Este artículo fue coescrito por Catherine Boswell, PhD. La Dra. Catherine Boswell es una psicóloga licenciada y cofundadora de Psynergy Psychological Associates, un consultorio de terapia privado con sede en Houston, Texas. Con más de 15 años de experiencia, la Dra. Boswell se especializa en tratar a personas, grupos, parejas y familias que tienen problemas con traumas, relaciones, duelo y dolor crónico. Tiene un doctorado en psicología de consejería de la Universidad de Houston. Además, ha impartido cursos a estudiantes de nivel de maestría en la Universidad de Houston. También es autora, oradora y coach.
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La vergüenza es uno de los sentimientos más destructivos y perjudiciales que pueden afectar a una persona, y aparece cuando alguien se siente inferior a los demás en comparación con sus propios estándares y con los de la sociedad.[1] La timidez y la sensación de inferioridad pueden llegar a hacer que una persona lleve a cabo prácticas autodestructivas, como el abuso del alcohol y otras drogas, además de causar problemas físicos y emocionales a largo plazo, entre los que se incluyen el dolor corporal, la depresión, la baja autoestima y la ansiedad.[2] Sin embargo, puedes evitar este camino autodestructivo haciendo el esfuerzo consciente de superar la timidez y la vergüenza y valorar tanto tus cualidades positivas como todo lo que puedes aportar al mundo. Es importante recordar que eres mucho más que cualquier cosa que puedas haber hecho, dicho o sentido.
Pasos
Parte 1
Parte 1 de 2:Superar la vergüenza
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1Deja de perseguir la perfección. Intentar ser perfectos en cualquier aspecto de nuestras vidas implica fijar expectativas poco realistas que nos hacen infravalorarnos e, incluso, sentir vergüenza si no damos la talla.[3] El concepto de perfección es una ilusión producto de los medios de comunicación y la sociedad que nos hace creer que podemos ser perfectos si nos vestimos, actuamos y pensamos de una manera determinada, pero esta idea no refleja en absoluto la realidad.[4]
- Todos tenemos una idea preconcebida, promovida por la sociedad y por los medios, sobre lo que "deberíamos" hacer y lo que "deberíamos" ser. Tienes que olvidarte de esos estándares e intentar quitarle importancia a la palabra "deberías".[5] Las afirmaciones que empiezan por "deberías" indican que, si no piensas o actúas de una forma determinada, es señal de que tienes un problema.[6]
- Si te empeñas en encajar en una serie de estándares inalcanzables que nunca se corresponderán con tu verdadera forma de ser, solo conseguirás entrar en un círculo vicioso de timidez y baja autoestima.[7]
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2Evita reflexionar demasiado. Pensar demasiado en ideas negativas puede aumentar de forma preocupante el nivel de timidez, frustración y la sensación de culpabilidad. De hecho, ciertos estudios sugieren que reflexionar acerca de los propios sentimientos de vergüenza puede conducir a la depresión, la ansiedad social e, incluso, a padecer hipertensión.[8]
- En general, la gente tiende a reflexionar más acerca de lo que le ocurre en un contexto social, como puede ser una presentación o un acto público, que acerca de lo que experimenta en su vida privada, como puede ser una discusión de pareja. En parte, esto se debe a que nos preocupamos demasiado por la opinión de los demás y tememos, especialmente, a la idea de ponernos en evidencia frente a otras personas. Esto nos lleva a mortificarnos y a obsesionarnos con nuestros pensamientos negativos, haciéndonos cada vez más tímidos por el miedo a hacer el ridículo.[9]
- Pero recuerda que, aunque sea fácil acabar dándole vueltas a un asunto, no vas a solucionar ni a mejorar el problema de esta forma. De hecho, solo conseguirás empeorar la situación.[10]
