Debatir con habilidad es un arte que requiere pensar rápidamente, organizarse bien y comunicar efectivamente. A diferencia de un debate formal que un juez califica, las argumentaciones y los debates informales pueden suceder en casi cualquier lugar. En este tipo de debates, las personas dicen lo que piensan y no requieren citar un orden lógico o evidencia contundente. Como suelen avanzar más rápidamente, será fundamental mantener la compostura. Sea que vayas a argumentar en un club de debate, un programa de noticias o incluso por Internet, puedes aprender estrategias para ganar debates con mayor frecuencia.

Método 1
Método 1 de 3:
Defender tus argumentos

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    Decide una postura que te sientas capaz de argumentar. Lo ideal es que tu postura trate de un tema en el que realmente creas. Si sientes pasión por algo, es muy probable que sepas mucho sobre ello y podrás pensar en unos cuantos argumentos convincentes. Sin embargo, durante algunos debates informales, no tendrás la oportunidad de escoger. Cuando sucede, ten la postura asignada en mente mientras piensas en argumentos para defenderla.[1]
    • Si eres parte de un grupo de debate, es posible que se te asigne una postura al azar y se te indique que la debatas con una pareja. Por ejemplo, es posible que te pidan que estés a favor de los uniformes de la escuela incluso si no te parecen bien.
    • A algunos oradores les parece que tratar temas con los que uno no está familiarizado es más fácil que con los que uno se siente apasionado. Quizás no sepas tanto sobre la postura que estás defendiendo, pero además estarás menos involucrado emocionalmente.
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    Infórmate bien de la postura que estás defendiendo. Si tienes tiempo para prepararte, las ideas que defiendas serán mucho más efectivas. Asegúrate de entender no solo tu propia postura, sino también la opuesta. Lee la evidencia para amabas partes a fin de formular argumentos contundentes. Busca buenos ejemplos y estadísticas que te ayuden a sustentar tu argumento.[2]
    • Conocer la postura de tu oponente te permitirá anticipar objeciones y responder con contraposiciones más efectivas.
    • En un debate formal, debes enunciar el argumento, seguido de los hechos de sustento y bastante evidencia. Los debates informales no requieren el mismo tipo de orden o evidencia, pero tener ejemplos de sustento hará que tu idea sea mucho más contundente.
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    Para empezar un debate, enuncia la tesis de manera clara. Una tesis es un enunciado breve de tu postura y normalmente incluye las razones por las que la sustentas. Comenzar con el enunciado le dice a tu oponente y a todos los demás exactamente qué es lo que argumentas. Los debates informales pueden ser un poco desordenados, entonces, si no enuncias tu idea, las personas se confundirán y harán equipo contra ti.[3]
    • Por ejemplo, puedes decir lo siguiente: “Creo que los uniformes escolares eliminan la individualidad, que es una parte importante de desarrollar una identidad personal en la infancia”.
    • Después de la tesis, prueba hacer un resumen rápido de las ideas. Usa las que tienen una evidencia más contundente. Por ejemplo, puedes decir “Creo que la luna alguna vez fue parte de la Tierra porque los datos geológicos demuestran que las rocas lunares son similares a las que se encuentran en la Tierra”.
    • Si puedes conseguir que tu oponente esté de acuerdo con la premisa básica, estarás en una posición mucho mejor durante el debate.
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    Revisa los puntos de debate en orden lógico. Prueba organizar tus ideas en la mente antes de que inicie el debate. Ten planeado guiar el debate con una idea contundente y usarla de base. Llega a cada idea que presentes después y asegúrate de ilustrar la tesis.[4]
    • Si tienes tiempo de hacerlo antes del debate, escribe una lista rápida de las ideas que tienes planeado sustentar. Fíjate de que fluyan bien en un orden que sea fácil entender.
    • Por ejemplo, para comenzar podrías criticar el efecto que los uniformes escolares tienen en la individualidad. Entonces, podrías ilustrar de qué manera evitan que los niños se desarrollen y señalar estudios que demuestren que los uniformes no mejoran las notas ni disminuyen el bullying.
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    Menciona solo las ideas más contundentes que sustenten tu argumento. Las ideas más débiles dejan el argumento abierto a las críticas. Si no conoces bien la idea que intentas sustentar o no tienes la oportunidad de incluirla en tu argumento, no la menciones. Los debates informales suelen avanzar rápido y pueden ser un poco caóticos, así que no esperes tener tiempo para describir todas las ideas que puedas presentar. Enfócate en las que mejor representan tu postura.[5]
    • Por ejemplo, quizás quieras hablar de que los uniformes escolares cuestan dinero, son una carga para las familias de bajos recursos o no se sienten cómodos. Será difícil desarrollar estas ideas si vas a hablar de la individualidad.
    • Los debates informales no tienen guion. Incluso si tuvieras una lista de ideas, es posible que no tengas la oportunidad de hablar de todas ellas. ¡Ten en mente que tu oponente podría darte una oportunidad para hablar sobre los puntos que no tenías la intención de mencionar!
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    Trata de resolver cada idea antes de pasar a la siguiente. Si terminas en desacuerdo con tu oponente sobre una idea determinada, es posible que esta surja varias veces en la argumentación. Al final, es posible que tengan que “estar de acuerdo que están en desacuerdo” y que nadie gane. Di todo lo que tienes que decir sobre el tema, responde lo mejor que puedas a las objeciones de tu oponente y luego introduce la siguiente idea. Si tu oponente trata de desviar tu atención, regresa la discusión nuevamente al tema original.[6]
    • Una forma de llegar a una solución es conseguir que tu oponente esté de acuerdo con alguna idea. Podrías decirle: “Todos estamos de acuerdo en que los uniformes escolares son bastante restrictivos, ¿verdad?”.
    • Si sientes que viene un desvío, podrías decir algo así: “Regresemos a tu última idea”.
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Método 2
Método 2 de 3:
Responder a tu oponente

