» (Levítico 23, 15-16).[4]

por lo que se trataba de una fiesta móvil en el calendario, ya que su fecha dependía del ritmo de la agricultura. Esta fijación tiene varias interpretaciones según el sentido que se dé a la palabra «sábado». Si el día de sábado se entiende como festivo o día de la Pascua, entonces la cuenta empezaba el día siguiente; Filón y Flavio Josefo interpretaban la ley de dicha forma. La otra interpretación es que si la palabra «sábado» se entiende como el séptimo día de la semana, la cuenta empezaría el domingo siguiente a la Pascua; los fariseos y una tradición samaritana la interpretan de esta otra forma.[4]

Más tarde, esta celebración se convirtió en recuerdo y conmemoración de la Alianza del Sinaí, realizada unos cincuenta días después de la salida de Egipto. Por designio divino, esta fiesta que los judíos celebraban con tanta alegría se convirtió en la fiesta de la «Nueva Alianza», la de la venida del Espíritu Santo con todos sus dones y frutos.[5]

Pentecostés en el Nuevo Testamento

Mosaico que representa Pentecostés.

Se celebró el 6 de Sivan del año 33 del siglo I con connotaciones cristianas.[cita requerida] Las primeras alusiones a su celebración se encuentran en escritos de san Ireneo, Tertuliano y Orígenes, a fines del siglo II y principios del siglo III. Ya en el siglo IV hay testimonios de que en las grandes Iglesias de Constantinopla, Roma y Milán, así como en la península ibérica, se festejaba el último día de la cincuentena pascual por lo que esta cincuentena está íntimamente unida a la «memoria» de Pentecostés.[4] La Iglesia Católica[6] celebra[lower-alpha 1] su manifestación al mundo.[7]

Significado teológico del Pentecostés cristiano

En el cristianismo, Pentecostés es el fruto de la obra realizada por Cristo, el resultado de sus merecimientos.[8] En el Nuevo Testamento se dice a veces que fue el mismo Cristo simplemente quien envió al Paráclito, también traducido como Consolador, en referencia al Espíritu Santo.[lower-alpha 4] Otras veces que fue el Padre pero, bien a ruegos de Cristo,[lower-alpha 5] o bien en nombre de Cristo.[lower-alpha 6] En una ocasión se afirma que lo envió Cristo de parte del Padre.[lower-alpha 7] Según Cabodevilla, todas estas expresiones denotan lo mismo: la emisión del Espíritu por parte del Padre y del Hijo.[8] El Apocalipsis lo puso de manifiesto en la siguiente frase: Un río de agua viva, resplandeciente como el cristal, saliendo del trono de Dios y del Cordero.[lower-alpha 8][4]

Según los escritos neotestamentarios, el Espíritu Santo es el «Espíritu de Cristo».[lower-alpha 9] Otras veces se lo llama el «Espíritu de Jesús» o «Espíritu de Jesucristo».[lower-alpha 10] También se lo llama «Espíritu del Señor»,[lower-alpha 11] o «Espíritu de su Hijo».[lower-alpha 12]

Fue Simón Pedro el primero en explicitar el significado del acontecimiento de Pentecostés en su discurso pronunciado ese mismo día.[lower-alpha 13] Era el comienzo de la efusión del Espíritu Santo que Dios había prometido para la «plenitud de los tiempos». Esos últimos tiempos, de los que se hablaba en el Libro de Joel,[lower-alpha 14] en el Libro de Ezequiel,[lower-alpha 15] y, por último, en los Hechos de los Apóstoles,[lower-alpha 16] empezaron con la muerte y resurrección de Jesucristo, cuya señal fue la de hacer hablar a los apóstoles como verdaderos profetas mediante la efusión del Espíritu Santo.[4]

El Espíritu Santo en Jesús

En la iglesia parroquial de San Juan Bautista en Wuchzenhofen, Leutkirch (Alemania), existen dos medallones en la pared del fondo que representan dos momentos bíblicos en la acción del Espíritu Santo: la Anunciación y Pentecostés.

En el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo aparece moviendo a Jesús durante toda su vida. Fue el Espíritu Santo quien cubrió el seno materno de María antes de que Jesús naciera.[lower-alpha 17] Más tarde, descendió de forma visible en el momento del bautismo de Jesús,[lower-alpha 18] y posteriormente lo condujo al desierto[lower-alpha 19] para devolverlo luego a Galilea.[lower-alpha 20]

El primer sermón de Cristo comienza así: «El Espíritu del Señor está sobre mí».[lower-alpha 21] De allí que el Espíritu Santo aparezca en la Biblia operando en la misma línea que Jesús.[8] Ireneo de Lyon lo resumió en la siguiente frase: «El Padre se complace y ordena, el Hijo obra y forma, el Espíritu nutre e incrementa».[9]

