La lavanda no solo tiene un aspecto hermoso y tupido al plantarla en el jardín, sino que también puedes cosecharla para hacer manualidades, cocinar y hacer decoraciones. Un arbusto de lavanda adulto puede darte de 7 a 8 manojos de lavanda cada temporada, que puedes secar y guardar durante los próximos meses. Además, cosechar lavanda es en realidad beneficioso para la longevidad de la planta, puesto que elimina los brotes viejos para dejar espacio para los brotes nuevos. Así que, toma tus guantes, afila las tijeras de podar y empieza a cosechar la lavanda para disfrutar de su dulce aroma perfumado.

Método 1
Método 1 de 2:
Cortar las flores

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    Espera hasta que entre el 40 y el 50 % de la planta haya desarrollado capullos. Por lo general, esto ocurre entre inicios y mediados de primavera. Sabrás que la lavanda está lista cuando observes un montón de abejas volando alrededor para polinizar cada planta.[1]
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    Cosecha la lavanda por la mañana cuando el rocío se haya evaporado. El mejor momento del día para cosecharla es temprano en la mañana. Esto permitirá la mayor concentración de aceites en el interior de la planta, de modo que la cosecha de lavanda huela o sepa muy bien.[3]
    • Si esperas hasta el final del día, el sol puede evaporar parte de los aceites en el interior de la planta. Aún olerán bien, pero no serán tan potentes como al inicio del día.
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    Elige flores coloridas y frescas. Mientras observas las plantas de lavanda, trata de elegir las flores que se vean más frescas con el color más completo. Puedes pasar por alto las flores que se vean pequeñas o caídas, ya que es probable que no huelan ni sepan tan bien.[4]
    • Piensa en escoger la lavanda como si fuera fruta fresca; si no se ve colorida y madura, no la elijas.
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    Reúne de 50 a 100 tallos de lavanda en un manojo. Con las manos, reúne suficientes tallos que quepan cómodamente en tu puño o cerca de 50 a 100 tallos. Los tallos son muy resistentes, así que puedes recolectarlos de todas las partes del arbusto sin preocuparte por desgarrarlo.[5]
    • El grupo de tallos que cabe dentro de tu mano se llama “manojo”.
    • Un arbusto de lavanda de un año suele producir solo suficientes flores para formar 1 o 2 manojos, pero las plantas más viejas pueden producir hasta 10 manojos.
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    Corta la lavanda 5 cm (2 pulgadas) por encima de los brotes leñosos. Si examinas el arbusto de lavanda, verás que está enraizado en la tierra con brotes duros y leñosos. Por encima de esto, se encuentran los “brotes nuevos”, que se ven verdes y endebles. Con las tijeras de podar, corta al menos 5 cm (2 pulgadas) por encima de la parte leñosa del tallo para darle a la planta lo suficiente para producir un nuevo florecimiento.[6]
    • La mejor herramienta para cortar la lavanda se llama cuchillo recolector. Es curvo como una guadaña y tiene un borde dentado. Si no tienes uno a la mano, también te servirá una podadora manual. Si utilizas un cuchillo recolector, engánchalo alrededor de la lavanda juntada y tira del cuchillo hacia ti, cortando los tallos de lavanda.
    • Si deseas mantener las flores de lavanda en un manojo, ata una goma elástica alrededor de ellas antes de cortarlas.
    • Es mejor cosechar todo el tallo, en vez de intentar cortar solo la flor. De este modo, te quedarás con un montón de palitos alrededor de la planta.[7]
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Método 2
Método 2 de 2:
Secar y guardar la lavanda

