La adolescencia puede ser difícil tanto para los padres como para los hijos. Los padres a menudo tienen dificultades para lidiar con la transformación de sus hijos dulces y cariñosos en adolescentes aparentemente enojones y contradictorios. Los adolescentes se frustran fácilmente cuando sus padres no logran comprender el tornado de hormonas, presiones e independencia en desarrollo en el que se encuentran girando. Esfuérzate por comprender contra lo que lucha tu hijo durante estos años transformativos. Luego, adopta una variedad de tácticas para reorientar y estimular a tu hijo en su trayecto a la adultez.

Método 1
Método 1 de 5:
Comprender por qué tu hijo es temperamental

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    Reconoce que las hormonas tienen un impacto significativo en el humor. El comportamiento temperamental de tu hijo tiene fundamentos psicológicos. Las hormonas de la pubertad descargan niveles a menudo abrumadores de químicos a través del cerebro en desarrollo de tu hijo.
    • Toma nota de que las hormonas presentes en los adultos pueden operar de forma diferente en un adolescente. Los cerebros adultos, por ejemplo, experimentan la hormona THP como una influencia tranquilizadora. En un adolescente, la THP produce un incremento en la ansiedad.[1]
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    Recuerda que el cerebro de tu hijo aún está en desarrollo. El lóbulo frontal de los seres humanos (la parte del cerebro responsable por el control de los impulsos, el juicio y la toma de decisiones) no madura del todo hasta poco más de los 20 años. El cerebro de tu hijo aún se encuentra literalmente en construcción incluso a medida que el resto de su cuerpo puede empezar a parecer "adulto".[2]
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    Recuérdate que tu hijo no disfruta ser temperamental. Tu hijo está luchando para lidiar con la confluencia del cambio hormonal, los cambios corporales, su identidad en desarrollo, la presión de los amigos y un creciente sentido de la independencia. ¡Con razón se comporta mal! Puede estar frustrado, confundido o incluso asustado por los cambios que se llevan a cabo en su vida. Tu hijo necesita que le proporciones estabilidad y apoyo, incluso si te dice algo completamente diferente.[3]
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    Recuerda tu propia adolescencia. Quizás la mejor forma de comprender a tu hijo adolescente es recordar cómo fue ser uno tú mismo. Piensa en tus propios triunfos y luchas y considera cómo lo experimentaron tus padres.[4]
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Método 2
Método 2 de 5:
Reorientar el comportamiento negativo

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    Mantente tranquilo y constante. Las hormonas pueden hacer que los adolescentes se vuelvan sensibles en lugar de lógicos. Incluso pueden sentirse inquietos por la intensidad de las emociones que experimentan. Tu hijo necesita que seas una presencia tranquila y constante en su vida.[5]
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    Establece límites claros para el comportamiento y la comunicación. Involucra a tu hijo en el desarrollo de estas reglas. Hacerlo respeta su independencia en desarrollo y te da la oportunidad de recordarle más adelante que él ayudó a desarrollar estas reglas y ahora debe acatarlas.[6] Puede refunfuñar pero conocer sus límites ayuda a los adolescentes a sentirse seguros.[7]
    • Establece y utiliza consecuencias para el mal comportamiento pero haz que la lista de reglas y consecuencias sea lo más corta posible. Prioriza las principales preocupaciones.
    • Elige tus batallas. Si tu hijo adolescente básicamente se comporta, ignora los fastidios menores como encogerse de hombros, levantar las cejas o las miradas aburridas.
    • A veces, los adolescentes pueden ser inadvertidamente irrespetuosos (nuevamente, sus cerebros se están desarrollando). Pregúntale con calma por su intención; por ejemplo: "Ese comentario sonó bastante ofensivo. ¿Era tu intención comportarte de forma grosera?".[8]
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    Enfócate en el comportamiento de tu hijo, no es su personalidad o carácter. Hazle saber tu desaprobación del mal comportamiento pero enfócate en lo que hace tu hijo, no en quién es. Tu hijo no es tonto, incluso si su decisión de dar un portazo en frustración y aplastar los dedos de su hermana no fue la más brillante. Continúa afirmando su valor como persona incluso al explicar por qué su comportamiento fue inaceptable.[9]
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Método 3
Método 3 de 5:
Ofrecer apoyo positivo

