Juicio de Jesús

Juicio de Jesús es una expresión que se refiere a dos episodios neotestamentarios, ambos centrales para el cristianismo, en uno de los cuales Jesús es sometido a juicio, mientras que en otro es Jesús el juez. La ambigüedad se remonta por la hermenéutica bíblica, que identifica a Dios con la justicia.[1]

Cristo ante Pilatos (arriba) y Herodes (abajo), de Duccio di Buoninsegna. Detalle de la Maestà de la catedral de Siena, donde se narra el ciclo completo de la Pasión, incluyendo todas las escenas del juicio.
Juicio de Jesús ante Pilatos, el cual se enjuaga las manos. Primera estación del calvario de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Villamelendro de Valdavia (Palencia)
Juicio final, del Maestro de la familia Artés.

En primer lugar, el periplo judicial, descrito en los evangelios canónicos[2] dentro del ciclo de la Pasión, que se produce tras el prendimiento de Cristo, y en el que sucesivamente es conducido de una instancia a otra ("de Anás a Caifás y de Herodes a Pilatos", es el tópico construido sobre ello);[3] en segundo lugar, el juicio final descrito en el Apocalipsis, y planteado como una profecía de los últimos tiempos, en que Jesús, como juez, juzgará "a vivos y muertos".[4]

De ambos episodios hay abundante tratamiento iconográfico como temas artísticos en el arte cristiano.

Cristo, enjuiciado

El caso judicial se describe como un conflicto de jurisdicciones en el que cada una de las instancias desea evitar pronunciarse, inhibiéndose en favor de otra. Los interrogatorios a que Jesús es sometido tanto por el Sanedrín (el tribunal judío que se reúne en las casas del sumo sacerdote -Caifás- y su suegro y anterior sumo sacerdote -Anás-) como por el gobernador romano Poncio Pilatos (en el Pretorio de Jerusalén -posiblemente en la torre Antonia-), Herodes Antipas (tetrarca de Galilea) y finalmente de nuevo por Pilatos, se plantean para incriminar al reo en delitos religiosos y políticos (principalmente, para hacerle confesar que se consideraba "rey de los judíos"); pero se convierten en oportunidades para que Jesús confunda a sus jueces, al tiempo que plantea puntos centrales del mensaje evangélico a través de enigmáticas respuestas ("Tú lo dices",[5] "Mi reino no es de este mundo ... Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz"[6]) que llevan a Pilatos a cuestionarse, entre indeciso y cínico "¿Qué es la verdad?"

En medio del proceso se producen diversas torturas (Cristo en la columna) y burlas (los llamados "improperios") por parte de los soldados romanos o de los esbirros del Sanedrín (que en terminología artística y devocional son llamados "sayones").[7] El sentido de las burlas es también relacionarle con la realeza y sus símbolos de un modo paródico (coronación de espinas, imposición del manto de Herodes -"una ropa espléndida"-[8] o de Pilatos -"un manto de púrpura"-,[9] a veces identificados con la túnica de Cristo). Por último, Jesús es exhibido en un estado lastimoso (Ecce Homo) ante la multitud, a la que se ofrece la posibilidad de perdonarlo (según la costumbre de la Pascua judía), dando a elegir entre Jesucristo y Barrabás (un famoso delincuente). El que prefirieran liberar a Barrabás es presentado como la exención de responsabilidad de Pilatos y los romanos ("lavo mis manos de sangre inocente") y la consiguiente responsabilidad colectiva del pueblo judío ("todo el pueblo dijo: su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos"),[10] pasaje que se usó históricamente como una justificación del antisemitismo.

La consiguiente condena a muerte de Cristo se cumple con su crucifixión, tras ser conducido cargando la cruz hasta el monte Calvario o Gólgota (el lugar para las ejecuciones situado fuera de Jerusalén).

Cristo, juez

La condición de Jesucristo como Dios juez está indicada en los textos neotestamentarios y se fijó dogmáticamente, asociado a la segunda venida en el símbolo niceno ("vendrá a juzgar a los vivos y los muertos") y el constantinopolitano ("de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin").

