Los árboles frutales son sorprendentemente fáciles de cultivar en un jardín trasero, y producen hermosas flores en la primavera y una fruta deliciosa por muchos años. Los árboles de manzanas, duraznos y peras crecen muy bien en una gran variedad de climas. Cuando escojas un árbol de frutas, pregunta en el invernadero si elegiste uno que sea compatible con el clima y las condiciones que tendrá su nuevo hogar. Consulta los siguientes pasos a fin de aprender a plantar árboles frutales para que se desarrollen y den frutos por muchos años.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Escoger un árbol y el lugar para plantarlo

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    Compra un árbol frutal de raíz desnuda. Las manzanas dulces, las ciruelas, las peras y otras frutas provienen de árboles que fueron injertados para producir la fruta más sabrosa. Aunque los árboles frutales se pueden plantar desde la semilla, los árboles resultantes no necesariamente producirán una fruta buena para comer. A fin de asegurarte de que el árbol que cultives produzca una fruta que desearás comer, lo mejor es comprar un árbol frutal de raíz desnuda, que es un árbol muy joven que ya fue injertado.[1]
    • Puedes encontrar árboles frutales de raíz desnuda en los invernaderos durante los meses finales del invierno.
    • Tu mejor opción es comprar árboles de raíz desnuda en un invernadero de tu localidad, ya que seguramente habrá árboles que crezcan bien en la región en la que vives.
    • Los árboles de raíz desnuda deben plantarse lo antes posible después de comprarlos.[2]
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    Busca un área abierta y soleada de tu jardín. En general, los árboles frutales necesitan al menos 6 horas de pleno sol para lograr un buen desarrollo y producir una fruta sana. Busca un lugar del jardín en el que ni tu casa ni otros árboles más altos le tapen la luz directa del sol. También debes buscar un área en la que no haya mucho follaje, así el árbol no tendrá que competir con otras plantas por los nutrientes y el agua.
    • También debes elegir la ubicación de tu árbol frutal imaginándolo cuando sea adulto. Ten en cuenta su ancho y calcula que sus raíces se extenderán hasta alcanzar una longitud igual a la de sus ramas. Esto significa que no debe estar demasiado cerca ni de una construcción ni de una entrada.
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    Revisa el drenaje que tiene el área elegida. Aparte de la luz directa del sol, el drenaje adecuado de la tierra también es una condición esencial para el buen desarrollo de los árboles frutales. La tierra no debe retener mucha agua, o las raíces de los árboles frutales se pudrirán. Revisa el drenaje de la tierra haciendo un hoyo de 30 cm (1 pie) de profundidad y llenándolo de agua. Si esta se drena rápidamente, el área es perfecta para plantar un árbol frutal, pero si se queda en el hoyo, elige otra área del jardín.[3]
    • Si la tierra de tu jardín tiene mucha arcilla, lo que puede causar un mal drenaje, tienes otras opciones. Puedes plantar el árbol frutal en un lecho elevado o labrar y mezclar la tierra con composta para aflojarla y lograr un mejor drenaje.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Cavar un hoyo y preparar la tierra

