Un cepillo facial es una herramienta para el cuidado de la piel que puede lograr una limpieza más profunda en el rostro que la que se logra con un simple lavado a mano. Mediante un motor a pilas, el cabezal del cepillo se mueve en movimientos repetitivos de ida y vuelta, lo que exfolia los poros y elimina los restos de suciedad y maquillaje. Para usar un cepillo de limpieza facial, aplícale un poco de jabón facial y pasa el cepillo con pequeños movimientos circulares en el rostro. Dependiendo del tipo de piel que tengas, usa el cepillo una o dos veces por semana o todas las noches. De cualquier manera, no olvides limpiar y desinfectar regularmente el cabezal del cepillo.

Parte 1
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Limpiar el rostro con el cepillo

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    Elige el cabezal adecuado para tu cutis. Muchos cepillos faciales vienen con varios tipos de cabezales que se pueden enganchar y desenganchar de la base. Algunos son mejores para el cutis con tendencia al acné, mientras que otros funcionan mejor para la piel muy seca y sensible. Elige el cabezal de cepillo que mejor se adapte a tu tipo de piel.[1]
    • Evita los cepillos faciales si tienes rosácea, eczema, psoriasis o si tienes el rostro quemada por el sol.[2]
    • Si no sabes qué tipo de piel tienes, puedes examinar tu rostro para encontrar ciertas características que te permitan averiguarlo.
    • Un dermatólogo también puede ayudarte a determinar tu tipo de piel.
    • Si tienes una piel con tendencia al acné, ten cuidado de evitar la sobreestimulación. Elige un cabezal de cepillo adecuado para ti.
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    Elimina todo el maquillaje de ojos, base o lápiz labial con una almohadilla de algodón. Humedece la almohadilla con desmaquillador. Presiona suavemente contra el ojo durante varios segundos y luego pásala por los párpados y las pestañas para eliminar cualquier resto de sombra de ojos o rímel. Repite en el otro ojo.[3]
    • Humedece una segunda almohadilla de algodón y elimina todo tipo de base o lápiz labial, si es necesario.
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    Humedece el cepillo facial con agua tibia y aplica el limpiador a las cerdas. Coloca el cabezal del cepillo bajo el grifo del fregadero para mojarlo. Aplica un poco de limpiador facial del tamaño de una moneda de cinco centavos en el cabezal del cepillo. Los cepillos faciales pueden usarse con la mayoría de los tipos de limpiadores faciales, aunque obtendrás un mejor resultado si es uno que hace espuma.[4]
    • Evita usar un estropajo o un limpiador facial que contenga partículas abrasivas. Considera la posibilidad de hacer tu propio limpiador facial para que puedas alterar los ingredientes según tus necesidades.
    • En este punto, también puedes elegir mojarte el rostro. Es opcional, pero algunas personas encuentran que permite que el cepillo se deslice más suavemente por la piel. También facilitará la eliminación del maquillaje de la piel.
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    Empieza a pasar el cepillo en pequeños movimientos circulares por el rostro. No uses el cepillo facial por más de 1 minuto. Limpia la barbilla, la nariz y la frente durante 20 segundos en cada caso. Limpia cada mejilla durante 10 segundos.[5]
    • Evita usar el cepillo en la piel delicada alrededor de los ojos sin importar el tipo de cerdas que tenga.
    • Pasa bien el cepillo en las áreas difíciles de alcanzar, como las cejas y los lados de la nariz.
    • Mantén el cepillo en movimiento. No lo mantengas sobre un punto por mucho tiempo.
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    Enjuágate el rostro con agua tibia y luego sécatelo con palmaditas. Una vez que hayas usado el cepillo facial para limpiarte todo el rostro, apaga el cepillo, bájalo y sácate el jabón del rostro con agua tibia del lavabo. Una vez que hayas eliminado todos los restos de jabón, usa una toalla limpia y seca para secarte el rostro con palmaditas.[6]
    • También puedes salpicarte un poco de agua fría en el rostro después de enjuagarlo. Esto ayudará a cerrar los poros un poco después de que el cepillo facial los haya exfoliado.
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    Aplícate cualquier tratamiento tópico y luego termina con tu rutina de limpieza. Después de limpiarte bien el rostro con el cepillo facial, puedes completar cualquier otro paso de tu rutina de limpieza habitual, como la tonificación y la hidratación. Si utilizas medicamentos tópicos, aplícatelos primero. Luego, sigue con el humectante y otros productos.[7]
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Limpiar el cepillo

