Monasterio de Santa Catalina de Siena (Arequipa)

El Monasterio de Santa Catalina de Siena, o Convento de Santa Catalina, es un complejo turístico religioso ubicado en el centro histórico de Arequipa, departamento de Arequipa, Perú.

Monasterio de Santa Catalina
 Patrimonio de la Humanidad (parte de «Centro histórico de la ciudad de Arequipa», n.º ref. 1016) (2000) Enlace a ficha de Patrimonio de la Humanidad.
Monumento histórico R.S. 132-1958-ED (16 de abril de 1958)[1]

Convento de Santa Catalina. Claustro Mayor.
Localización
País Perú Perú
División Arequipa
Localidad Arequipa
Dirección Santa Catalina, 301
Coordenadas 16°23′42″S 71°32′12″O
Información religiosa
Culto Iglesia católica
Uso Iglesia y museo
Fundación 1579
Mapa de localización
Monasterio de Santa Catalina ubicada en Perú
Monasterio de Santa Catalina
Monasterio de Santa Catalina
Ubicación en Perú.
Sitio web oficial

Ubicación

Muro exterior del convento de Santa Catalina

La ciudadela se ubicó al sur del Perú en la ciudad de Arequipa, fundada el 10 de septiembre de 1579 y ubicada en una zona que destaca por su belleza natural, clima acogedor y que dispone de un gran material con el cual se construye y se sigue haciendo la arquitectura de esta ciudad, el sillar. En el monasterio existen dos tipos, el sillar blanco, que proviene del volcán Chachani, y el rosado del Misti, este último emblema de la ciudad.

La ciudadela ocupa un terreno de 20.000 metros cuadrados y está absolutamente aislada de la ciudad, a pesar de que se ubica en el corazón de ésta. Un gran y sólido muro de 4 metros de altura aislaba la vida de las mujeres que habitaban el monasterio.

Reseña histórica

Portada del monasterio

El virrey Francisco de Toledo otorga la licencia necesaria para la fundación del tan deseado monasterio que solicitaba la ciudadanía. Doña María de Guzmán, viuda de Diego Hernández de Mendoza, decide recluirse en el monasterio en construcción, cediendo para ello todos sus bienes. El 10 de septiembre de 1579 se realiza la memoria de la fundación del monasterio firmada por el Cabildo, regimiento de la ciudad y el obispado del Cusco, nombrando a María de Guzmán como la “Primera pobladora y priora de dicho Monasterio”. El 2 de octubre de 1580 se realiza una misa mayor en la ciudad para que desde ese día se tomaran los hábitos.

Las mujeres que ingresaron como monjas al monasterio fueron criollas y mestizas pertenecientes a familias adineradas. La historia cuenta del ingreso de las denominadas “monjas pobres” que sin tener dinero para pagar una dote, ingresaban a ejercitar sus virtudes. Se sabe que, a mediados del siglo XVIII, la ciudadela contaba con más de 300 mujeres de hábito y doncellas de servicio.

El 13 de junio de 1747, un grupo de cuatro religiosas del Monasterio de Santa Catalina, se trasladó al recién construido Monasterio de Santa Rosa, ubicado en la esquina de la calles San Pedro y Santa Rosa, para fundar una nueva comunidad religiosa, que sigue allí hasta la actualidad.

El Convento de Santa Catalina se envolvió en un velo de misterio y silencio hasta 1970, en que una parte grande del convento abrió sus puertas al público. Las religiosas permitieron que una empresa privada lo administrara. Todavía viven monjas en el área norte del complejo.

Arquitectura

Acceso al patio del Silencio

El encanto de esta ciudadela reside en la solidez y plasticidad de sus volúmenes, y la belleza que maestros de obras y alarifes lograron en la arquitectura de esos recintos mediante soluciones como los arbotantes o la construcción de recias arquerías asentadas sobre pilares.

En los interiores, las cúpulas y las cubiertas de bóveda amplían considerablemente el espacio y aumentan la sensación de fortaleza de los edificios. Se percibe así mismo, sobre todo en la zona de las callejas, la intervención de albañiles que, carentes de un diseño propiamente arquitectónico, fueron levantando muros, tejados, celdas, patios y portadas de sencillo planteamiento.

El actual edificio atesora espléndidas piezas de arte, como un altar barroco de madera tallada y dorada, de un cuerpo y tres calles, que exorna la capilla, y varias pinturas de la escuela cusqueña.

Debido a los constantes terremotos que se vio afecto el monasterio, las familias de las religiosas optaron por construir celdas únicas y privadas para cada una de ellas. Lo que provocó que hubiera sectores ordenados y a falta de un plan otros con un notorio desorden. Durante casi dos siglos en la época virreinal, los claustros y celdas del monasterio han sufrido diversas modificaciones, agregados y nuevas construcciones que hacen que Santa Catalina se haya convertido en un mostrador a escala humana de la arquitectura colonial arequipeña.