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3Muestra compasión por ti mismo. Si te sientes amenazado por tus propios pensamientos de vergüenza o culpa, esfuérzate por ser compasivo y comprensivo contigo mismo. Sé tu propio amigo. En lugar de mortificarte por tus errores y entrar en un bucle de pensamientos negativos (como por ejemplo: "soy un estúpido y no valgo para nada"), trátate a ti mismo como tratarías a cualquier amigo o ser querido. Para hacerlo, tendrás que ser capaz de analizar tu propio comportamiento y dar un paso atrás para comprender que no dejarías que ningún amigo se adentrara en este tipo de pensamiento autodestructivo.[11] Ciertos estudios sugieren que la autocompasión ofrece numerosos beneficios, como una buena salud mental, una mayor satisfacción con la vida y una disminución de la tendencia a la autocrítica, entre otros.[12]
- Prueba a escribir un diario. Cuando sientas la necesidad de reflexionar sobre tus preocupaciones, en lugar de pensar demasiado, escribe un párrafo con palabras de compasión hacia ti mismo, expresando tus sentimientos de forma consciente pero también reconociendo que, simplemente, eres un ser humano y te mereces recibir el amor y el apoyo que necesitas. Con solo 10 minutos de esta terapia para expresar autocompasión notarás cambios positivos.[13]
- Desarrolla un mantra o un hábito al que puedas recurrir cuando sientas que estás a punto de caer en una espiral de pensamientos negativos y obsesivos. Prueba a colocar la mano sobre el corazón diciendo: "Puedo sentirme seguro y ser condescendiente conmigo mismo. Puedo encontrar la paz en mi mente y en mi corazón". De esta forma, expresarás interés y preocupación por tu bienestar.[14]
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4Evita centrarte únicamente en el pasado. En muchos casos, el remordimiento y la vergüenza nos paralizan en el presente, causándonos ansiedad, miedo, depresión y baja autoestima. Sin embargo, es importante dejar atrás el pasado; no puedes cambiar el pasado ni rectificar los errores cometidos, pero siempre podrás controlar la forma en que el pasado afecte a tu actitud en el presente y en el futuro. Deja atrás el remordimiento y la vergüenza mientras te forjas una vida mejor.[15]
- El cambio y la transformación siempre son posibles. Esta es una de las cualidades más hermosas de la condición humana. No estarás en deuda con el pasado durante toda la eternidad.
- Recuerda que la vida es un largo viaje y que siempre podrás salir a flote después de una etapa difícil.
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5Sé flexible. Evita reaccionar a tus experiencias juzgando o pensando según la filosofía de "todo o nada". Este tipo de pensamiento solo genera tensión entre las expectativas que tenemos de nosotros mismos y nuestras posibilidades reales. Hay muchas cosas en la vida que no son de color blanco ni negro, sino gris. Ten en cuenta que no hay verdaderas "reglas" en la vida y que cada persona se comporta y piensa de forma diferente, siguiendo su propia interpretación de las "reglas".[16]
- Sé más abierto, generoso y flexible con el mundo, e intenta abstenerte de juzgar a los demás. El desarrollo de una actitud más abierta a la hora de contemplar a la gente que conforma nuestra sociedad suele repercutir de forma directa en nuestra forma de pensar sobre nosotros mismos. Con el tiempo, tal vez estés dispuesto a desprenderte de esos juicios tan severos que te causan sentimientos de baja autoestima y vergüenza.[17]
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6No te dejes influenciar por los demás. Si hay pensamientos negativos rondando tu cabeza, es posible que algunas de las personas que te rodean alimenten esa visión negativa de ti mismo, aun tratándose de amigos cercanos o familiares. Para superar la vergüenza y salir adelante, deberás alejarte de aquellas personas "tóxicas" que te ayuden más a hundirte que a levantar la cabeza.
- Piensa en las opiniones negativas de otros como si fueran pesas de 5 kilos. Estas personas te hacen hundirte y te impiden salir adelante. Libérate de esa carga y recuerda que la gente no puede definir quién eres como persona. Solo tú puedes definir quién eres.