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    Pasa tiempo con tu hijo. Ponte a su disposición para hablar cuando tu hijo exprese interés en hacerlo. Ofrece llevarlo a algún lugar y utiliza el tiempo en el auto para charlar. A veces, sentarse lado a lado puede ofrecer una ubicación más cómoda para la conversación.[10]
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    Mantente involucrado en la vida diaria de tu hijo.[11] A veces, esto podría ser más fácil que otras veces pero haz el esfuerzo de hacer preguntas sobre actividades y eventos. Sigue el equipo deportivo de tu hijo o asiste a sus presentaciones.
    • Considera aprender más sobre alguno de los intereses de tu hijo para proporcionarles algo en común. Si tu hija es fanática del fútbol, empieza a seguir tú mismo a su liga favorita. Si bien debes continuar dándole espacio a tu hijo para desarrollar sus intereses sin que se sienta asfixiado, algo en común puede hacer que las conversaciones cotidianas sean mucho más fáciles.
    • Estimula a tu hijo a participar en actividades que alivien el estrés, como los deportes o relajarse con una película graciosa.[12]
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    Ofrécele a tu hijo un tiempo a solas. Los adolescentes necesitan tiempo para sí mismos para procesar la gran cantidad de cambios por los que pasan.
    • Estimula a tu hijo a escribir en un diario privado.
    • Dale espacio a tu hijo para resolver algunas cosas por su cuenta. Demostrarás que crees que es capaz de tomar decisiones apropiadas y que confías en su juicio.[13]
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    Afirma a tu hijo. Los adolescentes se benefician de los refuerzos positivos (y de muchos de ellos) al lidiar con formar su propia identidad independiente. Diles cuando estés orgulloso de ellos. Alaba el comportamiento positivo. Incluso en medio de una discusión más acalorada, usar terminología positiva puede ser realmente útil ("Sé que tu profesor está muy impresionado con tu desempeño en Química. Resolvamos cómo podemos llegar a un acuerdo para establecer un horario que te permita continuar sobresaliendo en esos exámenes y también disfrutar de un tiempo con tus amigos").[14]
    • Usa las alabanzas descriptivas. Sé específico: "Realmente me gustó la forma como ayudaste a tu hermanito con el tiro con salto. Podía ver su orgullo cuando encestó ese balón. Hiciste un gran trabajo ayudándolo a sentir que podía mejorar su técnica".
    • Hazle saber a tu hijo que estás consciente de sus opiniones y que las valoras.[15]
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    Busca a un mentor para tu hijo. Esta táctica puede ser especialmente importante en situaciones en las que tu relación con tu hijo se haya vuelto especialmente difícil. Otro adulto de confianza, como una tía, un tío o un amigo de la familia, puede ayudar a apoyar a tu hijo a través de este periodo difícil en su vida.
    • Incluso en situaciones en las que su relación sea razonablemente fuerte, un mentor puede proporcionarle un importante apoyo adicional a tu hijo.[16] [17]
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    Muestra tu amor. Tu hijo puede actuar de forma odiosa e incluso puede sentir que es odioso. Tu trabajo como su padre es quererlo sin importar nada más. Déjale una nota, dale un abrazo o dile palabras amorosas a tu hijo todos los días.[18]
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Método 4
Método 4 de 5:
Cuidarte

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    Recuerda que eres un modelo a seguir. Si tu hijo te ve tratando mal a los demás o teniendo comportamientos destructivos, como beber en exceso, fumar o consumir drogas, tendrás muy pocos fundamentos para criticar su propio mal comportamiento.[19]
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    Ocúpate de tus necesidades básicas. Estarás mejor equipado para lidiar con el estrés de criar a un adolescente si duermes bien, comes de forma saludable y te permites un tiempo para hacer ejercicio.
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    Tómate descansos. Asegúrate de incorporar un tiempo suficiente a tu rutina diaria para relajarte y tomarte un descanso de tus hijos.[20] Despiértate temprano, da una caminata breve o hazles saber a tus hijos que te vas a tomar unos minutos para leer un capítulo de tu libro y volverás con ellos cuando lo termines. Te mantendrás equilibrado incluso siendo un buen modelo para tus hijos en cuanto a cuidar de uno mismo.
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    Busca apoyo. Habla con tus amigos o tu pareja sobre educar a los hijos. El viejo proverbio de que "se necesita una aldea para criar a un niño" realmente tiene algo de verdad: los demás te ofrecerán perspicacias y consejos valiosos o simplemente un oído para que desahogues tus preocupaciones y frustraciones.
    • Considera encontrar un grupo de apoyo u otra fuente de ayuda externa si realmente tienes dificultades. Consulta al terapeuta escolar de tu hijo o a tu médico familiar para obtener información sobre cómo encontrar un apoyo adicional.[21] [22]
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    Permanece consciente de tu propia salud mental. El estrés serio puede producir síntomas de depresión o ansiedad. Si estás preocupado por poder sufrir estos males, contacta a tu doctor.[23]
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Método 5
Método 5 de 5:
Notar las señales de alarma de problemas más serios

