Es importante ser un huésped amable cuando visites la casa de alguien, ya sea que trate de un amigo, colega o familiar cercano. Tu conducta podría marcar la diferencia entre una estadía placentera o una desastrosa. Por lo tanto, sé cortés para asegurar que tu estadía sea agradable tanto para ti como para tu anfitrión.

Parte 1
Parte 1 de 4:
Comunicarte con tu anfitrión

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    Sé específico sobre la fecha en que llegarás y te retirarás. No hagas que tu visita sea indeterminada. Asimismo, no hagas una reservación aérea antes de conversar primero con tu anfitrión. Si no se han puesto de acuerdo con ciertas fechas, no las tomes por sentado sin primero hablar al respecto. Respeta el hecho de que tal vez debe conversar con su cónyuge o compañero de vivienda sobre tu estadía.
    • Evita prolongar tu visita. A pesar de haberte invitado amablemente a su casa, es posible que tu anfitrión haya reorganizado su rutina normal por ti. Su hospitalidad también requiere invertir tiempo, energía y dinero.
    • Si vas a quedarte por más de tres días, considera acordar pagarle de algún modo o encontrar formas de quedarte en otro lugar por unos días para darle algo de privacidad.
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    Respeta el horario de tu anfitrión. No aparezcas más temprano que la hora acordada. Es posible que no esté listo para recibirte. Llegar más temprano podría causarle algún inconveniente considerablemente. Si por alguna razón imprevista viajas más temprano, o tienes más días de vacaciones y quieres llegar más temprano, llámalo primero.
    • Evita llegar más tarde de lo prometido. Es probable que esto moleste a varios anfitriones que se preocupan sobre qué podría haberle pasado a su huésped. Si te retrasas por alguna razón, llámalo y explícale.
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    Infórmale claramente sobre tus llegadas y salidas. Si no vas a estar con tu anfitrión todo el tiempo, conversa sobre tus planes de antemano para asegurarte de no causarle ningún inconveniente de forma involuntaria. No salgas de su casa, ni siquiera por un corto momento, sin decirle. Tu anfitrión no debe adivinar si has salido o no.[1]
    • Sé silencioso si llegas tarde. Si te ha dado una llave, úsala. Apaga las luces y asegúrate de haber cerrado la puerta.
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Parte 2
Parte 2 de 4:
Demostrar respeto

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    Sé flexible con tu horario. El espacio habitable diseñado para acomodarte de manera temporal y a corto plazo es la casa a tiempo completo de tu anfitrión. Esfuérzate conscientemente por adaptarte a sus preferencias y patrones. Para ser claros, pregúntale qué espera de ti durante tu estadía.
    • Pregúntale si espera que coman juntos o a qué hora preferiría que apagues la luz. Es importante sobre todo aceptar que otros también deben vivir en esa casa.
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    Comparte el baño de la casa con respeto. Si la casa tiene solo un baño, pregúntale cuándo es adecuado que lo uses. Se espera que tengas consideración también si vas a dormir en una zona cerca al único baño. Igualmente, recuerda que es posible que otras personas necesiten usarlo después de que vayas a dormir.
    • Recuerda echar el agua del baño y bajar la tapa. No dejes el grifo abierto. Asimismo, apaga la luz cuando hayas terminado.
    • No busques en los cajones algún cepillo de dientes u otros productos. En vez de eso, pregúntale a tu anfitrión si tiene algunos de reserva.
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    Pregúntale antes de comer su comida. Evita tomar lo último de cada alimento, sobre todo los últimos restos de comida que no se preparan con facilidad o productos costosos. Si debes comer la comida de tu anfitrión mientras no está disponible, una buena idea es tomar algo más para reemplazar lo que comes.
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    Respeta las diferencias culturales y familiares. Por ejemplo, quizás eres omnívoro, pero te vas a quedar con una familia vegana. En este caso, será educado intentar al menos comer lo que te sirvan. No critiques las preferencias de tu anfitrión. Si consumir cierto tipo de comida viola tus creencias culturales o religiosas, hazle saber antes de que llegues.[2]
    • Adáptate al estilo de vida de tu anfitrión. Es posible que haya niños, mascotas, padres ancianos o alguien más en la casa con quienes tal vez no estás acostumbrado a vivir. Sigue la corriente y trata de aprender algo de esa experiencia.[3]
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Parte 3
Parte 3 de 4:
Ser autosuficiente

