Los cerezos llorones (Prunus subhirtella var. pendula) son árboles ornamentales que se cultivan por su impresionante espectáculo de flores primaverales de color rosa o blanco. No obstante, sus elegantes ramas caídas los hacen agradables durante todo el año, y algunas variedades desarrollarán unos brillantes colores otoñales, como el rojo o naranja. Una vez maduros, la altura varía entre 2 a 12 m (8 a 40 pies), según la variedad; además, son resistentes en las zonas de rusticidad del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés).[1] Aunque parecen difíciles de cultivar con éxito, son uno de los árboles más fáciles de cuidar. Un cerezo llorón bien cuidado crecerá entre 30 a 60 cm (1 y 2 pies) anualmente, tendrá hojas verdes frescas y sanas cada año, y florecerá profusamente en primavera.

Método 1
Método 1 de 3:
Regar el árbol

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    Riega el cerezo llorón unas cuantas veces a la semana, durante los primeros meses después de la plantación. Mantén la tierra húmeda, hasta a una profundidad de 30 a 45 cm (1 a 1½ pies). Verifica la profundidad de la humedad con una sonda de suelo, aproximadamente una hora después de regar.
    • Las sondas de suelo son varillas metálicas estrechas que atraviesan el suelo fácilmente cuando este está húmedo, pero que encuentran resistencia cuando está seco. Empuja la sonda de suelo en la tierra, a un metro del tronco del árbol, hasta que deje de deslizarse con facilidad. Retira la sonda del suelo y mide la profundidad hasta la que se deslizó. Si es menor a 30 cm (1 pie), da más agua al árbol.
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    Riega el árbol una o dos veces por semana, después de las primeras semanas. El árbol puede tolerar suelos secos después de estar plantado por años; no obstante, durante los primeros dos o tres años, no debes permitir que el suelo se seque completamente. Dejar el suelo seco provocará un estrés por sequía al árbol y probablemente lo mate.
    • Si el árbol parece marchito, riégalo inmediatamente y asegúrate de que el suelo se mantenga húmedo.
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    Irriga alrededor del tronco del árbol. La estructura de las raíces del cerezo llorón se extiende en el suelo por al menos 30 cm o 1 m (1 o 2 pies) más allá de las ramas. El agua debe ser dispersada uniformemente sobre el suelo alrededor del árbol, extendiéndose unos pocos metros (o pies) más allá del borde de las ramas. Aquí es donde debe estar la humedad, de modo que esté disponible para el árbol.
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    Extiende una capa de 5 a 8 cm (2 a 3 pulgadas) de mantillo orgánico alrededor del árbol, extendiéndolo de 60 a 90 cm (2 a 3 pies) a partir del tronco. Esto ayudará a mantener el suelo húmedo durante períodos más largos. Sin embargo, conserva el mantillo a unos pocos centímetros del tronco.
    • Si empujas el mantillo contra el tronco, este mantendrá la corteza demasiado húmeda, resultando en daños y enfermedades.
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    Reconoce las señales de que el árbol está recibiendo demasiada o muy poca agua. Cuando las hojas maduras se marchiten, se enrosquen, o se vuelvan marrones o amarillas y caigan del árbol durante la primavera y el verano, el cerezo llorón no está recibiendo suficiente agua.
    • Cuando las hojas no maduras se vuelvan pálidas, los nuevos brotes de ramas se marchiten y las hojas se mantengan verdes pero se tornen quebradizas, el cerezo llorón está recibiendo demasiada agua.

Método 2
Método 2 de 3:
Fertilizar y podar el árbol

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    Fertiliza el cerezo llorón en primavera, después de que empiecen a crecer hojas nuevas. No le dés fertilizante durante el primer año, después de haber sido plantado. Espera hasta el segundo año. Darle fertilizante en este momento hará que crezca demasiado rápido, lo cual tensara y dañará las raíces.
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    Escoge un fertilizante saludable. Utiliza uno con una proporción 10-10-10 (Nitrógeno-Fósforo-Cloruro de potasio o N-P-K) y espárcelo uniformemente sobre el suelo. Por lo general, de un ¼ a ½ taza de fertilizante es suficiente, pero esto varía.
    • Sigue las instrucciones del fabricante del fertilizante.
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    Esparce fertilizante alrededor del árbol. Este debe esparcirse desde unos pocos centímetros (o pulgadas) del tronco hasta 90 cm (3 pies) más allá del borde de las ramas, alrededor del árbol. Riega el árbol generosamente después de esparcir el fertilizante, de modo que caiga en la tierra.
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    Reconoce las señales de que el árbol está siendo alimentado demasiado o muy poco. Un cerezo llorón bien fertilizado crecerá vigorosamente y florecerá profusamente. Si el árbol parece crecer lentamente, dale otra dosis de fertilizante hacia el final de la primavera.
    • No des fertilizante al árbol después de mediados del verano, ya que fomentará un nuevo y frondoso crecimiento que puede no madurar antes del invierno. El crecimiento inmaduro o no consolidado de las ramas podría ser dañado por el clima de invierno.
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    Poda el árbol después de que termine de florecer (opcional). Los cerezos llorones no siempre necesitan ser podados pero, si las ramas se ven un poco desgastadas y quieres limpiarlas, puedes podarlas justo después de que terminen de florecer, en el invierno o a principios de la primavera.[2]
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    Usa podadoras manuales afiladas, tipo bypass, y poda cada tallo individualmente. Haz el corte de poda 3 a 6 mm (⅛ a ¼ de pulgada) por encima de una hoja. Nuevas ramas crecerán desde esa zona, justo debajo de donde hiciste el corte de poda.

