Sofía de Prusia

Sofía de Prusia (en alemán: Sophie von Preußen; Potsdam, 14 de junio de 1870 - Fráncfort del Meno, 13 de enero de 1932) fue reina de los helenos como consorte de Constantino I desde 1913 a 1917, y nuevamente desde 1920 a 1922.

Sofía de Prusia
Reina consorte de los helenos
18 de marzo de 1913 - 11 de junio de 1917 (4 años)
Predecesor	Olga Constantínovna de Rusia
Sucesor	Ella misma
19 de diciembre de 1920 - 27 de septiembre de 1922 (1 año y 9 meses)
Predecesor	Ella misma
Sucesor	Isabel de Rumanía
Información personal
Nombre completo	Sofía Dorotea Ulrica Alicia
Otros títulos	Princesa de Prusia Princesa de Alemania
Nacimiento	14 de junio de 1870 Nuevo Palacio de Potsdam, Potsdam, Reino de Prusia
Fallecimiento	13 de enero de 1932 (61 años) Fráncfort del Meno, Estado Libre de Prusia, República de Weimar
Sepultura	Cementerio real de Tatoi
Religión	Iglesia ortodoxa de Grecia (hasta 1891: luteranismo)
Familia
Casa real	Hohenzollern
Padre	Federico III de Alemania
Madre	Victoria del Reino Unido
Cónyuge	Constantino I de Grecia (matr. 1889; viu. 1923)
Hijos	Jorge II de Grecia Alejandro I de Grecia Elena, reina madre de Rumanía Pablo I de Grecia Irene, duquesa de Aosta Catalina, Lady Brandram
Firma
Escudo de Sofía de Prusia

Familiarmente conocida como Sossy, era miembro de la Casa de Hohenzollern e hija del emperador Federico III de Alemania, Sofía recibió una educación liberal y anglófila, bajo la supervisión de su madre, Victoria, princesa real. En 1889, menos de un año después de la muerte de su padre, se casó con su primo tercero Constantino, heredero del trono griego. Después de un período difícil de adaptación en su nuevo país, Sofía dio a luz a seis hijos y se involucró en la asistencia a los pobres, siguiendo los pasos de su suegra, la reina Olga. Sin embargo, fue durante las guerras que Grecia enfrentó a finales del siglo xix y principios del xx cuando Sofía mostró la mayor actividad social: fundó hospitales de campaña, supervisó la formación de enfermeras griegas y trató a los heridos ella misma.

Sin embargo, Sofía apenas es recompensada por sus acciones: si su abuela, la reina Victoria, le confiere la Real Cruz Roja después de la guerra greco-turca de 1897, los griegos criticaron sus vínculos con Alemania. Su hermano, el emperador Guillermo II, era aliado del Imperio otomano y se opuso abiertamente a la realización de la Megali Idea, que pretendía establecer un estado que abarcaría todas las áreas étnicas habitadas por griegos. Durante la Primera Guerra Mundial, los lazos de sangre entre Sofía y el emperador alemán también despertaron la sospecha de la Triple Entente, que criticó a Constantino I por su neutralidad en el conflicto.

Después de imponer un bloqueo a Grecia y apoyar al gobierno rebelde de Eleftherios Venizelos, causando el Cisma nacional, Francia y sus aliados depusieron a Constantino en junio de 1917. Sofía y su familia se exiliaron en Suiza, mientras que el segundo hijo de la pareja reemplazó a su padre en el trono bajo el nombre de Alejandro I. Al mismo tiempo, Grecia entró en guerra junto a la Triple Entente, lo que le permitió crecer considerablemente.

Después del estallido de la guerra greco-turca en 1919 y la prematura muerte de Alejandro I al año siguiente, los venizelistas abandonaron el poder, permitiendo el regreso de la familia real a Atenas. La derrota del ejército griego contra las tropas turcas de Mustafa Kemal Atatürk, sin embargo, obligó a Constantino a abdicar a favor de su hijo mayor, el rey Jorge II, en 1922. Sofía y su familia se vieron obligados a un nuevo exilio y se establecieron en Italia, donde Constantino murió un año después (1923). Con la proclamación de la República en Atenas (1924), Sofía pasó sus últimos años junto a su familia y murió de cáncer en Alemania en 1932.