Leer rápidamente es una de las muchas habilidades que puede mejorar tu comprensión de lectura y reducir tu tiempo de estudio. Muchos académicos consideran que leer rápidamente es lo mismo que echar un vistazo, resaltando que no puedes leer rápidamente un texto y esperar lograr la misma cantidad de comprensión que podrías lograr si lees a un ritmo normal.[1] [2] No obstante, echar un vistazo es una herramienta útil en las lecturas previas y al revisar textos, así como al recopilar información específica rápidamente.

Método 1
Método 1 de 3:
Mejorar las técnicas de lectura rápida

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    Observa grupos de palabras y no palabras individuales. Si lees la palabra de un texto a la vez, entonces eso ralentizará tu lectura rápida. Sin embargo, si puedes lograr el hábito de leer grupos o porciones de palabras a la vez, entonces podrás leer más rápido.[3]
    • Empieza por tratar de ver un grupo de tres o cuatro palabras a la vez y luego esfuérzate en mirar una línea entera de palabras.
    • Enfócate en palabras que den significado a la oración, tales como los sustantivos y verbos, y pon menos atención a las palabras de relleno, tales como “un”, “el”, “y”, etc.
    • Para ver una mayor mejora en tus habilidades de lectura rápida, combina esta técnica con otras técnicas de lectura rápida.
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    Lee con las manos. Utiliza tu dedo para obligarte a leer en una página. A medida que leas, mueve la mano de izquierda a derecha bajo el texto como si lo subrayaras. Mueve tu mano a la velocidad a la que te gustaría leer. Es posible que empieces a moverla a un ritmo ligeramente más rápido que en una lectura ordinaria y que aceleres en las lecturas posteriores.[4]
    • Si bien se solía afirmar que este uso de la mano o dedo “guiaba” el ojo, ahora parece que el dedo establece el ritmo de lectura en vez de guiar el camino. Esto se debe a que es difícil regular el ritmo de los movimientos de los ojos, pero resulta fácil regular el ritmo de los movimientos de las manos.[5]
    • También puedes utilizar un lápiz u otro objeto para mantener un ritmo.
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    Ojea las palabras clave. Ojear es una forma muy efectiva de extraer respuestas de un texto sin realmente leerlo. Si sabes exactamente lo que buscas (por ejemplo, un nombre, fecha, estadística o una palabra específica), entonces puedes encontrarlo rápidamente si omites grandes partes de texto. Para ojear, primero visualiza la palabra, número o frase que te gustaría encontrar. Después pasa tus ojos rápidamente por el texto. La información que buscas debe saltar a la vista.[6]
    • Trata de ojear con tus manos o con un lapicero. Experimenta con formas para ver cuál te da los resultados más rápidos.
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    Divide en partes el material. Una de las razones por las que lees lentamente es que algunas veces tienes que hacer pausas para comprender lo que dice el pasaje. Es posible que también tengas que retroceder y volver a leer cosas que ya habías leído. A fin de mejorar tu lectura rápida, trata de hacer una pausa para reflexionar solo al final de una sesión de lectura (es decir, después de casi 15 a 20 minutos) o después de terminar una sección (por ejemplo, un capítulo).[7]
    • Para verificar la comprensión al final de cada sesión de lectura rápida, anota las palabras clave o simplemente resume lo que leíste en algunas oraciones o explicándoselo a alguien. Esto te ayudará a seguir mejorando tu comprensión y también te ayudará a retener mejor la información.
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    Corre contra el reloj. Te puedes entrenar para leer más rápido si controlas tu tiempo a medida que avanzas. Empieza por lograr tu tiempo base. Pon el cronómetro en 15 minutos y lee a la velocidad a la que normalmente lo haces. Cuando el cronómetro termine, verifica hasta dónde llegaste. No cuentes las palabras, solo las páginas o párrafos. Registra tus cifras, por ejemplo, podrías escribir “6,5 páginas en 15 minutos”.[8]
    • Verifica la comprensión. Di lo que aprendiste en voz alta: no tienes que anotarlo, solo verifica que tomaste la información de lo que estabas leyendo.
    • Al día siguiente, pon la alarma de nuevo en 15 minutos y trata de leer más rápido. Registra tus tiempos nuevamente (por ejemplo, “7 páginas en 15 minutos”) y verifica la comprensión.
    • Hazlo todos los días o cinco días a la semana para mejorar tus habilidades. Trata de superar tu último tiempo en cada sesión.
    • Si te das cuenta de que tu comprensión mengua, es posible que hayas alcanzado tu pico o que tengas que aspirar a una mejora más moderada en la velocidad.
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Método 2
Método 2 de 3:
Probar el método SQ3R

