Enseñarle a un niño a leer es un proceso educativo y satisfactorio, tanto para el padre o madre como para el niño. Sin importar si educas a tus niños en casa o solo quieres que tengan una ventaja, puedes empezar a enseñarles a leer en casa. Con las herramientas y tácticas correctas, tu niño leerá en poco tiempo.

Método 1
Método 1 de 3:
Empezar temprano

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    Léele a tu niño con frecuencia. Como con todo, es difícil ser bueno en algo sin haber estado expuesto a ello. Para que tu niño esté interesado en la lectura, deberás leerle con frecuencia. Si te es posible, deberías empezar cuando sea un bebé y continuar hasta sus años de escuela. Lee libros con historias que comprenda; a una temprana edad, podrías leerle de 3 a 4 libros cortos por día.
    • Busca libros que combinen otros sentidos junto con la lectura, para ayudar a tu niño pequeño a interactuar mientras le cuentas la historia. Por ejemplo, busca libros con imágenes, páginas táctiles, que reproduzcan sonidos o tengan aromas.
    • Léele libros que puedan ser un poco difíciles para su nivel de comprensión, pero que tengan una historia interesante o cautivadora.[1]
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    Haz preguntas interactivas. Incluso antes de que tu niño aprenda a leer, podrá aprender comprensión de lectura. Mientras le leas cuentos en voz alta, hazle preguntas sobre los personajes o la trama. Para un niño pequeño, estas preguntas podrían ser: “¿Ves el perro? ¿Cuál es el nombre del perro?”. La dificultad de las preguntas podría ser cada vez mayor a medida que el nivel de lectura aumente.
    • Ayuda a que tu niño aprenda habilidades de pensamiento crítico al hacerle preguntas de respuesta abierta sobre los cuentos. Es probable que no te brinde respuestas verbales complejas hasta que tenga por lo menos cuatro o cinco años de edad, pero haz preguntas y ten paciencia.
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    Haz que los libros sean de fácil acceso. No es bueno que tengas los libros ubicados en lugares que tu niño no pueda alcanzar con facilidad. Mantenlos cerca del nivel del suelo y de las áreas de juego típicas para que así tu niño empiece a asociarlos con actividades de juego.
    • Debido a que tu niño podría tocar o leer los libros con frecuencia, asegúrate de elegir aquellos que tengan páginas especiales que se puedan limpiar y que no sean demasiado sentimentales. Los libros desplegables no son necesariamente la mejor opción para los niños pequeños.
    • Un estante para libros lindo podría parecer la opción más atractiva, pero hasta que tu niño no esté en la escuela, enfócate en la funcionalidad del almacenamiento de libros.
    • Establece un espacio de lectura junto al estante para libros. Coloca algunos cojines, almohadas y sillas cómodas para que el niño se siente en ellos cuando lea. La parte superior del estante puede contar con tazas y bocadillos que el niño podrá consumir cuando lea.
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    Da un buen ejemplo. Muéstrale a tu niño que la lectura es interesante y que vale la pena leer para uno mismo. Pasa un mínimo de diez minutos al día leyendo cuando tu niño esté cerca, para que te vea disfrutando de esta actividad solo. Aunque no seas un lector muy ávido, busca algo para leer: una revista, el periódico, un libro de cocina, todo cuenta. Pronto, empezará a interesarse en leer por su cuenta, sencillamente como resultado de verte hacerlo.
    • Incluye a tu niño en tu hora de lectura. Si lees algo adecuado para niños, dile lo que estás leyendo. A su vez, señala las palabras en la página para ayudarlo a conectar las líneas con los sonidos que forman palabras.
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    Consigue acceso a una biblioteca. Podrías hacerlo de dos formas: podrías crear tu propia biblioteca pequeña en casa coleccionando decenas de libros del nivel de lectura de tu niño, o podrían ir juntos a la biblioteca pública local cada semana para ver los libros. Tener una gran variedad de libros a la mano (en especial con un niño mayor) hará que la lectura sea más interesante y le ayudará a enriquecer su vocabulario en su base de conocimiento.
    • No obstante, no rechaces una petición para volver a leer su libro favorito tan solo porque ya lo ha leído muchas veces.[2]
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    Empieza a hacer asociaciones de palabra y sonido. Incluso antes de empezar con el alfabeto y otros sonidos específicos, ayuda a tu niño a reconocer que las líneas en la página están directamente correlacionadas con las palabras que salen de tu boca. Mientras le lees en voz alta, señala cada palabra en la página al mismo tiempo que la dices. Esto le ayudará a captar el patrón de palabras o líneas en la página relacionados con las palabras que pronuncies, en cuanto a su extensión y sonido.
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    Evita usar tarjetas ilustradas. Algunas empresas promocionaban las tarjetas ilustradas especializadas para ayudar a leer a los bebés, a los niños pequeños y de edad preescolar. En general, las tarjetas ilustradas no son la técnica más útil o eficaz para enseñar a leer. El tiempo que pases leyéndole historias a tu hijo será mucho más beneficioso que estas tarjetas. “Leerle en voz alta a un niño pequeño, en especial de forma interesante, fomenta el inicio de la alfabetización y el desarrollo del lenguaje, y mejora la relación entre padre e hijo. Además, puede fomentar el amor por la lectura, el cual es incluso más importante que determinadas habilidades de alfabetización”.[3]
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Método 2
Método 2 de 3:
Enseñar lo básico

