El cuento es el medio perfecto de expresión para cualquier escritor. Mientras que escribir una novela puede ser un desafío enorme, casi cualquier persona puede construir y, más importante todavía, terminar un cuento. Esto no significa que los cuentos sean fáciles de escribir, o que no sean tan artísticos o valiosos como las novelas. Con práctica, paciencia y pasión por escribir, pueden ser tan conmovedores y memorables como estas últimas. Te daremos algunas ideas sobre cómo escribir un cuento y algunos recursos para ayudarte a atravesar tus bajones creativos. ¡Continúa leyendo!

Parte 1
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Escribir un cuento

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    Recolecta ideas para tu cuento. La inspiración puede aparecer en cualquier momento. Lleva contigo una libreta (cuaderno) a donde quiera que vayas para poder anotar las ideas que se te ocurran.
    • La mayoría del tiempo solamente pensarás en pequeños fragmentos (un evento catastrófico alrededor del cual puedes construir un argumento, la apariencia de un personaje, etc.), pero a veces tendrás suerte y una historia completa se te presentará en unos pocos minutos.
    • Si tienes problemas para encontrar inspiración, o si necesitas escribir un cuento en muy poco tiempo (para una materia del colegio, por ejemplo), aprende a aprovechar el recurso de la lluvia de ideas o, si no aparece ninguna idea, puede ser necesario que te fijes en tu familia y amigos.
    • La experiencia generalmente ayuda a construir buenas historias. Los misterios de Isaac Asimov son el resultado de la experiencia de su autor.
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    Comienza con las características del cuento. Una vez que hayas elegido una idea, necesitas saber los rasgos básicos del cuento antes de escribir. Los pasos hacia un buen cuento son:
    • Introducción: presenta a los personajes, el lugar donde transcurre la historia, el momento en el tiempo, el clima, etc.
    • Acción inicial: el punto de la historia donde comienza la acción creciente.
    • Acción creciente: narración de los eventos que conducen al clímax.
    • Clímax: el punto más intenso o el punto de giro de la historia.
    • Acción decreciente: tu historia comienza su desenlace.
    • Resolución o desenlace: un final satisfactorio en el cual el conflicto central se resuelve o no. No es obligatorio escribir el cuento en orden. Si tienes una idea para escribir una buena conclusión, escríbela. Muévete de atrás hacia adelante o de adelante hacia atrás desde esa primera idea (que no necesariamente debe ser el comienzo de la historia) y pregúntate "¿qué pasa a continuación?" o "¿qué pasó antes que esto?".
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    Encuentra inspiración en personas reales. Si tienes problemas en entender o encontrar cualidades para tus personajes, mira hacia tu vida. Puedes tomar atributos de gente que conoces o de desconocidos que cruzas en la calle.
    • Por ejemplo, puedes prestar atención a alguien que siempre bebe café, alguien que habla con una voz muy fuerte, alguien que se la pasa escribiendo en la computadora, etc. Todas estas observaciones en conjunto te servirán para construir un personaje interesante. Tu personaje puede incluso concentrar los atributos de varias personas.
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    Conoce a tus personajes. Para que una historia sea creíble, los personajes deben ser creíbles y auténticos. Conseguirlo puede ser una tarea muy difícil pero hay algunas estrategias para crear "gente real" para incluir en tu historia.
    • Escribe una lista titulada con el nombre de tu personaje y escribe todos los atributos que se te ocurran, desde su posición en la orquesta hasta su color favorito. Conoce todo lo que puedas acerca de tus personajes, desde cuál es su motivación central hasta cuáles son sus comidas favoritas. ¿Hablan con un acento particular? ¿Tienen alguna singularidad en su manera de hablar? No incluirás esta información en la historia pero cuanto más sepas, más vida tendrán tus personajes, para ti y para el lector.
    • Asegúrate de que las personalidades de tus personajes no sean perfectas. Todos los personajes necesitan tener alguna falla, algunos problemas, imperfecciones o inseguridades. Puede parecerte que a nadie le gustaría leer una historia sobre alguien con defectos o debilidades, pero sucede todo lo contrario. Batman no sería Batman si no fuera un sociópata al límite.
    • La gente puede identificarse con personajes con problemas porque eso es algo realista. Cuando intentes encontrar los puntos débiles de tus personajes, no necesariamente debes darles un conflicto enorme o bizarro (aunque si quieres puedes). Para la mayoría de tus personajes, trabaja con aspectos que ya conoces. Por ejemplo, el personaje puede tener ataques de ira, tenerle miedo al agua, ser solitario, fumar demasiado, etc. Todo esto podrás utilizarlo para llevar tu historia más allá.
