Es fácil lastimar a alguien por accidente en el calor del momento. Si quieres ser una persona dulce, debes tener cuidado y ser considerado. Es necesario que aprendas a canalizar tu fuerza y controlar tus impulsos, además de pensar antes de actuar, refrenar tu ira y siempre tomar en cuenta las consecuencias.

Método 1
Método 1 de 3:
Controlarte

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    Conoce tu fuerza y ten cuidado. Si no tienes cuidado, es posible que lastimes a otra persona inconscientemente sin tener la intención de hacerlo. Debes tener cuidado sobre todo al interactuar con personas que sean frágiles (por ejemplo, los niños, los enfermos o las personas muy ancianas).
    • Más vale prevenir que lamentar. Debes tratar a las personas frágiles como si de verdad fueran a quebrarse. No es necesario que seas sobreprotector sino tan solo considerado.
    • En caso de que vayas a levantar a un niño pequeño, no debes lanzarlo en el aire o hacerlo girar. En cambio, sujétalo suavemente con los dos brazos, teniendo cuidado de no dejarlo caer. Si bien puedes ser juguetón, no debes ser descuidado.
    • En caso de que intentes hacer que un niño u otra persona dependiente vaya contigo, evita tirarlo del brazo o empujarlo, ya que, al tirar a un niño del brazo, podrías magullarle la piel, dislocarle un hombro y lograr que no confíe en ti. Debes decirle que vaya contigo con severidad pero con suavidad.
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    Evita tocar a las personas que no quieran que las toques. Si bien la intimidad física constituye una parte importante de ser humano, no debes violar el espacio personal de nadie. Sé respetuoso.
    • Esto puede abarcar el contacto juguetón. Puedes molestar realmente a una persona si le haces cosquillas, la hincas con el dedo o la sujetas, entre otras cosas, si es que no está de humor.
    • Respeta el consentimiento. En caso de que alguien te pida que te detengas, debes hacerlo. No respetar el espacio de los demás ocasionará que no confíen en ti.
    • Si es absolutamente necesario que toques a alguien que no quiera que lo toquen (por ejemplo, si tu hijo está haciendo un berrinche, pero tienes que cambiarle el pañal), debes ser lo más cuidadoso y tranquilizador posible. Haz lo que debas hacer y luego déjale su espacio a la persona.
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    Evita confundir la suavidad con la debilidad. Las personas más fuertes son aquellas que pueden interactuar con los demás (tocarlos, hablar con ellos y amarlos) con paciencia y cariño. Ser dulce quiere decir poder sostener a alguien sin aplastarlo.
    • Piensa en un abrazo. Debes tratar de abrazar a una persona con la cercanía suficiente como para que sienta tu calor, pero tampoco tanta que no le sea posible respirar. Siempre debes tomar consciencia de la fuerza con la que sujetes a una persona.
    • Camina con suavidad, pero infundiendo potencia en cada paso. Para probar que tienes fuerza, no es necesario que la utilices toda todo el tiempo. Hay fuerza en el autocontrol.
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    Ten paciencia. En caso de que tengas un desacuerdo con una persona (o en caso de que quieras que alguien haga algo pero no coopera), debes tener paciencia, explicándole tu razonamiento y haciendo el intento de llegar a una concesión.
    • Si peleas (ya sea de manera verbal o física), esto solo exacerbará la situación. Para poder establecer una paz duradera, es necesario que te esfuerces por comprender ambos lados de la discusión. Evita ser quien reaccione primero.
    • Asimismo, evita obligar a alguien a hacer algo contra su voluntad. Debes respetar su postura y practicar el arte de las concesiones.
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    Evita atacar verbalmente. Si te enojas, cuenta hasta 10 y luego, si aún estás enojado, sigue contando. Si te dejas llevar por el torrente de ira, es posible que actúes de una forma impulsiva y violenta. Sin embargo, puedes aprender a controlar estos impulsos.[1]
