Introducir una sonda nasogástrica te permite tener un acceso directo al estómago de un paciente. Puedes utilizar esta sonda para drenar el estómago, tomar muestras o distribuir nutrientes y medicamentos. Su introducción es un proceso bastante simple, pero es necesario realizarla con cuidado para reducir el riesgo de irritación.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Preparar la sonda

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    Ponte guantes. Lávate las manos y ponte un par de guantes médicos desechables antes de continuar con el procedimiento.
    • Incluso con los guantes puestos, aún debes lavarte las manos con agua tibia y un jabón antibacteriano para así reducir el riesgo de introducir algún germen en la sonda nasogástrica.
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    Explícale al paciente los pasos del procedimiento. Preséntate ante el paciente y explícale el procedimiento. Asegúrate de tener su consentimiento antes de continuar.
    • Hablar con el paciente sobre el procedimiento antes de realizarlo te permitirá ganarte su confianza y calmarlo al mismo tiempo.
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    Acomoda al paciente. Si quieres obtener los mejores resultados, debes hacer que el paciente se siente de manera vertical con el mentón unido al pecho. También debe mirar hacia adelante.[1]
    • Si el paciente tiene dificultades para mantener la cabeza erguida, puedes pedirle a alguien que te ayude sujetándosela hacia el frente. También puedes utilizar almohadas rígidas para mantener su cabeza estable.
    • Si le vas a colocar una sonda nasogástrica a un bebé, puedes recostarlo en lugar de mantenerlo sentado en posición vertical. Su cara debe mirar hacia arriba mientras que el mentón debe estar ligeramente levantado.
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    Examina las fosas nasales. Revisa rápidamente ambas fosas nasales para detectar alguna señal de deformidad u obstrucción.
    • Deberás introducir la sonda en la fosa nasal que parezca más despejada.
    • Si es necesario, utiliza una linterna o fuente de iluminación similar para poder ver en el interior de las fosas nasales.
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    Mide la sonda. Mide la longitud necesaria al medirla con el cuerpo del paciente.
    • Comienza en el puente de la nariz y luego jala la sonda en dirección hacia el lóbulo de la oreja.
    • Desde el lóbulo, jala la sonda hacia el xifoides, el cual se ubica entre el extremo del esternón y el ombligo. Este punto se encuentra en la parte delantera central del cuerpo, donde se unen las costillas inferiores.
      • En el caso de los bebés, este punto tendrá el ancho aproximado de un dedo por debajo del esternón. En el caso de los niños, mide dos dedos de ancho.
      • La distancia puede variar de manera más radical en los adolescentes y adultos, dependiendo de tu talla.
    • Anota la medida adecuada en la sonda con la ayuda de un marcador permanente.
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    Adormece la garganta del paciente. Rocía la parte posterior de la garganta con un anestésico en aerosol. Espera unos cuantos segundos para que el anestésico haga efecto.
    • Este procedimiento puede ser incómodo para muchos pacientes, y el uso de un aerosol para la garganta puede reducir el malestar y las náuseas. No obstante, no es estrictamente necesario.
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    Lubrica la sonda. Cubre los primeros 5 a 10 cm (2 a 4 pulgada) de la sonda nasogástrica con un lubricante a base de agua.[2]
    • El uso de un lubricante que contenga zilocaína al 2 % o un anestésico similar puede reducir más la irritación y el malestar.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Introducir la sonda

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    Introduce la sonda nasogástrica por la fosa nasal elegida. Introduce el extremo lubricado de la sonda en la fosa nasal más despejada apuntándolo directamente hacia atrás.
    • El paciente debe seguir viéndote directamente.
    • Dirige la sonda hacia abajo y hacia la oreja en ese lado de la cabeza. No permitas que la sonda vaya hacia arriba en dirección hacia el cerebro.
    • Si sientes resistencia, detente. Saca la sonda y haz la prueba en la otra fosa nasal. Nunca la fuerces a entrar.
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    Revisa la parte posterior de la garganta. Si has aplicado un anestésico en la garganta del paciente, pídele que abra la boca y observa el otro extremo de la sonda.[3]
    • En el caso de los pacientes a los que no se les aplica un anestésico, abrir la boca puede resultar muy doloroso. Así que simplemente debes pedirle que te indique cuando sienta la sonda en la parte posterior de la garganta.
    • Tan pronto como la sonda llegue a la parte superior de la garganta, guía la cabeza del paciente hasta hacer que el mentón entre en contacto con su pecho. Esto puede ayudar a que la sonda ingrese en el esófago en lugar de la tráquea.
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    Dile al paciente que trague. Dale un vaso de agua con una pajilla. Pídele que tome sorbos pequeños y que trague mientras sigues guiando la sonda hacia abajo.
    • Si el paciente no puede beber agua por alguna razón, de igual forma debes alentarlo a que trague mientras pasas la sonda por la garganta.
    • Si el paciente es un niño, dale un chupete para alentarlo a que chupe y trague durante el proceso.
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    Detente una vez que llegues a la medida marcada. Sigue pasando la sonda por la garganta del paciente hasta que la medida que hiciste llegue a su fosa nasal.
    • Si encuentras resistencia en la garganta, gira la sonda lentamente mientras la sigues introduciendo. Eso debe ayudar, pero si la sonda sigue encontrando una resistencia considerable, sácala y prueba nuevamente. Nunca la fuerces a entrar.
    • Si notas un cambio en el estado respiratorio del paciente, detente inmediatamente y retira la sonda. Entre estos cambios, pueden estar la asfixia, la tos o la dificultad para respirar. Un cambio en el estado respiratorio indica que has introducido la sonda accidentalmente en la tráquea.
    • También deberás retirarla si ves que sale por la boca del paciente.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Revisar la ubicación de la sonda

