Algunas veces, puede ser difícil decir la verdad. Decir una verdad difícil puede significar muchas cosas, desde el momento incómodo en el que le haces saber a un amigo que tiene la cremallera abierta hasta el hecho de decirle a tu pareja que tienes problemas con la relación. Ya sea una pareja, un amigo, un compañero de trabajo o un familiar, decirle la verdad a alguien suele ser la decisión correcta. Esto conducirá a una comunicación abierta y honesta acerca de cómo avanzar de forma constructiva. Aunque pueda parecer aterrador, usar un lenguaje amable, mostrar empatía y tener la mente abierta te ayudará a superar una conversación difícil con dignidad.

Método 1
Método 1 de 3:
Empezar la conversación

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    Pide permiso. Es una buena idea decirle a la otra persona que estás interesado en tener una conversación difícil para que no la tomes desprevenida. Pregúntale si está dispuesta a hablar contigo. Si la persona dice que no, dale un poco de tiempo y vuelve a preguntarle. Algunas veces las personas necesitan tiempo y espacio para procesar el hecho de que alguien tenga algo potencialmente doloroso que decirles. Pidiéndoles permiso, preparas el escenario para una conversación más recíproca.[1]
    • Una buena manera de expresarlo es diciendo algo como “Necesito hablar contigo sobre algo que puede ser difícil. ¿Puedes decirme cuándo es el mejor momento para que conversemos?”.
    • También puedes decir algo como “¿Te molestaría que separemos algo de tiempo para hablar la siguiente semana? Hay algunas cosas que me pasan por la mente recientemente que quiero compartir contigo”.
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    Escoge un entorno apropiado. Busca un lugar tranquilo para hablar. Algunas verdades menos graves pueden decirse en lugares públicos (decirle a un amigo que tiene un poco de espinaca en los dientes no requiere mucha pompa). Sin embargo, para las conversaciones más íntimas, lo mejor es elegir un entorno seguro en el que no tengas que preocuparte de que te escuchen o de provocar una escena.[2]
    • Una casa, un parque grande o una cafetería tranquila son buenas opciones. Incluso puedes tratar de salir a pasear.
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    Empieza con algo positivo. Es importante que evites las acusaciones o las ofensas cuando inicies una conversación difícil. Asegúrate de que la otra persona sepa que le dices la verdad porque te importa. Introduce el tema con algo positivo, como “Pedro, eres una de las personas más importantes de mi vida, por lo que siento que debo decirte...” y luego pasa a la parte esencial de la conversación.
    • En el caso de situaciones en las que no conozcas bien a la otra persona, como en un entorno laboral, escoge algo positivo que sea un poco más formal. Por ejemplo, “Carmen, tienes un gran talento para el análisis, pero me preocupa que…”.
    • Si conoces bien a la persona, puedes empezar con algo positivo que sea más personal, como “Amanda, te digo esto únicamente porque eres una amiga increíble y una persona muy cariñosa, pero...”.
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    Prepara a la otra persona. También es una buena idea asegurarte de que la otra persona sepa que le espera una conversación potencialmente difícil. Con suerte, ya les habrás dicho que tienes que decirle algo difícil, pero para asegurarte, reitera tus intenciones antes de empezar la conversación.
    • Dile que lo que tienes que decir podría ser difícil de escuchar para ella y para ti decirlo, pero que crees que es una persona valiosa de cualquier manera. Esta medida marcará el tono de una conversación en la que el respeto y la confianza serán la base.
    • Por ejemplo, “Sé que será una conversación difícil; sin embargo, si podemos hablar de este asunto, creo que nuestra relación se fortalecerá”.[3]
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    No te vayas por las ramas. Es difícil decir la verdad y es posible que sientas la tentación de pasar los primeros treinta minutos hablando sobre el trabajo, el clima o el batido que tomaste en el almuerzo. La conversación no será más sencilla si la pospones. Ármate de valor y ve al grano.
    • Puedes posponer la conversación durante un minuto para empezar diciéndole a alguien que es importante para ti. Por ejemplo, “Quiero decirte esto porque te quiero mucho”.
    • No debes empezar con algo como “No creerías lo que he oído hoy en el trabajo”, y luego pasar a una conversación profunda y difícil.
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Método 2
Método 2 de 3:
Tener la conversación