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    Enséñale a tu niño el alfabeto. Cuando tu hijo haya desarrollado una conciencia de las palabras, empieza a descomponer las palabras en letras individuales. Si bien la canción del alfabeto es el medio más clásico para enseñar el alfabeto, trata de hacer algo creativo. Explícale cada una de las letras con su nombre, pero no te preocupes todavía por tratar de incorporar los sonidos de las letras.
    • Enséñale primero las letras minúsculas. Las mayúsculas solo representan el 5 % de todas las letras en la lengua escrita. Por lo tanto, dedícate más a enseñar las letras minúsculas. Estas son mucho más importantes en el desarrollo de las habilidades de lectura.
    • Trata de formar cada una de las palabras con plastilina, hacer un juego de lanzamiento (en donde el niño lance un cojín o una pelota a una letra específica en el suelo) o de pescar letras de espuma en la bañera. Todos estos son juegos interactivos que fomentan el desarrollo a múltiples niveles[4] .
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    Desarrolla una conciencia fonémica. Uno de los pasos más importantes para enseñar a leer es asociar un sonido hablado con una letra o un par de letras. A este proceso se le conoce como “conciencia fonémica”. Existen 24 sonidos del habla creados por las 27 letras de nuestro alfabeto y debe enseñarse cada sonido junto con su equivalente en letras. Esto incluye a los sonidos largos y cortos producidos por cada letra, además de los sonidos especializados de algunas letras combinadas (como la “ch” y la “ll”).
    • Céntrate en una única letra, parte o sonido. Evita la confusión y construye una base sólida trabajando a paso constante cada uno de los sonidos del habla.
    • Dale ejemplos de la vida real para cada sonido del habla; por ejemplo, dile que la letra “a” produce el sonido “aa”, como el principio de la palabra “amor”. Podrías incluso convertirlo en un juego de adivinanzas, cuando digas una palabra fácil (como amor), el niño podría adivinar la primera letra de la palabra.
    • Emplea juegos similares a aquellos usados cuando le enseñabas el alfabeto, que combinen el pensamiento crítico por parte del niño con el fin de determinar las correlaciones de sonido y letra. Ve la lista antes mencionada para tener más ideas, pero reemplaza los sonidos.
    • Es más fácil para los niños desarrollar una conciencia fonémica cuando se descomponen las palabras en sus elementos más pequeños. Esto puede lograrse con el juego de los aplausos (aplaudir cada sílaba de una palabra) o pronunciar cada letra de una palabra[5] .
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    Enséñale a tu niño a rimar. Las rimas enseñan a tener conciencia fonémica y a reconocer las letras, además de las palabras más básicas en español. Léele rimas infantiles y más adelante haz listas de rimas fáciles de leer, tales como: oso, oro, loro, moro, y poro. Tu niño empezará a ver los patrones de sonidos que se forman cuando se combinan determinadas letras; en este caso, lo que hace el sonido “oro”.
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    Enséñale a tu niño a leer usando el método basado en la fonética explícita. Tradicionalmente, se les enseña a los niños a reconocer una palabra basándose en su tamaño, la primera y última letra y su sonido general. A este método de enseñanza se le conoce como “método basado en la fonética implícita”, que va desde la parte más grande a la menor. Sin embargo, los estudios han demostrado que el vocabulario leíble aumenta significativamente (de 900 a 30 000 palabras en el tercer grado) cuando se le enseña al niño de la manera opuesta: descomponiendo cada palabra en sus elementos más pequeños y armándola en una palabra entera; es decir, el método basado en la fonética explícita. Ayúdale a tu niño a empezar a leer haciéndole pronunciar primero cada letra sin mirar la palabra completa.
    • No pases al método basado en la fonética explícita hasta que tu niño haya desarrollado una conciencia fonémica adecuada. Si no puede asociar los sonidos con las letras o los pares de letras de manera rápida, necesitará un poco más de práctica antes de pasar a las palabras completas.
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    Haz que tu niño practique la decodificación. Normalmente se le conoce como “pronunciar” las palabras; la decodificación se da cuando un niño lee una palabra al pronunciar los sonidos de cada letra, en vez de tratar de leer toda la palabra de una sola vez. La lectura se descompone en dos partes principales: decodificar o leer una palabra y comprender su significado. No esperes que tu niño reconozca y comprenda las palabras todavía; haz que se centre en el proceso de decodificación y pronunciación de los elementos de la palabra.
    • Todavía no uses cuentos o libros completos; haz que tu niño lea listas de palabras o un cuento básico (sin enfocarse en la trama). Este es otro gran momento para practicar las rimas.
    • Decodificar en voz alta normalmente hará que tengan más facilidad para que el niño aprenda a decir una palabra. Si es necesario, haz que la descomponga según sus elementos con aplausos.
    • No seas estricto con la forma en la que tu hijo pronuncie los sonidos. Los acentos regionales y las habilidades de audición débiles hacen que un niño tenga dificultad para decir la mayoría de los sonidos de la manera académicamente correcta. Acepta el esfuerzo razonable. Reconoce que aprender los sonidos es solo un paso intermedio para aprender a leer, no una meta en sí.[6]
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    No te preocupes por la gramática en este punto. Los niños preescolares y los niños de los primeros grados de primaria son muy concretos en la manera en la que piensan y no pueden con los conceptos complicados. A la edad de cuatro años, la mayoría de los niños ya tienen un excelente conocimiento de gramática y a su debido tiempo aprenderán todas las reglas formales de gramática. En este punto, solo tienes que enfocarte en la habilidad mecánica de leer; es decir, aprender a decodificar nuevas palabras e incorporarlas en su memoria para construir fluidez.
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    Acumula un archivo de “palabras de vista”, o palabras comunes. Por ejemplo, en el idioma inglés, ciertas palabras del vocabulario se usan con frecuencia, pero no siguen las reglas fonéticas típicas. Estas palabras son más fáciles de memorizar por asociación de su forma que por su sonido, por lo que se les conoce como “palabras de vista”. Algunas de estas palabras son: “they (ellos o ellas)”, “she (ella)”, “an (un)”, “said (dijo)” y “the (el o la)”. La lista completa de las “palabras de vista” se denomina “lista Dolch”, la cual está disponible en Internet y puede separarse en secciones para desarrollarse.
    • Muéstrale a tu hijo palabras en un pedazo de papel. Deja que las copie y después de decirle qué palabra es, y pídele que te diga cuál es.
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Método 3
Método 3 de 3:
Aumentar la dificultad

