El aceite de lavanda, un favorito de toda la vida por su exquisita fragancia y belleza, también puede emplearse para sanar heridas, aliviar la picazón, mejorar el sueño o simplemente para dar un masaje agradable.[1] El aceite y bálsamo aromatizado con lavanda que te mostraremos a continuación son opciones excelentes para hacerlas en casa, gracias a que son sencillas y a que podrás usar cualquier cantidad de lavanda, al final tendrás un producto listo para usar. También podrás optar por hacer aceite esencial de lavanda, pero ten presente que el proceso podría ser difícil y obtendrás una cantidad mucho menor de aceite altamente concentrado que tendrás que echarlo en otro aceite antes de usarlo.

Método 1
Método 1 de 2:
Hacer aceite aromatizado con lavanda

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    Corta ramitas de lavanda fresca o cómpralas secas. Corta los tallos de lavanda junto con las flores en segmentos de 15 cm (6 pulgadas) o más. Podrás usar las hojas y los tallos nuevos para aromatizar el aceite junto con las flores, aunque deberás evitar hacerlo con los tallos gruesos y con textura de madera que se encuentran cerca de la base.[2] [3] Podrás usar los capullos o las flores cuyo aroma sea intenso.[4]
    • Podrías cosechar más lavanda de la que creas que necesites. Así pues, en el caso de que el aceite que hayas elaborado no sea lo suficientemente fuerte para satisfacer tus gustos, no tendrás que esperar a que se seque una nueva tanda de lavanda.
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    Deja que la lavanda seque. Si vas a usar lavanda fresca, primero sécala para realzar su aroma y minimizar la posibilidad de que el aceite se ponga rancio. Ata las ramitas con gomas elásticas o un cordón y cuélgalas boca abajo en un área seca y cálida. Exponerlas a la luz solar las secará mucho más rápidamente, pero podría descomponer algunos de sus aceites aromáticos. La lavanda recién cortada podría tomar hasta dos semanas para secar por completo. Algunos solo la secan de uno a tres días, hasta que esté marchita, pero no crujiente; las posibilidades de que se eche a perder se minimizarán de esta manera, pero no las eliminarán.[5]
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    Machaca ligeramente la lavanda y ponla en un tarro. Desmenuza la lavanda con las manos o golpéala levemente con cualquier objeto pesado y limpio para exponer su fragancia. Si vas a hacerlo con capullos, ábrelos con un cuchillo o con tus dedos. Ponlos en un tarro limpio.
    • Si tus manos y el tarro están sucios, primero lávalos, pero sécalos bien antes de que esté en contacto con la lavanda. Echar agua en el aceite podría interferir con el proceso de aromatizado.[6]
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    Echa aceite sobre las flores. Echa cualquier aceite sin aroma o con uno muy tenue en el tarro de modo que cubras la lavanda, pero deja de 1,25 a 2,5 cm (1 a 2 pulgadas) de espacio en la parte superior para que se pueda expandir.[7] Para este fin, normalmente se usa aceite de almendras, de oliva o de cártamo, aunque si quieres podrías olerlos primero y evitar las botellas que tengan un aroma muy fuerte que podría opacar el aroma de lavanda.
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    Si tienes tiempo o el clima lo permite, macera la lavanda. Tapa el tarro herméticamente y deja que la mezcla macere en un lugar soleado. Lo más probable es que te tome unas 48 horas como mínimo para lograr un aroma perceptible, pero normalmente se deja el aceite unas tres a seis semanas. Si no tienes el tiempo suficiente ni la cantidad de luz solar para emplear este método, continúa con el paso siguiente.
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    Si no tienes el tiempo o el clima no lo permite, calienta el aceite con cuidado. Una alternativa más rápida que el método de macerado bajo el sol será calentar la mezcla de aceite y de lavanda a baño maría o en una olla de cocción lenta durante 2 a 4 horas, manteniéndola a una temperatura constante entre 38 a 49 °C (100 a 120 °F). Solo te recomendamos realizar este paso si tienes un termómetro de cocina y una fuente de calor de baja temperatura que puedas controlar bien, puesto que el exceso de calor podría afectar el aroma y la vida útil del aceite.[8]
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    Cuela el aceite. Pon un pedazo de muselina o tela fina sobre un tazón y vierte la mezcla de aceite y hierbas encima. Desecha las flores y las demás partes de la lavanda en la composta o jardín.
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    Repite el proceso si quieres que el aceite salga más fuerte. Podrás verte el mismo aceite nuevamente en el tarro y agregar una nueva tanda de lavanda seca. Como lo hemos descrito anteriormente, deja la mezcla en un lugar soleado o caliéntala a bajas temperaturas para crear una macerado más fuerte. Si quieres un aceite potente, podrás repetir este proceso hasta ocho veces.[9]
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    Agrega unas cuantas gotas de vitamina E (opcional). Podrás echar esta vitamina al final del macerado para aumentar la vida útil del aceite. Te lo recomendamos si no cuentas con ningún lugar fresco y oscuro para almacenar el aceite o si el aceite que has usado tiene ya mucho tiempo o una vida útil corta. Agrega algunas gotas de aceite de vitamina E o abre una cápsula de gel de esta vitamina y échale el contenido.
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    Almacena el aceite en una botella o tarro oscuro. Agarra la muselina y exprime el material para extraer la mayor cantidad sobre un tazón o taza medidora. Pásalo a una botella o tarro de vidrio oscuro o plástico opaco para evitar que la exposición prolongada de luz descomponga el aroma. La vida útil del aceite aromatizado con lavanda dependerá del tipo y de la frescura del aceite usado, pero por lo general durará varios meses si lo guardas en un lugar seco y oscuro.
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Método 2
Método 2 de 2:
Preparar un bálsamo o pomada de lavanda

