Las personas que trabajan en el campo médico usan frecuentemente guantes estériles, por lo que necesitan saber cómo usarlos de manera apropiada. Ponérselos de modo correcto puede prevenir la transmisión y el contagio de enfermedades infecciosas tanto en el paciente como en el médico. Puedes ponerte guantes estériles asegurándote de tener las manos limpias para deslizarlas en los guantes.

Parte 1
Parte 1 de 2:
Asegurarte de tener las manos limpias

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    Escoge la talla apropiada de guantes para ti. Los guantes estériles vienen en una gran variedad de tallas. Estas pueden variar dependiendo de la empresa. Prueba varios pares de guantes estériles hasta que encuentres la talla adecuada. Cuando la encuentres, tendrás que desechar los guantes que te has probado y ponerte un par nuevo y totalmente estéril. Para saber si tienes la talla adecuada para tus manos, debes sentir lo siguiente:
    • capacidad de mover las manos cómodamente
    • ninguna fricción en la piel
    • poca o ninguna sudoración
    • poca o ninguna fatiga en los músculos de la mano
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    Quítate las joyas. Aunque no es necesario, considera la posibilidad de sacarte los anillos, las pulseras u otras joyas de las manos. Estos objetos pueden contaminar los guantes o hacer que ponértelos sea difícil y usarlos sea incómodo. Quitarte las joyas también reduce el riesgo de que los guantes se rompan.[1]
    • Pon las joyas en un lugar seguro en el que puedas encontrarlas fácilmente cuando termines de usar los guantes.
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    Lávate las manos cuidadosamente. Antes de tocar los guantes o de deslizar las manos en estos, lávatelas.[2] Lávate las manos con agua y jabón. Frótalas bajo el chorro de agua por lo menos durante 20 segundos. Enjuágate las manos y las muñecas cuidadosamente y luego sécatelas.[3]
    • Usa un desinfectante de manos con alcohol si no tienes agua y jabón.
    • Algunos tipos de procedimientos de esterilización requieren un tipo distinto de jabón y un tipo de frotación en diferente medida.[4]
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    Mantén las manos sobre la cintura. Cuando tengas las manos completamente limpias, evita dejarlas caer por debajo de la cintura. Mantenerlas sobre este nivel puede reducir el riesgo de contaminarlas. Si las dejas caer por debajo de la cintura, repite el proceso de lavarte las manos antes de ponerte los guantes.[5]
    • Estar de pie puede ayudar a mantener los brazos por encima de la cintura.

Parte 2
Parte 2 de 2:
Deslizar las manos en los guantes

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    Abre el paquete de los guantes estériles. Inspecciona el paquete para ver si presenta rasgones, decoloración o humedad, y deséchalo si está dañado. Abre la envoltura exterior. Asegúrate de abrirla de la parte superior, luego de la parte inferior y luego del costado. Recuerda, solo tienes un margen de 2,5 centímetros (1 pulgada) que puedes tocar. Esta acción expondrá el paquete estéril interior que contiene los guantes.[6]
    • Toma en cuenta que los guantes estériles también tienen una vida útil. Antes de ponerte los guantes, asegúrate de que no hayan caducado.
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    Quita la envoltura interior. Saca la envoltura interior y colócala sobre una superficie limpia. Asegúrate de que puedas ver ambos guantes a través de la envoltura para garantizar que has abierto el paquete de manera apropiada.[7]
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    Toma el guante que corresponde a tu mano dominante. Usando la mano que no usas para escribir, toma el guante que corresponde a tu mano dominante. Toca solo el interior del manguito del guante (el lado del manguito que estará en contacto con tu piel). Ponerte primero el guante de la mano dominante puede reducir el riesgo de rasgado o de contaminación en la mano que es más probable que uses.[8]
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    Coloca el guante en la mano dominante. Deja que el guante cuelgue con los dedos apuntando hacia abajo. Asegúrate de no tener las manos por debajo de la cintura ni por encima de los hombros para garantizar la esterilidad. Luego, desliza la mano dominante en el guante con la palma hacia arriba y los dedos abiertos.[9]
    • Recuerda tocar solo el interior del guante para prevenir cualquier contaminación potencial.
    • Haz ajustes solo cuando te pongas el otro guante.[10]
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    Desliza la mano en el segundo guante. Pon los dedos de la mano enguantada en el manguito plegado del otro guante y levántalo. Manteniendo estirada tu otra mano con la palma hacia arriba, coloca el guante sobre los dedos. Luego, tira del segundo guante sobre tu mano.[11]
    • Levanta la mano enguantada para evitar tocar la palma de la mano o la muñeca desnuda.
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    Ajusta los guantes. Una vez que tengas puestos los dos guantes, puedes ajustarlos.[12] Mete la mano debajo de la parte del manguito de cada guante para tirar de esta hacia arriba o para hacer cualquier otro ajuste que necesites. No metas la mano entre la piel y el manguito. Los guantes deben sentirse bien y no deben cortar la circulación ni sentirse incómodos.[13]
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    Revisa los guantes para ver si tienen rasgones. Examina minuciosamente cada mano y guante. Si detectas rasgones, desgarros u otros problemas visibles, vuelve a lavarte las manos y ponte guantes nuevos.

Advertencias

  • Si accidentalmente tocas tu piel u otro objeto mientras te pones los guantes, entonces estos se han contaminado.
  • Si los guantes se contaminan de alguna manera, vuelve a lavarte las manos antes de ponerte un par nuevo de guantes estériles.
  • Aprender a ponerte guantes estériles no es sencillo y puede ser frustrante. Practica varias veces antes de que llegue el momento de realizar un procedimiento que requiera que uses guantes estériles.
  • El procedimiento descrito anteriormente se conoce como "técnica abierta para la colocación de guantes", que es para el uso sin una bata quirúrgica. Si usas una bata (como en el quirófano), no debes usar esta técnica, sino un método distinto llamado "técnica cerrada para la colocación de guantes", lo cual es un requisito de la política formal en la mayoría de las instituciones médicas.

Cosas que necesitarás

  • un espacio de trabajo limpio
  • jabón o desinfectante para manos con alcohol
  • guantes estériles

Acerca de este wikiHow

Sarah Gehrke, RN, MS
Coescrito por:
Enfermera registrada
Este artículo fue coescrito por Sarah Gehrke, RN, MS. Sarah Gehrke es enfermera registrada y terapeuta de masajes licenciada en Texas. Sarah tiene más de 10 años de experiencia enseñando y practicando flebotomía y terapia intravenosa (IV) utilizando apoyo físico, psicológico y emocional. Recibió su licencia de Terapeuta de Masajes en el Instituto de Terapia de Masajes de Amarillo en 2008 y un master en Ciencias de Enfermería en la universidad de Phoenix en 2013. Este artículo ha sido visto 4600 veces.
Categorías: Salud