Método 3
Método 3 de 3:
Combatir plagas y enfermedades

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    Reconoce diferentes tipos de plagas. Desafortunadamente, los cerezos llorones son susceptibles a una variedad de infestaciones de plagas. Los pulgones, barrenadores, orugas e insectos escama pueden atacar el árbol.[3]
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    Rocía el árbol para combatir los pulgones. Usualmente, estos pequeños insectos de cuerpo blando, que suelen ser verdes o rojos, pueden ser controlados rociando el árbol con un fuerte chorro de agua de la manguera del jardín. Esto los aplasta y los golpea contra el suelo.
    • Los pulgones rara vez logran volver al árbol, pero si regresan, rocíalos de nuevo. Quizás sea necesario hacerlo una o dos veces por semana mientras están activos.
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    Combate los barrenadores. Estos dejan agujeros en la corteza de los tallos y el tronco. Usualmente, los agujeros no se notan hasta que los barrenadores se han ido. La copa del árbol puede marchitarse y las hojas pueden decolorarse.[4] No hay nada que pueda ser rociado en el árbol para matarlos.
    • No obstante, puedes usar podadoras o cortadoras afiladas para remover toda la rama cuando detectes barrenadores. Quema o deshazte de la rama, de modo que los barrenadores que queden en la madera no emerjan para atacar de nuevo. Si estos han debilitado el tronco, debes retirar todo el árbol por seguridad.
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    Deshazte de los insectos escama. Los insectos escama son insectos pequeños, planos e inmóviles, que a menudo son de color blanco o marrón. Con una podadora o cortadora, retira las ramas gravemente infestadas y llévalas a la basura.
    • Las infestaciones más leves pueden ser controladas con jabón insecticida.[5] Mezcla 5 cucharadas de jabón insecticida en 4 L (1 galón) de agua. Colócalo en un rociador y rocía el árbol hasta que gotee, procurando cubrir el reverso de las hojas y los tallos. Lava el jabón después de una o dos horas, ya que podría dañar las hojas si lo dejas en el árbol.
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    Combate las orugas. Estas harán nidos o casas en las ramas de los cerezos llorones, y se comerán las hojas. Quita los nidos a mano, o con un palo largo, y llévalos a la basura o písalos para matar a las orugas.
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    Piensa en los tipos de enfermedades que podrían atacar al árbol. Los cerezos llorones pueden desarrollar cancro, putrefacción de la corona o de las raíces, manchas en las hojas, óxidacidación y verticilosis.
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    Corta los cancros. Estas son infecciones bacterianas o fúngicas que causan manchas oscuras en la corteza, la cual a menudo rezuma savia.[6] Retira toda la rama con podadoras o cortadoras afiladas cuando aparezcan. Si aparecen cancros en el tronco, este se debilitará y el árbol debe ser retirado por seguridad.
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    Combate la putrefacción de la corona y de las raíces. Estas putrefacciones son causadas por una infección fúngica o bacteriana. Estas infecciones se producen cuando la corona o las raíces se mantienen demasiado húmedas.[7] . Los síntomas más comunes de estas enfermedades son el marchitamiento y unas hojas amarillas o marrones que pueden caer del árbol.
    • Cuando los cerezos llorones contraen esta enfermedad, a menudo no pueden salvarse. Intente sacar la tierra lejos de la corona y de las raíces superiores, con cuidado, y déjalas secar durante un tiempo antes de volver a regar.
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    Cuidado con el óxido. La oxidación es una infección fúngica que causa áreas anaranjadas y polvorientas en las hojas. Retira las hojas infectadas y limpia los residuos del rededor del árbol.
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    Busca manchas de hojas. Las manchas de hoja son puntos marrones o negros, causados por bacterias u hongos.[8] Retira las hojas infectadas y limpia los residuos.
    • No mojes las hojas al regarlas, ya que esto favorece a la oxidación y las infecciones de manchas de hojas.

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Categorías: Cultivo de árboles