Los nervios relacionados con la escuela son absolutamente normales. Si te has cambiado a otra institución educativa, puede ser difícil lidiar al mismo tiempo con las clases, los profesores y los estudiantes nuevos. Desafortunadamente, no puedes evitar ir a clases. Si bien los nervios al comienzo del año escolar son muy comunes, pueden convertirse en un gran problema si los sufres todo el tiempo. Controlar los sentimientos negativos a menudo implica cambiar por completo la mentalidad. Sin embargo, si logras superar este obstáculo, podrás mejorar tus calificaciones y aprovechar al máximo cada oportunidad que ofrece la escuela.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Prepararte para la escuela

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    Procura estar al día con tus tareas. Una de las formas más efectivas para evitar sentir nervios en la escuela es al estar al día con todas tus tareas. Dependiendo de si asistes a la escuela primaria, secundaria o a la universidad, es posible que tengas pocas o muchas tareas por completar cada noche. Sin embargo, es importante que te ocupes de hacerlas tan pronto como sea posible. Si las dejas a un lado, el estrés se apoderará de ti al día siguiente. Lo ideal es que completes las tareas tan pronto como llegues a casa para poder relajarte el resto de la noche sin preocuparte por nada.
    • Adopta el hábito regular de estudiar el material en tu tiempo libre. Las pruebas sorpresa son una fuente de estrés importante para algunas personas. Si confías en que comprendes el material, no tendrás motivos para tenerles miedo a los exámenes o los cuestionarios.
    • Postergar las cosas es una de las causas principales de los nervios y la ansiedad.[1] Cuanto más postergues tus actividades, más abrumadoras parecerán.
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    Haz una búsqueda de los temas de clase con anticipación. Si crees que las clases van muy rápido como para poder estar al día, una buena estrategia es buscar el tema la noche o mañana previa. La mayoría de los cursos postsecundarios cuentan con un plan de estudios que puedes revisar semana tras semana. Siempre puedes preguntarle a tu profesor cuál será el tema del día siguiente. Para estar un paso adelante y poder relajarte, haz una búsqueda en Google o lee más en Wikipedia.
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    Prepara la mochila la noche previa. Muchas personas sienten un mayor estrés justo antes de ir a la escuela. Tener que apresurarse por la mañana puede poner nervioso a cualquiera. Por lo tanto, una buena medida a adoptar es preparar tus cosas la noche previa y dejar la mochila junto a la puerta. Esto te permitirá tomarte las cosas con calma al comenzar el día. De esta forma, te sentirás renovado al llegar a la escuela, en vez de estresado por la forma en que ha empezado tu día.
    • Además, despertarte 10 minutos antes puede mejorar tu mañana de manera significativa
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    Duerme lo suficiente.[2] Si bien muchas personas pasan la noche en vela para absorber todo el contenido de un examen la noche previa, la falta de sueño puede perjudicar tu rendimiento, dado que está asociada a la irritabilidad y la depresión. Si sientes que estás demasiado disperso, pregúntate si estás descansando lo suficiente para que tu cuerpo pueda reponerse. Acuéstate a una hora en que tengas el tiempo suficiente para descansar y hacer tus cosas al despertarte por la mañana.
    • Los niños y los adolescentes generalmente necesitan dormir nueve horas por noche, mientras que los adultos están bien con ocho.[3]
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    Desayuna bien.[4] Al igual que el buen descanso, el cuerpo necesita mantenerse en plena forma. Por más que tengas un excelente rendimiento en clases, no te sentirás muy bien con el estómago vacío. El desayuno es fundamental para darle a tu cuerpo la energía necesaria durante el día. Escoge opciones saludables y nutritivas. Los cereales con mucha azúcar pueden causar un bajón de azúcar más tarde.
    • La avena, los huevos y los cereales integrales son las mejores opciones para el desayuno.
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    Sal temprano hacia la escuela. Apresurarte demasiado por la mañana solo incrementará tu nivel de estrés antes de incluso llegar a la escuela. Si bien a nadie le gusta estar más tiempo del necesario en la escuela, salir de tu casa 5 o 10 minutos antes de lo normal te ayudará a relajarte antes de dedicarte de lleno al estudio.
    • Evalúa las opciones de transporte. Sin dudas, la mejor opción es conducir o que alguien te lleve. En vez de tomar el autobús o caminar, organiza con tus compañeros para compartir el auto.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Superar el día de escuela