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    Usa un buen tono y un lenguaje apropiado. Trata de usar un tono tranquilo y cariñoso a lo largo de la conversación en vez de hablar en voz alta y con agresividad. Del mismo modo, escoge un lenguaje amable y no amenazante que le permita a la otra persona formular una opinión.[4]
    • Expresa las cosas en términos de cómo te hacen sentir. En vez de decir algo como “No debiste hacer eso”, puedes decir algo como “Me dolió que hicieras eso”. De este modo, la persona entenderá que sus acciones tuvieron un impacto en tus sentimientos.
    • Menciona algunas cosas positivas que haga que hacen que te sientas bien y úsalas como una manera de argumentar por qué las acciones negativas te parecen tan hirientes. Por ejemplo, “Valoro el hecho de que te tomes la molestia de llamarme a la hora de comer. Es por eso que me duele tanto que no hayas estado en contacto conmigo durante una semana”.
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    Piensa antes de hablar. Tómate uno o dos segundos para procesar lo que te ha dicho antes de responder. Debes ser honesto, pero asegúrate de encontrar una forma de decir algo constructivo en vez de reaccionar de forma exagerada ante un comentario hiriente. De este modo, la conversación será sincera y abierta.[5]
    • Si alguien te critica durante la conversación, evita responder con algo como “¡Eso no es cierto!” o “¡Eres patético!”. En vez de eso, tómate algunos minutos para pensar en lo que la persona ha dicho y responde con algo como “Valoro tu honestidad”.
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    Sé honesto pero amable. Debido a que ya has tomado la iniciativa de decir la verdad, di todo lo que desees y necesites decir. Sé honesto, pero hazlo de una manera amable. Confía en tu instinto al momento de decir cosas difíciles. Si crees que realmente hará la diferencia, oblígate a hacer un comentario potencialmente duro, pero emplea el lenguaje más amable que puedas. Toma en cuenta que lo que dices probablemente será muy difícil de escuchar para la otra persona.[6]
    • Por ejemplo, si necesitas decirle a una pareja que no te brinda el suficiente apoyo emocional, puedes decir algo como “Me doy cuenta de que estás tratando de apoyarme, pero cuando me envías un mensaje de texto como “Buena suerte” en vez de ir al partido, me hace sentir que no te interesa lo que hago”.
    • Si tratas de decirle a alguien que no tiene un buen desempeño en el trabajo, añade algo positivo como “Veo que eres muy creativo, pero me gustaría que administres mejor el tiempo para que puedas colaborar más con el equipo”.
    • Quizás la persona con la que hablas no pueda inicialmente procesar lo que le has dicho. Si has dicho las cosas de una manera amable, esta se dará cuenta a la larga de que tus intenciones fueron buenas todo el tiempo.
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    Espera lo inesperado. Aunque seas honesto, es posible que no obtengas una respuesta positiva o prevista. Por mucho que preveas lo que la otra persona puede decir, es muy posible que responda con rabia o prejuicio. Comienza la conversación sabiendo que existe la posibilidad de que te vayas con una sensación de malestar.[7]
    • No dejes que eso te disuada de hablar. Sigue siendo importante que expreses lo que sientes. Tendrás más tranquilidad sabiendo que trataste de hacerlo.
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    Deja espacio para el silencio. Lo que tengas que decir puede tomar por sorpresa a la otra persona. Dale tiempo suficiente para que te responda. Si haces una pregunta difícil o una sugerencia importante, y la otra persona no responde inmediatamente, probablemente sea porque trata de entender lo que has dicho y de pensar en la mejor manera de proceder.
    • Sé paciente. No la bombardees con más preguntas si no responde de inmediato. Deja un poco de espacio para la reflexión.
    • Si presionas a la otra persona para que hable antes de que esté lista, puede molestarse y decir algo que hará que la situación sea más difícil de lo que ya es.
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    Acepta la crítica potencial. Es posible que al mencionar algo que te moleste o te incomode de la otra persona, esta tome represalias con algo igual de hiriente acerca de ti. La conversación no irá a ninguna parte si te rehúsas a escuchar las críticas en el momento en que las emites. Mantén la mente abierta y prepárate para escuchar algunas verdades sobre ti mismo que quizás no hayas admitido antes.[8]
    • No te pongas a la defensiva diciendo algo como “¡Eso no es cierto!”. Eso no conducirá a nada más que a más discusiones.
    • En vez de eso, admite lo que haya dicho diciendo algo como “De acuerdo, trataré de resolverlo. Gracias por decírmelo”. De este modo, la persona sabrá que también estás dispuesto a cambiar.
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Método 3
Método 3 de 3:
Lidiar con las consecuencias

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    Deja la puerta abierta para más conversaciones. Es importante que no te precipites en la conversación inicial. Es posible que debas hacer tiempo para más de una charla. Si sientes que la conversación ha llegado a un punto muerto, deja de hablar por el momento, y trata de darles a ti y a tu pareja unos días o una semana para procesar la situación antes de volver a hablar.
    • Trata de decir algo como “Creo que ya hemos hablado bastante por el momento. Retomemos esta conversación dentro de unos días”.
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    Determina el siguiente paso. Luego de que hayan conversado unas cuantas veces, asegúrate de que los dos sepan cuáles son las conclusiones y las expectativas. No dejes las cosas en el aire, porque de lo contrario alguien puede volver a molestarse. Pónganse de acuerdo en una solución y aténganse a esta.[9]
    • Trata de decir algo como “Entonces, ¿tenemos un trato? La próxima vez que _____ ocurra, los dos _____”.
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    Busca ayuda profesional. Si no pueden llegar a un consenso por sí solos, traten de buscar el consejo de un profesional. Hablar con un psicólogo, asistir a una sesión de terapia grupal o incluso buscar a un amigo de confianza para que intervenga como mediador puede arrojar nuevas luces sobre el tema en cuestión.[10]
    • Trata de decirle a tu amigo algo como “Creo que nos haría bien que nos reunamos con otra persona que sea objetiva. ¿Estarías dispuesto a hablar de este tema conmigo en el consultorio de un psicólogo?”.
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Acerca de este wikiHow

Trudi Griffin, LPC, MS
Coescrito por:
Consejera profesional
Este artículo fue coescrito por Trudi Griffin, LPC, MS. Trudi Griffin es un consejero profesional con licencia en Wisconsin especializado en adicciones y salud mental. Brinda terapia a las personas que luchan contra las adicciones, la salud mental y los traumas en entornos de salud comunitaria y práctica privada. Recibió su maestría en Consejería Clínica de Salud Mental en la Universidad Marquette en 2011.
Categorías: Carreras y educación
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