Michel Henry

Michel Henry (Hải Phòng, 10 de enero de 1922- Albi, 3 de julio de 2002) fue un filósofo y novelista francés. Fue conocido principalmente por sus trabajos filosóficos.

Michel Henry

Michel Henry a principios de la década de 1990
Información personal
Nacimiento 10 de enero de 1922
Hải Phòng (Vietnam)
Fallecimiento 3 de julio de 2002 (80 años)
Albi (Francia)
Nacionalidad Francesa
Religión Iglesia católica
Lengua materna Francés
Familia
Cónyuge Anne Henry (hasta 2002)
Educación
Educado en
Información profesional
Ocupación Filósofo, escritor y profesor universitario
Empleador Universidad Paul Valéry
Distinciones
Firma

Biografía

Henry nació en Vietnam (entonces Indochina) y quedó huérfano a los diecisiete días de nacido, su padre, un oficial naval que era piloto en el puerto de Haiphong, falleció en un accidente automovilístico. Su madre volvió a Francia cuando él tenía siete años, primero a Lille, donde vivió con su abuelo que era músico, compositor y director del conservatorio. Su madre era pianista, por lo que pasó su infancia en un ambiente impregnado de música clásica. Luego estudió en París.[1] au lycée Henri-IV En junio de 1943, se alistó en la Resistencia y se incorporó a los maquis del Haut Jura bajo el nombre en clave de Kant, y tuvo que bajar de las montañas para cumplir sus misiones en Lyon ocupado por los alemanes y alcuadrado por los nazis, una experiencia de la clandestinidad que marcará profundamente su filosofía.[2]

Al final de la guerra, pasó la agregación de filosofía (1944),[3] luego se dedicó a preparar una tesis bajo la supervisión de Jean Hyppolite, Jean Wahl, Paul Ricœur, Ferdinand Alquié y Henri Gouhier. Pasó diez años escribiendo su tesis principal sobre La esencia de la manifestación, que se publicó en 1963, y en el que buscaba superar la principal carencia de toda filosofía intelectualista, que es simplemente, según él, el desconocimiento de la vida real de los individuos vivos, tal como cada uno la experimenta desde dentro y la vive concretamente en la propia carne afectiva, es decir desde un punto de vista puramente subjetivo.[4] La redacción de su tesis secundaria dedicada a Maine de Biran, titulada Philosophie et phénoménologie du corps, se completó ya en 1950, pero se publicó solo en 1965 por razones académicas.

Después de haber enseñado en la escuela secundaria de Casablanca, en la escuela secundaria de Argel luego, en 1953-1954 en la facultad de Aix-en-Provence como asistente, Michel Henry fue, desde 1960, profesor de filosofía en la Universidad de Montpellier donde construyó pacientemente su obra alejándose de las modas filosóficas y de las ideologías dominantes.[5][6] El único sujeto de su filosofía es la subjetividad viva, es decir, la vida real de los individuos vivos, esa vida que recorre toda su obra y que asegura su profunda unidad a pesar de la diversidad de los temas abordados.[7]

Su novela L'Amour les yeux fermés ganó el premio Renaudot en 1976.

Una fenomenología de la vida

El trabajo de Michel Henry se basa en la fenomenología, que es la ciencia de los fenómenos. La palabra francesa "fenómeno" proviene del griego "phainomenon" que designa “aquello que se muestra saliendo a la luz”.[8] El objeto de la fenomenología, sin embargo, no es lo que aparece, tal cosa o fenómeno particular, sino el acto mismo de aparecer[9]. Su reflexión lo lleva a la inversión de la fenomenología de Husserl, que solo conoce como fenómeno la apariencia del mundo, es decir, la exterioridad. Michel Henry opone a esta concepción de la fenomenalidad una fenomenología radical de la vida.[10]

Una teoría de la subjetividad

Mientras recobraba importancia en Francia en la posteridad de Heidegger, y se relanzaba la cuestión del sujeto, Michel Henry supo conjugar las aportaciones más vivas de la filosofía para producir lo que hoy es el último sistema filosófico completo.[11][12] La “vida fenomenológica” o “vida fenomenológica absoluta” es la base o el fundamento de este sistema filosófico, es su presupuesto radical y el principio indeducible, y por tanto la esencia o el fundamento de toda verdad según Michel Henry. La vida escapa así por esencia y según él a todo distanciamiento, a toda trascendencia, confundiendo en la unidad de un ensayo el poder especulativo de un principio y la presencia material de una experiencia.

