¿Alguna vez has querido crear un cómic, pero no sabías bien dónde comenzar o qué hacer? Los cómics son una forma de arte rica y divertida que finalmente están recibiendo el respeto que se merecen, las cuales combina ilustraciones con diálogos rápidos e historias. Aunque no haya una forma “correcta” de escribirlos, todo artista nuevo debe tomar en cuenta las siguientes medidas.

Método 1
Método 1 de 3:
Esbozar una historia atractiva

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    Piensa en una historia corta y visual para llevar de tu mente al papel. Los cómics son geniales porque combinan palabras con imágenes cinemáticas y así mezclan lo mejor de las novelas y las películas. Recuerda esta característica cuando pienses en las historias, pues querrás tener imágenes y gráficos grandes y divertidos, así como una buena cantidad de conversación y diálogo. Aunque no hay ideas equivocadas, algunas medidas que debes tener en mente son las siguientes:
    • Mantener las historias visuales: un pasaje largo en el que un personaje está pensando o cavilando podría ser difícil de expresar en un cómic, pero no imposible. Del mismo modo, la historia de una conversación en una sola habitación probablemente sea más apropiada para un relato corto, pues no tendrás muchas páginas de imágenes nuevas.
    • Racionalizar la historia: es excelente tener más personajes, ubicaciones y acciones, pero esto incrementa de manera significativa el trabajo del ilustrador. Los mejores cómics narran su historia de manera rápida y eficiente, y utilizan diálogos e imágenes para que la acción siga avanzando.
    • Tener un estilo artístico: los cómics realmente buenos tienen un arte que se adecúa de manera impecable al tono de escritura, como las acuarelas sucias de “V de Vendetta” en comparación con el cómic brillante, caricaturesco y lleno de acción de “Guerra Civil” de Marvel. Si eres artista, quizás sea sencillo, pero incluso los escritores deben pensar en el tipo de historia y arte que les gusta. ¿En qué tipo de ánimo te hace pensar y cómo podrías lograr lo mismo con tu historia?
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    Elabora un borrador del argumento de tu historia en forma de párrafo. Para comenzar, escribe sin preocuparte de la forma, el contenido o la manera en que se verá en la página. Una vez que tengas clara una idea, haz que la pluma fluya. Pon a tus personajes o ideas en movimiento y fíjate qué pasa. No habrá problemas si desechas el 90 % de esta parte. Recuerda los consejos del escritor y animador Dan Harmon que dice que el primer borrador es terrible en un 98 %, pero que el siguiente es malo solo en un 96 % y, así sucesivamente, hasta obtener una gran historia. Encuentra el 2 % de lo increíble y básate en eso.[1]
    • ¿Qué personajes son los más divertidos de escribir?
    • ¿Qué puntos del argumento te parecieron más interesantes de investigar?
    • ¿Hay alguna parte que te parecía una buena idea pero que simplemente no puedes escribir? Piensa en omitirlas.
    • Habla sobre el borrador con algunos amigos para que te den consejos sobre lo que les gusta y la forma en que puedes avanzar.
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    Crea personajes sólidos, con defectos y emocionantes. Los personajes conducen el argumento en casi todas las grandes películas, cómics y libros. Casi todos los cómics se derivan de que algún personaje quiere algo pero no puede conseguirlo, desde villanos que quieren controlar el mundo (y héroes que quieren salvarlo) hasta una joven que quiere entender su complejo entorno político (“Persépolis”). La parte divertida de cualquier cómic, sea de súper héroes o personas normales, es seguir las pruebas, tribulaciones y defectos personales de un personaje conforme este trata de cumplir sus metas. Las características de un buen personaje son las siguiente:
    • Es sólido. Es decir, tiene tanto fortalezas como debilidades, así como cualquier otra persona. Esta característica hará que sea fácil relacionarse con él. A las personas no les cae bien Superman solo porque salva al mundo, sino porque su torpe alter ego, Clark Kent, nos hacer recordar nuestros propios días torpes y nerviosos.
    • Tiene tanto deseos como temores. Los grandes personajes quieren algo que no pueden conseguir y este conflicto conforma la historia. No es un error que Bruce Wayne, Batman, le tenga pánico a los murciélagos, así como teme fallarle a su ciudad y a sus padres. Estas características hacen que sea mucho más fácil relacionarse con él que con un tipo raro con una capa.
