La lanza es una de las armas más antiguas que han usado los humanos. La primera lanza fue simplemente una rama afilada, con una punta endurecida con fuego, pero con el transcurso del tiempo, se descubrió la forma de forjar el hierro y el acero, lo cual convirtió a la lanza en un activo muy valioso en los arsenales medievales. En la actualidad, la lanza es menos común, pero podría ser de utilidad en un caso donde luches por sobrevivir. Sin importar si quieres hacer una lanza por necesidad o simplemente como pasatiempo, ten cuidado al emplear los siguientes métodos. Las lanzas no están hechas para jugar, sino deben usarse de una forma segura.

Método 1
Método 1 de 3:
Hacer una lanza simple con una rama o una vara

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    Consigue una rama o una vara. Cuando busques una vara para hacer la lanza, debes encontrar una que tenga al menos tu misma altura. Sería ideal si tuviera unos cuantos centímetros más para que tengas un mejor alcance.[1]
    • La vara que elijas debe tener 3 o 4 cm (1 o 1 1/2 pulgadas) de diámetro.[2]
    • Para este proyecto es mejor usar una madera dura, como la del fresno o el roble. Para afilar la lanza, busca una superficie áspera como una piedra, una acera o una pared de ladrillos. Frótala contra esa superficie para afilarla bien.[3]
    • Si quieres hacer una lanza en la naturaleza, busca un pimpollo del tamaño adecuado en los alrededores. Puedes usar madera viva o un árbol que haya muerto recientemente, lo que tengas disponible.[4]
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    Talla una punta afilada para la lanza. Con un cuchillo o con una hacha pequeña de mano, forma con cuidado una punta en un extremo de la vara o rama.
    • Crea la punta con movimientos pequeños y uniformes y corta siempre hacia tu lado contrario para no lastimarte.
    • Es posible que esta actividad consuma bastante tiempo. Tallar la madera puede ser agotador y peligroso, incluso con un cuchillo afilado.
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    Forma una fogata pequeña para “hornear” la punta de la lanza. Cuando te sientas satisfecho con la punta de la lanza, sostén la punta afilada justo encima de la llama y gírala hasta que observes que la madera cambie de color. Sigue girándola sobre la fogata hasta que toda la punta se “hornee” por completo.[5]
    • El endurecimiento con fuego se trata simplemente de secar la madera para que quede más ligera y más dura. La madera es suave cuando está húmeda, pero es dura cuando está seca. Al sostener la punta de la lanza sobre la llama, simplemente le quitarás toda la humedad a la madera.[6]

Método 2
Método 2 de 3:
Hacer una lanza con un cuchillo

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    Busca una rama o un pimpollo de un tamaño adecuado. Para hacer una lanza con un cuchillo, debes buscar un mango fácil de cortar, pero lo suficientemente fuerte para usarlo como herramienta o como arma. No uses una madera verde. Los árboles que han muerto recientemente son los ideales.[7]
    • Busca una rama que tenga un diámetro aproximado de 3 cm (1 pulgada).
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    Limpia la rama. Recorta las ramas pequeñas o bultos de la rama que hayas elegido y crea un mango limpio. Puedes quitar un poco de la corteza para que sea más fácil sostener el mango.[8]
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    Crea una “plataforma” para colocar el cuchillo. Decide en qué punta de la rama colocarás el cuchillo. Corta con un cuchillo afilado unas tiras largas, delgadas y verticales de la rama, hasta crear una plataforma para poner el cuchillo.[9]
    • La plataforma le servirá de apoyo a la lanza y te ayudará a sujetar el cuchillo al mango.[10]
    • Apoya la rama contra otro árbol o tocón para que el proceso sea más seguro y más fácil.[11]
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    Sujeta el cuchillo. Usa un trozo de soga u otro tipo cuerda que tengas disponible para sujetar el cuchillo en la rama. Ata un extremo de la soga al tronco de un árbol y enrolla el otro extremo en el cuchillo y en la rama. Camina hasta tensar la línea. Luego, con el peso de tu cuerpo, mantén la línea tensa y empieza a enrollar la soga en el cuchillo.[12]