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    Evalúa el texto. Antes de leer, lee todos los títulos, capítulos, secciones, subsecciones y todos los cuadros, gráficos, diagramas, preguntas y resúmenes que puedas encontrar.[9]
    • Si lees un lees un texto que no tiene esas cosas, podrías considerar leer la primera y última oración de cada párrafo o capítulo para obtener una idea del material que el texto cubre.
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    Escribe preguntas. Anota todas las preguntas que esperas que tu lectura responda. Comprenderás más si entras en el texto sabiendo lo que quieres aprender. Si no estás seguro de lo que quieres aprender, revisa y convierte cada encabezado de capítulo, título de sección, etc. en una pregunta. Trata de adivinar lo que el texto te enseñará, de este modo, podrás hacerte la pregunta que piensas que el texto podría responder.[10]
    • Si lo deseas, agrega más preguntas mientras lees.
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    Lee o echa un vistazo al texto. Revisa las preguntas y luego lee el texto. Podrías echar un vistazo u ojear, o podrías simplemente leer a tu ritmo actual más rápido.[11]
    • Dependiendo de la extensión del texto, podrías optar por leer todo o por hacerlo en secciones.
    • Para lograr una máxima comprensión, haz pausas al final de cada sección y piensa en lo que has leído. Responde las preguntas si puedes.
    • Para lograr la velocidad máxima, responde preguntas una vez que hayas leído todo el texto.
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    Recita las respuestas. Una vez que hayas leído, debes poder responder las preguntas que hiciste. Responde todas las preguntas que hayas leído. No tienes que anotar las respuestas (a menos que sea tu asignación), solo recítalas en voz alta.[12]
    • Si haces una pausa después de cada sección, asegúrate de que puedes recitar la respuesta a esa sección antes de pasar a la siguiente. Si no puedes, retrocede y echa un vistazo de nuevo.
    • Si sientes que cometiste un error en la redacción de una de tus preguntas, replantéala para que puedas responderla.
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    Revisa el texto. El último paso es la revisión, el cual te ayudará a retener la información que has comprendido. Vuelve a las preguntas que respondiste y mira si todavía puedes responderlas de memoria.[13]
    • Si no puedes hacerlo, echa un vistazo de nuevo a la sección hasta que sí puedas.
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Método 3
Método 3 de 3:
Prepararte para el éxito

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    Amplía tu vocabulario. Pasar por palabras que no conoces es uno de los grandes pantanos de la lectura rápida.[14] Es probable que te bloquees en palabras con significados que no conoces y que pierdas información importante. Para ampliar tu vocabulario, lee más. Cuando no sepas una palabra, búscala.
    • Si lees un determinado género de texto (por ejemplo, un libro de medicina), te será de utilidad estudiar la jerga médica básica antes de empezar a leer.
    • Leer ampliamente los campos que te interesan te ayudará a ampliar tu vocabulario.
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    Elige textos estratégicos. Dado que siempre estarás sacrificando un poco de tu comprensión cuando leas a una velocidad rápida, es posible que quieras reservar la lectura rápida para los textos que son algo fáciles o en los no te tomarán examen. Por ejemplo, podrías elegir hacer una lectura rápida en un libro escrito para jóvenes. O podrías hacer una lectura rápida de un libro que tienes que leer para una clase, pero que no vendrá en ningún examen o prueba. Otra buena elección para una lectura rápida sería un texto que has leído antes y que te gustaría revisar.
    • Evita hacer lecturas rápidas en los textos que realmente tienes que saber, tales como los materiales sobre los que tendrás exámenes.
    • Evita hacer lecturas rápidas en los textos que requieren que subvocalices o analices mientras lees, por ejemplo, un texto de ficción o una poesía. Perderás la información más importante.[15]
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    Toma notas. Si tu objetivo es la comprensión, entonces tu mejor herramienta será procesar lo que acabas de escribir. Una vez que termines la lectura rápida de un texto, tómate un poco de tiempo para reflexionar sobre ella. Anota las ideas importantes, discútelas con un amigo o simplemente escribe libremente sobre tus impresiones.
    • No hagas marcas ni resaltes el texto: eso interferirá con tu lectura rápida y es posible que te distraiga de la información que tratas de absorber.
    • Lee todos los días porque te ayudará a aumentar tu velocidad de lectura. Y asegúrate de escuchar al maestro en clase.
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Acerca de este wikiHow

Michelle Golden, PhD
Coescrito por:
Doctorado en Inglés, universidad Georgia State
Este artículo fue coescrito por Michelle Golden, PhD. Michelle Golden es profesora de inglés en Athens, Georgia. Recibió su maestría en educación de maestros de artes lingüísticas en 2008 y recibió su doctorado en inglés en la Universidad Georgia State en 2015. Este artículo ha sido visto 20 986 veces.
Categorías: Lectura y comprensión
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