Las mascarillas de limón y miel son fáciles de preparar y aplicar. La combinación poderosa es excelente para tratar las espinillas, pero también puedes utilizarla simplemente para aclararte y humectarte la piel. Aunque esta mascarilla es suficientemente útil con solo miel y limón, también existen otras variaciones que mejoran los beneficios de esta mascarilla agregando otros ingredientes.

Ingredientes

Rinde para 1 mascarilla

  • 1 a 2 cucharadas (15 a 30 ml) de zumo de limón recién exprimido
  • 1 a 2 cucharadas (15 a 30 ml) de miel

Parte 1
Parte 1 de 3:
Preparar la mascarilla

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    Exprime la mitad de un limón.[1] Enjuaga un limón maduro con agua fría y sécalo con palmaditas con una toalla de papel limpia. Corta el limón por la mitad con un cuchillo de cocina filudo y exprime el zumo de una mitad del limón en un tazón de vidrio pequeño.
    • Si tienes prisa, en realidad podrías usar 1 a 2 cucharadas (15 a 30 ml) de zumo de limón en botella para esta mascarilla, pero el zumo de limón recién exprimido contiene más nutrientes y es la opción ideal.
    • Del mismo modo, podrías escoger cualquier limón maduro para esta mascarilla, pero usar el zumo de un limón orgánico te brindará más beneficios.
    • Los limones cuentan con propiedades antibacterianas, por lo que el zumo de limón puede ayudar a tratar las espinillas y otras formas de acné. El elemento ácido también actúa como un exfoliante. Además, puede aclarar e iluminar las manchas por envejecimiento, las manchas oscuras, los bronceados falsos y otras partes desiguales de la piel, mientras que reduce el exceso de aceite del rostro.[2]
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    Añade 1 a 2 cucharadas (15 a 30 ml) de miel natural.[3] Exprime la miel natural directamente en el recipiente de zumo de limón. Debes usar aproximadamente porciones iguales de miel y zumo de limón.
    • Al igual que el zumo de limón, trata de encontrar miel natural y orgánica para preparar esta mascarilla. La miel que se vende en las tiendas podría funcionar, pero no será tan buena para tu piel.
    • La miel cuenta con propiedades antisépticas y podría ayudarte a curar las cicatrices y la inflamación. También puede ayudar a reducir y aliviar las quemaduras solares. Asimismo, la miel atrae el agua, convirtiéndose en un humectante cutáneo natural.[4]
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    Mezcla los ingredientes hasta que estén bien combinados. Mezcla por completo la miel y el zumo de limón con una cuchara. Sigue mezclándolos hasta que se combinen de manera uniforme y se conviertan en un líquido espeso.
    • Debes saber que tendrás que usar esta mascarilla lo más rápido posible, de preferencia todo en unas horas. Crecerá moho si intentas guardarla por un periodo prolongado.[5]

