Tu cuerpo alberga a miles de bacterias que juegan un papel importante en conservar tu salud. Una infección bacteriana puede ocurrir cuando estas bacterias se reproducen fuera de control e invaden otras partes de tu cuerpo o cuando bacterias dañinas se introducen en tu sistema. Las infecciones bacterianas pueden ser de leves a severas. Sigue leyendo para aprender cómo detectar y tratar una infección bacteriana.

Método 1
Método 1 de 5:
Obtener tratamiento médico

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    Toma nota de tus síntomas. Los siguientes son síntomas de posibles infecciones bacterianas que pueden requerir tratamiento médico.[1]
    • Fiebre, sobre todo con un dolor severo de cabeza o cuello
    • Dificultad para respirar o dolor en el pecho
    • Una tos que dure más de una semana
    • Un salpullido o inflamación que no baje
    • Dolor creciente en el tracto urinario (que puede ser dolor al orinar, en la zona lumbar de la espalda o en la parte baja del abdomen)
    • Dolor, inflamación, calor, secreción de pus o manchas rojas extendiéndose desde una herida
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    Programa una cita con tu doctor. La única forma de determinar qué tipo de infección bacteriana tienes es yendo al doctor. Si crees que tienes una infección, llama a tu doctor y programa una cita inmediatamente. Tu doctor puede realizar un examen de sangre, un cultivo de orina o un frotis del área infectada para determinar qué tipo de infección tienes.
    • Recuerda que a las infecciones bacterianas solo puede diagnosticarlas un doctor. Si crees que tienes una infección, toma nota de los síntomas y ve al doctor para obtener tratamiento lo más pronto posible.
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    Pregúntale a tu doctor por los diferentes tipos de antibióticos. Preguntarle a tu doctor sobre los diferentes tipos de antibióticos que están disponibles hará que te sea más fácil entender lo que te está prescribiendo.
    • Los antibióticos de amplio espectro combaten una amplia variedad de bacterias. Los antibióticos de amplio espectro tratan bacterias grampositivas y gramnegativas, así que tu doctor puede prescribirte uno de estos tipos de antibióticos si no está seguro sobre cuál bacteria tienes.
      • La amoxicilina, la aumentina, la tetraciclina y la ciprofloxacina son ejemplos de antibióticos de amplio espectro.
    • Los antibióticos de mediano espectro están dirigidos a un grupo de bacterias. La penicilina y la bacitracina son antibióticos populares de mediano espectro.[2]
    • Los antibióticos de espectro reducido están hechos para tratar un tipo especial de bacteria. Las polimixinas se encuentran en esta categoría pequeña de antibióticos. El tratamiento es mucho más fácil y efectivo cuando tu doctor sabe qué clase de infección bacteriana tienes.[3]
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    Sigue las instrucciones de tu doctor en cuanto a cómo tratar tu infección. Tu doctor elegirá el tipo de antibiótico que funcione mejor contra la bacteria específica que haya ocasionado tu infección. Ten en mente que existen muchos tipos diferentes de antibióticos y solo un doctor puede prescribírtelos.
    • Asegúrate de saber exactamente cuánto debes tomar del antibiótico y cuándo debes tomarlo. Algunos antibióticos deben tomarse con la comida, algunos deben tomarse por la noche, etc. Pregúntale a tu doctor o farmacéutico si no comprendes las instrucciones de la dosis.
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    Toma el tratamiento completo de antibióticos que tu doctor prescriba. Si no tomas el tratamiento completo, tu infección puede empeorar. Es posible que también te vuelvas resistente a los antibióticos, lo cual puede dificultar el tratamiento de otras infecciones.
    • Incluso si te sientes mejor, tienes que tomar todo el antibiótico para matar a las bacterias que aún queden en tu cuerpo que estén causando la enfermedad. Si detienes el tratamiento demasiado pronto, es posible que nunca te deshagas completamente de la infección.[4]
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Método 2
Método 2 de 5:
Limpiar una herida para prevenir una infección bacteriana