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    Coloca los manojos en agua hasta que estés listo para utilizarlos. Si vas a mantener la lavanda fresca, puedes llenar un florero con agua y luego meter el manojo. Aunque no es una solución a largo plazo, puede mantener la lavanda fresca por unos días hasta que estés listo para utilizarla.[8]
    • Si vas a exhibir la lavanda, esta es una excelente forma de guardarla hasta que estés listo para colocarla en un ramo.
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    Enjuaga la lavanda para quitar las plagas. Pasa los tallos y las flores de lavanda bajo un chorro de agua fría, luego sumérgelos en agua para retirar la suciedad o las plagas. Colócalos sobre una toalla de papel y sécalos dándoles toquecitos para limpiarlos.[9]
    • Si vas a comer la lavanda, es muy importante enjuagarla. Si vas a utilizarla para fines decorativos o piensas secarla, no es necesario preocuparte tanto por eso.
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    Seca la lavanda en manojos o mallas metálicas. Puedes utilizar un deshidratador de alimentos, colgarla boca abajo para que se seque en un lugar frío y oscuro de tu casa o secarla afuera en mallas metálicas bajo el sol. Si secas la lavanda al sol, es posible que las flores se aclaren un poco a medida que se secan.[10]
    • Si optas por colgar la lavanda para que se seque, utiliza cordel o amarraderas de alambre para reunir los tallos en manojos y colgar los manojos boca abajo con ganchos o clavos. Vuelve a atar los tallos según sea necesario para mantenerlos juntos, puesto que se encogerán durante el secado.
    • Secar la lavanda en interiores puede tardar unas semanas. En cambio, si la secas al sol solo te llevará unos días.
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    Sella la lavanda seca en un recipiente hermético. Puedes utilizar una bolsa de plástico, un frasco de vidrio o un recipiente de plástico con tapa para mantener la lavanda fresca. Séllala de forma hermética de modo que no entre aire antes de guardarla.[11]
    • Verifica que la lavanda esté bien seca antes de guardarla. Si la guardas húmeda, desarrollará moho y se arruinará el aroma de la lavanda.
    • La lavanda seca suele conservar su aroma durante una temporada.
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    Guarda la lavanda seca en un lugar frío y seco. Guardarla lejos del sol y calor la ayudará a durar el mayor tiempo posible, además de conservar el sabor y aroma natural de las flores. Puedes guardar la lavanda en la despensa de la cocina, un gabinete o el sótano (siempre y cuando no esté bajo cero).[12]
    • La lavanda seca puede durar meses. Tu principal preocupación después de que se seque debe ser que los pétalos se caigan del tallo. Dado que son tan pequeños, puede ser difícil volver a recogerlos.
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    Utiliza la lavanda en la cocina y las manualidades. Ahora es momento de utilizar la lavanda. Puedes colocar los tallos secos en floreros para decorar tu casa, utilizar las flores para hacer bolsitas o hacer golosinas deliciosas con la cosecha. La lavanda tiene un rico olor y sabor, así que tienes una variedad de opciones cuando se trata de utilizar sus flores.[13]
    • Ten cuidado al cocinar con lavanda. Si colocas demasiado en tu comida, sabrá un poco a perfume, así que ve despacio al principio.
    • La lavanda seca se ve hermosa cuando la arreglas con flores de colores neutros, como las margaritas o los lirios blancos.
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Consejos

  • Mientras más pronto empieces a secar la lavanda, más probabilidades tendrás de evitar el crecimiento de moho y hongos.
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Advertencias

  • Ten cuidado con las abejas. A los polinizadores les encanta la lavanda y es posible que haya muchos volando alrededor mientras cosechas. Siempre y cuando los dejes en paz, no serán una molestia.
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Acerca de este wikiHow

Artemisia Nursery
Coescrito por:
Vivero de plantas y tienda de jardinería
Este artículo fue coescrito por Artemisia Nursery. Artemisia Nursery es un vivero de plantas minoristas en el noreste de Los Ángeles que se especializa en plantas nativas de California. Artemisia Nursery es una pequeña empresa propiedad de los trabajadores con planes de convertirse en una cooperativa propiedad de los trabajadores. Además de las plantas nativas de California, Artemisia Nursery ofrece una selección de suculentas, verduras y hierbas tradicionales, plantas de interior, alfarería y herramientas y suministros de jardinería. Basándose en el conocimiento de los fundadores, Artemisia Nursery también ofrece consultas, diseños e instalaciones. Este artículo ha sido visto 200 267 veces.
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