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    Sigue las instrucciones para elaborar primero un aceite aromatizado. Este método convierte el aceite aromatizado de lavanda en una pomada que podrás aplicar sobre la piel para desinflamar y aliviar el dolor.[10] Primero, tendrás que elaborar ese aceite como lo hemos mencionado en la sección anterior o sino podrías comprarlo en una tienda naturista.
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    Raspa cera de abeja con un cuchillo o un rallador de queso. Te recomendamos usar un rallador extra y barato en vez del que usas normalmente, porque podría ser difícil limpiar la cera. Mide la cera de abeja antes de rasparla; necesitarás aproximadamente 1 parte de cera de abeja por 8 partes de aceite. Si quieres un bálsamo más sólido, usa más cera; si lo quieres más suave, usa menos.[11]
    • Si te venden la cera de abeja al peso, podrás usar el siguiente peso aproximado para medir la conversión: 28 gramos = 1/8 taza = 1 onza líquida = 1 onza de cera de abeja.[12]
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    Calienta la cera de abeja y el aceite a fuego bajo. Pon los fragmentos de cera en una olla. Echa el aceite aromatizado de lavanda encima. Calienta a fuego bajo hasta que se hayan derretido todos (podría tomarte 15 minutos o más). Revuelve ocasionalmente con una cuchara de palo u otro utensilio apto para el calor, de preferencia uno que no te importe mucho si se le queda la cera pegada.
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    Vierte la mezcla a los recipientes. Vierte el bálsamo derretido en recipientes de hojalata o de vidrio, pero asegúrate de que primero estén limpios y secos. Tápalos bien.
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    Solidifica la mezcla en un lugar fresco. Después de 10 a 15 minutos en el refrigerador (o 30 minutos en una habitación o sótano frío), revisa la solidez del bálsamo o pomada. Si todavía está líquido o demasiado duro como para sacarlo con los dedos, tendrías que volver a derretirlo. Échale más cera de abeja para solidificarlo más o más aceite para que esté más suave.
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    Limpia la olla y el utensilio para revolver. Cuando hayas vertido todo el bálsamo, hierve agua jabonosa en la olla, luego apaga el fuego. Deja que se enfríe un par de minutos y luego ponte guantes de goma para que puedas restregar la cera de las paredes mientras el agua esté todavía bastante caliente. Pon el utensilio para revolver en el agua solo después de que haya hervido el agua para que no se dañe. Restriega el utensilio y la olla con una esponja dura o un cepillo.
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Consejos

  • Podrás mezclar la lavanda con otras plantas como hamamelis, menta piperita o cáscara de naranja o limón.
  • Para preparar el aceite esencial de lavanda, que solo contiene el aroma de la planta en vez de su aceite base, normalmente se hace con vapor.
  • Podrías poner una capa de papel parafinado entre el tarro y la tapa del tarro antes de enroscarla para evitar que la tapa de goma o de otro material afecte el aroma del aceite.[13]
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Advertencias

  • No dejes la cera ni el aceite sin supervisión en la cocina. Podría humear o prenderse fuego si llega a temperaturas muy altas.
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Cosas que necesitarás

Aceite aromatizado:

  • Capullos, flores u hojas de lavanda (o los tres)
  • Un tarro de boca ancha con tapa hermética
  • Cualquier aceite que no tenga un aroma fuerte (la cantidad suficiente para cubrir la lavanda)
  • Luz solar o baño maría u olla de cocción lenta
  • Tazón
  • Muselina o tela fina
  • Botella de vidrio oscuro con tapa o tapón hermético

Bálsamo:

  • Aceite aromatizado
  • Cera de abeja
  • Olla o cacerola
  • Utensilio para revolver
  • Tarros o recipientes de hojalata con tapas herméticas

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Categorías: Perfumes y fragancias
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