Puede ser difícil hablar con tus padres de cualquier tema y aún más de un problema grave como un trastorno alimenticio. Sin embargo, recuerda que los trastornos alimenticios son reales y pueden ser muy graves, así que es algo de lo que debes hablar con tus padres. Ten en cuenta que, al principio, la conversación puede ser un poco difícil, pero a largo plazo, valdrá la pena porque recibirás el amor, el consejo y el apoyo de tus padres.

Parte 1
Parte 1 de 2:
Prepararte para la conversación

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    Evalúa tus razones. Pregúntate por qué quieres decirles a tus padres que tienes un trastorno alimenticio. ¿Es para que te traten de forma diferente? ¿Es para pedirles su apoyo? ¿O necesitas preguntarles si podrían darte el dinero para consultar a un profesional en salud mental para que te ayude a superar el trastorno?
    • Cuando tengas una idea de cuáles son tus metas, podrás encaminar más fácilmente la conversación de la forma que quieras.
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    Prepara algunos materiales. Recopila algunos materiales de lectura que expliquen que son los trastornos alimenticios y cómo se abordan. Estos materiales deben incluir algunos detalles sobre lo que suelen hacer las personas al respecto. Imprime algo de la Internet o si tienes un consejero, pídele algunos folletos relacionados con el tema.
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    Busca un lugar y un momento tranquilos. Piensa en un lugar privado y tranquilo donde puedan conversar. Si tienes hermanos y no quieres que participen en la conversación, piensa en las horas de la semana en que estás en casa a solas con tus padres y tus hermanos están fuera.[1]
    • Si tienes dificultades para encontrar un tiempo a solas con tus padres, créalo. Pídeles que vayan a una habitación tranquila de la casa para poder conversar en privado.
    • Si no hay ninguna habitación disponible, sugiéreles que vayan a un parque tranquilo para conversar.
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    Respira profundamente. Antes de empezar la conversación, trata de tranquilizarte. Es posible que empieces a sentirte nervioso antes de tener una conversación tan seria con tus padres. Respira por la boca durante cinco segundos, contén la respiración durante unos segundos y luego exhala por la nariz durante seis o más segundos.[2]
    • Repite el proceso hasta que te sientas tranquilo y relajado.
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    Cuéntale a un amigo. Si tienes un amigo que ha pasado por una situación similar o que ha tenido una conversación difícil con sus padres, trata de pedirle un consejo o un apoyo social. Al menos puede ayudarte a reducir el estrés;[3] y en el mejor de los casos, tendrás una idea de la forma en que se llevan a cabo las conversaciones serias entre padres e hijos.
    • Sin embargo, debes tener en cuenta que la dinámica entre padres e hijos pueden variar muchísimo entre familias.
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Parte 2
Parte 2 de 2:
Conversar