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    Limita la amplitud de tu historia. Una novela puede transcurrir a lo largo de millones de años e incluir múltiples tramas secundarias, varios escenarios y muchos más personajes. El evento principal de un cuento debe suceder en relativamente poco tiempo (días o minutos) y no será posible desarrollar con efectividad más que una trama, dos o tres personajes y un escenario. Si tu historia se extiende por sobre esto estarás más cerca de una nouvelle o una novela.
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    Decide quién contará la historia. Hay tres tipos de narradores para contar una historia: Primera persona (yo), segunda persona (tú) y tercera persona (él o ella). En primera persona, es el personaje quien cuenta la historia; en segunda persona el lector es un personaje de la historia; en tercera persona, hay un narrador por fuera de la historia. El narrador de segunda persona casi nunca se utiliza.
    • Ten en cuenta que los narradores de primera persona solo pueden decir lo que saben (que puede estar condicionado por lo que ven por ellos mismos o por lo que otros le cuentan), mientras que el narrador de tercera persona puede bien saber todo y además puede meterse en los pensamientos de cada personaje o limitarse a lo que observa.
    • También puedes mezclar y unir. Por ejemplo, puedes cambiar de un narrador de primera persona en un capítulo a un narrador de tercera persona en otro, o incluso más de un narrador de primera persona. Un ejemplo excelente de esto es el cuento "Rashōmon" de Akutagawa Ryūnosuke[1] , que luego se convirtió en una película con el mismo nombre, realizada por Akira Kurosawa.
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    Organiza tus pensamientos. Una vez que hayas preparado los elementos básicos de tu historia, puede serte útil el hacer una línea de tiempo para marcar qué pasará y cuándo pasará.
    • Tu historia debe consistir por lo menos en una introducción, un incidente inicial, acción creciente, clímax, acción decreciente y resolución. Puedes hacer un esquema con descripciones sencillas de lo que pasará en cada una de estas etapas. Hacerlo te ayudará a concentrarte en escribir la historia y podrás realizar cambios fácilmente. Así podrás mantener el ritmo de la historia.
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    Comienza a escribir. Dependiendo de cuánto hayas esbozado la trama y tus personajes, la escritura real puede consistir simplemente en elegir las palabras adecuadas.
    • Generalmente, escribir es un trabajo arduo. Probablemente no conoces a tus personajes tan bien como pensabas, pero eso no importa. De alguna manera, ellos te dirán lo que necesitas. Además, siempre hay tiempo para un segundo borrador.
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    Comienza con estilo. La primera página (algunos dirían la primera oración) de cualquier escrito debe ganar la atención del lector de inmediato y hacer que quiera saber más.
    • Un comienzo rápido es especialmente importante porque no cuentas con demasiado espacio para contar tu historia. No divagues con introducciones largas para los personajes o descripciones aburridas del contexto: ve directo hacia el argumento y revela los detalles sobre los personajes y el contexto a medida que avanzas.
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    Sigue escribiendo. Antes de terminar tu historia, casi con seguridad tendrás algunos imprevistos. Debes atravesarlos para tener éxito. Dedica un tiempo para escribir todos los días y ponte como meta escribir al menos una página por día. Incluso si desechas lo que has escrito en esa jornada, has estado escribiendo y pensando en la historia, y eso te beneficiará a largo plazo.
    • Considera la posibilidad de participar en grupos de escritura o actividades. Una muy buena actividad para los escritores de todo tipo es el "Mes Nacional de Escribir Novelas" o "NaNoWriMo"[2] (en el Área de la Bahía de San Francisco, Estados Unidos). Cada año, del 1 al 30 de noviembre, tienes la tarea de escribir una novela de al menos 50.000 palabras. La calidad y la brillantez no están en juego; el objetivo es el acto de escribir. Échale un vistazo al enlace en la sección de referencias para obtener mayor información.
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    Deja que la historia se escriba sola. A medida que desarrollas tu historia, puedes decidir llevar el argumento hacia otro lado diferente del que pensaste en un comienzo o cambiar sustancialmente un personaje o sacarlo directamente de la historia. "Escucha" a tus personajes para ver si te piden hacer o decir otra cosa y no te preocupes por alterar tus planes si esto mejora la historia.

