La fortaleza mental, al igual que la física, requiere práctica. Aprender a fortalecer la mente, mejorar la concentración y mantener la calma requerirá algo de trabajo, pero podrás adquirir las habilidades básicas para alcanzar la firmeza mental que necesitas.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Fortalecer la mente

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    Lee de todo. Ciertos estudios recientes demuestran que las personas que disfrutan leyendo novelas tienen mayor capacidad para empatizar con los demás, lo cual es signo de tener una mente fuerte y versátil.[1] Si quieres trabajar para aumentar tu fuerza mental, lee libros y documentos de temática variada que te gusten.
    • No tienes que empezar directamente leyendo "Ulises" para mejorar tu fuerza mental. De hecho, intentar leer algo demasiado difícil puede acabar quitándote las ganas de leer por completo. Lo mejor es que apuestes por leer cosas de las que disfrutes. Las novelas románticas, del oeste, y las revistas de contenido amplio son buenas opciones para leer.
    • Intenta sustituir una hora de televisión por una hora de lectura todas las noches. Dedícale algo de tiempo a leer un buen libro durante esos ratos que normalmente emplees en holgazanear, hablar con amigos o ver la televisión.
    • Hazte socio de tu biblioteca local y aprovecha sus ventajas. Podrás disfrutar de horas de entretenimiento gratis. Intenta sacar un libro nuevo y leerlo cada dos semanas.
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    Intenta aprender algo nuevo todas las semanas. ¿Alguna vez has tenido la sensación de que todos los días parecen iguales? Conforme vamos haciéndonos mayores, nuestros patrones mentales se van definiendo más y más. Mientras que cuando éramos pequeños cada día de verano parecía durar una eternidad, con la edad, las semanas pasan cada vez más rápido. Desarrollar la fuerza mental implica seguir aprendiendo cosas para poder construir nuevos patrones neuronales a pesar de la edad.[2]
    • Cuanto más regular sea tu rutina de aprender nuevas habilidades o estudiar nuevos temas, más fortalecerás la mente. Intenta elegir algo nuevo cada semana y después continúa trabajando en ello a la vez que acumulas otras materias. Desarrolla tu fuerza mental de forma gradual.
    • wikiHow es una excelente fuente para aprender cosas nuevas. Aprende a jugar al ajedrez, cambiarle el aceite al coche o tocar la guitarra.
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    Socializa más. La agilidad mental adquirida a través de los libros es importante, pero también lo es comprender cómo funcionan las cosas en el mundo real. La inteligencia social y el ingenio son partes importantes de una salud mental completa y del bienestar general. Si no eres capaz de mantener una conversación, practica tus habilidades sociales además de desarrollar la fortaleza mental.
    • Entabla conversaciones complejas en lugar de cotillear. Habla sobre cosas que sean importantes para ti o que hayas aprendido hace poco. Prueba a crear o unirte a un grupo de lectura en tu localidad.
    • Intenta conocer mucha gente de distinto tipo. Si estás en la escuela, en lugar de limitarte a participar en un solo grupo social, muévete dentro de otros círculos. Si eres adulto, intenta conocer gente de entornos socioeconómicos distintos del tuyo. Sal por ahí con el fontanero y con tu médico.
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    Ponte retos. Prueba a intentar cosas que no estés seguro de que puedas conseguir. En lugar de limitarte a aprender a tocar la guitarra, proponte aprender a tocar un solo muy rápido nota por nota. En lugar de limitarte a jugar al ajedrez, proponte estudiar distintas formas de abertura y a jugar como un maestro. Sigue practicando cada tarea hasta alcanzar un nivel de dificultad alta.
    • Los videojuegos tienen distintas repercusiones relacionadas con la fortaleza mental. Ciertos estudios demuestran que los videojuegos favorecen la capacidad para resolver problemas, las habilidades motoras finas, la capacidad logística y muchas otras habilidades analíticas.[3] Otros estudios acerca de la relación entre los videojuegos y la mente apuntan hacia efectos negativos que fomentan la violencia y el aislamiento social, disminuyendo la sensibilidad moral y la capacidad de atención.[4]
    • Enriquécete con entretenimientos de provecho y evita esos enlaces que buscan atraer al mayor número posible de internautas de forma descarada. Si alguna vez, al ver un periódico, has pensado "¡Dios, demasiado largo para leerlo!", tal vez sea hora de desconectar un poco. Leer cosas como Buzzfeed y ver vídeos de pifias y caídas en YouTube es como comerse tres caramelos blandos para almorzar. Leer un libro o ver un documental es como almorzar un plato completo.
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    Ejercita tu mente con regularidad. Al igual que no puedes desarrollar la musculatura comiendo pasteles durante las tres semanas previas al inicio del entrenamiento en el gimnasio, no podrás ganar fuerza mental si te dedicas a hacer el vago y solo te concentras en entrenar la mente de vez en cuando. Ser constante con los ejercicios mentales es más importante que la intensidad de la práctica.
    • Solo con resolver un crucigrama o un sudoku al día puedes reducir la probabilidad de perder agilidad mental con la edad, aumentando además la fluidez verbal.[5]

