Cuando estás a cargo de un salón de clases de niños, satisfacer las necesidades de todos los estudiantes y mantener un nivel de control puede ser desafiante. Muchos maestros han desarrollado formas alternativas de disciplinar y controlar a sus estudiantes, incluyendo establecer las reglas del salón de clase desde el comienzo del año escolar y mantenerlas a lo largo del año.[1] Otra técnica de disciplina popular, la disciplina positiva, usa el afianzamiento positivo para alentar a los alumnos a comportarse bien, en lugar de usar el afianzamiento negativo como el castigo corporal o la humillación.[2] Finalmente, muchos maestros recomiendan el uso de estrategias de solución de problemas y participación de la clase en los conflictos en clase para que los estudiantes sientan que sus opiniones son escuchadas y que pueden aprender el valor de la autoconciencia y la autosuficiencia para resolver asuntos y problemas.[3]

Método 1
Método 1 de 3:
Establece y mantén las reglas del salón de clase

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    Determina las reglas básicas del salón de clase. Escoge al menos de cuatro a cinco reglas simples para el salón de clase y escríbelas. Usarás estas reglas para controlar el salón de clase y establecer límites entre tus estudiantes.[4]
    • Tus reglas pueden incluir que todos los estudiantes lleguen a clase a tiempo y listos para aprender, que estén dispuestos a escuchar y hacer preguntas levantando la mano y que tengan en cuenta las consecuencias de faltar a clase o entregar las tareas fuera de la fecha establecida.
    • También puedes establecer una regla sobre llevarse bien con los demás compañeros en el salón de clase y escuchar respetuosamente a los demás cuando hablen. Asegúrate de tener al menos de una a dos reglas que se enfoquen directamente en la disciplina y el comportamiento hacia los demás en el salón de clase.
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    Comparte estas reglas y expectativas con la clase el primer día de escuela. Comienza el año escolar con el pie derecho imprimiendo las reglas y distribuyéndolas a todos los estudiantes. También puedes publicarlas en la pizarra o colocarlas en el tablón de anuncios en línea de la clase para que estén disponibles todo el año. Explícales a tus estudiantes que esperas que todos ellos sigan esas cuatro o cinco reglas y las cumplan entre ellos.[5]
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    Habla sobre las consecuencias negativas y positivas de las reglas. Debes dejar en claro las consecuencias negativas del mal comportamiento en clase. Por ejemplo, si un estudiante conversa mientras otro estudiante habla, esta actitud puede considerarse como incorrecta y deberías reprenderlo. De igual modo, si un estudiante se rehúsa a compartir un objeto con otro estudiante, esta actitud podría considerarse como una violación a las reglas y podría restarle puntos a su nota de participación. Explica las situaciones posibles que podrían considerarse como perjudiciales o en contra de las reglas del salón.[6]