La recepción de su filosofía

Su tesis sobre La esencia de la manifestación fue muy bien acogida por los miembros del jurado que reconocieron el valor intelectual y la seriedad de su autor, pero esta tesis tuvo poca influencia en su obra posterior, como escrito por Alain David: “Todos los miembros del jurado (excepto quizás Jean Wahl) se han quedado clavados, en sus trabajos de historia de la filosofía o filosofía general, en la noción de horizonte y de mundo. Lo mismo ocurre con los lectores posteriores, que a menudo admiran. Todos reconocen su poder excepcional en el trabajo, sin que este reconocimiento lleve a cuestionar, ni siquiera a generar emuladores o discípulos. Y añade que frente al destino de otras célebres tesis, como La fenomenología de la percepción, Palabras y cosas o Totalidad e infinito, permanece ''La esencia de la manifestación una obra solitaria, mencionada pero rara vez citada, y que no implica la conmoción que cabría esperar”.[13]

Su trabajo sobre Marx fue rechazado por marxistas que fueron duramente criticados, como por aquellos que se negaron a ver a Marx como un filósofo y lo redujeron a un ideólogo responsable del marxismo.[14] Su libro sobre la Barbarie ha sido considerado por algunos como un discurso un tanto simplista y demasiado cortante “anticientífico” y “tecnofóbico”.[15][16] Sin embargo, según él, la técnica persigue su desarrollo ciego e ilimitado, la mayoría de las veces desafiando la sensibilidad y la vida real o puramente subjetiva de los individuos vivos.[17]

El filósofo Renaud Barbaras critica la definición fenomenológica de la vida como “auto afección” propuesta por Michel Henry. Según Renaud Barbaras, “la vida [de hecho] ocupa un lugar singular dentro de la fenomenología”, ya sea en su fundador Husserl, en Heidegger, en Merleau-Ponty o en Michel Henry. La vida está, según él, “en el corazón de las grandes fenomenologías”, y en definitiva “lo que buscan pensar”. Pero según él, es muy difícil “resaltar un concepto fenomenológico de la vida” en estos autores, porque “la vida nunca es pensada por sí misma”. Según él, esto supondría efectivamente tener en cuenta “la actividad de un organismo vivo que lucha con un medio externo” o con su entorno.[18] Aunque en su fenomenología de la vida, Michel Henry define fundamentalmente la vida como “pura auto afección”, es decir como “en esencia ajena a la exterioridad o a la trascendencia”, ya que define precisamente, para Michel Henry, “por el hecho de que se relaciona sólo consigo mismo”. Una vida fundamentalmente ajena al mundo, que de hecho se le aparece a Renaud Barbaras como “una vida agotada” o como “una vida abandonada por los vivos”.[19]

El filósofo Renaud Barabas considera que el afecto fundamental de la vida no es lo que Michel Henry llama “la plenitud de la vida”, “el abrazo de sí mismo” o incluso “la auto afección”, sino por el contrario “la búsqueda” o “el deseo” del otro, “la separación” o “la hetero afección”.[20] Un Deseo que, según él, se manifiesta de manera privilegiada en “el deseo amoroso o simplemente [en] el amor”.[21] Para Renaud Barbaras, la esencia de la afectividad es precisamente el deseo, es decir, lo que permite “la recepción de cualquier contenido” o “la forma misma de la receptividad”.[22] Como lo resume en una frase, al final de su capítulo sobre El deseo como esencia del vivir: “En cuanto es Deseo, la vida es el lugar de todo sentimiento y de toda prueba, es Afectividad”.[23]

Es en particular sobre estos presupuestos henryianos de subjetividad en el trabajo que Ghislain Deslandes, sin embargo, construye su fenomenología y su crítica de la condición gerencial.[24] Explica que con Michel Henry, “el trabajo se presenta como el poder mismo de crear valor y, por lo tanto, no puede, en sí mismo, compararse con ningún otro valor en particular. Es precisamente el lugar donde la economía puede pensarse a sí misma desde un afuera donde se produce el ser de la acción misma. Estamos aquí en lo contrario del análisis económico del trabajo, según el cual es un valor entre otros, pero tratado como una magnitud negativa –de ahí la noción de desutilidad, o utilidad negativa, en economía. . (...) Para Henry, en cambio, el trabajo se concibe como la condición de posibilidad de todas las formas de organización de la economía, así como del propio universo económico.”

