El dribleo es una habilidad fundamental en el baloncesto y pasar el balón entre tus piernas es una de las formas más llamativas de ejecutarlo. Aunque parece un truco simple, puede ayudarte a mantener el balón fuera del alcance de un defensa. Para prepararte para esta jugada, primero debes aprender a controlar el balón. Un paso rápido hacia adelante te da la oportunidad de pasar el balón a la otra mano. Debes practicar el movimiento para impresionar a la multitud y dejar a los defensas mordiendo el polvo el día del partido.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Driblar el balón

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    Agáchate flexionando las rodillas y doblando las caderas. Para controlar el balón mientras lo pasas sin problemas entre las piernas, debes adoptar una posición básica de dribleo. Baja el cuerpo empujando el trasero hacia atrás. Inclínate un poco hacia adelante para prepararte en caso de que necesites moverte. Asegúrate de que tu postura se sienta estable.[1]
    • Al agacharte, ayudarás a proteger el balón. Si estás erguido, el balón rebotará más alto, lo que dificultará el control y le dará a tu oponente el tiempo suficiente para robártelo.
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    Levanta la cabeza y el pecho para mirar al frente. Mirar hacia abajo en realidad perjudicará tu equilibrio. Si tienes los ojos enfocados en el suelo, tampoco podrás inspeccionar la cancha frente a ti. A medida que te inclinas hacia adelante, debes sacar un poco el pecho para evitar sentirte tentado a mirar el balón. Trata de mantener la mirada enfocada hacia la canasta.[2]
    • Pídele a alguien que se pare frente a ti para que puedas mirarlo mientras practicas. Si estás solo, puedes pararte árate frente a un aro o buscar algo interesante delante de ti en lo que puedas concentrarte.
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    Párate sobre las puntas de los pies para prepararte para el movimiento. Inclínate hacia adelante sobre los dedos para desplazar el peso del cuerpo a la parte delantera de los pies. Evita avanzar demasiado, ya que puedes terminar perdiendo el equilibrio. Si sientes que los talones se levantan del suelo, debes bajarlos para mantener la estabilidad. Esta postura te permite moverte con rapidez y cortar en un ángulo agudo mientras driblas a lo largo de la cancha.[3]
    • El equilibrio es uno de los aspectos más importantes del control del balón. No lograrás moverte con eficacia si estás desequilibrado, así que párate bien antes de tratar de driblar.
    • Si tus pies comienzan a acalambrarse, lo más probable es que estés colocando demasiado peso sobre los dedos. Inclínate hacia adelante muy levemente, lo suficiente como para desplazar tu peso.
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    Haz que el balón rebote en su lugar con las yemas de los dedos. Dribla el balón con la mano dominante, manteniéndolo cerca del cuerpo. Trata de driblar el balón junto a la rodilla. Luego, en lugar de apoyar la palma de la mano sobre el balón, presiónala hacia abajo con las yemas de los dedos. La rodilla te proporciona un poco de protección contra oponentes molestos, mientras que las yemas de los dedos te brindan un control más preciso sobre los movimientos del balón.[4]
    • Para hacer rebotar el balón, debes bajar la muñeca para empujarlo con fuerza. Mantén los dedos separados para maximizar la cantidad de control que tienes.
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    Emplea la fuerza suficiente como para hacer rebotar el balón a la altura de la rodilla. El punto óptimo para rebotar es bastante cerca del suelo. Si estás agachado, el balón no debe llegar más arriba que el muslo. Si te llega hasta la cintura, te resultará difícil controlarlo. Si lo haces rebotar demasiado alto, le darás a los defensas la oportunidad de robártelo antes de que puedas pasarlo entre tus piernas.[5]
    • Familiarízate con la superficie en la que estás jugando. Cada superficie es única, pero algunas son más elásticas. Las superficies más blandas requieren que empujes el balón hacia abajo con más fuerza para que rebote de vuelta a tu mano.
    • Piensa en el balón como una extensión de tu cuerpo. Practica haciéndolo rebotar varias veces para que tengas una idea de la cancha y cómo se mueve el balón sobre ella. Una vez que tengas una idea de dónde se encuentra el balón en relación con tu cuerpo, no necesitarás mirarlo mientras driblas.