    • Date tiempo para tranquilizarte. Quizás te des cuenta de que reaccionaste de manera exagerada a una situación. Casi siempre existe una solución que no involucra la violencia, ni verbal ni física.
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    Respira hondo. Si te enojas, debes intentar centrarte y tranquilizarte antes de hacer algo impulsivo. Inhala profundamente por la nariz por tanto tiempo como puedas y luego exhala con lentitud.[2]
    • Cierra los ojos, enfocándote en tus respiraciones. Tómate un tiempo para equilibrarte y para que tu frecuencia cardiaca se ralentice. Deja que el estallido inicial de ira se desvanezca hasta pasar a un segundo plano. Despeja tu mente.
    • Podrías contar tus respiraciones como en la meditación. Cuenta lentamente 1… 2… 3… 4… al inhalar y luego cuenta la misma cantidad de tiempo al exhalar. De esta forma, te mantendrás enfocado en el acto de respirar.
    • Considera la posibilidad de empezar a meditar. Esta constituye una excelente forma mediante la cual puedes centrar tus pensamientos, practicar la consciencia plena y controlar tus emociones.[3] Para ello, podrías buscar tutoriales en línea y también asistir a una sesión de meditación guiada. Asimismo, puedes valerte de aplicaciones gratuitas (por ejemplo, Insight Meditation, Calm o Headspace) para meditaciones guiadas o no guiadas.
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    Toma distancia. En caso de que no te sea posible tranquilizarte y enfocar tu energía, quizás sea necesario que tomes distancia de la situación. Debes tomarte unos momentos a solas para reflexionar sobre las razones por las cuales estés tan molesto.
    • Excúsate de una forma simple y digna. Puedes preguntarle lo siguiente a quien te haya hecho enojar: "¿Podemos discutirlo más tarde?" o "Necesito pensar sobre esto. ¿Puedo responderte en otro momento?".
    • Podrías ir a donde te sea posible estar solo. En caso de que tengas algún lugar favorito (por ejemplo, un árbol sombreado, una vista panorámica hermosa o una habitación tranquila y oscura), debes dirigirte allí para rodearte de tranquilidad.
    • También podrías buscar a alguien que sea sensato y equilibrado para desahogarte. Busca a algún amigo o llama por teléfono a alguien y cuéntale sobre aquello te moleste tanto. Quizás tu amigo pueda lograr que te tranquilices y brindarte una perspectiva sobre la situación.
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    Practica la "confrontación constructiva". Mark Gorkin, un terapeuta y trabajador social clínico licenciado, autor del libro Practice Safe Stress: Healing and Laughing in the Face of Stress, Burnout & Depression, ofrece un método de cinco pasos para la "confrontación constructiva":
    • 1) Emplea afirmaciones, preguntas u observaciones en primera persona: "Me preocupa", "Estoy confundido" o "Me siento frustrado" son un buen punto de partida para ese diálogo.
    • 2) Describe el problema de una forma específica. No emplees acusaciones sentenciosas ("Nunca entregas tu trabajo a tiempo") sino, en cambio, debes ser específico ("Esta semana, te pedí tres veces el estado del informe de sistemas y no recibí ninguna respuesta ni tampoco el informe. ¿Qué está pasando?").
    • 3) Explica tus razones para estar molesto. Habla sobre los efectos y las expectativas. Por ejemplo, "Como no recibí el informe a tiempo, no pude presentarlo en la reunión y tuvo que posponerse la toma de una decisión" es el efecto y "De verdad necesitamos los datos. Quiero que nos reunamos mañana a las 9 de la mañana para hablar sobre en qué etapa te encuentras del proyecto" es la expectativa.
    • 4) Reconoce a la otra persona y pídele un aporte. Debes transmitirle a la otra persona que comprendes en cierta medida aquello por lo que esté pasando. Por ejemplo: "Sé que estás trabajando en varios proyectos importantes. Dime con qué estás lidiando y luego tendremos que priorizar y subir de categoría este proyecto en cuanto a su importancia".
    • Escucha y déjalo ir. Después de poner en práctica los cuatro primeros pasos, podrás ser más objetivo y dejar ir la ira, los sentimientos heridos o las suposiciones cuestionables que tengas.