Catherine Meyor, Doctora en Ciencias de la Educación en la Universidad de Laval (Quebec) que enseña los fundamentos de la educación, ha escrito un libro fundamental sobre La afectividad en educación, que se basa en un enfoque fenomenológico de la afectividad, y que se basa en gran medida en la obra filosófica de Michel Henry. Ofrece una crítica de los principales enfoques o perspectivas actuales para comprender la afectividad en el contexto de la educación[25]: 1°) el enfoque funcional o conductista, para el cual la sensibilidad o la individualidad, la existencia o la conciencia no tienen valor metodológico[26]; 2°) el enfoque instrumental o cognitivista, "que reduce la afectividad al papel de herramienta o medio", "un instrumento exclusivamente académico puesto al servicio de lo cognitivo" a través de la noción de motivación, y que en realidad no le otorga ninguna valor propio[27]; 3°) y finalmente el enfoque terapéutico o curativo que es el del psicoanálisis o de la psicología humanista-existencial, que pretende simplemente "tratar los trastornos físicos y/o psíquicos de un individuo para curarlo de sus dolencias", oscureciendo por completo la dimensión estrictamente cultural de la vida [28].

Según Catherine Meyor, “los estatutos funcional, instrumental y terapéutico parecen oscurecer, en parte o en su totalidad, esta propiedad, sin embargo, inevitable e inalienable en la experiencia afectiva, su esencia sensible. Este desalojo plantea un problema y esto en la medida en que registrarnos en la experiencia vivida ya nos permite percibir la evidencia de la sensibilidad”. Esto la lleva a formular el objetivo principal y fundamental de su libro: “Es a la mejora de esta evidencia a lo que se dedicará nuestro tema; volver a la sensibilidad nos llevará discursivamente por un camino renovado de acercamiento a la afectividad y hacia la enunciación de su estatuto sensible, por ahora todavía no formulado”[29]. Como vuelve a escribir Catherine Meyor, al final de un apartado dedicado al cuestionamiento de los enfoques educativos de la afectividad: “Esta subjetividad que pasa por los modos de la sensibilidad para hacerse sentir y experimentarse, que es fundamentalmente afectividad: sentir y deseo constitutivo del mundo, que es también el primer punto de la cultura, que es presencia plena trabajando para su propia amplificación, que se excede también a sí misma, que, en una palabra clásica, condensa la "condición humana", está ahí, debajo y más allá de cualquier modalidad funcional y terapéutica, lo que nos interesa, ya que tanto "en" como "después" de los enfoques gerenciales, permanece intacto y brillante, indemne ante las pruebas de su resolución.”[30]

En cuanto a sus obras sobre el cristianismo, parecen haber decepcionado bastante a ciertos teólogos profesionales y exegetas católicos que se contentaron con señalar y corregir lo que consideraban “errores dogmáticos”.[31] Su fenomenología de la vida fue objeto de un folleto en El giro teológico de la fenomenología francesa de Dominique Janicaud quien ve en la inmanencia de la vida solo “la afirmación de una interioridad tautológica”.[32] Michel Haar le reprochó su “dogmatismo metafísico”.[33] Por su parte, Antoine Vidalin publicó en 2006 un libro titulado La parole de la Vie, en cuyo prefacio Jean-Marie Hennaux, profesor del Instituto de Estudios Teológicos de Bruselas, afirma que la fenomenología de la vida de Michel Henry “permite un acercamiento renovado a todos los dominios de la teología”[34] y que su filosofía “permitirá renovar y profundizar muchas cuestiones teológicas”.[35]