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    Escucha atentamente mientras tu oponente habla. Busca oportunidades para opinar en base a los argumentos que proponga. Los debates se tratan de responder y, si no lo hicieras de un modo que tiene sentido, no convencerás al público de que tienes la razón. Las interrupciones ocasionales no están mal cuando son necesarias; sin embargo, trata de no interrumpir cuando la otra persona esté hablando.[7]
    • Por ejemplo, podrías decir “No es cierto” o “Esa lógica no tiene sentido”. Es posible que tengas la oportunidad de detener un mal argumento antes de que tu oponente tenga la oportunidad de hacerlo sonar convincente.
    • La mayor parte del tiempo, es mejor escuchar y esperar. Deja que tu oponente enuncie su parte, incluidos los argumentos defectuosos, mientras vas planificando una respuesta.
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    Responde a las objeciones que plantea tu oponente. En la mayoría de los casos, el oponente escuchará tu razonamiento y se le ocurrirán razones por las que no es válido. Si estás bien informado sobre tu postura, es posible que estés familiarizado con estas objeciones. Usa lógica y evidencias para demostrarle a tu oponente por qué sus objeciones no funcionen. Las maneras comunes de refutar objeciones son demostrar que la evidencia no las sustentan o exponer errores de lógica en ellas.[8]
    • Por ejemplo, quizás escuches que los uniformes escolares promueven la seguridad en la escuela y el sentido de unidad. En ese caso, podrías decir lo siguiente: “Este estudio demuestra que las peleas se duplicaron después de que una escuela introdujera los uniformes”.
    • Para tener un enfoque basado en la lógica, podrías argumentar lo siguiente: “El hecho de que los uniformes escolares se ven iguales no implica que logren que las personas se sientan parte del grupo. Hay muchos otros factores que hacen que las personas se sientan diferentes”.
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    Desarolla las objeciones de tu oponente si fuera posible. Si tuvieras una oportunidad para hacerlo, dale la vuelta a los argumentos de tu oponente y ponlos en contra de él. En lugar de señalar que está mal, ilústralo lo mejor que puedas. Empieza con hechos lógicos, incluye estudios o evidencia dura que tengas que sustente la crítica que estás haciendo. Añade ejemplos y escenarios descriptivos si aplica.[9]
    • Por ejemplo, si tu tesis es que los uniformes son malos, tal vez tu oponente señale cómo los uniformes reducen las barreras entre los estudiantes. Podrías mencionar lo siguiente: “Las barreras como la riqueza, el estatus y la capacidad aún existen. Como tu argumento es que desde un principio estas barreras existen, los uniformes no son la solución”.
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    Haz preguntas sobre los argumentos de tu oponente. Muchas personas asumen que la persona que tiene más conocimiento sobre el tema ganará el debate, pero no es cierto. Si puedes cuestionar las ideas de tu oponente de manera eficiente, puedes equilibrar el terreno de juego. Identifica las ideas de sus argumentos que sean débiles o no queden claras, luego pídele que las aclare. A veces una buena pregunta dejará avergonzado incluso a un orador experto.[10]
    • Una pregunta simple que hacer es “¿Tienes evidencia que sustente esa aseveración?”. También podrías decir algo así: “¿Qué pasaría si todos hicieran eso?”.
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    Desafía el mal razonamiento que tu oponente use como distracción. Los debates informales a menudo están llenos de argumentos mal razonados e ilógicos que se llaman falacias. Suelen usarse como distracción de una buena idea o el tema principal del argumento. Pueden ser muy persuasivos si dejas que te distraigan. Cuando escuches una falacia, tenla en cuenta y explica por qué no tiene sentido.[11]
    • Una de los más comunes es una pista falsa, que es cuando el oponente trata de distraerte con algo irrelevante. Por ejemplo, si vas a hablar de escoger el atuendo propio, el oponente podría decir lo siguente: “Me gustan los uniformes. Hacen que parezca que los niños están yendo a trabajar”.
    • Los argumentos que no tienen nada que ver son cuando el oponente ataca un argumento que no has presentado. Por ejemplo, podrías decir: “Entonces, no quieres que los niños se vistan adecuadamente para ir a la escuela. Esto quiere decir que apoyas el comportamiento inmoral y no te importa que se burlen de los niños por vestirse mal”.
    • Un argumento de pendiente resbaladiza confunde porque presenta consecuencias irrelevantes. Es posible que el oponente argumente lo siguiente: “Si los niños se pueden vestir de cualquier forma que les guste, primero se vestirán como si estuvieran en casa y pronto nadie en el mundo se vestirá adecuadamente”.
    • Otra táctica común se llama la petición de permiso, donde se pretende que una conclusión es verdadera debido a otro argumento. Un ejemplo es “Los uniformes de la escuela son buenos porque yo usé uno y mira cómo terminé”.
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Método 3
Método 3 de 3:
Dominar la etiqueta del debate