    • También debes discutir las consecuencias positivas de seguir las reglas del salón de clase, como recibir un reconocimiento verbal o ingresar en el sorteo de la clase para ganar un premio. También puedes usar el sistema de la estrella en el que un estudiante que sigue las reglas recibe una estrella dorada o una marca de verificación cerca de su nombre. Los premios grupales también pueden ser efectivos. Por ejemplo, puedes colocar una canica en un frasco cada vez que el grupo interactúe bien y sigue las reglas. Cuando las canicas alcancen una cierta altura en el frasco, toda la clase puede ir a una excursión de campo especial o a un evento.
    • Una vez que expliques las reglas y expectativas del salón de clase, debes hacer que tus estudiantes acepten verbalmente cumplir las reglas o alcen la mano para demostrar que las hayan comprendido. Esto servirá como un compromiso de cada uno de tus estudiantes para seguir las reglas.
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    Dales a los padres una copia de las reglas durante la primera semana del inicio de clases. Si lo haces, te asegurarás de que los padres estén informados de las reglas y comprendan cómo disciplinarás a tus estudiantes. Si sientes que no puedes controlar a tus estudiantes, posiblemente debas incluir a los padres en los asuntos del salón de clase, así que compartir las reglas en la primera semana de clases será muy útil.[7]
    • También puedes pedirles a los padres que revisen las reglas con sus hijos en casa para que tengan en claro las reglas. De esta manera, los niños sabrán que sus padres aprueban las reglas del salón de clase.
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    Repasa las reglas regularmente con tus estudiantes. Los niños responden al comportamiento justo y constante. Además, con frecuencia siempre siguen el ejemplo de otros. Asegúrate de repasar con tus estudiantes las reglas y expectativas del salón de clase al menos una vez a la semana para que puedan recordarlas.[8]
    • También es importante que les preguntes a tus estudiantes si tienen preguntas o preocupaciones sobre las reglas. Es posible que algunos estudiantes sientan que algunas reglas deban ser más específicas o necesiten adaptación. Mantente abierto a discutir sobre las reglas del salón de clase y permíteles a tus estudiantes expresar sus opiniones. De esta manera, aunque decidas no cambiar o adaptar ninguna regla, demostrarás a tus estudiantes que respetas su opinión, además de indicar que piensan de manera crítica sobre las reglas.
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    Pon las reglas en práctica. Si se presenta un asunto o problema en el salón de clase, recurre a las reglas establecidas y las expectativas para tus estudiantes. No temas ser estricto con las reglas ya que es la única forma de que se cumplan en el salón de clase. Prepárate para proporcionar castigos adecuados. Sin embargo, evita gritar o enojarte con los estudiantes. En lugar de eso, usa castigos que fomenten la autoconciencia y el diálogo en lugar de la humillación o la verguenza.[9]
    • También debes tratar de mantener consecuencias positivas a lo largo del año escolar cuando un estudiante o toda la clase siga las reglas. De esta manera, recordarás a la clase que las reglas están hechas para recompensar y disciplinar.