Comparando la fenomenología de Michel Henry con la metafísica religiosa de Simone Weil, Emmanuel Gabellieri esfuerza por mostrar que “el concepto de la Vida como autoafección, y de Dios como autogozo de una esencialidad de la Vida consigo misma, no puede ser suficiente para pensar en Dios” como Amor Trinitario : la fenomenología de Michel Henry no reconoce al Espíritu Santo, y en consecuencia se muestra incapaz de pensar, primero en Dios, luego en el hombre, la esencia del don, “que no es sólo el don del ser o de la vida, sino el don de uno mismo trascendente immanente cuya fenomenalidad implica lo que va más allá de ella”.[36] A Jean-Luc Marion, que afirmaba con razón estar avergonzado por “la evacuación de la persona del Espíritu Santo” en el pensamiento de Henry sobre el cristianismo en el coloquio de Cerisy-la-Salle de 1996, Michel Henry respondió sin embargo que solo hablaba de este en su libro Yo soy la Verdad, porque el Espíritu Santo no es a sus ojos otra cosa que “la interioridad recíproca del Padre y del Hijo en la unidad fenomenológica de su manifestación”.[37]

Como dice Alain David en un artículo publicado en la Revista Filosófica de Francia y del extranjero (número 3 de julio-septiembre de 2001)[38], el pensamiento de Michel Henry parece demasiado radical, cambia demasiado profundamente los hábitos de pensamiento, es difícil de recibir, incluso si todos sus lectores dicen estar impresionados por su “poder”, por el “efecto asombroso” de un pensamiento que “limpia todo a su paso”, que “provoca admiración” y, sin embargo, “no transmite convicción”. Porque no sabemos si nos enfrentamos a “la violencia de una palabra profética o a la pura locura”.[39] Rolf Kühn afirma también en esta misma revista, para explicar la difícil recepción de la obra de Michel Henry, que “si uno no pacta con ningún poder de este mundo, inevitablemente se somete al silencio y a la crítica de todos los poderes posibles, ya que toda institución se le recuerda que su poder visible o aparente es, en suma, sólo la impotencia, pues nadie se lleva a sí mismo a la vida fenomenológica absoluta”.[40]

Sus obras han sido objeto de numerosas traducciones, sobre todo al inglés, alemán, español, italiano, portugués y japonés. Se le ha dedicado un gran número de libros, especialmente en francés, pero también en alemán, español e italiano. También se dedicaron varias conferencias internacionales al pensamiento de Michel Henry en Beirut, Cerisy, Praga, Montpellier, París y Louvain-la-Neuve en 2010.[41] Se han llevado a cabo tres Jornadas Internacionales Michel Henry (2013, 2015 y 2018) en la Universidad Nacional de Gral. Sarmiento (Argentina). Michel Henry es considerado por los especialistas que conocen su obra y reconocen su valor como uno de los más importantes filósofos contemporáneos,[42][43][44] y su fenomenología de la vida empieza a “hacer escuela”.[45]. Se ha creado un Centro de Estudios Michel Henry en la Universidad Saint Joseph de Beirut bajo la dirección del profesor Jad Hatem. Desde 2011 se desarrolla el "Programa de Estudios Michel Henry" en la Universidad Nacional de Gral. Sarmiento (Argentina).

Desde 2006, los archivos del filósofo han sido depositados por su esposa en la Universidad Católica de Lovaina, donde ahora forman el Fondo de Archivos Michel Henry, ubicado bajo la dirección del profesor Jean Leclercq. Este fondo también ha publicado una publicación anual, titulada Revue internationale Michel Henry, en colaboración con Louvain University Press desde 2010.

Roland Vaschalde publica mensualmente desde 2010 un boletín henryiano, principalmente en francés y titulado La Gazette d'Aliahova (en referencia a la ciudad de Aliahova descrita en la novela de Michel Henry L'Amour les yeux fermés) informado regularmente de artículos, libros, cursos, conferencias y encuentros en torno al pensamiento de Michel Henry.