Método 2
Método 2 de 3:
Ser considerado

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    Piensa antes de actuar. En caso de que te enojes con rapidez, quizás hagas algo en el calor del momento y después te arrepientas de ello. Debes tomar en cuenta las consecuencias de lo que vayas a hacer. En lugar de reaccionar, responde.
    • Haz un esfuerzo por enfocarte en tu ira y examinarla. Pregúntate qué es lo que te enoja tanto, exactamente, y si estás reaccionando de manera exagerada.
    • Considera las consecuencias de tus acciones. Al reaccionar con violencia en esta situación, ¿romperás lazos con alguien? ¿Tendrá algún impacto negativo en tus relaciones? ¿Correrás el riesgo de que te arresten, suspendan o te castiguen de otro modo por tus acciones?
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    Esfuérzate conscientemente por no lastimar a nadie. Cuando no tomas en cuenta la forma como tus acciones podrían hacer sentir a los demás, es fácil ser duro con ellos, así que debes tener cuidado.
    • En caso de que encuentres que lastimas a las personas sin que sea tu intención, debes esforzarte por comprender qué fue lo que las lastimó de ese modo. ¿La persona es sensible a una determinada palabra o etiqueta? ¿La sujetaste del brazo con demasiada fuerza sin pensarlo?
    • Podrías tratar a los demás como si fueran particularmente frágiles, por lo menos al principio. Puedes ser tan considerado como te sea posible sin andar de puntillas.
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    Muestra empatía. Debes tratar de comprender las razones por las cuales una persona se comporte de esa forma. Haz un esfuerzo por determinar cómo se siente y en qué piensa. Quizás te sea mucho más difícil estar enojado después de comprender la perspectiva de la otra persona.[4]
    • En caso de que no te sea posible comprender las razones por las cuales alguien se comporte de cierta forma, puedes simplemente preguntárselo. Dile qué es lo que no comprendes y escucha con cuidado su respuesta. Quizás esa persona esté tan confundida como tú en cuanto a lo que tú estés pensando.
    • Ten en cuenta que la empatía es una calle de doble vía. Debes hacer un esfuerzo por ser abierto en cuanto a aquello en lo que estés pensando y trabajar para desarrollar una comprensión mutua.
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    Acepta las cosas que no te sea posible cambiar. Debes practicar el dejar las cosas ir. Quizás te des cuenta de que, en muchos casos, las cosas que te causan estrés son aquellas sobre las cuales no tienes absolutamente ningún control.
    • Considera todas tus fuentes de estrés. ¿Es posible arreglarlas por la fuerza? ¿Podrías cambiarlas con amabilidad? ¿Comprendes las razones por las cuales te molesten?
    • Deja ir aquello que te cause ira, independientemente de que sea una relación tóxica, un trabajo terrible o un resentimiento del pasado, y comprométete a enfocarte en el presente, no en el pasado.
    • Por ejemplo, practica dejar ir las cosas cuando alguien te interrumpa si estás hablando. Respira hondo y no te permitas a ti mismo perder la cabeza por algo que dentro de una semana habrás olvidado.[5]
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    Cambia lo que sí puedas. Es posible cambiar tu propio comportamiento y la forma como reacciones a las cosas. Por ejemplo, podrías optar por no hacer algo que desencadene sentimientos negativos en los demás, así como también puedes trabajar para superar tus propios detonantes.
    • La ira te sirve para comprender cómo te sientes acerca de algo. Si sientes ira, debes buscar las razones para ello. Por ejemplo, si tu empleo te ocasiona ira, es posible que sea momento de postular a otro puesto.
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    Tómate el tiempo para desestresarte. Es fácil dejarte llevar por las exigencias cotidianas del trabajo, la escuela, las relaciones y la familia, así que debes darte un tiempo tan solo para ser tú mismo.
    • Sal de casa. Busca un espacio tranquilo. Sal a caminar o ve a nadar. Ve al cine. Hazte un masaje o una manicura. Haz todo lo que te ayude a olvidar tus problemas durante un rato.
    • Considera la posibilidad de alejarte de tu teléfono. Quizás te sea más fácil alejarte de los problemas de la vida cotidiana si no recibes un bombardeo constante de mensajes de texto, llamadas y correos electrónicos. Mantente presente.
    • La reducción del estrés es algo fantástico para tu salud. Estar siempre estresado y frecuentemente enojado podría hacer que corras el riesgo de padecer presión arterial alta. Podrías llegar a tener una vida más larga y saludable si practicas desestresarte.[6]
    • No consumas alimentos que te ocasionen una mayor agitación o que hagan que te estreses con facilidad. Por ejemplo, la cafeína puede ocasionar que te sientas inquieto y ansioso. Del mismo modo, quizás observes que hay determinados alimentos que son estimulantes para ti.