La frase de Jesús: «Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os enseñará toda la verdad» (Juan 16:13) no se refiere tanto a noticias nuevas cuanto a una mayor profundización de la doctrina dictada ya por el Maestro. La función magisterial del Espíritu Santo se reducirá a la mayor iluminación de lo ya revelado, a la manifestación de elementos parciales, al descubrimiento de nuevos aspectos en las verdades ya poseídas, a la deducción de consecuencias, al asesoramiento en la aplicación de ciertas verdades a determinados sucesos. [...] He aquí el oficio del Espíritu de Cristo: dar testimonio de Cristo.[lower-alpha 22][8]

Hasta la muerte de Jesús, el Espíritu Santo parecía estar circunscrito a los límites normales de su individualidad humana y de su radio de acción. Pero cuando murió, entregó su espíritu a Dios:[10]

Jesús [...] dijo: «Todo está cumplido». E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Juan 19, 30

Los escrituristas suelen interpretar que esa entrega se derrama de inmediato sobre la Iglesia, por lo cual en el Evangelio de Juan aparece Jesús dándoles el Espíritu Santo a sus discípulos en el mismo día de su resurrección:[10]

Al atardecer de aquel día, el primero de la semana [...] Jesús les dijo otra vez: «La paz esté con vosotros. Como el Padre me envió, yo también los envío a vosotros.» Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo.»
Juan 20, 19-22

El Espíritu Santo en la Iglesia

En la Iglesia, la venida del Espíritu Santo en Pentecostés no fue un hecho aislado, sino que la está santificando continuamente, también a cada alma a través de sus innumerables inspiraciones que, según san Francisco de Sales son:

(...) todos los atractivos, movimientos, reproches y remordimientos interiores, luces y conocimientos que Dios obra en nosotros, previniendo nuestro corazón con sus bendiciones, por su cuidado y amor paternal, a fin de despertarnos, movernos, empujarnos y atraernos a las santas virtudes, al amor celestial, a las buenas resoluciones; en una palabra, a todo cuanto nos encamina a la vida eterna.[11]

Pentecostés es la confirmación de la promesa de Jesús: «Dentro de pocos días seréis bautizados en el Espíritu Santo».[lower-alpha 23] Esto pone de manifiesto varios aspectos, entre los que se destacan:[10]

  • La unidad espiritual de todos los que recibieron el Espíritu de Jesús.
Un solo Cuerpo y un solo Espíritu [...]. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.
Efesios 4, 4-6
  • La constitución de una comunidad abierta a todos los pueblos. Esto se ve simbolizado por el llamado milagro de Pentecostés: todos oían hablar a los apóstoles en su propio idioma.[lower-alpha 24] Mientras que en la soberbia de la construcción de la torre de Babel terminaron por confundirse todas las lenguas, de forma que nadie podía comprender al otro a punto tal de quedar esa construcción inconclusa,[lower-alpha 25] Pentecostés se visualiza como la restauración de la unidad perdida en Babel.
  • Si alguien tiene el Espíritu de Jesús, realiza los mismos gestos de Jesús: anuncia la palabra de Jesús;[lower-alpha 26] repite la oración de Jesús;[lower-alpha 27] perpetúa en la fracción del pan la acción de gracias de Jesús;[lower-alpha 28] y vive unido con los demás creyentes, compartiendo con ellos.[lower-alpha 29]

Calendario

Día de Pentecostés (2002-2024)
AñoCatólicos:Ortodoxos:
200219 de mayo23 de junio
20038 de junio15 de junio
200430 de mayo
200515 de mayo19 de junio
20064 de junio11 de junio
200727 de mayo
200811 de mayo15 de junio
200931 de mayo7 de junio
201023 de mayo
201112 de junio
201227 de mayo3 de junio
201319 de mayo23 de junio
20148 de junio
201524 de mayo30 de mayo
201615 de mayo19 de junio
20174 de junio
201820 de mayo27 de mayo
20199 de junio16 de junio
202031 de mayo7 de junio
202123 de mayo20 de junio
20225 de junio17 de junio
202328 de mayo4 de junio
202419 de mayo23 de junio

La solemnidad de Pentecostés es una fiesta móvil, lo que significa que no se fija en relación al calendario civil, sino que se celebra en fecha variable, según el año y el rito en cuestión.

Gráficamente los 50 días se cuentan de la siguiente forma:

Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado Domingo
Domingo de Resurrección
Día 2 Día 3 Día 4 Día 5 Día 6 Día 7 Segundo domingo de Pascua
Día 9 Día 10 Día 11 Día 12 Día 13 Día 14 Tercer domingo de Pascua
Día 16 Día 17 Día 18 Día 19 Día 20 Día 21 Cuarto domingo de Pascua
Día 23 Día 24 Día 25 Día 26 Día 27 Día 28 Quinto domingo de Pascua
Día 30 Día 31 Día 32 Día 33 Día 34 Día 35 Sexto domingo de Pascua
Día 37 Día 38 Día 39 Día 40 Día 41 Día 42 Ascensión del Señor[Nota 2] o Séptimo domingo de Pascua[12]
Día 44 Día 45 Día 46 Día 47 Día 48 Día 49 Pentecostés

Festividades y celebraciones

El lunes después de Pentecostés es día de fiesta en muchos países, como Andorra, Alemania, Argentina, Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Hungría, Islandia, Liechtenstein, Mónaco, Holanda, Noruega, Rumania (desde 2008), Suiza y Ucrania. También es festivo en algunas comunidades autónomas y ciudades españolas, como Barcelona, Ciudad Real y Zamora.