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    Empieza a darle a tu hijo cuentos completos. Lo más probable es que tu niño esté en la escuela cuando sea capaz de leer y sus profesores le darán su propio material de lectura. Ayúdalo a leer todos estos cuentos fomentando el uso fonético explícito y reconociendo el vocabulario. A medida que reconozca más palabras, podrá comprender más las tramas de los cuentos y los significados.
    • Deja que tu niño vea imágenes; no cuenta como trampa si lo hace. La asociación de imágenes y palabras es un aspecto útil para enriquecer el vocabulario.
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    Haz que tu niño te describa una historia. Después de cada sesión de lectura, haz que tu niño te describa la trama de la historia. Trata de que sea minucioso, pero no esperes una respuesta elaborada. Un método fácil y divertido para ayudarle a hacerlo es usando marionetas que representen a los personajes de la historia, para que así tu niño te la describa usándolas.
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    Hazle preguntas sobre los cuentos. Tal como cuando le leías cuentos, cada vez que tu niño lea, hazle preguntas acerca de lo que acaba de leer. Al principio, le será difícil pensar de forma crítica acerca del significado de las palabras, de la construcción del desarrollo de los personajes y de la trama (o lo parecido a todo esto en los cuentos más básicos), pero con el tiempo desarrollará la habilidad necesaria para responder las preguntas.
    • Haz una lista de preguntas que tu niño pueda leer; su habilidad para leer y comprender las preguntas en esa lista será casi tan útil como la respuesta a las preguntas en sí.
    • Empieza con preguntas directas, tales como: ¿Quién era el personaje principal en el libro? en vez de preguntas más abstractas, tales como: ¿Por qué el protagonista estaba disgustado?
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    Incorpora la escritura en la lectura. La capacidad de leer es un precursor necesario para poder escribir, pero a medida que tu niño desarrolle sus habilidades de lectura, haz que practique su escritura al mismo tiempo. Los niños aprenden a leer con más rapidez y facilidad si aprenden a escribir al mismo tiempo. La memoria motriz de las letras, escuchar sus sonidos y mirarlas por escrito reforzarán sus conocimientos nuevos. Así que enséñale a escribir las letras y las palabras.
    • A medida que tu niño aprenda a deletrear mediante la decodificación y la pronunciación de las palabras, notarás que sus habilidades de lectura mejorarán. Recuerda que debes avanzar despacio, no esperes la perfección.
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    Síguele leyendo. Así como le has enseñado el placer de leer antes de que aprendiera a hacerlo, deberás continuar fomentando la lectura al leerle o leyendo juntos diariamente. De esta manera, tu niño desarrollará una conciencia fonémica más sólida cuando vea las palabras mientras se las leas, en vez de esforzarse por hacer ambas cosas al mismo tiempo por sí solo.
    CONSEJO DE ESPECIALISTA
    Soren Rosier, PhD

