Los tomates contienen abundantes vitaminas y minerales, como vitamina A, C y E, además de hierro y potasio.[1] Todos estos son nutrientes beneficiosos para la piel. Gracias a estas propiedades, puedes usar una mascarilla facial de tomate para mejorar tu piel, sin importar el tipo de piel que tengas.

Ingredientes

Mascarillas básicas de tomate

  • 1 tomate
  • 1 pepino
  • 1 o 2 cucharadas de miel
  • 1 cucharadita hasta 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 1 cucharada de aguacate
  • 1 limón

Mascarillas de tomate para la piel propensa al acné

  • 1 tomate
  • 2 cucharadas de sal yodada
  • 1 cucharadita de yogur griego natural

Parte 1
Parte 1 de 2:
Hacer mascarillas básicas de tomate

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    Prepara la base de tomate. Muchas mascarillas faciales distintas contienen la misma base de tomate. Toma un tomate maduro de buen tamaño y córtalo por la mitad. Exprime todo el jugo y las semillas del tomate sobre un tazón pequeño.
    • El tomate debe estar lo suficientemente maduro, ya que de lo contrario, no tendrá el jugo suficiente para crear la base de las mascarillas. Sin importar el tipo de tomate que uses, debe tener la cantidad suficiente de jugo para cubrirte todo el rostro, que serían aproximadamente 2 cucharadas.
    • Al principio, el tomate podría provocarte irritación o picazón en el rostro debido a la acidez, pero esta desaparecerá. Si continúa, enjuaga la mascarilla y no vuelvas a aplicarla.[2]
    • El tomate contiene sustancias excelentes para la piel, como licopeno, que es el nutriente que le da su color rojo.[3]
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    Haz una mascarilla para la piel grasosa. Muele o licúa un pepino para extraer el jugo. Agrégale a la base de tomate dos o tres cucharadas de jugo de pepino. Luego, agrégale una o dos cucharadas de miel, según la consistencia que tengan los jugos. Mezcla bien los ingredientes. Aplícate la mascarilla en todo el rostro y déjala actuar de 15 a 20 minutos. Enjuágala con agua tibia y sécate la piel con palmaditas suaves.
    • Puedes dejar la cáscara del pepino para aumentar las vitaminas del jugo.
    • También puedes utilizar la pasta de pepino que se forma cuando lo licúas.
    • Si la mascarilla está muy líquida, agrégale miel poco a poco para espesarla.[4] [5]
    • Los pepinos son excelentes para combinarlos con los tomates debido a sus propiedades antiinflamatorias y de limpieza, las cuales ayudarán a eliminar la grasa y a calmar la piel.[6]
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    Crea una mascarilla para la piel seca. Agrégale desde una cucharadita hasta una cucharada de aceite de oliva al jugo de tomate, según la cantidad de jugo que tengas. Mezcla bien ambos ingredientes. Aplícate la mascarilla en el rostro y déjala actuar de 15 a 20 minutos. Enjuágala con agua tibia y sécate con palmaditas suaves.[7] [8]
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    Haz una mascarilla para la piel mixta. Coloca una cucharada de aguacate en un tazón y tritúralo con un tenedor hasta formar una pasta. Agrégale el aguacate al jugo de tomate y mézclalos bien. Aplícate la mezcla en el rostro y déjala actuar de 10 a 15 minutos. Enjuágala con agua tibia y sécate con palmaditas suaves.
    • El aguacate debe estar maduro para que esté suave y pueda extenderse bien.[9]
    • El aguacate es excelente para la piel seca porque contiene vitaminas A y E que ayudan a proteger y a renovar la piel. Los aceites naturales del aguacate humectan la piel al contacto y las vitaminas ayudan a que se conserve esa humedad.[10]
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    Crea una mascarilla para todo tipo de piel. Corta un limón por la mitad y mide una cucharada de jugo. Combina bien ambos jugos y aplícate la mezcla en el rostro con una bola de algodón. Déjala actuar durante 15 minutos, enjuágala con agua tibia y sécate con palmaditas suaves.
    • Debido a la acidez adicional del limón, esta mascarilla puede provocarte más ardor que el jugo de tomate solo, sobre todo si tienes la piel sensible. Ten cuidado si tienes la piel sensible o tienes alguna reacción al cítrico.[11]
    • También puedes agregarle un poco de avena para darle textura y aumentar los nutrientes.[12]
    • El jugo de limón contiene vitaminas y nutrientes que ayudarán a iluminar, humectar, exfoliar y aclarar la piel, además de combatir el acné.[13]
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Parte 2
Parte 2 de 2:
Hacer mascarillas de tomate para la piel propensa al acné

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    Prepara una mascarilla antibacteriana. Corta un tomate maduro mediano por la mitad. Sácale el interior con una cuchara y colócalo en un tazón pequeño. Agrégale una cucharadita de yogur griego natural. Revuelve los ingredientes hasta obtener una mezcla de color rosa claro. Aplícala en tu rostro y déjala actuar durante 10 minutos. Enjuágala con agua tibia y sécate con palmaditas suaves.
    • Si la mezcla queda muy líquida, agrégale un poco más de yogur.[14]
    • Los probióticos y las bacterias naturales del yogur ayudan a combatir los organismos que causan el acné y reducen su prevalencia en la piel.[15]
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    Crea un exfoliante contra el acné. Toma un tomate y córtale el tercio superior que está cerca del tallo. Deja a un lado la parte más grande, pero ten a la mano la parte más pequeña. En un plato o una servilleta, vierte dos cucharadas de sal yodada. Toma el trozo pequeño de tomate y frótalo un poco en tu mano para extraer los jugos. Sumerge el lado húmedo del tomate en la mezcla de sal. Sobre el lavabo, frota el tomate en tu rostro por unos cuantos minutos y usa la sal para exfoliarte. Deja actuar la mezcla de 10 a 15 minutos y enjuágala con agua tibia.
    • No te frotes con mucha fuerza porque tu piel podría irritarse.
    • Los tomates de pera funcionan mejor para preparar este exfoliante porque son más resistentes y no se desharán con tanta facilidad cuando los frotes en tu rostro.[16]
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    Haz una preparación simple para combatir los puntos negros. Corta un tomate maduro y pequeño en trozos que puedan triturarse fácilmente. Colócalos en un tazón y tritúralos con un tenedor o un pisapapas. Sigue triturándolos hasta formar una mezcla pulposa con pocos grumos. Aplícate la mezcla en el rostro y déjala actuar de 10 a 15 minutos. Luego, enjuágala con agua tibia y sécate con palmaditas suaves con una toalla.
    • También puedes triturar los tomates con un mortero, si tienes uno. No uses la licuadora, a menos que solo presiones el pulsador unas cuantas veces. Deben quedar algunos trocitos de tomate.[17]
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Consejos

  • Estas mascarillas pueden usarse de forma segura varias veces a la semana.
  • En lugar de usar únicamente el jugo, puedes licuar el tomate completo para crear una pasta más espesa para cualquiera de las mascarillas.
  • No te expongas al son mientras tengas el tomate en la piel porque podría blanquearla. Asegúrate de lavarte bien el rostro si saldrás de inmediato después de aplicarte la mascarilla.
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Categorías: Cuidado de la piel
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