Parte 2
Parte 2 de 3:
Mejorar la concentración

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    Haz las cosas de una en una. Dividir tu atención en varias tareas simultáneas reducirá la habilidad para resolver cada una de ellas. Cierto estudio social y psicológico realizado recientemente reveló que la costumbre instalada de compaginar múltiples tareas interactivas de forma simultánea reduce la calidad de los estudiantes, los trabajadores y la eficacia del aprendizaje.[6]
    • Intenta empezar a darle prioridad a las cosas más importantes que tengas que hacer cada día y dirigir tu atención hacia estas tareas. Escribe una lista para empezar el día y síguela paso por paso en lugar de hacer todo a la vez.
    • Termina una tarea antes de empezar con otra. Aun en el caso de que tengas que enfrentarte a una tarea complicada, continúa con ella hasta que termines. Cambiar de una tarea a otra es más difícil que terminar lo que has empezado.
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    Toma descansos cortos con más frecuencia. Al igual que no puedes levantar pesas durante tres horas seguidas sin darte un descanso, debes darle un respiro a la mente de vez en cuando. Deja que tu mente descanse y se despeje para mantenerte lo más lúcido posible al desempeñar una tarea complicada.
    • Ciertos estudios recientes demuestran que varios descansos breves, de unos cinco minutos cada hora, dan lugar a una mayor eficacia que un solo descanso largo en mitad de la jornada de trabajo.[7]
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    Deshazte de las distracciones. Para mucha gente, la conversación que suena de fondo en la radio o el ruido de la televisión están presentes prácticamente todo el tiempo. Si hay mucho ruido blanco y constante en tu vida, intenta reducirlo. Concéntrate en hacer una sola cosa en lugar de intentar entretenerte mientras desempeñas tu trabajo.
    • Si te concentras totalmente en lo que estás haciendo, podrás terminar antes tu trabajo. Si intentas ver un programa de televisión mientras trabajas, tardarás más en terminar tu tarea.
    • ¿Quieres eliminar las distracciones por completo? Desconéctate de Internet. Cuando intentas estudiar y tienes Facebook a solo un clic, es muy tentador echar un vistazo y distraerse. Utiliza un filtro para bloquear ciertas páginas si no puedes desconectarte del todo.
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    Mantente aquí y ahora. Tal vez suene demasiado sencillo, pero una forma estupenda de volver a dirigir la atención hacia una tarea cuando te distraes fácilmente consiste en recordarte a ti mismo: "Mantente aquí y ahora". No pienses en lo que comerás para almorzar, en lo que harás esta noche, ni en lo que pasará este fin de semana. Simplemente, haz lo que tengas que hacer aquí y ahora.[8]
    • Si no te funciona lo de "aquí y ahora", prueba a utilizar una palabra clave a modo de mantra. Elige una palabra clave relacionada con lo que estés haciendo. Si estás haciendo los deberes de matemáticas, utiliza "matemáticas" u otro término relacionado con la tarea. Cuando notes que tu atención se va a otro sitio, repite la palabra clave hasta que recuperes la concentración.