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    Limita el consumo de cafeína.[5] El café es una infusión deliciosa para comenzar el día. Sin embargo, beber demasiado puede causar ansiedad e irritabilidad. La cantidad que puedas consumir dependerá de tu edad y contextura física. Los adolescentes deben limitarse a una o dos tazas por la mañana, mientras que los preadolescentes deben evitar el café por completo.[6]
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    Sé puntual. Si te encuentras en la escuela, llegar tarde a clases es totalmente evitable. Ya sea entre clases o durante la pausa del almuerzo, procura estar pendiente del horario. Tener que apresurarte por llegar a clases o hacerlo después del horario establecido incrementará tu estrés de manera significativa. Si eres nuevo en la escuela, averigua cuánto tiempo toma llegar de un lugar a otro.
    • Si por algún motivo llegas tarde, discúlpate con tu profesor y pregúntale si te has perdido algo. Esto te permitirá minimizar las repercusiones por llegar fuera de horario.
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    Inicia una conversación con tus compañeros de clase. Puedes disfrutar la escuela mucho más si tienes un grupo de amigos con quien puedas pasar el tiempo. Por más que aún no tengas amigos, iniciar una conversación con la persona que se sienta a tu lado puede ser una buena estrategia. La mayoría de tus compañeros posiblemente estén ansiosos por conversar con alguien nuevo.
    • Por supuesto, es más fácil decir que hacer, en especial para una persona muy tímida. Dado que los nervios y el estrés pueden causar ansiedad social, lo ideal es eliminar otros factores estresantes de la ecuación para sentirte más seguro con los demás.
    • Recuerda que una sonrisa y un contacto visual amistoso pueden decir tanto como un "Hola".
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    Mantente ocupado durante el almuerzo. Por lo general, la pausa para almorzar es el único momento durante el día escolar en que contarás con la libertad de hacer lo que quieras. Por lo tanto, aprovecha la oportunidad para hacer algo productivo y que valga la pena. Quizás sientas que esconderte es una buena idea si te sientes nervioso. Desafortunadamente, a menos que en verdad necesites descansar, el tiempo de inactividad solo intensificará tus sentimientos de ansiedad. Ya sea que asistas a un club escolar o salgas a correr por la pista, ¡procura mantenerte en movimiento!
    • No te alejes demasiado de la escuela. Además, respeta las reglas de tus profesores si asistes a la escuela primaria. Quizás sientas que la pausa del almuerzo es muy extensa, pero el tiempo pasa rápido si tienes que trasladarte.
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    Participa en las actividades escolares.[7] Muchas veces, los nervios abrumadores son producto del aislamiento de los demás. Las personas tímidas suelen caer en esta trampa. Sin embargo, posiblemente haya muchas cosas para hacer en la escuela donde puedas participar. Si hay una prueba de fútbol y te gusta el deporte, podrías hacer muchos amigos al unirte.
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    Habla con un profesor o consejero. La función de los profesores no es únicamente dar clases, sino que son figuras de autoridad fuera de casa que te ayudarán a formarte como adulto. Muchas escuelas cuentan con consejeros disponibles que pueden ser una gran fuente de ayuda si tienes dificultades emocionales.
    • Quizás te resulte extraño hablar de tus sentimientos con un adulto. Afortunadamente, no hay nada que no hayan escuchado antes, y querrán lo mejor para ti y para tu bienestar.
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    Deja de mirar el reloj. Gran parte de la ansiedad es producto de la percepción del tiempo.[8] Se sabe que la mente percibe el tiempo más lento si se está consciente de él todo el tiempo. Por más que te sientas abrumado por el día escolar, haz todo lo posible por mejorar la experiencia. Siempre se puede hacer algo para enriquecer las situaciones, incluso al estar castigado.
    • Si lo deseas, puedes revisar el horario como forma de recompensa por ser productivo a lo largo del día. Por ejemplo, si has completado la mitad de un ensayo importante, puedes ver el reloj después de terminar una hoja.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Lidiar con la ansiedad