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    Permanece calmado, racional y razonable en todo momento. Los debates informales a menudo se vuelven intensos, en especial cuando las personas no están de acuerdo sobre las posturas que les apasionan. Gritar o insultar a tu pareja de debate lo ayudará al final. Hará que te veas poco amigable, fuera de control e incapaz de idear argumentos de calidad. Incluso hubieras presentado bien tus argumentos hasta ese momento, esta conducto podría conducirte a la derrota.[12]
    • Recuerda que no estás para atacar a tu oponente. Quizás creas que no logra entender tu postura, pero sigue intentando convencerlo en lugar de perder el control.
    • Molestarse puede tomarse como un signo de debilidad y provoca que tu oponente llegue a la conclusión que te tiene contra las cuerdas. Quizás haga que se sienta más seguro en su posición.
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    Usa un discurso y una gramática efectiva. No tienes que hablar como un profesor universitario para ser efectivo y convincente. Más bien, enfócate en organizar tus pensamientos en oraciones completas y que fluyan. Aléjate de las palabras grandilocuentes o confusas en un intento por sonar más inteligente. Evita las palabras que el público no entenderá y explica tus ideas conforme sea necesario. Una de las partes más importantes de debatir es ser capaz de hablar claramente y con confianza.[13]
    • Por ejemplo, durante el debate sobre los uniformes escolares, no exageres explicando políticas específicas de la escuela o detalles técnicos que serán confusos. Hazlo simple y fácil de entender.
    • Si vas a debatir en frente de un público o un juez, busca señales. Si se ven confundidos o están moviendo sus cabeza por la idea que sustentaste, cambia de tácticas.
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    Pon en práctica la paciencia en un debate. Siempre que tu oponente y tú debatan de manera respetuosa, ten la disposición de pasar un tiempo explicando tu postura. Cambiar la mente de alguien no es fácil. A las personas no les gusta sentir que se han equivocado o que están perdiendo una argumentación. Además, quizás la otra persona se sienta muy apasionada por lo que cree, así que no esperes convencer a nadie de inmediato.[14]
    • Sé consciente que muchos temas de debate no tienen respuestas fáciles. Por ejemplo, los uniformes de la escuela son controversiales y tienen aspectos positivos y negativos.
    • Tu objetivo es ser lo más convincente posible, incluso si no estás de acuerdo en lo personal con la postura que quizás te veas obligado a tomar.
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    Sé humilde y prepárate para perder el debate. Un orador habilidoso entiende que, a veces, los argumentos de otras personas serán más contundentes. Si no puedes refutar las ideas, sé honesto y razonable con respecto a esta situación. Felicita a tu oponente y supéralo. Por otro lado, si ganas el debate, no se lo restriegue.[15]
    • Toma ganar y perder como una experiencia educativa que te preparará mejor para el siguiente debate.
    • Si perdieras el debate, no implica que estás obligado a cambiar tu opinión. Puedes usarlo como una oportunidad para idear nuevas formas de responder a las críticas a tus creencias.
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Consejos

  • Una regla de oro que debes recordar cuando debatas es que tus deseos y opiniones no convencerán a nadie más. Para hacerlo, necesitarás lógica y evidencia.
  • Para mejorar como orador, familiarízate con la forma en que funcionan los argumentos lógicos. Ser capaz de argumentar punto por punto te volverá efectivo en señalar los defectos y contradicciones cuando tu oponente habla.
  • Hay muchos tipos de falacias lógicas y puedes practicar identificarlas al escuchar noticieros o debates.
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Advertencias

  • Ten cuidado al momento de abordar un asunto que te apasione. Algunos debates pueden ser muy acalorados y hostiles. Cuando esto sucede, es poco probable que lleguen a un acuerdo sin importar lo convincente que fuera la idea.
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Categorías: Carreras y educación
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