Parte 2
Parte 2 de 3:
Ejecutar un cambio de dirección

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    Dribla el balón con la mano dominante. Mantén las rodillas flexionadas, ubicándolas aproximadamente al ancho de los hombros. Recuerda levantar el pecho y la cabeza como si estuvieras atento a los defensas que se aproximan. Además, haz que el balón rebote a un ritmo constante, manteniéndolo bajo y cerca de tu cuerpo.[6]
    • La estabilidad es clave al iniciar el movimiento. Si estás desequilibrado, terminarás perdiendo el balón. Dribla en tu lugar, apoyándote sobre los dedos de los pies cuando estés listo para despegar.
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    Mueve la mano dominante de manera que el pulgar quede arriba. Espera a que el balón rebote hacia tus rodillas. Antes de que llegue a las rodillas, mueve la mano hacia un lado. Gíralo para que la parte superior del pulgar apunte ligeramente hacia el cielo. Después de poner la punta del pulgar encima, debes controlar el balón tocando el costado con los demás dedos.[7]
    • Mueve la mano con un solo movimiento, ¡pero no mires hacia abajo! De lo contrario, le mostrarás al defensa lo que estás a punto de hacer, sin importar cuán buenas sean tus habilidades para manejar el balón.
    • El cambio debe ejecutarse rápidamente, justo cuando el balón se acerca a la parte superior de su rebote. No lograrás manejarlo bien si se encuentra cerca del suelo. Haz que rebote hasta que alcance la altura adecuada.
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    Haz que el balón rebote hasta la mitad hacia la otra mano. Después de hacer rebotar el balón en su lugar, prepárate para moverlo hacia un lado. Apunta al área directamente en frente de tu cuerpo. Utiliza las yemas de los dedos para empujar el balón hacia ese punto. El balón rebotará hacia arriba en un ángulo para que puedas controlarlo con la mano opuesta.[8]
    • El balón se mueve en forma de V durante un cambio de dirección. Cuando empujas el balón en diagonal, este rebotará en diagonal en la dirección opuesta.
    • Mantén el balón cerca de ti para que no tengas que inclinarte hacia adelante para recuperarla. Para lograrlo, debes empujar el balón de forma lateral a través de tu cuerpo. Evita que rebote hacia adelante o hacia atrás.
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    Coloca la mano opuesta sobre el balón para atraparlo. Sin embargo, mantén la palma de la mano alejada del balón. Es necesario que sigas driblando. Adquiere el hábito de dejar que el balón golpee la punta de los dedos. Empuja el balón de inmediato hacia abajo con algo de fuerza para que continúe rebotando a la altura de la rodilla.[9]
    • Si planeas ejecutar otro cambio de dirección inmediato, coloca la mano en el costado del balón en lugar de encima de él.
    • Practica cruzar el balón mientras estás parado. Cuando te sientas cómodo con el movimiento, pasa a tratar de colocar el balón entre tus piernas. Esto será más fácil después de dominar el cambio de dirección básico.