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    Evita una infección a la piel limpiando y vendando apropiadamente una herida de inmediato. El tratamiento adecuado de primeros auxilios es esencial para ayudar a prevenir una infección bacteriana, pero no debes intentar tratar una herida severa en la piel por tu cuenta. Si la herida es profunda, amplia o está sangrando mucho, debes buscar ayuda médica inmediatamente.[5]
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    Lávate las manos antes de tratar una herida. Si tratas una herida con las manos sucias, incrementarás las posibilidades de una infección bacteriana. Lávate las manos con agua tibia y jabón antibacteriano durante 20 segundos y sécalas bien. Usa guantes limpios de vinilo o látex si están disponibles.[6]
    • Evita los guantes de látex si eres alérgico a este material.
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    Mantén una presión sobre la herida hasta que deje de sangrar. Si el sangrado es severo, busca atención médica inmediatamente. No intentes tratar una herida severa por tu cuenta. Ve a una sala de emergencias o llama al número de emergencias de tu ciudad.[7]
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    Limpia la herida con agua corriente tibia. Sujeta la herida debajo de un chorro suave de agua corriente para limpiarla. No uses jabón sobre la herida a menos que parezca estar visiblemente sucia. Si parece sucia, limpia alrededor de la herida suavemente con un jabón suave. Tampoco uses peróxido de hidrógeno para limpiar una herida. El peróxido de hidrógeno puede interferir con la curación.[8]
    • Si notas algún residuo en la herida, puedes tratar de retirarlo con pinzas que hayan sido esterilizadas con alcohol. Si no te sientes cómodo haciendo esto, puedes ir al doctor para obtener tratamiento.
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    Aplica un ungüento. Un ungüento antibiótico, como Neosporin, puede ayudar a que una herida sane más rápido y a mantener a raya a la infección. Aplica suavemente el ungüento al área herida después de limpiarla.
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    Venda la herida. Si la herida es un pequeño rasguño, déjala abierta al aire. Si la herida es más profunda, cúbrela con una gasa esterilizada.[9] Una venda antiadherente sujetada en su lugar con cinta médica es la mejor opción para heridas más grandes, aunque las curitas grandes también pueden servir. Asegúrate de no colocar el área adhesiva de una curita sobre la herida, ya que esta puede reabrirse cuando retires la curita.
    • Cambia la gasa una vez al día si está sucia. Un buen momento para cambiar la gasa es cuando te duches.
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    Observa en busca de señales de infección. Si la herida está roja, inflamada, secretando pus, tiene una raya roja que sale de ella o simplemente se ve peor, llama a tu doctor.[10]
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Método 3
Método 3 de 5:
Evitar una infección bacteriana de la comida

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    Mantén tus manos limpias. Antes de manipular alimentos, siempre debes lavarte las manos con jabón antibacteriano y agua durante 20 segundos. Sécate bien las manos con una toalla limpia y seca. Si manipulas carne cruda, lávate las manos después de hacerlo para evitar la contaminación cruzada de otros alimentos o superficies.[11]
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    Lava bien tus alimentos. Lava las frutas y vegetales antes de comerlos. Incluso los alimentos orgánicos tienen que lavarse. Usa un limpiador antibacteriano sobre las superficies que entren en contacto con alimentos crudos para matar bacterias potencialmente dañinas.[12]
    • Usa una tabla de cortar diferente para cada tipo de alimento. Usa diferentes tablas de cortar para frutas y vegetales y para carnes crudas para evitar la contaminación cruzada.[13]
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    Cocina bien tus alimentos. Sigue las instrucciones cuando trabajes con alimentos crudos para asegurarte de cocinarlos correctamente. Usa un termómetro para carnes para asegurarte de cocinar la carne a la temperatura correcta.[14]
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Método 4
Método 4 de 5:
Evitar la propagación de infecciones bacterianas

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    Lávate las manos.[15] Lavarte las manos minuciosa y frecuentemente (particularmente después de tocarte el rostro, la boca o la nariz si estás enfermo, después de tocar a una persona que esté enferma o después de cambiar el pañal de un bebé) puede reducir dramáticamente el número de gérmenes a los que te expongas.
    • Lávate las manos usando jabón y agua tibia (o caliente) durante por lo menos 20 segundos. Asegúrate de limpiar entre tus dedos y debajo de tus uñas. Luego, enjuágate bien las manos con agua limpia.[16]
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    Cubre la tos y los estornudos. Ayuda a que los demás se mantengan sanos cuando estés enfermo cubriéndote la boca y la nariz cuando tosas o estornudas. Esto ayudará a mantener a tus gérmenes bajo control al no permitirles volar a través de la habitación.
    • Lávate las manos después de toser o estornudar sobre tus manos antes de tocar a otra persona o superficies comunes, como picaportes o interruptores de luz.
    • También puedes cubrirte la boca o la nariz con el recodo de tu codo (la parte interior). Esto puede ayudar a limitar la propagación de gérmenes sin hacer que tengas que lavarte las manos cada 2 minutos mientras estés enfermo.
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    Quédate en casa cuando estés enfermo. Puedes limitar la propagación de gérmenes manteniéndote lejos de los demás mientras estés enfermo.[17] Si puedes, tómate días de descanso del trabajo (o trabaja desde casa por el día). Es probable que tus colegas aprecien tu consideración.
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    Mantén a tus hijos en casa cuando estén enfermos.[18] Las guarderías y escuelas a menudo están rebosantes de gérmenes infecciosos. Es común que las infecciones reboten de niño a niño, ocasionando niños miserables y padres estresados. Evita esto manteniendo a tu hijo en casa cuando esté enfermo. Es probable que se mejore más rápido con tus cuidados, y estarás ayudando a evitar que otros también se enfermen.
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    Mantente al corriente en las vacunas. Asegúrate de que tú y tus hijos hayan recibido todas las vacunas recomendadas para su edad y área geográfica. Las vacunas ayudan a evitar infecciones y enfermedades antes de que ocurran, lo cual es preferible a tratarlas después de que ocurran.[19]
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Método 5
Método 5 de 5:
Conocer las infecciones bacterianas comunes