Dependencias

Acceso al claustro de los Naranjos
Claustro de los Naranjos

En gran parte fue restaurado para poder lograr un mejor atractivo del público, conservando su planta y características originales. Las pequeñas calles y claustros están llenas de flores coloridas y las paredes son pintadas en tintes frescos. Los callejones estrechos llevan a las diversas partes del convento que atraviesan por sitios pintorescos y sitios de estar y dormir con los muebles originales.

  • Portada del monasterio
La portada de ingreso está adornada con un relieve de Santa Catalina de Siena, bajo cuyo patrocinio se fundó el convento. Está labrado en el sólido muro de sillar que bordea toda la manzana. La sobria sencillez de formas y color de esta portada, contrasta con el alegre colorido que el visitante encontrará en los ambientes interiores.
  • Patio del Silencio
Era el lugar donde las monjas se reunían a rezar el Santo Rosario y leer la biblia en completo silencio.
  • Claustro de los Naranjos
Data de 1738. Debe su nombre a la presencia de árboles de naranjo. Las tres cruces ubicadas en medio del claustro forman parte de una tradición del Monasterio de Santa Catalina, donde las religiosas representan la Pasión de Cristo todos los Viernes Santos.
Claustro Mayor
  • Claustro Mayor
Construido entre 1715 y 1723, es el claustro más grande del Monasterio. Al costado izquierdo se encuentran 5 confesionarios que contaban con la privacidad requerida. Alrededor se ubican pinturas destinadas a la preparación, enseñanza y catequización de religiosas, al igual que en los otros dos claustros. Hay un total de 32 cuadros, 23 hacen referencia a la vida de María y 9 a la vida pública de Jesús.
Cocina
  • Cocina
Esta cocina llama mucho la atención por la particularidad de su ambiente que nos remonta siglos atrás. Algunos expertos creen que su techo tan alto y de cúpula se debía a que fue o iba a ser destinado a una capilla. La cocina funcionaba con carbón, leña y otros combustibles, por eso todas las paredes se ven tiznadas y los utensilios que en ella se aprecian son originales de esa época.
Lavandería
  • Lavandería
Fue construida en 1770, cuando Arequipa se abastecía de agua mediante acequias. En ella encontramos 20 medias tinajas, que son grandes recipientes de barro, usados antiguamente para almacenar granos, maíz o vino, que servían de bateas. El agua corría por un canal central, que se desviaba a cada tinaja colocando una piedra y en el fondo de la batea ponían un tapón, que luego de lavar quitaban y el agua corría hacia el canal subterráneo que llevaba los desechos al río.
  • Torre del Campanario
La distinguida torre que luce el Monasterio de Santa Catalina fue construido en 1748 siendo Presidenta del Consejo, la supriora Sor Catalina de San José Barreda y Obispo Juan Bravo de Rivero. Su campanario tiene cuatro campanas dispuestas con frente a las calles que rodean el monasterio:
  • Con frente a la calle Santa Catalina (al este), una antigua campana sin ninguna inscripción.
  • Con frente a la calle Ugarte (al sur) está la campana más antigua con la inscripción “Santa Catalina Ora Pronobis, 1749”.
  • Con frente a la calle Bolívar (al oeste) existe la campana con la inscripción “R.M. María de Villegas, 1787”.
Iglesia
  • Iglesia
Bella y antigua iglesia de larga nave y de cúpula de media naranja, que tiene una construcción de planta básica de 1660 aproximadamente.
Su altar principal es de plata repujada que representa un trabajo muy esmerado, con bellos y delicados motivos religiosos, de los antiguos artesanos a los que se les encomendó la obra. En la misma encontramos interesantes habitáculos para los confesores de las religiosas que se encontraban en clausura. Asimismo, se aprecia un bello altar dedicado a la Beata Sor Ana de los Ángeles Monteagudo. Existe una gran reja de metal entre la iglesia y el coro bajo, que es donde se ubicaban y lo siguen haciendo las religiosas para la celebración de la sagrada misa, para separar la clausura del mundo exterior. En la parte superior se encuentra el coro alto donde hay un grande y antiguo órgano europeo de muy bella manufactura.
Al interior se puede apreciar el claustro de la beata Sor Ana de los Ángeles Monteagudo la cual fue beatificada en la visita de Juan Pablo II en 1985 debido a su ejemplar vida conventual y a la atribución de algunos milagros. Uno de ellos aprobado por la Iglesia, fue una curación de un cáncer uterino verificado en el primer tercio del siglo pasado. La favorecida, doña María Vera de Jarrín, vivió más treinta años después del prodigio.

Véase también

Referencias

  1. «IGLESIA Y COMPLEJO DE LA COMPAÑIA». Mincetur. Consultado el 4 de febrero de 2014.

Bibliografía

  • Arte Iboamericano, Editorial Arte Universal, Año 2009
  • Guía de la Región de Arequipa, Editorial Planeta Perú, Año 2011
  • Bel Mondo Perú, Año 1993

Enlaces externos

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