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7Practica la meditación. Ciertos estudios demuestran que la terapia basada en la meditación puede ayudarnos a aceptarnos tal como somos y a reducir la sensación de culpa y vergüenza. La meditación es una técnica que te permite observar tus propias emociones sin experimentar sentimientos exacerbados. En otras palabras, en lugar de evitar los sentimientos negativos causados por la experiencia vivida, puedes abrirte a ellos de una forma no reactiva.[18]
- El principio de la meditación se basa en la necesidad de reconocer y experimentar el remordimiento y la vergüenza antes de poder superar estos sentimientos. La meditación no es fácil, ya que implica hacerse consciente de la voz interna cargada de esos pensamientos negativos que suelen ir de la mano de la vergüenza y el remordimiento, como la culpabilidad, las comparaciones con los demás, etc. Sin embargo, el reto está en detectar y admitir los sentimientos de vergüenza y remordimiento sin quedarnos atrapados en las emociones que nos generen ni darles más importancia de la que tienen realmente.[19]
- Busca un lugar silencioso para practicar meditación. Siéntate en una posición relajada y concéntrate en tu respiración. Cuenta las inhalaciones y las exhalaciones. Inevitablemente, tu mente comenzará a divagar. Cuando esto ocurra, no deberás intentar reprimir tus pensamientos, sino tomar nota de lo que sientes. En lugar de juzgar tus sentimientos, sé consciente de ellos. Intenta concentrarte de nuevo en la respiración, ya que este es el verdadero objetivo de la meditación.[20]
- Al reconocer los pensamientos sin prestarles demasiada atención ni permitir que se apoderen de ti, aprenderás a lidiar con tus sentimientos negativos sin intentar modificarlos. En otras palabras, lo que modificarás será tu relación con tus pensamientos y sentimientos. Hay quienes aseguran que, mediante esta técnica, el contenido de los pensamientos y las emociones también acaba cambiando (a mejor).[21]
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8Acoge la aceptación. Acepta las cosas que no puedas cambiar de ti mismo. Eres quien eres y no hay ningún problema. Ciertos estudios han demostrado que la aceptación puede ayudar a las personas a superar episodios de remordimiento y vergüenza para poder seguir adelante llevando una forma de vida más funcional.[22] [23]
- Tendrás que aceptar que es imposible cambiar el pasado o viajar hacia atrás en el tiempo. Debes aceptarte a ti mismo tal y como eres hoy, en este preciso instante.
- La aceptación también implica reconocer la dificultad y ser consciente de que uno es capaz de soportar los sentimientos dolorosos en el momento presente. Por ejemplo, puedes decir para ti mismo: "Sé que ahora mismo estoy mal, pero lo acepto porque también sé que las emociones van y vienen y que puedo lidiar con mis sentimientos".[24]
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Parte 2
Parte 2 de 2:Reforzar la autoestima
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1Concéntrate en lo positivo. En lugar de pasar el tiempo sintiendo vergüenza por no estar a la altura de tus expectativas o de las de los demás, concéntrate en todos tus logros y habilidades. Verás que tienes muchas cualidades de las que sentirte orgulloso y que supones un valor real para el mundo y para ti mismo.[25]
- Considera la posibilidad de anotar tus logros, tus cualidades positivas o las cosas que te gusten de ti mismo, además de las cosas que hayas hecho para ayudar a otras personas.[26] Puedes escribir de forma libre o crear listas separadas por categorías. Tómate este ejercicio como una tarea interminable. Añade a la lista cualquier cosa nueva que hagas, como graduarte en la escuela, rescatar un cachorro o ganar un premio. Presta atención también a las cosas que te hagan sentirte satisfecho contigo mismo (tal vez te guste tu sonrisa o te sientas orgulloso de tu determinación para conseguir objetivos).[27]
- Recurre a tu lista siempre que tengas dudas o sientas que no estás dando la talla. Recordar todas esas cosas que has hecho y continúas haciendo te ayudará a construir una imagen más positiva de ti mismo.