    • Tiene voluntad. Cuando un personaje toma una decisión, asegúrate de que sea él quien decida hacerlo y no el autor quien lo obliga porque “el argumento lo requiere”. Esta es la forma más rápida de perder lectores.[2]
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    Para crear un argumento de inmediato, presenta un problema, haz que no sea posible resolverlo y luego resuélvelo con una sorpresa. Si estos pasos te parecen muy simples, es porque así es; pero en realidad son el origen de todos los argumentos. Tienes a tus personajes y estos tienen un problema (el Guasón se ha escapado, los Vengadores se separaron, a Scott Pilgrim lo deja su novia). Luego, deciden arreglar el problema y no lo consiguen (el Guasón escapa, el Capitán América y Iron Man luchan, Scott Pilgrim tiene que pelearse con 7 de sus ex). En un impulso final de triunfo, tus personajes ganan (Batman derrota al Guasón, el Capitán América y Iron Man hacen las paces, Scott Pilgrim se queda con la chica). Estos son los puntos principales de tu argumento y puedes jugar con ellos de la forma que quieras. Pero si sabes estos tres pasos antes de tiempo te ahorrarás bastantes dolores de cabeza al momento de escribir.
    • "Primer acto: haz que tu héroe trepe a un árbol. Segundo acto: tírale rocas. Tercer acto: haz que baje. Anónimo[3]
    • Haz que las vidas de tus personajes sean un infierno, pues así harás que la recompensa sea más satisfactoria.
    • Siempre puedes jugar con la estructura y es algo que debes hacer. No te olvides que (alerta de spoiler) al Capitán América lo asesinan después de que se logra las paces en “Guerra Civil”. Sin embargo, este momento es genial porque desafía la estructura de tres actos incluso si la desmorona con un segundo momento climático y sorprendente.
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    Cuando sea posible, transmite la información visualmente en lugar de utilizar el diálogo o la exposición. Por ejemplo, digamos que tienes un personaje que debe entregar un ensayo o si no desaprueba la clase. Puedes hacer que el personaje se levante y le diga a su mamá “Necesito entregar este ensayo o desaprobaré”. Pero para el lector esto será simple y no le dará satisfacción. Considera las siguientes formas de contar este mismo argumento de manera visual:
    • Una página de ilustraciones en las que el personaje cruce de manera frenética la puerta, corra a lo largo de un corredor en dirección a una oficina y la encuentre “Cerrada”.
    • Un cartel en la pared que diga “¡Entregar los ensayos finales hoy día!” con el que el personaje se tope apenas salga de la clase.
    • Una toma de todos los demás estudiantes entregando sus ensayos mientras que tu personaje está solo en su escritorio escribiendo frenéticamente o con la cabeza entre las manos.
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    Utiliza tus borradores y párrafos para crear una línea de tiempo con las acciones y personajes de tu historia. Trata de ser bastante metódico con este paso y plasma cada punto del argumento y la acción hasta que llegue a su momento esencial. Piensa que cada uno de ellos es una página del cómic, pues querrás que la historia progrese cada vez que voltees la página.
    • ¿Qué es lo principal de cada escena? ¿Qué momento o línea hace que el diálogo impulse cada escena hacia la siguiente?
    • En cualquier forma de narración, cada escena debe terminar diferente a como empezó para los lectores, el argumento y los personajes. De lo contrario, ¡el cómic estará dando vueltas!
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    Llena el diálogo y trabájalo con tus amigos para hacerlo realista. Al final, una vez que la historia y los personajes estén en su lugar, será momento de materializar el diálogo. La clave es hacer que los personajes suenen lo más humanos posible, pero hay una forma fácil de hacerlo: haz que una persona lea los diálogos de cada uno. Invita a uno o dos amigos a tu casa y lean los diálogos a modo de guion. Te darás cuenta de inmediato cuando alguien no pueda entender bien las palabras o suene poco natural.
    • ¡Tampoco hay ninguna regla que diga que no puedes escribir primero el diálogo! Si te gusta escribir guiones para teatro o cine, es posible que te sientas más cómodo si haces un borrador de escenas en forma de diálogo en lugar de líneas de tiempo.