Método 2
Método 2 de 3:
Aplica disciplina positiva en el salón de clase

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    Comprende la diferencia entre el castigo y la disciplina positiva. La disciplina positiva es un tipo de disciplina que usa alternativas positivas y métodos no violentos para respetar y recompensar a los niños cuando se comportan adecuadamente y corregir cualquier comportamiento negativo. A diferencia del castigo, la disciplina positiva no está a favor de humillar, ridiculizar, agredir o usar la violencia para corregir el comportamiento de los estudiantes. Este tipo de disciplina argumenta que los estudiantes responden mejor a los tratamientos positivos, como la elección de alternativas, la negociación, el diálogo y un sistema de recompensa.[10]
    • Como maestro también tendrás más control sobre el salón de clase usando la disciplina positiva ya que fomentarás que tus estudiantes escojan alternativas y tomen decisiones por sí solos en lugar de forzarlos a actuar correctamente. Debido a que de este modo los estudiantes aprenderán a autocorregirse y a plantear soluciones o resolver asuntos entre ellos, este tipo de disciplina también puede mantener la paz a largo plazo en el salón de clase.
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    Aprende los siete principios de la disciplina positiva. La disciplina positiva se basa en siete principios principales, los cuales pueden actuar como reglas del salón de clase que puedes usar en tu rol de maestro o líder. Los siete principios son:[11]
    • Respetar la dignidad del niño
    • Desarrollar un comportamiento de interacción social y fomentar la autodisciplina
    • Maximizar la participación del niño en el diálogo en clase
    • Respetar las necesidades del desarrollo del niño y su calidad de vida
    • Respetar la motivación del niño y su visión de la vida
    • Asegurar la equidad y justicia a través de la igualdad y la no discriminación
    • Promover la solidaridad entre los estudiantes del salón
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    Sigue los cuatro pasos de la disciplina positiva. La disciplina positiva se basa en un proceso de cuatro pasos que reconocen el comportamiento adecuado en el salón y lo recompensan. Puedes aplicar estos pasos con un estudiante o toda la clase.[12]
    • Primero describe el comportamiento apropiado que esperas de tu alumno o la clase. Por ejemplo, si tratas de hacer que la clase se tranquilice, puedes decir: "Alumnos, guarden silencio".
    • Luego, proporciona razones para explicarles a tus estudiantes por qué ese comportamiento es apropiado. Por ejemplo, puedes decirles: "Vamos a comenzar nuestra clase de inglés y es importante que todos escuchen con atención".
    • Pregunta a tus estudiantes para estar seguro de que reconozcan el comportamiento apropiado. Por ejemplo, puedes preguntarles: "¿Se dan cuenta de por qué es importante permanecer en silencio?".
    • Afianza el comportamiento correcto con el contacto visual, un gesto de afirmación con la cabeza o una sonrisa. También puedes afianzar el buen comportamiento de la clase otorgándole cinco minutos más de juego u otra canica en el frasco de premios. Si vas afianzar el comportamiento individual, puedes otorgarle al estudiante puntos adicionales o colocar una estrella cerca de su nombre.
    • Siempre recompensa el buen comportamiento inmediatamente y de forma clara. Debes hacer que los estudiantes sientan que están en el equipo ganador y recompensar a los estudiantes individualmente por ser buenos miembros del equipo.
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    Aplica la disciplina positiva en tu salón de clase. Cuando uses la disciplina positiva, sigue una proporción de 4 a 1. Esto significa que debes atrapar a un estudiante o toda la clase haciendo algo adecuadamente cuatro veces por cada vez que los hayas encontrado haciendo algo inapropiado. Sé constante con esta proporción, ya que de esta manera demostrarás a tus estudiantes que te interesa más dar premios y reconocer las acciones apropiadas que castigarlos.[13]
    • Ten en cuenta que la disciplina positiva puede fallar si el estudiante o la clase no recibe un premio rápidamente o de manera clara. Asegúrate de que siempre cumplas con otorgar un premio por el comportamiento adecuado.
    • Siempre enfatiza la tarea en lugar del comportamiento. Enfócate en tareas positivas como decirles a tus alumnos que guarden silencio y sean considerados con los demás en lugar de señalarles que no conversen o que no griten. Por ejemplo, puedes usar un comentario de reconocimiento como "Es importante que permanezcamos en silencio para que seamos considerados con lo que los demás tienen que decir"; en lugar de decir algo como "Es importante que dejen de conversar y se concentren".

Método 3
Método 3 de 3:
Usa la resolución de problemas y la participación de la clase