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    Prepárate para plantar en la primavera. Los árboles frutales se pueden plantar en cualquier estación del año, pero en las áreas con inviernos muy fríos, la mejor opción es esperar a la primavera. Esto le permitirá al árbol comenzar a adaptarse al suelo y desarrollar raíces de inmediato. También es la mejor época del año para mover la tierra, ya que esta no estará congelada y será fácil cavar un hoyo.
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    Agrégale composta a la tierra si es necesario. Si la tierra de tu jardín tiene un alto contenido de arcilla o está muy compacta, es buena idea labrar hasta los 60 cm (2 pies) de profundidad y agregarle composta. Esto aflojará la tierra, le dará un mejor drenaje y le proporcionará espacio a las raíces para comenzar a crecer. Usa una pala de jardín o un arado cincel para mover y aflojar la tierra, luego agrégale la composta y mézclala.
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    Cava un hoyo amplio. Usa una pala para cavar un hoyo del doble del ancho de las raíces extendidas del árbol que vas a plantar. Las raíces de los árboles frutales tienden a crecer hacia afuera y esto les dará suficiente espacio. Asegúrate de rodear las raíces con tierra suelta para que la tierra compacta no limite su crecimiento.
    • De la misma manera, es importante que no caves un hoyo demasiado profundo. Dado que estarás trabajando con una raíz desnuda injertada, es importante que el injerto en la base del árbol permanezca sobre el nivel de la tierra.
    • Si vas a plantar más de un árbol, sepáralos por lo menos medio metro (18 pulgadas). Cuanto más espacio de separación les des, mejor.[4]
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    Sigue las instrucciones para mejorar la tierra durante el proceso de plantación del árbol frutal. Dependiendo del tipo de árbol que plantes y de la calidad de la tierra de tu jardín, tal vez quieras añadir nutrientes orgánicos al hoyo que has cavado antes de plantarlo. En algunos casos, todo lo que necesitarás será un poco de composta en la base del hoyo.
    • Averigua en el invernadero las indicaciones para mejorar la tierra y pide sugerencias. En algunos casos, tal vez ni siquiera tengas que modificar la tierra porque la que tienes ya cuenta con los suficientes nutrientes.
    • No agregues composta y otros nutrientes a no ser que te aconsejen hacerlo. Una vez que las raíces crezcan más allá de la tierra mejorada, necesitarán sobrevivir con los nutrientes que estén naturalmente disponibles, así que darles tierra muy rica al inicio no será de ayuda en el largo plazo.
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    Acomoda el árbol en el hoyo. Haz un montículo poniendo un poco de tierra suelta dentro del hoyo, bastará con una capa del grosor aproximado de un dedo, y acomoda el cepellón de tu árbol frutal sobre el centro del montículo. Extiende las raíces y asegúrate de que el injerto situado en la base del tronco esté por encima del ras de la tierra. Añade o quita tierra del montículo para acomodarlo. Asegúrate de no dejar raíces expuestas.
    • Si hay raíces a la altura del injerto, o más arriba, córtalas y revisa muy bien que el injerto no quede enterrado. Si las raíces pueden llegar a la superficie desde el injerto, el árbol siempre tendrá brotes de radiculares en la base, los cuales lo debilitarán.
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    Aprieta la tierra alrededor de las raíces. Llena el hoyo que rodea a la raíz del árbol con la tierra mezclada con nutrientes y asegúrate de cubrirla completamente. Retírate un poco del árbol y revisa que haya quedado en posición vertical. Aprieta la tierra suavemente.
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    Riega la raíz. Riega bien el área para que la tierra se acomode y llene el hoyo alrededor de la raíz del árbol. Añade más tierra, presiónala suavemente y riega de nuevo. Repite este proceso hasta que la tierra alcance el nivel del resto del suelo.
    • Sin embargo, asegúrate de no regar el árbol en exceso; la raíz se puede pudrir si la tierra tiene demasiada agua.
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    Estaca el árbol frutal si es necesario. Si estás en un área con vientos fuertes, asegúralo con estacas atándolo a un palo fuerte con una tira larga de tela o goma. Asegúrate de que la aradura esté lo suficientemente suelta como para que la tira no restrinja o apriete al árbol cuando este crezca. Estacarlo también ayudará a que crezca derecho y alto.
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    Cubre el área del árbol con una capa de mantillo orgánico. Esto ayudará a retener la humedad y protegerá a la raíz. Además evitará que crezcan pasto y hierbas cerca del árbol que compitan con él por los nutrientes y el agua. Asegúrate de que la línea del injerto no quede cubierta por el mantillo, esta debe permanecer visible sobre el nivel del suelo.
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    Protege el árbol de los animales. Si hay venados u otros animales en el área donde quieres plantar los árboles jóvenes, quizás sea mejor que los cerques. Para ello, corta de 1,5 a 2 m (3 a 4 pies) de alambrada o un material similar. Forma un cerco con ella y colócala sobre el árbol, asegurándola con estacas. Cerciórate de que esta cerca sea más alta que el árbol.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Cuidar de un árbol frutal

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    Decide si vas a podar o no. Si quieres que el árbol produzca ramas con frutos cerca del suelo, puedes podarlo a la altura de la rodilla y contar las ramas de los costados dejando solo uno o dos brotes. Esto dirigirá la energía del árbol a la producción de ramas bajas y en los cortes que hiciste.[5] Por otro lado, puedes quitar las ramas más bajas si prefieres que el árbol no tenga ramas cerca del suelo.
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    Protege al árbol de las quemaduras del sol. Muchos arboricultores usan una solución diluida con mitad de pintura de látex blanca y mitad de agua para pintar el tronco del árbol, lo que actuará como filtro solar. Si vives en una región con sol muy fuerte, como el sudoeste de Estados Unidos, este método protegerá al árbol del daño ocasionado por el sol.
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    Controla la mala hierba. Es importante quitar la mala hierba del área alrededor del árbol durante su etapa de crecimiento para proteger a la raíz y hacer que el árbol crezca sano y fuerte. Arranca las hierbas a mano en lugar de usar un herbicida.[6]
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    No lo riegues en exceso. No es necesario que la tierra esté constantemente mojada y el exceso de agua puede hacer que las raíces se pudran. Deja que la lluvia riegue a tu árbol. Si ha pasado una semana y no ha llovido, entonces riégalo bien y luego deja que la tierra vuelva a secarse antes de volver a regarlo.
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Categorías: Cultivo de árboles
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