Parte 2
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Editar el cuento

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    Revisa y edita. Cuando hayas terminado de escribir, ve hasta el principio y corrige los errores mecánicos, lógicos o semánticos. En general, asegúrate de que la historia fluya y que los personajes y sus problemas sean presentados y resueltos apropiadamente.
    • Si tienes tiempo, deja la historia durante algunos días o algunas semanas antes de comenzar con la edición. Poner un poco de distancia te ayudará a tener más claridad cuando la retomes.
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    Busca opiniones. Envía tu cuento revisado y editado a un amigo o pariente para que te dé su opinión o sugerencias y realice correcciones. Hazle saber que deseas opiniones auténticas acerca de tu cuento. Dale tiempo para leerlo y pensar en ello y envíale una copia sobre la que puedan hacer anotaciones.
    • Considera todo lo que tus revisores te digan, no solamente lo que te gusta escuchar. Agradece a tus revisores por leer tu historia y no discutas con ellos.
    • Incorpora cualquier cambio o sugerencia que te hayan propuesto y te parezca válido. Tu trabajo será mejor si aprovechas las críticas, aunque no debes seguir todos los consejos que recibes. Algunas sugerencias pueden no ser muy buenas. Es tu cuento y tú tienes la decisión final.
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    No te rindas. Puede ser frustrante tener problemas para escribir. Puedes quedarte sin impulso, enojarte con los personajes, o sentirte triste o culpable porque un personaje que te gustaba ha muerto.
    • Solo debes saber que, con toda probabilidad, dudarás de tu habilidad para escribir en algún momento de tu historia. Esto es algo totalmente normal. Sentirás que no vale la pena continuar y que es mejor buscar satisfacción en otra cosa. Estos pensamientos pueden apoderarse de ti y hacerte abandonar en ese preciso momento. No te rindas.
    • Una de tus tareas más difíciles como escritor es aprender a superar estos pensamientos y seguir escribiendo. Cuando comienzas a tener sentimientos de duda, o te cansas o aburres, ¡deja de escribir! Puedes levantarte, salir a caminar, hacerte un sándwich, mirar televisión o lo que sea para relajarte y distenderte. Cuando regreses, tendrás la mente fresca. Es posible que todavía no sientas ganas de escribir, pero piensa en las cosas buenas de tu historia (lo que sea, desde una parte que te gustó cómo escribiste, un diálogo bien construído, un personaje interesante, etc.) y felicítate. Estás haciendo algo que la mayoría de las personas no pueden.
    • Si alguien más sabe sobre tu historia y la ha leído, esa persona también puede ser una buena fuente de ánimo. Repite en tu cabeza que terminarás la historia porque es lo que deseas. No importa si el cuento no es el mejor que escribas en tu vida, vendrán otros luego. Si tienes la meta de terminar, lo lograrás.
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    ¡Lee! Nada puede ayudarte más a escribir un buen cuento que leer buenos cuentos. Presta atención al estilo y a cómo el autor saca provecho de la brevedad del texto.
    • Leer distintos autores y estilos te ayudará a aprender a adoptar diferentes voces para cada cuento que escribas y hará crecer tu creatividad. Presta atención a cómo los autores desarrollan sus personajes, escriben los diálogos y estructuran la trama. Aquí tienes algunas sugerencias:
    • "Yo, Robot", de Isaac Asimov
    • "Pasos", de Jerzy Kosinsky
    • "La célebre rana saltarina del distrito de calaveras", de Mark Twain
    • "La vida secreta de Walter Mitty", de James Thurber
    • "El sonido del trueno", de Ray Bradbury
    • "Tres preguntas", de Leo Tolstoi
    • "El señor pringoroso y los critales de poder" de Andy Stanton, para los niños (esta es básica)
    • "Secreto en la montaña", de Annie Proulx
    • "¿Los androides sueñan con ovejas eléctricas?", de Philip K. Dick
    • Importante: muchos de estos cuentos fueron transformados en películas exitosas, o se han convertido en referencias culturales comunes. Por ejemplo, "El sonido del trueno" nos presenta la idea de "El efecto mariposa". Las historias de Philip Dick nos han dado Blade Runner ("¿Los androides sueñan con ovejas eléctricas?"), Total Recall, Minority Report, A Scanner Darkly y muchos otros.