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    Inyecta aire a través de la sonda. Utiliza una jeringa limpia y seca para inyectar aire en la sonda nasogástrica. Utiliza un estetoscopio para escuchar el sonido que hace.[4]
    • Jala el émbolo de la jeringa para recolectar 3 ml de aire y luego colócala en el extremo abierto de la sonda.
    • Coloca un estetoscopio en el estómago del paciente, justo debajo de las costillas y hacia el lado izquierdo del cuerpo.
    • Aprieta rápidamente el émbolo para introducir el aire en la sonda. Si la sonda está colocada correctamente, deberás escuchar un gorgoteo o explosión por el estetoscopio.
    • Si sospechas que la sonda no está bien colocada, retírala.
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    Realiza una aspiración con la sonda. Utiliza una jeringa para extraer el ácido estomacal a través de la sonda y luego analiza el contenido con la ayuda de un papel indicador de pH.
    • Conecta una jeringa vacía al adaptador ubicado en el extremo libre de la sonda. Jala el émbolo para extraer 2 ml de contenido estomacal a través de la sonda.
    • Humedece el indicador de pH con la muestra recogida y compara el color en la tira con el correspondiente en una cartilla de colores. Por lo general, el nivel de pH debe encontrarse entre 1 y 5,5.
    • Si el pH es demasiado elevado o si sospechas que has colocado la sonda de manera incorrecta, retírala.
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    Fija la sonda en su lugar. Fija la sonda en su lugar al pegarla a la piel del paciente con aproximadamente 2,5 cm (1 pulgada) de esparadrapo.
    • Coloca un pedazo de esparadrapo en la nariz del paciente y luego envuelve los extremos alrededor de la sonda. También coloca un pedazo de esparadrapo separado a lo largo de la sonda y sobre la mejilla del paciente.
    • La sonda no debe moverse mientras el paciente mueve la cabeza con naturalidad.
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    Verifica el nivel de comodidad del paciente. Antes de terminar, asegúrate de que el paciente se sienta lo cómodo posible con la sonda puesta.
    • Ayuda al paciente a tranquilizarse al ponerlo en una posición de descanso cómoda. Asegúrate de que la sonda no se salga ni se tense.
    • Una vez que el paciente se sienta cómodo, puedes quitarte los guantes y lavarte las manos. Desecha los guantes en un recipiente para desechos clínicos, y lávate las manos con agua tibia y jabón antibacteriano.
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    Confirma la ubicación correcta de la sonda con la ayuda de una radiografía. Si las pruebas de aire y contenidos estomacales son exitosas, es probable que la sonda esté colocada correctamente. No obstante, sigue siendo recomendable realizar una radiografía para asegurarte de haberla puesto correctamente.
    • Toma la radiografía antes de utilizar la sonda para proporcionarle alimento o medicamento al paciente. El técnico en rayos X deberá proporcionar los resultados lo antes posible para que el médico o la enfermera puedan confirmar su correcta colocación.
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    Utiliza la sonda nasogástrica según sea necesario. En este punto, debes utilizar la sonda para drenar el estómago, proporcionar alimento o introducir los medicamentos.
    • Deberás colocar una bolsa de bilis en el extremo externo de la sonda para drenar los fluidos digestivos. Configura la máquina de succión y presión de acuerdo a las necesidades específicas del paciente.
    • Si necesitas utilizar la sonda nasogástrica para alimentar o darle medicamentos al paciente, quizás necesites retirar el cable guía en el interior antes de introducir alguna sustancia en el estómago. Antes de retirar el cable guía, lava la sonda introduciendo de 1 a 2 ml de agua. Luego limpia el cable, sécalo y guárdalo en un lugar seguro y estéril para utilizarlo más adelante.
    • Independientemente de la función que vayas a darle a la sonda, debes llevar un registro detallado de su uso. Anota la razón de su colocación, el tipo y el tamaño de la sonda, así como otros detalles médicos concernientes a su uso.
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Cosas que necesitarás

  • guantes médicos desechables
  • linterna pequeña
  • sonda nasogástrica de 16 Fr
  • marcador permanente
  • lubricante a base de agua
  • anestésico para la garganta en aerosol (opcional)
  • jeringa
  • esparadrapo
  • un vaso de agua con una pajilla
  • papel indicador de pH
  • estetoscopio

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