Parte 2
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Usar la mascarilla

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    Lávate el rostro. Lávate y sécate el rostro como de costumbre, en el lavabo o en la ducha, y con agua tibia o caliente para abrir tus poros.[6]
    • Podría ser buena idea usar un limpiador facial suave antes de aplicarte la mascarilla, en especial si tu piel es sensible. El zumo de limón puede ser fuerte, y estresar tu piel con un material demasiado abrasivo puede hacerte más daño que bien.
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    Aplícate la mascarilla en todo el rostro. Cuando tu rostro esté limpio y seco, usa los dedos para aplicarte la mascarilla de limón y miel en todo el rostro. Hazlo con cuidado para evitar el área de los ojos.[7]
    • Esta mascarilla puede hacer que los ojos te piquen y se te irriten. Si por casualidad se te mete en los ojos, enjuágate de inmediato con agua fría o tibia por un minuto o hasta que deje de picarte.
    • Esta mascarilla también puede ser muy pegajosa, por lo que es buena idea asegurarte de que tu cabello esté recogido y fuera del rostro antes de aplicártela.[8]
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    Deja que la mascarilla repose sobre tu rostro de 15 a 20 minutos.[9] El tiempo de espera es importante; si te enjuagas la mascarilla muy rápido, la miel y el limón no tendrán suficiente tiempo para hacer su trabajo.
    • Desde luego, si tu piel te empieza a arder, a picar o si la mascarilla te causa incomodidad, debes enjuagarte de inmediato. Es posible que tu piel tenga una reacción negativa a la mascarilla si presentas estos síntomas.
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    Enjuágate con agua tibia. Cuando termine el periodo de espera, enjuágate la mascarilla con agua tibia. Después de terminar de enjuagarte con agua tibia, vuelve a enjuagarte con agua fría para cerrar los poros.[10]
    • También puedes quitarte la mascarilla con una toallita tibia y ligeramente húmeda. La toallita actúa como un exfoliante físico. Sin embargo, hazlo con movimientos suaves para evitar irritarte la piel.[11]
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    Si gustas, repite este proceso cada semana. La frecuencia exacta con la que te apliques la mascarilla puede variar dependiendo de qué tan sensible o grasosa sea tu piel, pero un buen promedio es una vez por semana, ya sea en la mañana o en la noche.[12]
    • Puedes tratar de aplicarte la mascarilla dos o tres veces por semana si tu piel es muy grasosa o si es propensa al acné, pero reduce la frecuencia si notas cualquier enrojecimiento, irritación o mayor cantidad de acné.

Parte 3
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Probar variaciones

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    Agrega bicarbonato de sodio. Después de mezclar las cantidades habituales de zumo de limón y miel, añade más o menos 1/2 cucharadita (2,5 ml) de bicarbonato de sodio, removiendo bien para combinar los ingredientes de manera uniforme. Extiende la mascarilla con cuidado sobre la piel y deja que repose 15 minutos antes de enjuagarte como de costumbre.[13]
    • El bicarbonato de sodio es antiinflamatorio y antibacteriano, por lo aumentará las propiedades antiacné de la mascarilla.
    • Asegúrate de aplicarte esta mascarilla con cuidado, puesto que el bicarbonato de sodio puede ser muy abrasivo si te lo frotas en la piel.
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    Usa una clara de huevo. Usa 1/2 cucharada (7,5 ml) de zumo de limón y miel juntos, y mézclalos con 1 clara de huevo hasta que no haya grumos. Aplícate la mascarilla en el rostro, deja que repose 15 minutos y enjuágate con agua tibia.[14]
    • La clara de huevo seca ligeramente la piel, por lo que puede ayudar a cerrar los poros y a tonificar la piel. No obstante, debes saber que el efecto es temporal y que solo funcionará a corto plazo.
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    Mezcla leche y yogur. Combina 2 cucharadas (30 ml) de miel y el zumo de un limón entero. Agrega 2 cucharadas (30 ml) de leche fresca y 1 cucharada (15 ml) de yogur natural (normal o griego). Combina la mezcla hasta que tenga la consistencia de una loción y luego aplícate la mascarilla en el rostro.[15]
    • Aplícate la mascarilla en capas para conseguir mejores resultados. Espera que la primera capa se seque (solo debe tomar unos minutos) antes de aplicarte la segunda capa. Sigue hasta que hayas usado toda la mascarilla. Una vez que toda la mascarilla esté en tu rostro, espera 10 minutos y luego enjuágate con agua tibia.
    • Tanto la leche como el yogur pueden ayudar a limpiar, humectar y suavizar la piel.

Advertencias

  • No uses esta mascarilla si tienes una herida abierta, puesto que el zumo de limón puede picarte e irritar la herida.[16]
  • Enjuágate la mascarilla de inmediato si te arde, pica o sientes otra molestia.
  • Evita la luz solar mientras tengas la mascarilla sobre el rostro. Podrías sufrir de una quemadura química mientras el limón interactúa con el sol.[17]

Cosas que necesitarás

  • tazón de vidrio pequeño
  • cuchara
  • lavabo
  • toallita (opcional)

Acerca de este wikiHow

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Categorías: Cuidado de la piel