Tener que compartir la habitación con tu hermano puede ser difícil, en especial si es desordenado, deja restos de comida por todos lados o le gusta usar tu ropa. Quizás no quieras compartir la habitación con él, pero mantenerte organizado, ser respetuoso y comunicarte de forma efectiva puede ayudarte a que compartir un espacio pequeño sea más tolerable.

Parte 1
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Compartir el espacio

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    Crea límites físicos. Para algunos hermanos, es suficiente con decir qué cosas pertenecen a cada uno. Otros necesitan recordatorios físicos de la separación, como etiquetas, divisores e incluso cinta adhesiva. La habitación es de ambos, pero ser claro con respecto a qué parte es tuya y qué parte es de tu hermano hará que tengan una cosa menos por la que discutir.[1] Si los límites son un problema real, considera la posibilidad de tender una cortina en el espacio para dividirlo por la mitad y así tener una sensación de privacidad.[2]
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    Reparte los muebles. Decide quién usará cada artículo de la habitación y acuerden qué guardarán allí. En caso de ser posible, compra dos de todo. Escoge quién usará los cajones, el clóset, el escritorio y otros muebles. Si tu habitación no tiene mucho espacio de almacenamiento, compra estantes plásticos o contenedores de almacenamiento rodante debajo de la cama para ambos.[3]
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    Dividan las responsabilidades. Haz un cronograma que refleje quién ordenará la habitación, quién sacará la basura y quién pasará la aspiradora y quitará el polvo cada semana. Si también comparten un baño, haz un cronograma de limpieza que reparta las responsabilidades de forma justa.
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    Busca un espacio privado. En ocasiones, quizás sientas que necesitas alejarte de tu hermano. Si no puedes crear un espacio privado en tu habitación, busca otro lugar de la casa donde puedas pasar un tiempo a solas. Tal vez pueda ser un rincón de la sala de estar, la mesa de la cocina o un rincón junto a la alacena donde no suela haber personas. Reclama el espacio para que tu hermano no pueda usarlo.

Parte 2
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Llevarte bien en espacios reducidos

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    Sé respetuoso. Seguramente ames a tu hermano, pero no siempre te agrade. Sin importar lo que ocurra al compartir un espacio, puedes elegir ser amable y respetuoso con él. Incluso cuando haya mucha tensión, recuerda que es una persona con deseos y necesidades distintos a los tuyos.
    • Respeta su privacidad al no leer sus correos electrónicos y mensajes de texto.
    • Háblale con respeto y muestra tu desacuerdo con respecto a sus acciones sin atacar su personalidad.
    • Comparte el espacio al acordar cuántos amigos pueden ir, cuándo está permitido llevar personas y qué hacer cuando uno de los dos habla por teléfono.
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    Establece expectativas con respecto al horario para acostarse. Acuerden horas de silencio. Es probable que tu cronograma de sueño sea distinto al de tus hermanos, pero intenta caminar y cerrar la puerta silenciosamente cuando duerman. Usa una máquina de ruido blanco e invierte en tapones de oído y una máscara para dormir.[4]
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    No toques sus cosas. Quizás sea tentador tomar un bolígrafo de su escritorio o ponerte una camiseta del piso, pero, si sabes que no es tuyo, resiste la tentación. No "tomes prestada" cualquier cosa sin su permiso y no le robes nada intencionalmente que le pertenezca. Usa solo las cosas que se hayan comunicado claramente con anticipación.
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    Sé flexible. Es probable que las cosas estén desordenadas o en el lugar incorrecto, tu hermano podría invitar a un amigo y quizás quieras acostarte a las 8 p. m. mientras juegan videojuegos. Tener reglas, límites y responsabilidades ayudará a evitar muchos conflictos, pero, cuando ocurran cosas inesperadas, conserva la calma. Usa afirmaciones como "Quizás puedas avisarme la próxima vez que Juan venga con anticipación en vez de encontrarlo directamente en nuestra habitación".
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    Sé comprensivo. Tu hermano tiene necesidades, deseos y problemas al igual que tú. Supón lo mejor porque, la mayoría del tiempo, no está en tu contra.
    • Cuando lo veas molesto o estresado, háblale e intenta mejorar su estado de ánimo.[5]
    • Muestra empatía y comprende su perspectiva.
    • Sé colaborador y útil al ordenar sus cosas de forma ocasional, llevarle pañuelos cuando esté enfermo y apagar las luces cuando se acueste.
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    Resuelve los conflictos a través de la comunicación. Es probable que experimentes frustraciones al compartir una habitación, pero reprimirlas no te ayudará. Tendrás conflictos durante la vida, así que aprender a resolver un problema, disculparte y solucionarlo con tu hermano te beneficiará por el resto de tu vida.[6]
    • En vez de encerrar la ira reprimida, respira profundo algunas veces mientras notas cómo te sientes y evalúa qué quieres que cambie.
    • Con tanta frecuencia como puedas, negocia, llega a acuerdos y busca soluciones que beneficien a ambos.[7]
    • Admite tu parte en cualquier conflicto y comprométete a cambiar tu comportamiento en el futuro.
    • Haz las paces rápido para que los problemas no sigan empeorando.
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    Diviértanse juntos. Compartir una habitación no tiene por qué ser un trabajo o quehacer. Hagan actividades que ambos disfruten, como jugar videojuegos, disfrazarse o mirar Netflix. Ríanse de chistes internos. No compartirás la habitación con tu hermano por siempre, pero puedes divertirte mientras lo haces.

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Categorías: Hermanos