Obras traducidas al español

  • Henry, Michel (1991). Fenomenología de la vida. Editorial Columna. ISBN 84-7809-266-8.
  • Henry, Michel (2010). Fenomenología de la vida. UNGS-Prometeo Libros. ISBN 978-987-574-437-0.
  • Henry, Michel (1997). La barbarie. Caparrós Editores. ISBN 978-84-87943-53-9.
  • Henry, Michel (2001). Encarnación: una filosofía de la carne. Ediciones Sígueme. ISBN 978-84-301-1431-3.
  • Henry, Michel (2007). Filosofía y fenomenología del cuerpo: ensayo sobre la ontología de Maine de Biran. Ediciones Sígueme. ISBN 978-84-301-1642-3.
  • Henry, Michel (2002). Genealogía del psicoanálisis. Editorial Síntesis. ISBN 978-84-7738-960-6.
  • Henry, Michel (2004). Palabras de Cristo. Ediciones Sígueme. ISBN 978-84-301-1521-1.
  • Henry, Michel (2001). Yo soy la verdad. Ediciones Sígueme. ISBN 978-84-301-1427-6.
  • Henry, Michel (2008). La felicidad de Spinoza. Ediciones La Cebra. ISBN 978-987-22884-8-8.
  • Henry, Michel (2011). MARX. Vol 1. Una filosofía de la realidad. Ediciones La Cebra. ISBN 978-9872646448.
  • Henry, Michel (2015). La esencia de la manifestación. Ediciones Sígueme. ISBN 978-84-301-1895-3.