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2Ayuda a otras personas que lo necesiten. Existen estudios con resultados significantes que indican que las personas que ayudan a los demás o se involucran en tareas de voluntariado poseen una autoestima más alta que aquellas que no lo hacen. Tal vez sea complicado pensar de forma intuitiva que ayudar a los demás pueda ayudarte a sentirte mejor contigo mismo pero, según lo que la ciencia sugiere, conectar con otras personas nos ayuda a generar sentimientos positivos sobre nosotros mismos.[28]
- Para colmo, ayudar a los demás nos hace más felices. Es más, también marcarás la diferencia en el mundo de otra persona. No solo tú serás más feliz, sino que es probable que también hagas feliz a otra persona.
- Hay numerosas oportunidades ahí fuera para ayudar a los demás y mejorar sus vidas. Considera la posibilidad de trabajar como voluntario en un comedor social o en un refugio para indigentes. Muéstrate disponible cuando algún amigo necesite que le eches una mano y hazle unas cuantas comidas para congelar. También puedes trabajar como voluntario en algún refugio local para animales.[29]
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3Haz afirmaciones todos los días. Una afirmación es una frase positiva cuyo objetivo es generar confianza en ti mismo y animarte. Al decir afirmaciones positivas para ti mismo todos los días, recuperarás tu autoestima y te mostrarás más compasivo contigo mismo. Al fin y al cabo, si un amigo tuyo estuviera en tu situación, probablemente no serías tan duro como lo eres contigo mismo, sino que mostrarías compasión y comprensión si esta persona se sintiera culpable o avergonzada de sí misma. Haz lo mismo por ti. Sé condescendiente contigo mismo. Dedica algo de tiempo todos los días a decir bien alto, escribir o pensar estas afirmaciones positivas. Aquí tienes algunos ejemplos:[30]
- "Soy buena persona. Me merezco lo mejor a pesar de haber hecho ciertas cosas cuestionables en el pasado".
- "A veces cometo errores y aprendo de ellos".
- "Tengo mucho que ofrecer al mundo. Valgo mucho para los demás y para mí mismo".
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4Distingue la diferencia entre opiniones y hechos. A muchas personas les resulta complicado separar las opiniones de los hechos. Un hecho es una realidad irrefutable, mientras que una opinión expresa algo que piensas y que puede basarse en hechos determinados pero no conforma un hecho por sí misma.[31]
- Por ejemplo, "Tengo 17 años" es un hecho si naciste hace 17 años y tienes un certificado de nacimiento que lo demuestre. No hay duda de que es verdad. Sin embargo, "Soy estúpido para mi edad" es una opinión, aunque creas tener pruebas de que es cierto, como el hecho de no saber conducir o de no tener trabajo. Sin embargo, si analizas a fondo esta opinión, podrás evaluarla con más criterio. Tal vez no sepas conducir porque tus padres trabajan demasiado y no han tenido tiempo de enseñarte o no se pueden permitir costearte clases de conducir. Tal vez no tengas trabajo porque, cuando no estás en la escuela, te dedicas a cuidar de tus hermanos pequeños.
- Pensando de forma más analítica en tu situación, te darás cuenta de que, muchas veces, tus opiniones negativas pueden cambiar con solo prestar atención a los detalles.
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5Aprecia tu naturaleza única. Cuando te comparas con los demás, renuncias a valorar tu propia individualidad. Recuerda que eres una persona única y que tienes mucho que ofrecer al mundo. Deja la vergüenza atrás y brilla como tienes que brillar.
- Concéntrate en resaltar tu individualidad y aquellas características que te definen como persona en lugar de esconderte tras un velo de conformidad social. Tal vez te guste mezclar prendas estrafalarias y combinar diferentes estampados para vestirte sintiéndote tú mismo. Tal vez seas un apasionado del europop. Es posible que se te dé realmente bien construir cosas con tus propias manos. Acepta todas esas características que te definen en lugar de intentar esconderlas. Tal vez te sorprendas al ver el cambio que puedes dar si te concentras en explotar tus habilidades y características particulares. Al fin y al cabo, Alan Turing, Steve Jobs y Thomas Edison eran personas cuyas peculiaridades les ayudaron a lograr sus descubrimientos y contribuciones excepcionales.