Parte 3
Parte 3 de 3:
Calmar la mente

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    Sé optimista. Desempeña cada tarea que te propongas dando por hecho que lo lograrás. Tener la actitud adecuada te permitirá concentrarte en lo importante, evitando aquellos pensamientos negativos que puedan desalentarte.[9] El apoyo emocional y la fortaleza empiezan dentro de uno mismo.
    • Practica la visualización para facilitar el pensamiento positivo. Prueba a cerrar los ojos y visualizarte a ti mismo logrando realizar la tarea con éxito. Sea lo que sea, intenta imaginarte a ti mismo haciéndolo correctamente y terminándolo.
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    Deja pasar los pensamientos nimios. Mantén una actitud tranquila y positiva, intenta dejar pasar los pensamientos y problemas nimios y egocéntricos, y concéntrate en lo que es más importante. ¿Es importante lo que llevas puesto? ¿Es importante el sitio al que irás a cenar? ¿Repercute de forma significativa en tu bienestar y tu salud mental el plan para el fin de semana? Probablemente no.
    • Deja de compararte con los demás. No es bueno intentar ser mejor que los demás o competir con los demás, sino que la clave está en mejorar tus propias habilidades. Concéntrate en mejorar y progresar, no en ganar.
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    Parte de la base de que los demás tienen las mejores intenciones. No busques motivos para enfadarte o frustrarte. Tómate las cosas al pie de la letra y no pienses demasiado en tus interacciones. Probablemente, tu jefe no esté intentando molestarte o atormentarte irracionalmente. Probablemente, tus amigos no estén extendiendo rumores sobre ti a tus espaldas. Mantente fuerte y confía en los demás.
    • Evita meterte en los asuntos de los demás siempre que sea posible. No extiendas rumores ni te intereses por enterarte de las historias de los demás. Concéntrate en ti mismo.
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    Medita. Dedicar algo de tiempo todos los días a calmarte y redirigir tus pensamientos puede ayudarte a desarrollar una mente tranquila y fuerte. La meditación no tiene por qué ser una experiencia rara o mística. Simplemente, busca un lugar tranquilo y siéntate durante un periodo de entre 15 y 45 minutos todos los días. Eso es todo.
    • Siéntate cómodamente y concéntrate en la respiración. Siente el aire entrando y nutriendo tu cuerpo. Siente el aire abandonando tu cuerpo y saliendo al mundo exterior.
    • Deja pasar tus pensamientos sin identificarlos. Simplemente, deja que pasen. Desvincúlate de ellos. Concéntrate en tu respiración.
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    Escucha música barroca. Ciertos estudios recientes han demostrado que la música barroca tiene un increíble poder que nos hace alcanzar un nivel profundo de concentración, dejando la mente en un estado alfa, lo cual nos ayuda a potenciar el aprendizaje del vocabulario, la capacidad para memorizar hechos o la comprensión de la lectura.
    • Selecciona algunos temas de música barroca de calidad y establece el hábito de escucharlos regularmente en tu tiempo libre, o mientras estudias o trabajas.
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    Haz ejercicio físico además de estimular la mente. El ejercicio físico libera endorfinas en el cerebro, lo cual ayuda a calmar y fortalecer el cerebro.[10] Hacer 30 minutos diarios de ejercicio unos cuantos días a la semana te ayudará a mantenerte más relajado y más fuerte mentalmente. Además, hay una forma de ejercicio que ayuda a relajar la mente y a mejorar la fortaleza mental: el yoga.

Consejos

  • El poder mental te ayuda a superar los momentos más duros, haciéndote más fuerte y curtido. Parece que cuando alguien se esfuerza por conseguir algo mejor, mejora como persona. La firmeza mental siempre supera a la fuerza física.

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Categorías: Estados emocionales