Método 2
Método 2 de 3:
Elaborar un boceto preliminar

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    Utiliza un boceto preliminar para probar tus ideas, tu estilo, la distribución y el ritmo sin poner mucho esfuerzo en la idea. Un “boceto preliminar” es básicamente un esquema de un cómic completo, página por página. No tienen que ser tan detallados como la distribución de los cómics más grandes. Más bien, decide cuántos recuadros o líneas de diálogos entran en cada página, en qué parte querrás las “páginas especiales” (como los recuadros de página entera) y pregúntate si el formato de cada página será idéntico o cambiará dependiendo del estado de ánimo. Esta es la parte en que empiezas a combinar las palabras con las imágenes, así que diviértete un poco.
    • Si no eres muy artístico, no tienes que preocuparte en contratar un artista todavía. Más bien, concéntrate únicamente en lo fundamental. Incluso unas figuras hechas de palos pueden comunicar una idea y ayudarte a visualizar el cómic final.
    • Aunque se trate “solo” de un boceto, de todos modos, debes tomarlo en serio, ya que será tu plan para el proyecto final. Por lo tanto, considéralo un bosquejo para pintar y no una práctica para desechar.
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    Crea varias líneas de tiempo: una para lo que le mostrarás al lector en la historia, otra para las acciones que deben suceder, otra para la orientación del desarrollo de los personajes, entre otros. Tendrás que aclarar otras líneas de tiempo para cada personaje, de modo que sepas qué ha pasado en su vida hasta el momento, hacia dónde va, etc. Esto te ayudará a mantener las páginas y la historia encaminadas, y así visualizar dónde deben estar los personajes en cada parte del cómic.
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    Divide una página en blanco en paneles para tu historia. Ten en mente el ritmo, de modo que si tu personaje principal acaba de descubrir los huesos de un monstruo en su jardín trasero, el lector pueda tener una buena imagen para ver y tomarse su tiempo observándola.
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    Utiliza las líneas de tiempo como guía y llena los paneles con descripciones o bosquejos de las acciones que quieres que se muestren y los diálogos que deban oírse. Recuerda que en un cómic el diálogo se puede ver, así que literalmente tendrás que hacerlo entrar en un recuadro. Trata de no amontonar mucho de una sola vez.
    • Dicho esto, algunos cómics dejan que las burbujas de diálogo continúen en otro recuadro, lo que crea una sensación un poco más relajada y caótica.
    • Para monólogos o diálogos largos, piensa en conectar las burbujas de diálogo entre recuadros. Un solo personaje estará diciendo el mismo diálogo, pero con una acción diferente de fondo.
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    Ten la hoja de tu guion y de tus gráficos una al lado de la otra mientras trabajas. Muchos profesionales utilizan dos hojas, una para el diálogo y una para las imágenes. Recuerda que la clave de los cómics es el balance entre las palabras y los gráficos, y esto será más fácil de ver cuando estén lado a lado. Puedes hacer una marca en cada leyenda y recuadro conforme vayas trabajando.
    • Por ejemplo, el guion podría decir lo siguiente: “[Página 1] Spiderman se balancea por las calles y ve dos patrulleros persiguiendo un auto deportivo de color amarillo. Leyenda 1: Mmmmm hoy, como nunca, está tranquilo…. Leyenda 2: Oh no, ¡creo que me apresuré en hablar!”. En la otra hoja, habrá una imagen de Spiderman colgándose por la calle y los dos espacios vacíos para la leyenda.
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    Contrata un artista o termina el trabajo por tu cuenta una vez que estés contento con el boceto. Si has sido diligente en hacer un trabajo profesional limpio, es posible que puedas convertir el mismo boceto en un cómic. De lo contrario ponte a trabajar en el producto final y utiliza el boceto como una guía. Esbozar, delinear con tinta y colorear el cómic es una tarea seria, pero también es muy divertida.