Referencias

  1. 'Biographie' Archivado el 8 de junio de 2012 en Wayback Machine. du site officiel de Michel Henry
  2. Jean-Marie Brohm et Jean Leclercq, Michel Henry, éd. l’Âge d’Homme, Les dossiers H, 2009 (p. 12-15)
  3. http://rhe.ish-lyon.cnrs.fr/?q=agregsecondaire_laureats&nom=Michel+henry&annee_op=%3D&annee%5Bvalue%5D=&annee%5Bmin%5D=&annee%5Bmax%5D=&periode=All&concours=All&items_per_page=10.
  4. Jean-Marie Brohm et Jean Leclercq, Michel Henry, éd. l’Âge d’Homme, Les dossiers H, 2009 (p. 21-26)
  5. Jean-Marie Brohm et Jean Leclercq, Michel Henry, éd. l’Âge d’Homme, Les dossiers H, 2009 (p. 27–50)
  6. Paul Audi, Michel Henry, Les belles lettres, 2006, p. 22 : “Michel Henry es uno de esos rarísimos filósofos que, en la segunda mitad del siglo pasado, se despejaron de las modas contemporáneas.”
  7. Jean-Marie Brohm et Jean Leclercq, Michel Henry, éd. l’Âge d’Homme, Les dossiers H, 2009 (p. 5-6)
  8. Michel Henry, Incarnation, éd. du Seuil, 2000 (§ 1, p. 35)
  9. Michel Henry, Incarnation, éd. du Seuil, 2000 (§ 1, p. 35-36)
  10. Michel Henry, Incarnation, éd. du Seuil, 2000 (§ 1-15, p. 35-132)
  11. Philippe Grosos, Questions de système. Etudes sur les métaphysiques de la présence à soi, éd. l’Age d’Homme, 2007, chapitre intitulé « Michel Henry ou le dernier système », p. 155-176.
  12. Philippe Grosos, Revue Les études philosophiques (numéro 2 de avril - juin 1998), article intitulé « Michel Henry ou le dernier système », p. 197-218.
  13. Revue philosophique de la France et de l’Étranger (numéro 3 de juillet - septembre 2001, p. 361)
  14. Revue philosophique de la France et de l’Étranger (numéro 3 de juillet - septembre 2001, p. 361-362)
  15. Revue philosophique de la France et de l’Étranger (numéro 3 de juillet - septembre 2001, p. 362)
  16. Michel Henry, La barbarie, éd. Grasset, 1987, p. 241-242
  17. Michel Henry, La barbarie, deuxième édition datée de 2001 aux PUF avec une préface en plus, collection "Quadridge", p. 6
  18. Renaud Barbaras, Introduction à une phénoménologie de la vie, Librairie Philosophique J. Vrin, 2008, pág. 7
  19. Renaud Barbaras, Introduction à une phénoménologie de la vie, Librairie Philosophique J. Vrin, 2008, p. 9-10
  20. Renaud Barbaras, Introduction à une phénoménologie de la vie, Librairie Philosophique J. Vrin, 2008, p. 300
  21. Renaud Barbaras, Introduction à une phénoménologie de la vie, Librairie Philosophique J. Vrin, 2008, p. 297-298
  22. Renaud Barbaras, Introduction à une phénoménologie de la vie, Librairie Philosophique J. Vrin, 2008, pág. 300-301
  23. Renaud Barbaras, Introduction à une phénoménologie de la vie, Librairie Philosophique J. Vrin, 2008, p. 301
  24. Deslandes, G. Critique de la condition managériale, PUF, 2016
  25. Catherine Meyor, L'affectivité en éducation. Pour une pensé de la sensibilité, Éditions De Boeck Université, 2002, p. 51-58
  26. Catherine Meyor, L'affectivité en éducation. Pour une pensé de la sensibilité, Éditions De Boeck Université, 2002, p. 51 y 53
  27. Catherine Meyor, L'affectivité en éducation. Pour une pensé de la sensibilité, Éditions De Boeck Université, 2002, p. 51 y 53-54
  28. Catherine Meyor, L'affectivité en éducation. Pour une pensé de la sensibilité, Éditions De Boeck Université, 2002, p. 51 y 54-55
  29. Catherine Meyor, L'affectivité en éducation. Pour une pensé de la sensibilité, Éditions De Boeck Université, 2002, p. 51
  30. Catherine Meyor, L'affectivité en éducation. Pour une pensé de la sensibilité, Éditions De Boeck Université, 2002, p. 58
  31. Revue philosophique de la France et de l’Étranger (numéro 3 de juillet - septembre 2001, p. 362-363)
  32. Dominique Janicaud, Le tournant théologique de la phénoménologie française, Éditions de l’éclat, 1991, p. 57-70.
  33. Michel Haar, La philosophie française entre phénoménologie et métaphysique, Presses Universitaires de France, 1999
  34. Antoine Vidalin, La Parole de la Vie, Parole et Silence, 2006, p.9-10
  35. Antoine Vidalin, La Parole de la Vie, Parole et Silence, 2006, p.11-12
  36. Emmanuel Gabellieri, “Le donné et le mystère : Notes sur phénoménologie, métaphysique et révélation chez S. Weil”, sur cairn.info, avril 2009 (consulté le 11 septembre 2018), p. 19 à 21.
  37. Voir La gazette d'Aliahova, numéro 99, décembre 2018, où Roland Vaschalde évoque ses souvenirs du colloque de Cerisy-la-Salle (septembre 1996) : “Jean-Luc Marion aborda el aspecto teológico del pensamiento de Henry. Se ve obstaculizado por el drenaje del aspecto creativo de Dios y la persona del Espíritu Santo. Michel Henry responde que la figura tradicional del Dios creador, si nos permite explicar la existencia de las cosas en el mundo, y en primer lugar de éste, de ninguna manera tiene en cuenta nuestra condición de vivos, engendrados e increados, no en la alteridad de lo que difiere de su causa, sino en la unidad de la misma carne viva. En cuanto al Espíritu Santo, dice, sólo hablo de eso: se trata de la interioridad recíproca del Padre y del Hijo en la unidad fenomenológica de su manifestación.”
  38. Article accessible en ligne à l'adresse http://www.cairn.info/revue-philosophique-2001-3-page-359.htm
  39. Revue philosophique de la France et de l’Étranger (numéro 3 de juillet - septembre 2001, p. 363)
  40. Revue philosophique de la France et de l’Étranger (numéro 3 de juillet - septembre 2001, p. 303)
  41. Voir la rubrique 'Colloques internationaux Michel Henry' dans page 'Actualité' du site officiel de Michel Henry.
  42. Gabrielle Dufour-Kowalska : Michel Henry, passion et magnificence de la vie, éd. Beauchesne, 2003 (couverture)
  43. Jad Hatem : Michel Henry, la parole de Vie (p. 13).
  44. Collectif (Colloque international de Montpellier 2003) : Michel Henry. Pensée de la vie et culture contemporaine (p. 10).
  45. Dominique Janicaud, Le tournant théologique de la phénoménologie française, Éditions de l’éclat, 1991, p. 57.

Bibliografía

  • García Jarama, Juan Carlos (2008). Finitud, carne e intersubjetividad: la estructura del sujeto humano en la fenomenología material de Michel Henry. Instituto Teológico San Ildefonso. Servicio de Publicaciones. ISBN 978-84-935539-6-8.
  • Lipsitz, Mario (2004). Eros y nacimiento fuera de la ontología griega: Michel Henry y Emmanuel Levinas. UNGS-Prometeolibros. ISBN 978-950-9217-62-1.

Enlaces externos

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