Método 3
Método 3 de 3:
Reconstruir la confianza

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    Haz un gran esfuerzo por ser más dulce. Obras son amores y no buenas razones. Para poder demostrarle a las personas en tu vida que has hecho borrón y cuenta nueva, será necesario demostrarlo siendo particularmente cuidadoso.
    • Ten paciencia. Desarrollar confianza lleva tiempo. Puedes practicar ser tan dulce como quieras ser y evaluando tus acciones de manera continua: "¿Estoy siendo dulce? ¿Estoy siendo amable?".
    • No esperes que alguien te perdone. En caso de que alguien sí te perdone por tu violencia en el pasado, no debes esperar que la olvide. Si bien no es posible cambiar el pasado, puedes moldear tu futuro.
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    Díselo a tus seres queridos. En caso de que estés intentando superar tus impulsos violentos y llegar a ser una persona más dulce, podrías decírselo a las personas en tu vida a quienes hayas lastimado con tu ira. Pídeles que te informen cuando te pases de la raya.
    • Para poder hacerlo, será necesario que estés preparado para aceptar las críticas constructivas. Si bien mantener la calma cuando alguien te pida que contengas tu ira podría parecerte un desafío (no hay mucho que sea más exasperante que la palabra "¡Tranquilízate!"), debes tener en cuenta que lo único que tus seres queridos quieren es ayudar a que te ayudes a ti mismo.
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    Considera la posibilidad de contratar a un guía para el manejo de la ira. Puedes buscar terapeutas y psicólogos en el lugar en donde vivas cuya especialidad sea ayudar a las personas a manejar su ira. No te hará daño probar solo con una sesión.
    • Puedes buscar "guía para el manejo de la ira" o "clases de manejo de la ira" en línea. Estos cursos pueden tomarse por Internet. Asimismo, si lo que quieres es reunirte con alguien en persona, puedes buscar "guía para el manejo de la ira" junto con el nombre de tu ciudad.
    • Ten la mente abierta. Si no estás preparado para ayudarte a ti mismo, nadie podrá ayudarte a cambiar. Debes trabajar en conjunto con las personas en tu vida y no en su contra.
    • No tomes ninguna decisión final sin antes investigar a tu guía para el manejo de la ira. En caso de que puedas encontrar críticas en línea, debes leerlas, así como también intentar ponerte en contacto con alguien que haya trabajado con ese guía en particular.
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    Únete a un grupo de apoyo. Un grupo de apoyo te será útil para obtener ayuda en cuanto a hacer cambios positivos en tu vida. Podrás compartir aquello por lo que estés pasando y aprender de los demás presentes en esa reunión. El grupo que busques debe estar dirigido por un profesional de la salud mental, ya que él podrá asegurarse de mantener un entorno terapéutico en el grupo.[7]
    • Puedes averiguar en línea o en los consultorios locales de salud mental para buscar grupos que se reúnan en el lugar en donde vivas.
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    Acepta tus emociones. Al comportarte de una forma impulsiva y violenta, te dejas abrumar por tus emociones negativas. Debes aceptar tus emociones positivas y permitir que sean ellas quienes te guíen a través de los momentos difíciles.
    • No tiene nada de malo ser vulnerable y llorar. Es posible ser fuerte y a la vez mantenerte sintonizado con tus emociones.
    • No tengas miedo a desahogarte. Busca alguien con quien puedas hablar sobre tus problemas. Quizás te des cuenta de que tener una válvula de escape que te brinde apoyo te facilita mucho más el manejo del estrés.
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    Cíñete a ello. Debes ser dulce y consciente de ti mismo. Enojarte y hacer algo impulsivo podría anular todo el trabajo que hayas hecho.
    • Debes evaluar de manera continua si es que tus acciones son dulces o violentas. No debes permitirte olvidar la persona que solías ser.
    • A la larga, con tiempo y cuidado, podrás cambiar tu imagen y convertirte en una persona genuinamente dulce, no solo desde tu perspectiva sino también desde la de los demás. La práctica genera hábitos, así que empieza hoy.

Advertencias

  • Nunca debes recurrir a la violencia a menos que te encuentres genuinamente en una emergencia. Es posible que las consecuencias de tus acciones no valgan la pena la gratificación inmediata.

Acerca de este wikiHow

Sarah Schewitz, PsyD
Coescrito por:
Psicóloga licenciada
Este artículo fue coescrito por Sarah Schewitz, PsyD. Sarah Schewitz tiene un doctorado en Psicología y más de 10 años de experiencia ayudando a parejas y personas a mejorar y cambiar sus patrones de amor y relaciones. Es la fundadora de Couples Learn, una práctica de psicología en línea. Este artículo ha sido visto 26 443 veces.