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    Aprende a diferenciar el comportamiento temperamental de la ira peligrosa. La mayoría de los adolescentes temperamentales simplemente lucha contra los muchos cambios que experimenta en sus vidas. Sin embargo, en ocasiones, los adolescentes experimentan una ira más seria. Si reconoces alguna de estas señales de ira peligrosa, contacta a un profesional de la salud mental inmediatamente.
    • Gritos de socorro: declaraciones de que tu hijo tiene intención de hacerse algún tipo de daño.
    • Identificación o afiliación extrema con un grupo: si tu hijo expresa un deseo de "ir a la guerra" con otros grupos, ha cruzado el límite hacia los pensamientos más peligrosos.
    • Falta total de comunicación: es normal luchar para comunicarte bien con tu hijo adolescente pero la situación se ha vuelto peligrosa si tu hijo deja de hablarte del todo a ti o a sus pares. Esta es una señal seria de alienación.
    • Violencia: presta atención a los comportamientos como los golpes o el vandalismo ya que estos comportamientos pueden intensificarse.
    • Dejar no solo la escuela sino las actividades de las que tu hijo solía disfrutar: es una cosa que tu hijo llegue a la secundaria y decida que está cansado de jugar fútbol pero un adolescente que deja de identificarse del todo con los demás puede volverse capaz de hacerles daño.
    • Abuso de sustancias, sobre todo combinado con cualquiera de los comportamientos anteriores: recuerda que el abuso de sustancias puede incluir el mal uso de artículos domésticos comunes, como "oler" pegamento o robar medicamentos con prescripción médica de tu botiquín.[24]
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    Reconoce cuándo tu hijo sufre de depresión. Observa en busca de las siguientes señales de que tu hijo necesita tratamiento para la depresión:
    • humor deprimido o sentimientos de tristeza la mayor parte del tiempo
    • falta casi completa de energía
    • falta de interés o motivación
    • una incapacidad para disfrutar de actividades de las que solía disfrutar
    • retraimiento de su familia y amigos
    • sentimientos de enojo, irritabilidad o ansiedad
    • una incapacidad para concentrarse
    • cambios significativos en el peso (pérdida o aumento)
    • cambios significativos en los patrones de sueño, desde el insomnio hasta dormir todo el tiempo
    • sentimientos de culpa o falta de valor
    • pensamientos sobre la muerte o el suicidio
    • reprobar calificaciones en la escuela[25]
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    Pasa a la acción cuando tengas preocupaciones serias. La forma de la acción dependerá de la gravedad de tus preocupaciones.
    • Si estás preocupado por que tu hijo esté teniendo comportamientos destructivos como la ira peligrosa o la depresión, acércate a él con información en lugar de con un desafío. Proporciona literatura y enlaces a sitios web. Hacerlo demuestra respeto y consideración por su capacidad para tomar mejores decisiones en el futuro.[26]
    • Si estás preocupado por que tu hijo pueda ser un peligro para sí mismo o para los demás, busca ayuda inmediatamente. Contacta a tu doctor, a un profesional de la salud mental o al consejero escolar de tu hijo.
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Acerca de este wikiHow

Christy Irvine, PhD
Coescrito por:
Psicóloga clínica titulada
Este artículo fue coescrito por Christy Irvine, PhD. La Dra. Christy Irvine es Psicóloga Clínica Licenciada y propietaria de su práctica privada en Portland, Oregon. Con más de 10 años de experiencia, se especializa en terapia individual y de pareja utilizando diversas técnicas que incluyen la Terapia Centrada en las Emociones (EFT), la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), la Terapia de Procesos Interpersonales y la Terapia de Procesamiento Cognitivo (CPT). El Dr. Irvine tiene un B.A. en Psicología de Whitman College y un Ph.D. en Psicología Clínica de la Universidad de Connecticut. Este artículo ha sido visto 4174 veces.
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