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    Conserva una actitud positiva.[9] Una actitud positiva te ayudará en todos los momentos de tu vida. Si bien no se logra de la noche a la mañana, es un proceso lento que implica decidir ser optimista ante cada evento y situación. Por ejemplo, si te preocupa no conocer a nadie en la escuela a la que asistirás, interpreta la situación como una oportunidad de hacer muchos amigos nuevos. Es difícil, pero es posible.
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    Cuestiona tus pensamientos negativos.[10] Si eres propenso a la depresión e inseguridad personal, haz un esfuerzo por cuestionar todos los pensamientos negativos que surjan en tu mente. Desafiar estas ideas desagradables y recordar que solo tienen el poder que decidas darles puede hacer una gran diferencia a la hora de lidiar con los nervios o la depresión.
    • Aprende a distinguir los pensamientos irracionales de las preocupaciones reales. Estas últimas son cualquier cosa que tenga una solución real. Por otro lado, debes ignorar los miedos irracionales. Por más que quieran hacerte ceder, tienes el poder de hacer caso omiso a tu lado oscuro. Una preocupación real puede ser un próximo examen de un curso que te resulta difícil. En este caso, la solución es estudiar más. Por otro lado, un miedo irracional puede ser algo así como: "Todos me odian. Nunca haré amigos". Por más que realmente creas que es así, no es posible saber lo que las personas puedan sentir. En este caso, no es un problema con evidencias claras o soluciones específicas, por lo que es irracional y debes ignorarlo.
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    Considera buscar ayuda médica.[11] Existen ciertos medicamentos que podrían ayudarte si tienes muchos problemas con los nervios y necesitas un empujón. Programa una cita con tu médico e infórmale cuáles son tus síntomas y la gravedad de tu ansiedad. A partir de allí, el profesional te ofrecerá los medicamentos específicos de acuerdo a tus necesidades.
    • Las personas reaccionan de distinta manera ante los medicamentos. El hecho de que uno no funcione no significa que otro no pueda brindarte buenos resultados. Es posible que tengas que probar distintas opciones antes de encontrar la mejor en tu caso.
    • Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y otros antidepresivos se toman todos los días y permiten que el cerebro produzca serotonina y dopamina con el paso del tiempo.
    • Los ansiolíticos (como el lorazepam) actúan rápido y generalmente permiten combatir los ataques de ansiedad.
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    Tómate un tiempo para relajarte.[12] De vez en cuando, la ansiedad puede ser tan intensa que sientas que no puedes lidiar con tu trabajo o con las personas. En ocasiones, tomarte uno o dos minutos para ti mismo a solas puede hacer una gran diferencia. Si encuentras un lugar tranquilo para recomponerte, podrás estar bien sin tener que preocuparte por el hecho de que los demás te miren.
    • Si estás en clases, recuerda pedirle permiso a tu profesor para retirarte.
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    Recuerda que la ansiedad por las clases es normal. Quizás sientas que el resto de las personas tienen una mayor facilidad para adaptarse al entorno académico. Sin embargo, esto no significa que no sientan lo mismo que tú. Comprender que lo que sientes está bien es un paso muy importante para superar este momento. No sientas que eres el raro en la situación. Ir a la escuela ofrece muchas oportunidades. Todo lo que tienes que hacer es salir y aprovecharlas.
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Consejos

  • No te frustres por estar desanimado. Es muy importante que recuerdes el hecho de que los nervios son muy normales para cualquier persona en un entorno académico.
  • Busca apoyo emocional en tu familia.
  • Piensa cuál es el momento del día que más nervios te genera. Luego, analiza cuál es la raíz de esta emoción. Quizás descubras que exageras y no sientas tantos nervios después de todo. Muchas personas se preocupan por cosas que no son tan importantes.
  • En ocasiones, quizás te sientas mal por no poder controlar tus preocupaciones, como al tener miedo por un examen, pero no poder controlar el tiempo. Tal vez estés preocupado por la salud de un familiar, pero no puedas ayudarlo a mejorar con solo chasquear lo dedos. Por lo tanto, asume el control de las pequeñas cosas como decidir el horario en que sacarás a pasear al perro o escoger el menú para la cena. Sentir que puedes controlar pequeñas cosas podría ayudarte mucho.
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Advertencias

  • No subestimes el impacto negativo de la ansiedad a nivel físico y mental. Asegúrate de abordar los problemas y los síntomas con un médico a tiempo para evitar consecuencias en tu salud.[13]
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Categorías: Vida escolar
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