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    Ofrécete a contribuir. Incluso si no comes en la casa de tu anfitrión, ofrécete a comprar los alimentos. Recuerda que probablemente esa persona ha comprado más y gastado una cantidad considerable de tiempo y dinero para estar listo para tu visita. En este caso, podrías financiar la próxima salida al supermercado u ofrecerte a comprar las cosas para ustedes (pídele una lista).[4]
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    Lava tu propia ropa. No te sientas avergonzado de preguntar si está bien o no lavar tu ropa en su casa. Comprenderá que, luego de unos días, tu ropa interior estará sucia.
    • Pregúntale cuándo sería el momento adecuado para lavar la ropa, enfatizando que no quieres interrumpir la rutina de su familia.
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    Ofrécete a ayudar a la hora de la comida. Esto no significa desplazar al anfitrión de la cocina, sino recoger los platos y llevarlos a la cocina, ofrecerte a lavarlos o apilarlos en el lavavajillas, limpiar las encimeras y sacar la basura. Incluso podrías ofrecerte a cocinar una o dos veces tú mismo.
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Parte 4
Parte 4 de 4:
Mostrar gratitud

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    Lleva un regalo para mostrar tu gratitud. Ofrecerle algo como muestra de agradecimiento por adelantado es un gesto considerado y amable. Esto demostrará que aprecias su gran esfuerzo por hacer que tu estadía sea grata. Algunos regalos considerados y económicos pueden ser una botella de vino, una caja de chocolates, una cesta de frutas o un ramo de flores.[5]
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    Sé agradecido. Expresa que estás satisfecho con la comida, paseos y otras atracciones de la localidad. Si tu anfitrión te ofrece comida cacera, demuestra tu aprecio a través de cumplidos y al ofrecerte a ocuparte de la próxima comida.[6]
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    Agradece por tu estadía. Ayúdale a tu anfitrión a limpiar cualquier cosa que quizás muevas durante tu visita. Asimismo, no salgas apresuradamente de la casa ya que podría asumir que no te agradó tu estadía.[7]
    • Deja una nota de agradecimiento a tu salida. Es cortés dejar un recuerdo pequeño para demostrar tu agradecimiento por su hospitalidad. Una tarjeta a mano tendrá el efecto de un recuerdo considerado de aprecio.
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Consejos

  • Tomando en cuenta las diferencias entre tu estilo de vida y el de tu anfitrión, es posible que sientas que debes actuar con cautela. No obstante, recuerda comprometerte, abrirte y ser honesto y considerado.
  • Presta atención a las instrucciones de seguridad en la casa donde te quedarás. Asegúrate de mantenerte seguro. Cuida muy bien las llaves que te presten. Asimismo, ofrécete a reemplazar lo que hayas usado.
  • Si tienes alguna necesidad dietética especial, lleva tu propia comida. Cuida tus propias necesidades dietéticas y sé claro respecto a qué significa eso en cuanto a la preparación de la comida.
  • Siempre ofrécete a ayudar en la cocina. Piensa en cómo puedes ser de ayuda. Respeta sus costumbres y elecciones, así como te gustaría que respeten las tuyas en tu casa.
  • Si tu anfitrión se ofrece a transportarte, al menos paga el combustible. Recuerda que, si te recoge o te lleva al aeropuerto o a la estación de autobús, se trata de un viaje de ida y vuelta y un gasto que no debería correr por su cuenta.
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Advertencias

  • No lleves a tu mascota, incluso si es de exterior, sin preguntar. Si tu anfitrión parece dudar luego de preguntarle sobre llevar tu mascota, no la lleves. Si puedes llevarla, limpia su espacio regularmente.
  • Si no sabes manejarte por la ciudad, pídele a tu anfitrión que te acompañe cuando salgas para no perderte.
  • Reemplaza cualquier objeto que dañes. Incluso si se trata de un accidente, serás tú el responsable, así que debes hacer lo correcto al arreglarlo, reemplazarlo o dejar una reparación económica. Hacerlo demostrará que respetas la propiedad de la otra persona. Si no lo solucionas, la gente puede recordar el problema por mucho tiempo. Además, es seguro que se correrá la voz en los círculos familiares y de amigos.
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Acerca de este wikiHow

Tami Claytor
Coescrito por:
Coach de etiqueta
Este artículo fue coescrito por Tami Claytor. Tami Claytor es asesora de etiqueta, consultora de imagen y propietaria de Always Appropriate Image and Etiquette Consulting en Nueva York. Con más de 20 años de experiencia, Tami se especializa en impartir clases de etiqueta a personas, estudiantes, empresas y organizaciones comunitarias. Tami ha pasado décadas estudiando culturas a través de sus extensos viajes por los cinco continentes y ha creado talleres de diversidad cultural para promover la justicia social y la conciencia intercultural. Tiene una licenciatura en Economía con especialización en Relaciones Internacionales de la Universidad de Clark. Estudió en la Ophelia DeVore School of Charm y en el Fashion Institute of Technology, donde obtuvo su Certificación de Consultora de Imagen. Este artículo ha sido visto 25 232 veces.
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