- No hay reglas escritas que digan que TIENES que vestir de una forma determinada, tener los mismos intereses que los demás o seguir una determinada trayectoria vital. Por ejemplo, no todo el mundo tiene que seguir las tendencias actuales de la moda y la música, ni asentarse, casarse y tener hijos al cumplir los 30. Estos patrones son establecidos y promovidos por los medios y la sociedad, pero, en realidad, no hay por qué seguirlos. Comportarte y vivir de acuerdo a como eres de verdad es lo mejor para ti, y te ayudará a sentirte mejor contigo mismo. Recuerda que la única persona que se tiene que sentir bien contigo eres tú mismo. Tienes que convivir contigo mismo, así que baila al son que tú toques y no te guíes por lo que hagan los demás.
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6Rodéate de apoyo social positivo. Casi todas las personas pueden beneficiarse del apoyo social y emocional, ya provenga de familiares, amigos, compañeros de trabajo u otras personas que conozcamos en las redes sociales. Siempre es de ayuda hablar con otras personas de nuestros problemas y crear estrategias para solucionarlos. Aunque parezca extraño, el apoyo social también mejora nuestra capacidad para lidiar con nuestros problemas por nosotros mismos, ya que mejora nuestra autoestima.[32]
- Ciertos estudios ofrecen pruebas consistentes de que existe una relación directa entre el apoyo social recibido y la autoestima, hasta tal punto que cuando alguien cree que recibe apoyo social, su autoestima y la percepción que tiene de sí misma mejoran. Por lo tanto, si te sientes apoyado por la gente que te rodea, deberías sentirte mejor contigo mismo y más capacitado para lidiar con tus propios sentimientos negativos y con el estrés.[33]
- Ten en cuenta que cuando se trata de apoyo social, no existe una fórmula universal apta para todos los casos. Hay quienes prefieren tener solo unos cuantos amigos cercanos a quienes puedan acudir, mientras que otros se apoyan en una red más amplia y encuentran apoyo entre sus vecinos, en la iglesia o en otra comunidad religiosa.[34]
- Busca el apoyo en personas en las que confíes y que respeten un código personal de confidencialidad. Recuerda que no debes confiar en nadie que te haga sentirte peor contigo mismo, aun en el caso de que no sea su intención.[35]
- El apoyo social puede tomar nuevas formas en los tiempos que corren. Si te produce ansiedad la idea de hablar con alguien cara a cara, también puedes comunicarte con familiares y amigos o conocer gente nueva a través de las redes sociales, las videoconferencias y el correo electrónico.[36]
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7Acude a un psicólogo profesional. Si te esfuerzas para mejorar tu autoestima sin ver resultados o crees que tus sentimientos de vergüenza empiezan a afectar a tu actividad cotidiana, tanto mental como físicamente, programa una cita con un psicoterapeuta, psicólogo o psiquiatra.
- En muchos casos, un psicoterapeuta puede ayudar al paciente a desarrollar estrategias prácticas para mejorar la imagen que tenga de sí mismo. Recuerda que a veces la gente no puede resolver todos sus problemas por sí misma. Es más, está demostrado que la psicoterapia ejerce efectos positivos significativos sobre la autoestima y la calidad de vida.[37] [38]
- Además, el psicoterapeuta te ayudará a lidiar con cualquier otro problema mental que puedas tener a causa o como consecuencia de tu vergüenza y tu baja autoestima, incluyendo la depresión y la ansiedad.
- Ten en cuenta que pedir ayuda no es signo de debilidad ni fracaso, sino de valor y fuerza.[39]
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Referencias
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