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    Conoce las infecciones por estafilococos. Las bacterias del género Staphylococcus, a las que se les refiere más comúnmente como "estafilococos", son cocos grampositivos que se presentan en grupos. El "gram" en "grampositivo" se refiere al patrón de la tinción de Gram de la bacteria cuando se mira debajo de un microscopio. El sufijo "coco" indica la forma de la bacteria cuando se mira debajo de un microscopio. Estos tipos de bacterias generalmente invaden el cuerpo a través de un corte o una herida.[20]
    • El estafilococo áureo es el tipo más común de infección por estafilococos. El estafilococo áureo puede ocasionar neumonía, intoxicación alimentaria, infecciones a la piel, envenenamiento de la sangre o síndrome del choque tóxico.
    • El SARM (Staphylococcus aureus resistente a la meticilina) es una infección por estafilococos que es difícil de tratar. El SARM no responde a algunos antibióticos, y se cree que la cepa se desarrolló en respuesta a ellos. Por lo tanto, muchos doctores no prescribirán antibióticos a menos que sea absolutamente necesario.[21]
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    Aprende sobre las infecciones por estreptococos. Las bacterias del género Streptococcus, a las que se les refiere más comúnmente como "estreptococos", son cocos grampositivos que se presentan en cadenas y son un tipo común de bacteria. Los estreptococos ocasionan amigdalitis, neumonía, celulitis, impétigo, escarlatina, fiebre reumática, glomerulonefritis aguda, meningitis, otitis media, sinusitis y muchas infecciones más.[22] [23]
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    Aprende sobre la Escherichia coli. La E. coli, una vara gramnegativa, se encuentra en los desechos de animales y humanos. Existe un grupo grande y diverso de bacterias E. coli. Algunas cepas son dañinas pero la mayoría no lo son. La E. coli puede ocasionar diarrea, infecciones gastrointestinales, infecciones urinarias, infecciones respiratorias y otras infecciones.[24]
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    Comprende las infecciones por salmonela. Las bacterias del género Salmonella son varas gramnegativas que pueden afectar el tracto digestivo. La salmonela puede ocasionar enfermedades severas y generalmente requiere un tratamiento extenso con antibióticos. Las aves de corral, la carne y los huevos crudos o medio crudos pueden contener salmonela.[25]
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    Comprende las infecciones por Haemophilus influenzae. Las bacterias de la especie Haemophilus influenzae son varas gramnegativas. Las bacterias Haemophilus influenzae se transmiten por el aire, así que son altamente contagiosas. Pueden ocasionar infecciones a la epiglotis, meningitis, otitis media y neumonía. Estas bacterias pueden ocasionar una infección severa que puede llevar a una discapacidad de por vida. Incluso puede ser fatal.[26] [27]
    • Las bacterias Haemophilus influenzae no están cubiertas por la "vacuna antigripal" común, la cual está dirigida a la gripe viral, pero a la mayoría de niños se les vacuna contra la Haemophilus influenzae a una edad temprana durante la niñez (se le llama la vacuna "Hib").
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Consejos

  • Si eres alérgico a un tipo específico de antibiótico, usa una pulsera o lleva contigo una tarjeta que revele tu alergia en caso de que no puedas comunicar esta información en una emergencia.
  • Usa gel antibacteriano a base de alcohol si no puedes lavarte las manos inmediatamente, pero no uses el gel antibacteriano como un sustituto para el lavado de manos.
  • Si tienes un contacto frecuente con alguien que tenga una infección bacteriana, asegúrate de lavarte las manos y evitar el contacto físico lo más posible para mantenerte seguro.
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Advertencias

  • Observa en busca de síntomas de una reacción alérgica cuando tomes medicamentos antibióticos. Puedes desarrollar una alergia a cualquier edad independientemente de tu exposición anterior a un antibiótico particular. Los síntomas de una reacción incluyen salpullidos (sobre todo urticaria o verdugones) y falta de aire. Llama a tu doctor si crees que tienes una reacción alérgica y deja de tomar el antibiótico.
  • Los niños menores de 1 año que reciban antibióticos de amplio espectro pueden tener un alto riesgo de desarrollar asma. Sin embargo, ten en mente que, si tu doctor prescribe un antibiótico de amplio espectro para tu hijo, es probable que sea porque los beneficios pesan más que los riesgos. Un antibiótico de amplio espectro puede ser la única opción para combatir la infección.[28]
  • Los adultos que tomen antibióticos de amplio espectro pueden volverse resistentes a los antibióticos de espectro reducido.[29]
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Acerca de este wikiHow

Laura Marusinec, MD
Coescrito por:
Pediatra certificado por el colegio oficial
Este artículo fue coescrito por Laura Marusinec, MD. La Dra. Marusinec es pediatra certificada por el colegio oficial en el Children's Hospital de Wisconsin, donde pertencece al Consejo de Práctica Clínica. Ella recibió su doctorado en mediciana en el Medical College of Wisconsin School of Medicine en 1995 y completó su residencia en el Medical College of Wisconsin in Pediatrics en 1998. Es miembro de la Asociación Americana de Escritores Médicos y de la Sociedad de Atención de Urgencia Pediátrica. Este artículo ha sido visto 225 205 veces.
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