El tomillo es una hierba maravillosa que puedes usar fresca o seca. Si has cultivado mucho, es una idea grandiosa que seques un poco para usarlo más adelante cuando la temporada de cultivo termine. Puedes secarlo de diversas maneras. Muchas personas lo cuelgan y dejan que se seque de forma gradual. Otras lo secan en un horno o un deshidratador de alimentos para acelerar el proceso de secado.

Método 1
Método 1 de 3:
Colgar tomillo para secarlo

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    Reúne ramitas de tomillo fresco. Recoge los nuevos brotes de tallo largo de la planta. Usa unas tijeras comunes o de podar para cortarlos justo por encima de las secciones leñosas de la planta. Consigue ramitas que sean fuertes y se mantengan juntas mientras se secan.
    • Puedes cortar la mayor parte del brote de una planta, siempre y cuando mantengas intacta el área leñosa.[1]
    • Lo mejor es tomar ramitas que no hayan florecido. En su lugar, elige ramitas frescas y jóvenes durante la primavera y el verano.
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    Lava y seca las ramitas. Lava el tomillo con agua corriente fría. El objetivo debe ser eliminar toda suciedad que haya surgido en las hojas a medida que crecían. Luego de lavar las ramitas, colócalas sobre una toalla limpia hasta que no tengan humedad en su superficie.
    • Si te cercioras de que el tomillo ya no tenga agua, esto minimizará la probabilidad de que se vuelva mohoso cuando se seque.
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    Reúne las ramitas en un fajo. Recoge cada ramita de tomillo y sostenla del extremo grueso que has cortado. Coloca todos estos extremos juntos en un fajo y júntalos con firmeza.
    • Si tienes más tomillo de lo que puedes colocar en un fajo con un diámetro de 1,5 cm (1 pulgada), haz varios.
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    Ata el fajo. Sostenlo con tu mano no dominante y ten en la otra mano un pedazo de hilo o cordel que mida alrededor de 30 cm (12 pulgadas) de largo. Empieza a envolver el hilo alrededor del fajo, dejando unos centímetros o pulgadas sueltos antes de las áreas envueltas. Una vez que el fajo esté asegurado y tengas unos centímetros o pulgadas de hilo sobrante en el extremo, átalo a un pedazo que hayas dejado suelto al principio.[2]
    • Puedes atar los extremos con un lazo o un nudo, pero asegúrate de que esté firme y ajustado.
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    Cuelga el fajo en un lugar oscuro y cálido. Envuelve el hilo en un clavo o un gancho en un lugar que permita que el fajo cuelgue con libertad. Necesitas un flujo de aire libre alrededor de él y debe estar expuesto a la luz directa del sol, lo que podría secar el tomillo con demasiada rapidez. La temperatura alrededor del tomillo debe ser como mínimo 10 °C (50 °F). Esta temperatura garantizará que se seque a un ritmo constante.
    • Lo mejor es dejar el tomillo en un área con poca humedad, de modo que no desarrolle moho.
    • Revísalo para determinar si tiene moho luego de los primeros días de secado. Deséchalo si ves que las ramitas lo han desarrollado. Sin embargo, el riesgo de que este se desarrolle luego de los primeros días será mínimo, ya que la planta habrá perdido la mayor parte de su humedad.
    • Puedes colgar el tomillo para que se seque en cualquier rincón oscuro de la cocina, la sala o el comedor, siempre y cuando tenga un buen flujo de aire y una temperatura cálida.
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    Extrae las hojas cuando el tomillo se seque por completo. Una vez que el tomillo luzca y se sienta seco, puedes retirar el fajo y procesarlo. Colócalo en una bandeja para hornear limpia o un pedazo de papel encerado, y ábrelo. Empieza a quitar las hojas retirándolas de los tallos con los dedos. Estas deben desprenderse con relativa facilidad una vez que el tomillo se seque.
    • El tiempo que el tomillo tarde en secarse dependerá de la variedad de la planta y las condiciones en las que la cultives. Sin embargo, por lo general tarda 1 o 2 semanas en secarse por completo.
    • Una manera sencilla de hacerlo es sostener el tallo con una mano y pasar los dedos por él con la otra mano.
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    Guarda el tomillo en un recipiente de cierre hermético en un lugar oscuro. Si lo guardas en un recipiente de cierre hermético y lo mantienes fuera de la luz del sol, esto puede mantenerlo fresco y delicioso por varios años luego de secarlo. Muchas personas lo guardan en frascos de especias, pero también puedes colocarlo en una bolsa plástica de cierre hermético o un frasco con tapa.
    • Coloca el recipiente en un lugar seco y oscuro, como una alacena o despensa.
    • Básicamente, el tomillo nunca se “estropeará”, pero su sabor perderá fuerza con el tiempo. Luego de unos años, debes evaluar el sabor del tomillo seco y determinar si tienes que secar un poco más.[3]
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Método 2
Método 2 de 3:
Secarlo en un horno