Método 3
Método 3 de 3:
Difundir tu libro a todo el mundo

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    Piensa en iniciar un cómic gratuito en Internet para generar interés y barullo. La era del Internet te da una oportunidad infinita de publicitar y publicar tu propio trabajo que no debes menospreciar. Los cómics cortos de Internet han reemplazado a los cómics físicos en varios aspectos como una forma de llegar a la inevitable novela gráfica, que normalmente consiste en todas las tiras recopiladas en un solo libro. Aún mejor, utiliza el cómic de Internet para expandir las historias o los personajes del libro, lo que tentará a los lectores a comprar “el libro de verdad”.
    • Entrar a las redes sociales todos los días, aunque sea durante 20 minutos, será esencial para crear un poco de tracción en Internet y conseguir posibles lectores.
    • Si puedes mostrar una lista larga de seguidores en cualquier plataforma, habrá más probabilidades que un editor vea tu trabajo y que este le agrade. Tener seguidores les demostrará que ya hay personas que quieren comprar el libro.
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    Haz una “lista de objetivos” de editores de cómics y novelas gráficas que tengan trabajos similares al tuyo. Busca a los autores y editores de tus cómics favoritos e inclínate hacia los que tienen un tono o un tema similar al tuyo. Por otro lado, asegúrate de diversificarte, ¡esta lista no puede ser demasiado grande! Recuerda que, aunque trabajar para Marvel o DC sería espectacular, es muy difícil que los grandes seleccionen novatos. Los grupos pequeños e independientes son una mejor apuesta.
    • Consigue la información de contacto de cada compañía, como el correo electrónico, la página web y la dirección.
    • Si quieres publicar una novela gráfica asegúrate de verificar si la editorial tiene una división específica que se encargue del arte gráfico o si tratan todos los trabajos presentados del mismo modo.
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    Presenta muestras de tu trabajo a las editoriales objetivo. Busca en Internet si estas aceptan “presentaciones no solicitadas”, lo que quiere decir que puedes enviarles el trabajo sin que lo hayan solicitado. Lee todas las reglas y guías; luego, envíales tu mejor trabajo. No todos te responderán, pero esa es la razón por la que la lista debe ser lo más larga posible.
    • Cualquier carta de presentación o correo electrónico debe ser corto y profesional. ¡Tu objetivo es que lean tu historia y no acerca ti!
    • Asegúrate de incluir muestras artísticas con la historia.
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    Piensa en publicar y publicitar tu cómic por tu cuenta. Esta es una opción abrumadora, pero es factible. Aunque imprimir a todo color es caro, siempre tendrás la opción de hacerlo solo a blanco y negro. Además, podrás tener el control creativo de todo el libro, lo que te permitirá estar seguro de que tu visión llegará a la página sin filtros.[4]
    • Para publicar un cómic por tu cuenta, simplemente crea un PDF con las páginas que tienes con la ayuda de Amazon Self Publish o un sitio web similar.
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    Entiende desde un inicio que el mundo editorial no siempre es fácil o justo. Hay muchos manuscritos que llegan al escritorio de los editores y que se desechan sin leerse. Esta advertencia no tiene como fin desalentarte (también hay muchos cómics increíbles que pasan la prueba), sino prepararte para el trabajo duro que te espera. Tener un cómic que te encante y del que te sientas orgulloso hará que el esfuerzo de lograr que se publique sea mucho más soportable.
    • No te olvides que incluso a los autores más famosos los rechazaron cien veces antes de alcanzar el éxito. Quizás sea doloroso ahora, pero superarlo hace la diferencia entre los cómics que se publican y los que no.

Advertencias

  • No te olvides que la página 1 estará debajo de la parte interior de la tapa, así que no hagas una ilustración de dos páginas hasta la página 2. Del mismo modo, la página 22 quedará frente a la parte interior de la tapa de atrás.
  • Trata de que tus ilustraciones de dos páginas comiencen en un número de páginas par.

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Categorías: Cómics