Consejos

  • Aunque puede ser que a veces quieras tirar tu historia a la basura, ten la certeza de que existe una buena razón (no una excusa) para no hacerlo. Si solamente estás bloqueado temporalmente, intenta superar ese obstáculo. A veces tendrás ideas que te gustarán todavía más que la que te estaba frenando. En ese caso, es posible que quieras trabajar sobre esa nueva idea, pero si esto sucede con frecuencia, puede convertirse en un problema: comenzarás muchas historias pero nunca terminarás ninguna.
  • Haz una cosa a la vez. Si tienes problemas en encontrar nuevas ideas, cambia de actividad. Vuelve a tu historia después de haber dormido bien y te sorprenderás de lo que se te ocurre.
  • Investiga. Si estás tratando de situar tu historia en la década del '50, investiga acerca de las estructuras familiares, formas de vestirse y hablar, etc., que se correspondan con el periodo. Si intentas escribir sin conocer el contexto de lo que estás contando, la historia parecerá demasiado amateur y quienes conocen bien esa época te criticarán por hacerlo tan despreocupadamente.
  • Puede ser que no sientas ganas de hacer la tormenta de ideas ni el trabajo previo a escribir; muchos escritores evitan estos pasos y puede parecerte que cumplir todas las etapas resulta superfluo. Con esto en mente, todo escritor debería intentar pre-escribir en algún momento de su carrera, al menos una vez. Además, si no planeas con anticipación, difícilmente tendrás una buena historia.
  • Las historias tienen por lo menos dos líneas de tiempo. Por un lado, el orden en el que sucedieron las cosas y por otro, el orden en que se lo revelas a tus lectores. Esas líneas de tiempo no necesitan ser iguales.
  • Asegúrate de que tu historia no pueda haber terminado antes. Los lectores detestan los libros que, cuando deberían haber terminado, llevan la historia uno o dos párrafos más de lo necesario.
  • Diseña el formato de tu texto. Esto no es muy necesario a menos que vayas a mostrar tu historia a otras personas. Por ejemplo, ¿el texto está justificado? ¿Hay capítulos? ¿Las letras son las mismas? ¿Hay párrafos? Todo lo mencionado anteriormente son simplemente ideas que pueden ayudar a organizarte para mejores resultados a la hora de mostrar tu cuento a otros.
  • Puedes escribir sobre una fantasía que tuviste. Una buena manera de escribir sobre eventos pasados es pensar en algo que de verdad pasó y cambiarlos para hacerlo sonar más cautivante y adaptarlo a tu gusto. Tu personaje principal puede ser una adaptación de ti mismo o de alguien que conoces, pero sé cuidadoso porque las personas reales generalmente no son tan dinámicas como los personajes de los cuentos.
  • Desarrolla tu propio estilo. Tu voz propia irá apareciendo a medida que escribas. Puedes empezar imitando a otros escritores o, si estás probando con algún género en particular, puedes llevar tus pensamientos hacia eso. En definitiva, debes escribir mucho para encontrar tu propia voz.
  • A veces es mejor terminar los cuentos con finales abiertos.
  • Piensa cuidadosamente en todos los elementos de la historia, desde el personaje principal, el contexto, el momento histórico, el género, otros personajes, hasta el conflicto y la trama.
  • Si tienes dificultades para hacer la tormenta de ideas, intenta hacer una red conceptual o una tabla. Escribe unas cinco oraciones para tu cuento. Puede ser de gran ayuda hacer escritura libre, que consiste en simplemente escribir todo lo que viene a tu mente durante determinado tiempo, digamos entre 5 y 10 minutos.
  • ¿No tienes amigos o parientes lo suficientemente sinceros como para decirte qué les parece tu historia? Piensa en unirte a un grupo de escritores. Allí podrás aprender trucos de otros escritores y obtendrás críticas válidas.
  • Si hay algo en tu cabeza, ya sea sobre tu casa o sobre tu perro, escríbelo y expándelo. Esto funciona casi siempre.
  • ¿Hay algún estilo musical que te conecta con emociones o eventos que deseas convocar mientras escribes? Entonces escúchalo mientras escribes o antes de empezar a hacerlo.

Advertencias

  • Las ideas no se pueden registrar, sino solamente la expresión de ideas. Además, solamente hay unos cuantos argumentos. Siéntete libre de tomar prestado la idea general de alguno de ellos.
  • Los cuentos son el género de ficción más difícil de escribir. Debes hacer todo lo que sucede en una novela (presentar a los personajes, crear un conflicto, desarrollar los personajes, resolver el conflicto) dentro de veinte o treinta páginas. Respeta el género, lo cual de por sí ya no es cosa fácil.
  • No pierdas el ánimo. Muchas veces, al tratar de publicar un cuento, el rechazo se hace presente. Gran parte de la vida de un escritor está formada por el rechazo. A veces está garantizado pero a veces no. Siéntete orgulloso de haber terminado una historia y sigue practicando si lo disfrutaste.
  • No seas perezoso en lo que respecta a ortografía y gramática. Demuéstrales a tus lectores que sabes lo que haces ofreciendo una historia libre de errores. Por lo menos, utiliza el corrector del procesador de palabras que utilices.
  • No sientas pereza a la hora de escribir. No termines la historia dejando confundido a tu lector. Los finales abiertos están bien, pero solamente si estás planeando escribir una segunda parte o si concuerda con la historia.
  • Siente orgullo por tu creación pero no seas vanidoso. Podrías decepcionarte gravemente, especialmente si envías la historia para ser publicada y te la rechazan. Por el contrario, mantente a distancia profesional de ella.

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