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    Crea una agenda y un libro de soluciones. Consigue dos cuadernos con hojas en blanco y colócales una etiqueta con las palabras "agenda" y "libro de soluciones" respectivamente. Debes usar la agenda para anotar cualquier asunto o problema en el salón de clase y el libro de soluciones para anotar cualquier solución o respuesta a estos asuntos o problemas. Colaborarás con la clase para abordar cada asunto anotado en la agenda y trabajar en conjunto para escribir posibles soluciones en el libro de soluciones.[14]
    • Este tipo de disciplina, conocida como disciplina democrática, ayudará a afianzar el pensamiento crítico en el salón de clase y hacer que tus estudiantes participen activamente en encontrar soluciones a los asuntos o problemas. Como maestro debes facilitar estos diálogos y hacer sugerencias, además de confiar en que tus estudiantes proporcionen ideas y retroalimentación.
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    Explica el propósito de la agenda a la clase el primer día de escuela. Presenta los dos libros a la clase en el primer día de clases. Comienza explicándoles a tus estudiantes que el salón de clase va a ser un espacio donde todos los estudiantes se respeten y sus opiniones se escuchen. También puedes afianzar que dependerá de la clase encontrar soluciones a los asuntos o problemas que sucedan durante el año escolar. Debes guiar este diálogo pero también dejar que los estudiantes se sientan libres de dialogar y crear soluciones por su cuenta.[15]
    • Luego, puedes mostrarle a la clase una situación o problema que escribiste en la agenda. Por ejemplo, puedes dialogar sobre las situaciones que acontecieron mientras tus estudiantes hacían la cola para el almuerzo. Algunos estudiantes de la cola se enojaron o resultaron heridos cuando otros estudiantes los sacaron de la cola o los empujaron cuando trataban de ingresar a la cola.
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    Haz que la clase te ayude a encontrar soluciones para resolver una situación modelo. Pídele a la clase que te dé sugerencias sobre cómo hacer una cola de forma respetuosa. A medida que los estudiantes te proporcionen posibles soluciones, escríbelas en la pizarra. Escribe todas las soluciones de cada estudiante, incluso las que te parezcan tontas o poco probables.[16]
    • Por ejemplo, ellos pueden brindarte soluciones como llamar a los estudiantes en orden alfabético para que hagan la cola, permitir que los hombres hagan la cola primero, hacer que los estudiantes corran tan rápido como puedan en frente de la cola o llamar a cada mesa al azar para hacer la cola.
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    Analiza las posibles soluciones. Luego, les dirás a tus estudiantes que, debido a que se trata de tu problema, tú serás quien analice las ventajas y desventajas de cada solución y escogerás una para ponerla a prueba durante una semana. Explícales que "quien tenga el problema debe escoger la solución". Analiza cada solución de manera que la clase pueda escuchar tu razonamiento.[17]
    • Por ejemplo, puedes comenzar diciéndoles lo siguiente: "Si escojo a los niños antes de las niñas, ellas sentirán que las dejamos de lado y eso no es lo que queremos. Si llamo la lista en orden alfabético, los estudiantes cuyos nombres comiencen con la letra "A" siempre serán los primeros. Si permito que los estudiantes corran rápido para llegar a la cola primero, podrían herirse o herir a otros estudiantes. Por lo tanto, creo que escogeré llamar a cada mesa al azar".
    • Usa la solución la siguiente semana cuando los estudiantes hagan cola para su almuerzo y pregúntales quién recuerda la solución para hacer la cola del almuerzo o pídeles que levanten la mano los que recuerdan cuál fue la solución que se escogió. De esa manera, afianzarás la decisión y mostrarás a los estudiantes que estás dispuesto a poner en práctica la solución que escogiste.
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    Usa la agenda y el libro de soluciones a lo largo del año escolar. Luego de informar a tus alumnos sobre cómo usar la agenda y el libro de soluciones, anímalos a usarlos para registrar cualquier asunto y discutir posibles soluciones con la clase. Verifica la agenda todos los días y aborda cualquier asunto del cuaderno.[18]
    • Pídele al estudiante que escribió el asunto que pida a la clase soluciones posibles para resolverla. Una vez que el estudiante tenga de tres a cuatro soluciones posibles, guíalo a medida que decida la solución que se pondrá a prueba durante una semana. Comunica la solución preguntando a los estudiantes si están de acuerdo con la solución que se pondrá en práctica durante la semana y refiérete al estudiante que escogió la solución por su nombre.
    • Al final de la semana, habla con el estudiante y pídele que le diga a sus compañeros si la solución fue útil o no. Si considera que la solución fue útil, puedes pedirle que decida si esa es la solución que va a usar desde ese momento. Si la solución no fue tan útil, trabaja con tu estudiante para llegar a una mejor solución o adaptarla para que sea más útil.
    • Esto permitirá a los estudiantes crear sus propias soluciones y trabajar en asuntos usando el pensamiento crítico y la autoconciencia. También te permitirá disciplinar a los estudiantes de una forma abierta y productiva para que vean que cada asunto puede tener varias soluciones posibles.

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Categorías: Carreras y educación