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    Diles lo que necesitas. Diles que necesitas contarles algo importante y diles lo que esperas de ellos después de la conversación. Existen muchas cosas que podrías querer:[4]
    • Si solo quieres que te escuchen y te ofrezca apoyo emocional, diles eso.
    • Si quieres su consejo, dilo.
    • Si necesitas su apoyo financiero para consultar a un profesional en salud mental, por ejemplo, menciónalo.
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    Empieza de una forma general. Debes hacerles saber que quieres conversar seriamente en privado. Esto significa que debes empezar la conversación de una forma general que transmita que tienes un problema que quieres discutir sin entrar en los detalles por el momento. Estos son algunos ejemplos de las frases para empezar la conversación de forma general:[5]
    • "Tengo un problema del que tengo que contarles. ¿Podemos ir a un lugar privado para hablar?".
    • "En verdad seguiría su consejo sobre un problema que tengo. ¿Podemos salir a caminar?".
    • "En verdad necesito su ayuda con algo privado; quiero hablarles a solas al respecto".
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    Ten presente el punto de vista de tus padres. Trata de recordar que es posible que no sepan ciertas cosas sobre ti o que vean el mundo de una forma un poco diferente de la que tú lo ves. Al conversar, trata de tener presentes sus perspectivas para asegurarte de que todos estén en sintonía.[6]
    • Al explicarles las cosas, mantente atento a sus rostros. Si alguno de los dos parece confundido, pregúntales si algo de lo que has dicho no está claro.
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    Infórmales sobre lo que sabes. Asegúrate de proporcionarles a tus padres toda la información que tengas sobre el trastorno alimenticio. ¿Sospechas que tienes un trastorno alimenticio, pero nunca has recibido un diagnóstico de un profesional en salud mental? Además, existen muchos tipos de trastornos alimenticios que se tratan de forma diferente y que pueden causar diferentes efectos negativos en tu salud. Esta es toda la información que tus padres deben saber. Asegúrate de describir si tienes alguno de los siguientes trastornos:[7]
    • Anorexia nerviosa, que implica un consumo inadecuado de alimentos que produce un peso corporal bajo.
    • Trastorno por atracones, que incluye algunos episodios recurrentes en los que se consumen grandes cantidades de alimentos.
    • Bulimia nerviosa, que consiste en tener episodios recurrentes en los que se consumen grandes cantidades de alimentos y luego, aparecen conductas cuyo propósito es reducir el aumento de peso, como los vómitos.
    • Trastorno alimenticio no especificado (TANE).
      • Este puede incluir, por ejemplo: el síndrome de alimentación nocturna (comer en exceso por la noche), el trastorno de purga (purgarse sin darse atracones de alimentos) o la anorexia nerviosa atípica (en la que el peso está dentro del rango normal).
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    Dales el tiempo necesario para asimilarlo y hacer preguntas básicas. Una vez que hayas llevado a tus padres a un lugar privado y les hayas revelado que tienes un trastorno alimenticio, permíteles que te haga algunas preguntas. Respóndelas lo mejor que puedas y con honestidad.[8]
    • Si no sabes la respuesta a una de sus preguntas, no hay ningún problema si les dices que no sabes.
    • Si no quieres responder a una de sus preguntas, dilo. Sin embargo, ten presente que tus padres te aman y quieren ayudarte. Si su pregunta es concerniente al trastorno alimenticio que tienes, piensa detenidamente tu decisión de no responder.
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    Cuéntales sobre tu plan de acción. Después de haber conversado con tus padres, recuérdales cuáles son tus metas y lo que necesitas de ellos para lograrlas. Podría ser: internarte en una clínica de trastornos alimenticios o recibir orientación psicológica.
    • Si no estás seguro de cuáles son tus metas o si solo querías expresarles tus sentimientos a tus padres, pídeles un consejo. No te hará daño; además, a la mayoría de los padres les encanta darles consejos a sus hijos.
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    Dales los materiales de lectura. Si preparaste algunos materiales de lectura antes de la conversación, entrégaselos a tus padres. Dales un poco de tiempo para leer los materiales. Sin embargo, antes de terminar la reunión y volver a sus actividades, acuerda con ellos otro momento para reunirse después de que hayan leído la información sobre el trastorno alimenticio que padeces.
    • Asegúrate de no abrumarlos con demasiados materiales ni con ningún material que no sea relevante para el trastorno alimenticio específico.
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    Evita los quejidos y las discusiones. A veces, la conversación podría volverse emocionalmente inestable. Es posible que sientas que tus padres no son tan comprensivos como esperabas o que no te creen o que no reconocen que los trastornos alimenticios son trastornos médicos reales y muy graves. Sin importar la situación, trata de que la conversación sea madura y adulta, ya que de lo contrario, no llegarás muy lejos para conseguir la ayuda que necesitas.[9]
    • Si te das cuenta de que tus padres no te comprenden o de que te sientes molesto por cualquier razón, considera la posibilidad de conversar de nuevo en otro momento, cuando no estés tan molesto.
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    Menciónales que no son culpables. Es posible que tus padres piensen que el trastorno que tienes es su culpa. Sin embargo, es importante mantener el rumbo de la conversación, ya sea que te ofrezcan el apoyo emocional que necesitas o que te ofrezcan un consejo o un tratamiento.[10]
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Advertencias

  • ¡Los trastornos alimenticios son muy graves! Pon sobre aviso lo antes posible a tus padres o a alguien más que pueda cuidarte.
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Acerca de este wikiHow

Trudi Griffin, LPC, MS
Coescrito por:
Consejera profesional
Este artículo fue coescrito por Trudi Griffin, LPC, MS. Trudi Griffin es un consejero profesional con licencia en Wisconsin especializado en adicciones y salud mental. Brinda terapia a las personas que luchan contra las adicciones, la salud mental y los traumas en entornos de salud comunitaria y práctica privada. Recibió su maestría en Consejería Clínica de Salud Mental en la Universidad Marquette en 2011. Este artículo ha sido visto 8864 veces.
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