Parte 3
Parte 3 de 3:
Cruzar el balón entre tus piernas

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    Dribla el balón con la mano dominante. Primero agáchate para colocarte en posición de dribleo. Debes permanecer cerca del suelo para manejar el balón. Levanta el pecho y la cabeza mientras haces que el balón rebote cerca del pie.[10]
    • ¡Prepárate para moverte! Inclínate ligeramente hacia adelante con las puntas de los pies para que puedas separar las piernas durante el dribleo.
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    Da un paso en diagonal hacia adelante con el pie opuesto. Da un paso grande hacia la línea lateral. Mueve la pierna en un ángulo de aproximadamente 45 grados alejándola del cuerpo. Mientras lo haces, debes mantener estable tu lado dominante con el pie plantado en el suelo. Continúa driblando el balón cerca para prepararte para el cambio de dirección.[11]
    • Por ejemplo, si vas a driblar con la mano derecha, da un paso adelante con el pie izquierdo. Haz lo contrario mientras driblas con la mano izquierda.
    • Para pasar el balón de manera efectiva, da un paso rápido cuando llegue a la parte superior de su rebote. Este movimiento te dará un breve espacio para empujar el balón entre tus piernas.
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    Mueve la mano hacia el costado del balón mientras rebota. Mueve la mano de manera que el pulgar termine encima del balón, preparándote para empujarlo con la punta de los dedos. Deja que la yema del pulgar aterrice sobre el balón mientras los demás dedos golpean su costado. Cuando el balón alcance la parte superior de su rebote (a aproximadamente la altura de la rodilla), prepárate para empujarlo entre tus piernas.[12]
    • Si presentas dificultades para realizar el movimiento correcto, debes practicar a un ritmo lento. Haz rebotar el balón un poco más alto de lo normal, da un paso y luego trata de mover la mano hacia un lado.
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    Empuja el balón entre tus piernas abiertas para iniciar el cambio de dirección. Apunta al suelo directamente debajo de tu cuerpo. Busca esa excelente área con luz natural entre tus piernas. Luego, utiliza la punta de los dedos para empujar el balón a ese lugar. Emplea la fuerza suficiente como para arquear el balón hasta aproximadamente la altura de la rodilla cuando salga por el otro lado.[13]
    • Asegúrate de empujar el balón en ángulo. Trata de conseguir un rebote limpio en forma de V para que el balón se eleve hacia la otra mano.
    • Si tienes problemas para pasar el balón sin golpearte el cuerpo, párate en tu lugar con las piernas abiertas. Pasa el balón de un lado a otro varias veces. Esto también te dará una idea de cuánta fuerza necesitas aplicar para que el balón rebote lo suficientemente alto.
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    Utiliza la mano opuesta para recibir el balón cuando emerja. Coloca la mano cerca de las piernas para controlar el balón en cuanto llegue. Deja que golpee la punta de los dedos. A medida que el balón se desplaza, baja la mano delantera para protegerlo. Un defensa alerta podría robarse el balón entre tus piernas si no tienes cuidado.[14]
    • Mientras el balón se desplaza, puedes inclinarte hacia adelante con el pie trasero para prepararte para moverte. En este punto, está bien levantar el talón.
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    Cambia de posición dando un paso hacia adelante con la pierna trasera. La parte más difícil de un cambio de dirección entre las piernas es sincronizar el movimiento hacia adelante. En cuanto sientas que el balón golpea tu mano, mueve el pie dominante hacia adelante. Da un paso en un ángulo de 45 grados en la misma dirección en la que te moviste al establecer el cambio de dirección. De esta manera, protegerás el balón y lograrás driblar hacia adelante.[15]
    • Por ejemplo, si pasas el balón hacia la mano izquierda, da un paso adelante con el pie derecho. Haz lo contrario al atrapar el balón con la mano derecha.
    • Si vas a practicar en una posición inmóvil, trata de dar un salto. Debes saltar rápidamente y cambiar la posición de las piernas.
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    Dribla el balón de nuevo para seguir avanzando por la cancha. Dirígete en la dirección hacia la que diste un paso mientras cruzas el balón entre tus piernas. Mantén el cuerpo entre el balón y el defensa mientras te mueves. Si necesitas cambiar de dirección una vez más, puedes repetir los pasos para cruzar el balón hacia el lado opuesto. ¡Practica driblar para vencer al defensa y llevar el balón hasta el aro![16]
    • Prueba el movimiento hasta que te sientas cómodo ejecutándolo a un ritmo rápido. El tiempo puede ser un poco complicado durante el aprendizaje. Debes ejecutarlo una parte a la vez para mejorar tu control y agilidad.
    • Una vez que domines el movimiento, practica hacerlo una y otra vez hasta que se sienta natural en la cancha.[17]

Consejos

  • La práctica hace al maestro. Debes practicar con frecuencia para aumentar tu velocidad e incluso sentirte cómodo ejecutando el movimiento durante el juego.
  • Recuerda que driblar entre las piernas tiene un propósito distinto al de alardear. Es una habilidad llamativa, pero también resulta muy útil para cambiar de dirección y hacer tropezar a tu oponente.
  • Si no cuentas con un defensa contra el que puedas practicar, coloca algunos conos y trata de driblar alrededor de ellos mientras cruzas el balón entre tus piernas.
  • Puedes empezar a un ritmo lento cuando apenas estés aprendiendo. Un buen control es más importante que la velocidad, y el movimiento no te servirá de nada si pierdes el balón.
  • Driblar entre las piernas funciona mejor cara a cara. Si no tienes espacio para moverte, podrías fácilmente perder el control del balón o chocar con un defensa.[18]

Acerca de este wikiHow

Ryan Tremblay
Coescrito por:
Entrenador de baloncesto
Este artículo fue coescrito por Ryan Tremblay. Ryan Tremblay es un entrenador de baloncesto y el propietario de National Sports ID y STACK Basketball. Con más de 30 años de experiencia, Ryan se especializa en entrenamiento de baloncesto, marketing en redes sociales y diseño de sitios web. Creó el National Sports ID como una plataforma para verificar la edad y el grado de los atletas jóvenes, y STACK Basketball para inspirarlos a convertirse en personas maduras y jugadores de baloncesto. Ryan fue un jugador de baloncesto del primer equipo de toda la década en el condado de Bergen y terminó entre los 20 mejores anotadores de todos los tiempos en la historia del condado con 1730 puntos. Asistió a la Universidad de Caldwell con una beca de baloncesto donde formó parte de tres equipos de campeonato. Además, fue dos veces base de All-Metropolitan, All-State, y All-Conference, así como el líder de tres puntos de todos los tiempos en la historia de la escuela, lo cual lo llevó al Salón de la Fama Atlética de la Universidad de Caldwell. Este artículo ha sido visto 34 030 veces.
Categorías: Basquetbol