A efectos de interpretación teológica, es muy habitual oponer el concepto de Dios del Viejo Testamento (identificado como "juez severo" y asociado al castigo) al concepto de Dios del Nuevo Testamento (identificado con el mandamiento del amor[11] y asociado al perdón), con ambos rasgos (castigo y perdón) asociados a la condición de juez.[12] Incluso hubo corrientes del gnosticismo, como el marcionismo y el ofismo, que proponían la existencia de dos dioses distintos. La ortodoxia católica condenó como herejías tales doctrinas y otras hasta cierto punto similares, como el maniqueísmo.[13]

Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, ... y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre.
Él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.
Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. ... Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
Apocalipsis, 20:12-15[16]
Esta señal de la cruz estará en el cielo, cuando el Señor vendrá a juzgar. Entonces todos los siervos de la cruz, que se conformaron en la vida con el crucificado, se llegarán a Cristo juez con gran confianza.
Dios, Juez que lo ve todo, no necesita en sus causas de testigos. Su Divina Magestad se intitula testigo y Juez.
Gaspar de Villarroel, Govierno eclesiastico-pacifico y union de los dos cuchillos Pontificio y Regio, 1656.[18]

Tema literario

El juicio de Jesucristo ha sido utilizado como tema literario en algunas obras:

Véase también

Notas

  1. Romanos 2
  2. Mateo 26:57-67Marcos 14:53-54Lucas 22:66Juan 18:12
  3. «Uso actual, en un artículo periodístico». Archivado desde el original el 10 de marzo de 2016. Consultado el 28 de mayo de 2013.
  4. Símbolo niceno
  5. Marcos 15:2Lucas 23:3
  6. Juan 18:33-38
  7. Real Academia Española. «sayón». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).
  8. Lucas 23:11
  9. Juan 19:2
  10. Mateo 27:25
  11. Véanse mandamiento, amor y regla de oro (ética). La más divulgada formulación del llamado mandamiento o mandamientos de Cristo, ley de Cristo, nuevo mandamiento o gran mandamiento es: amaos los unos a los otros como yo os he amado (Juan 13:34), repetido en Juan 15:12: Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado (ambos pasajes forman parte del denominado discurso de la despedida -Juan 14-17, fuente citada en en:Farewell Discourse-). Se utilizan también distintas expresiones para la hermenéutica de textos evangélicos sobre el mismo tema:
    • La ley de Cristo (en comparación u oposición dialéctica a la ley de Moisés), Gálatas 6:2, 1 Corintios 9:21, fuentes citadas en en:Law of Christ
    • El nuevo mandamiento: Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros Juan 13:34-35, fuente citada en en:The New Commandment
    • El gran mandamiento: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. ... Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22:35-40 El Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. ... Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos. Marcos 12:28-34 Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. ... Haz esto y vivirás Lucas 10:25-28, fuentes citadas en en:Great Commandment
  12. Sergio Zañartu, Dios en el Antiguo Testamento Archivado el 26 de junio de 2013 en Wayback Machine., 1988. Paul Copan, Is God a Moral Monster?: Making Sense of the Old Testament God, Baker Books, 2011, ISBN 1441214542.
  13. Pablo Crespo, La Inquisicion Espanola Y Las Supersticiones en El Caribe Hispano, pg. 37. Gonzalo de Illescas, Historia pontifical y catholica, 1578: declaramos y determinamos, ser, y que es uno mesmo, el Dios del viejo Testamento, y el del Testamento nuevo.
  14. Juan 5:22-27
  15. Hechos 10:42
  16. Apocalipsis 20:12-15
  17. Edición de 1827, pg. 103
  18. Edición de Antonio Marín, 1738
  19. Jesucristo juez con ángeles y profetas, en Artehistoria.
  20. Texto
  21. Quinario a Nuestro Padre Jesús de la Sentencia

Enlaces externos

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