    Soren Rosier, PhD

    Investigador educativo
    Soren Rosier es un candidato a doctorado en la Escuela de Postgrado de Educación de Stanford. Estudia cómo los niños se enseñan unos a otros y cómo capacitar maestros colegas para ser eficaces. Antes de empezar su PhD, fue profesor de secundaria en Oakland, California, e investigador en SRI International. Terminó sus estudios de pregrado en la Universidad de Harvard en 2010.
    Soren Rosier, PhD
    Soren Rosier, PhD
    Investigador educativo

    Lee libros más difíciles junto con tu hijo. El candidato a doctorado y exmaestro Soren Rosier comenta: "El nivel de lectura guiada de un niño suele ser más alto que su nivel de lectura independiente. Cuando lean juntos, opten por libros que estén ligeramente por encima de su nivel de lectura independiente. Luego, cuando lo envíes a leer por su cuenta, cambia por libros que sean un poco más sencillos".

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    Haz que lea en voz alta. Tendrás una mejor percepción de las habilidades de lectura de tu niño cuando lea en voz alta, además estará obligado a bajar la velocidad de su lectura para pronunciar correctamente las palabras. Evita detenerlo para corregirlo mientras lee, ya que hacerlo podría interrumpir la ilación de sus pensamientos y dificultar la comprensión de lo que esté leyendo.
    • Leer en voz alta no tiene que limitarse exclusivamente a los cuentos; cuando estén rodeados de palabras, haz que tu niño las pronuncie. Los carteles de las carreteras son un ejemplo excelente de lo que tu niño ve a diario y puede practicar leyéndotelos en voz alta.[7]
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Consejos

  • Si tu hijo no tiene paciencia para leer y prefiere ver televisión, trata de encender los subtítulos y anímalo a que los siga.
  • Los bebés y los niños pequeños no pueden aprender a pronunciar palabras. Pueden reconocer los símbolos y correlacionarlos con objetos o vocabulario conocidos, pero las palabras son símbolos complejos, y es poco probable que las tarjetas ilustradas los ayuden a dominarlo en verdad.
  • La mayoría de los niños no están lo suficientemente desarrollados como para empezar a pronunciar palabras, hasta que tienen entre 5 y 7 años de edad.
  • La mayoría de los niños empiezan a desarrollar la conciencia fonémica a la edad de cuatro años. Puedes empezar a enseñarle los sonidos de las letras aproximadamente a esa edad. Podrás darle instrucciones sencillas para leer aproximadamente a esa edad.
  • ¡No lo apresures! Dale tiempo a tu hijo. Léele al menos 1 vez al día.
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Acerca de este wikiHow

Soren Rosier, PhD
Coescrito por:
Investigador educativo
Este artículo fue coescrito por Soren Rosier, PhD. Soren Rosier es un candidato a doctorado en la Escuela de Postgrado de Educación de Stanford. Estudia cómo los niños se enseñan unos a otros y cómo capacitar maestros colegas para ser eficaces. Antes de empezar su PhD, fue profesor de secundaria en Oakland, California, e investigador en SRI International. Terminó sus estudios de pregrado en la Universidad de Harvard en 2010. Este artículo ha sido visto 481 025 veces.
Categorías: Lectura y comprensión
Resumen del artículoX

Para enseñarle a tu hijo a leer, empieza a leerle con frecuencia lo antes posible. Mientras lees, señala las palabras en la página para que reconozca que las líneas están relacionadas con lo que estás diciendo. Luego, cuando el niño tenga conciencia de las palabras, enséñale el alfabeto y los sonidos que producen todas las letras, incluyendo los sonidos cortos y largos, así como las combinaciones de letras. Cuanto tu hijo pueda pronunciar el alfabeto, haz que practique la pronunciación de palabras y oraciones completas. Para saber cómo animar a tu hijo para que disfrute de la lectura, ¡desplázate hacia abajo!

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