Método 3
Método 3 de 3:
Ponerle un mango a una punta de lanza comprada en una tienda

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    Compra un punta de lanza. Puedes comprar puntas de lanza en muchas herrerías en línea. También puedes comprarlas en una tienda local de cuchillos, si hay una en la ciudad donde vivas.
    • Es posible que las puntas de lanza compradas no estén afiladas. Si quieres, podrías afilar la cuchilla o llevarla con un afilador profesional de cuchillos.
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    Busca el mango adecuado. El “mango” de una lanza simplemente es la vara a la que sujetarás la punta de la lanza, es decir, el puño donde colocarás dicha punta.
    • Si inviertes en una buena punta de lanza, es probable que quieras invertir un poco más en una vara decente de fresno.
    • Según el grosor del mango, quizás tengas que estrechar un extremo para asegurar la punta de la lanza de la forma adecuada. Asegúrate de tallar únicamente lo suficiente para ajustar la punta de la lanza; si tallas en exceso, quedará un espacio entre el mango y la punta, lo que hará que quede floja.[14]
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    Revisa el ajuste de la punta. Coloca la punta en el mango para asegurarte de que quede bien ajustada. Es posible que la punta tenga agujeros en el “encaje”, que es el extremo ahuecado que debe ajustarse sobre el mango.[15]
    • Con un lápiz o marcador, marca el lugar del mango donde quedarán los agujeros. Deberás perforar un agujero pequeño en ese lugar para sujetar la punta de la lanza de forma segura.
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    Sujeta la punta de la lanza. Puedes sujetarla con un clavo corto o una tachuela. Como alternativa, puedes usar simplemente un pegamento o resina epoxi si no tienes un taladro.
    • Si el encaje de la punta de la lanza tiene varios agujeros, asegúrate de perforar el mango de forma recta, ya que de lo contrario, la tachuela o el clavo quedará desalineado con los agujeros del encaje.[16]
    • Pasa un clavo corto por los agujeros para sujetar la punta al mango. Sujeta un extremo del clavo con un alicate o con un tornillo de banco para estabilizar la lanza al martillar el otro extremo del clavo.[17]
    • Con un martillo de bola, golpea la cabeza del clavo hasta que se aplane para crear un roblón y asegurar el clavo en su lugar. Repite este procedimiento del lado contrario hasta sujetar de forma segura ambos extremos del clavo.[18]

Consejos

  • Decora la lanza. Después de haber endurecido la punta de la lanza con fuego (o haber sujetado la punta de metal), la lanza estará lista. Sin embargo, quizás quieras tallar algunos diseños en el mango o enrollar un trozo de cuero en el lugar donde agarrarás la lanza para protegerte las manos.
  • Para colocar una punta de flecha o una piedra afilada en una rama o vara ya preparada, solo debes usar el mismo método para enrollar una soga que usarías para hacer una lanza con un cuchillo. En lugar de crear una plataforma para la punta de flecha, haz una marca en el centro de uno de los extremos de la rama. La marca debe quedar en el centro del extremo que hayas elegido y debe tener solo el ancho suficiente para que quede bien ajustada.
  • Una forma fácil de afilar tu espada es hacerlo usando una roca que se haya quebrado por la mitad con otra roca.

Advertencias

  • Asegúrate siempre de que todas las personas estén detrás de ti y alejadas del camino antes de lanzarla hacia un blanco.
  • Ten cuidado al usar los cuchillos y las hachas.
  • Las lanzas son peligrosas y pueden provocar lesiones graves o incluso la muerte. Asegúrate de no tirársela a ninguna persona.

Cosas que necesitarás

  • una rama o vara de 2 a 2 1/2 metros (6 a 8 pies)
  • un cuchillo afilado o un hacha de mano
  • varios metros de soga u otro tipo de cuerda
  • martillo de bola
  • clavos cortos, como los clavos para acabado
  • alicate o tornillo de banco
  • taladro eléctrico
  • resina epoxi

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