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    Recoge tomillo fresco del jardín. Usa unas tijeras comunes o de podar afiladas para cortar las ramitas sin floraciones justo por encima de la parte leñosa de la planta. Lo más rápido que puedes hacer es cortar los tallos largos con muchas hojas, pero también puedes secar pedazos pequeños en el horno.[4]
    • Puedes recortar la mayor parte del nuevo brote de la planta, siempre y cuando mantengas intactas las áreas leñosas. Es más, esto fomentará el crecimiento de la planta.[5]
    • Si tienes tomillo fresco que has comprado en el supermercado, también puedes secarlo. Este simplemente no estará tan fresco, por lo que podría tener menos sabor luego de secarlo.
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    Lava el tomillo con agua fría. Lava las hojas con agua fría, lo que eliminará toda suciedad o residuo en la superficie. Usa un chorro de agua ligero para que las hojas permanezcan en las ramitas que limpies.
    • Luego de lavar el tomillo, sacúdelo suavemente para quitar la mayor parte del agua de su superficie. Sin embargo, no tiene que estar totalmente seco para continuar con el proceso.
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    Coloca el tomillo en una bandeja cubierta con papel pergamino o una alfombrilla de silicona. Consigue una bandeja de hornear lo suficientemente grande como para colocar el tomillo en una sola capa. Cúbrela con papel pergamino o una alfombrilla de silicona, de modo que el tomillo no entre en contacto con el metal. Asegúrate de que las ramitas no estén una encima de la otra, para que todas se sequen en igual medida.
    • Si el tomillo está en contacto directo con el metal, puede volverse negro o perder su color claro.
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    Sécalo en un horno calentado a 38 °C (100 °F) por 24 horas. Coloca la bandeja en la rejilla central del horno después de precalentarlo. Para que el horno esté a 38 °C (100 °F), puedes programarlo a dicha temperatura, encender la luz en su interior (lo que por lo general puede calentarlo a ese nivel), o depender del calor de la llama piloto en un horno a gas.
    • La mejor manera de secar el tomillo es a una temperatura moderada por un tiempo largo. Esto permite que las hojas se sequen sin cocinarse ni marchitarse antes.
    • Observa las hojas en intervalos de unas horas mientras se secan. Asegúrate de que no se estén quemando y que parezcan que se están marchitando y luego secando.
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    Extrae las hojas de tomillo una vez que estén a temperatura ambiente. Retira la bandeja del horno y deja que alcance la temperatura ambiente. Asegúrate de que el tomillo esté totalmente seco retirando algunas hojas de los tallos y verificando que estén quebradizas. Luego de cerciorarte de que está seco, puedes extraer el resto de las hojas de los tallos.
    • Una vez que las extraigas, guárdalas en un recipiente de cierre hermético en un lugar oscuro y fresco. Esto mantendrá fresco al tomillo seco por 1 a 2 años.[6]
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Método 3
Método 3 de 3:
Usar un deshidratador para secarlo

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    Corta ramitas de tomillo frescas de la planta. Usa tijeras comunes o de podar afiladas para cosechar ramitas de la planta. Céntrate en cortar ramitas jóvenes y sólidas que no tengan floraciones en el extremo, y no sean leñosas y escasas.
    • Puedes cortar la cantidad que desees del nuevo brote de la planta. La planta de tomillo volverá a crecer luego de podarla, siempre y cuando mantengas intacta la parte leñosa.[7]
    • Por lo general, tendrás la mayor cantidad para cosechar en la primavera o el verano, pero estas plantas pueden cortarse de forma ligera en cualquier momento del año.[8]
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    Lava y seca el tomillo. Échales un chorro ligero de agua fría a las ramitas para eliminar toda impureza de la superficie. Luego colócalas sobre un paño limpio o un papel toalla hasta que estén secas.[9]
    • Si te aseguras de que el tomillo esté seco antes de colocarlo en el deshidratador, este podrá hacer su trabajo con más facilidad.
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    Seca el tomillo en el deshidratador a 38 °C (100 °F) por 1 a 2 horas. Coloca el tomillo en las bandejas del deshidratador. Coloca las bandejas en el deshidratador y activa la máquina por varias horas. Sabrás que el tomillo está listo cuando luzca seco y se desmenuce con facilidad.[10]
    • Asegúrate de que la parte inferior de las bandejas sea lo suficientemente fina como para contener las hojas si se caen de los tallos. Si no lo son, puedes colocar una pantalla delgada debajo de ellas para contenerlas.
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    Retira las hojas de los tallos y guárdalas en un recipiente de cierre hermético. Toma el tallo y sostenlo sobre un tazón o una bandeja que pueda atrapar las hojas. Pasa los dedos por el tallo con suavidad para soltarlas. Desecha los tallos y coloca las hojas en un recipiente de cierre hermético, como un frasco. Guarda el frasco en un lugar seco, oscuro y frío (p. ej., en una despensa).[11]
    • El tomillo seco debe durar más de un año si lo guardas de forma apropiada.
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Consejos

  • Guarda el tomillo seco en un recipiente de cierre hermético en un lugar fresco y oscuro. Tan solo asegúrate de que el tomillo esté totalmente seco antes de colocarlo en el recipiente. Si lo guardas de forma apropiada, puede durar hasta 2 años.[12]
  • Hay otras maneras de conservarlo. Puedes congelar el tomillo fresco y colocarlo en aceite o mantequilla para conservarlo.[13]
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Categorías: Hierbas y especias
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