España

En lo referente a las celebraciones populares acontecidas este día, se destaca en El Rocío, Almonte, Huelva, Andalucía, la celebración de la Virgen del Rocío ("La Blanca Paloma"); llegan en romería hermandades de todas partes de España.

En Miranda de Ebro, provincia de Burgos, Castilla y León se celebra la romería de Fiestas de San Juan del Monte, declarada fiesta de interés turístico de Castilla y León desde 1996 y Fiesta de Interés Turístico Nacional desde el año 2015.

En Atienza, Guadalajara, Castilla-La Mancha, se celebra desde el año 1162 la fiesta de La Caballada, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional.

En Santander, Cantabria, se celebra la Fiesta de la Virgen del Mar.

En Ciudad Real, provincia homónima, Castilla-La Mancha, se celebra la romería de Santa María de Alarcos.

En Dos Torres, Córdoba, Andalucía se celebra la festividad de Nuestra Señora de Guía.

Otros países

En la capital italiana, y en Guadalajara, Jalisco, México, se celebra la Virgen del Divino Amor.

Véase también

Citas bíblicas

Notas

  1. Según el Antiguo Testamento, irías al día de la celebración de las primicias y, a partir de ese día, contarías 50 días. El quincuagésimo día sería el día de Pentecostés. Así que las primicias son el comienzo de la cosecha de cebada y Pentecostés la celebración del comienzo de la cosecha de trigo. Como siempre fue 50 días después de las primicias, y dado que 50 días equivalen a siete semanas, siempre llegó una «semana de semanas» más tarde
  2. Tradicionalmente la solemnidad de la Ascensión del Señor se celebra el jueves de la sexta semana, cuarenta días después de la Pascua de Resurrección; sin embargo, diferentes conferencias episcopales celebran esta solemnidad en el séptimo domingo de Pascua.

Referencias

  1. Bernal, José Manuel (1984). Iniciación al año litúrgico. Madrid: Ediciones Cristiandad. p. 137. ISBN 84-7057-357-8. «Pentecostés no es, en ningún caso, un apéndice de la Pascua, sino su culminación solemne. »
  2. «¿Por qué se celebra la fiesta de Pentecostés?». COPE.
  3. «Católicos celebran hoy la fiesta de Pentecostés». lanacion.com.py/.
  4. VV.AA. (1989). Gran Enciclopedia Rialp 18. Madrid: Ediciones Rialp. pp. 255-257. ISBN 84-321-0690-9.
  5. Fernández Carbajal, Francisco (2010). Hablar con Dios. Madrid: Ediciones Palabra. p. 769. ISBN 978-84-9840-039-7.
  6. https://www.bibliacatolica.com.br, Bíblia Católica Online -. «Mateo, 16 - La Biblia de Jerusalén - Bíblia Católica Online». Bíblia Católica Online (en portugués). Consultado el 11 de marzo de 2018.
  7. «Pentecostés, nacimiento de la Iglesia». www.clerus.org. Consultado el 11 de marzo de 2018.
  8. Cabodevilla, José María (1977). «"Me quedo con vosotros hasta el fin de los siglos": El espíritu de Cristo». Cristo vivo. Vida de Cristo y vida cristiana (5a. edición). Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos. ISBN 978-84-220-0267-3.
  9. Ireneo de Lyon. Adversus haereses 4,38. MG 7,1108.
  10. Grelot, Pierre (2001). «Espíritu de Dios». En Léon-Dufour, Xavier, ed. Vocabulario de teología bíblica (18a. edición). Barcelona (España): Biblioteca Herder. pp. 296-303. ISBN 978-84-254-0809-0.
  11. Fernández Carbajal, Francisco (2010). Hablar con Dios. Madrid: Ediciones Palabra S.A. pp. 771-772. ISBN 978-84-9840-039-7.
  12. Aldazábal, José (2004). Enséñame tus caminos 8. Domingos ciclo A, Volume 8. Barcelona: Centre de Pastoral Litúrgica. p. 227. ISBN 84-9805-006-5.

Bibliografía

  • de Surgy, Paul (2001). «Pentecostés». En Léon-Dufour, Xavier, ed. Vocabulario de teología bíblica (18a. edición). Barcelona (España): Biblioteca Herder. pp. 679-680. ISBN 978-84-254-0809-0.
  • Fernández Carbajal, Francisco (2010). «96. Solemnidad de Pentecostés». Hablar con Dios. Madrid: Ediciones Palabra S.A. ISBN 978-84-9840-039-7.

Bibliografía adicional

  • Keating, Thomas (2005). «El misterio de Pentecostés». El misterio de Cristo: la liturgia como una experiencia espiritual. New York, NY (EE. UU.): The Continuum International Publishing Group. pp. 93-96. ISBN 0-8264-1173-8.

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