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    Lava el cepillo facial bajo el agua corriente para eliminar los residuos de maquillaje. Enjuaga las cerdas bajo agua corriente después de limpiarte el rostro. Frota las cerdas con los dedos bajo el agua para asegurarte de eliminar los restos de jabón o de otro tipo. Puedes usar un jabón líquido suave o incluso champú para bebés para deshacerte del maquillaje difícil de quitar.[8]
    • Una vez que hayas limpiado el cepillo, sécalo con una toalla y déjalo terminar de secarse al aire.
    • Es muy importante limpiar el cabezal del cepillo después de cada uso. De lo contrario, la suciedad y el maquillaje que queden en las cerdas pueden provocarte brotes la próxima vez que uses el cepillo.
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    Enjuaga el cepillo con un desinfectante suave a base de alcohol cada semana. Llena un tazón con suficiente desinfectante para que cubra el cabezal del cepillo, ponlo adentro y déjalo en remojo durante un minuto. Deja que el cepillo se seque al aire en una toalla sin enjuagarlo.[9]
    • Esto ayuda a matar cualquier bacteria que pueda estar en las cerdas después de usar el cepillo a diario.
    • Antes de usar el cepillo de nuevo, enjuaga bien las cerdas. El desinfectante podría ser irritante para la piel.
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    Evita usar el mismo cabezal de cepillo para diferentes áreas del cuerpo. Si tienes otras áreas del cuerpo que son propensas a los brotes, usa un nuevo cabezal de cepillo en lugar del mismo que usas en el rostro. El uso del mismo cabezal para todo el cuerpo causará un desequilibrio en las bacterias y dará lugar a peores brotes.[10]
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    No compartas el cabezal de tu cepillo con otras personas. Compartir el cepillo con otras personas puede propagar bacterias. Si quieres compartir un cepillo con tu compañero de cuarto o pareja, comparte la base motorizada y cambia el cabezal del cepillo cada vez que lo uses.[11]
    • Compartir un cabezal de cepillo entre dos personas puede resultar en brotes e inflamación.
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    Cambia el cabezal del cepillo cada 3 meses si lo usas a diario. Asegúrate de revisar las instrucciones del cepillo en particular, lo que puede aconsejarte que cambies el cabezal del cepillo con mayor o menor frecuencia. Sin embargo, 3 meses es una buena regla general si utilizas el cepillo todos los días.[12]
    • Si solo utilizas el cepillo facial una o dos veces por semana, puedes esperar más tiempo antes de reemplazar el cabezal. Revisa las instrucciones incluidas en el cepillo para saber qué es lo que aconseja la compañía.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Establecer una rutina

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    Empieza usando el cepillo una o dos veces por semana para probar sus efectos. Un cepillo de limpieza facial puede afectar al rostro de diferentes maneras cuando empiezas a usarlo. Por ejemplo, puedes tener brotes en el rostro durante la primera o las dos primeras semanas de uso del cepillo facial. Esto es normal, las células muertas de la piel que se están eliminando pueden obstruir inicialmente los poros.[13]
    • Antes de probar el cepillo facial por primera vez, considera la posibilidad de utilizar un limpiador facial que contenga ácido salicílico o glicólico como medida preventiva para cualquier brote de acné. Solo asegúrate de no usar este tipo de limpiador con el cepillo ya que puede irritarte la piel. Alterna los días usando un limpiador exfoliante y el cepillo facial.
    • Si la piel reacciona con un brote, deja de usar el cepillo facial por unos días. Una vez que los granos hayan empezado a desaparecer, vuelve a usar el cepillo poco a poco en tu rutina.
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    Límpiate el rostro con el cepillo una vez al día si tienes un tipo de piel normal. Aunque algunas marcas de cepillos faciales recomiendan usar su producto dos veces al día, la mayoría de los dermatólogos dicen que una vez al día es el número máximo de veces que se debe usar un cepillo facial. Si lo haces más veces, corres el riesgo de causar irritación en la piel.[14]
    • Es mejor usar el cepillo facial para limpiar la piel por la noche, después de que la suciedad y los aceites del día se hayan acumulado.
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    Usa el cepillo una o dos veces por semana si tienes un cutis sensible. Aunque un cepillo facial puede ser excelente para exfoliar y abrir los poros, puede ser demasiado brusco para los tipos de piel más sensibles. Si tienes un rostro sensible, considera usar el cepillo facial solo una o dos veces por semana para prevenir la irritación.[15]
    • Puedes tener que probar diferentes rutinas al principio para averiguar qué es lo que mejor funciona para tu tipo de piel en específico.
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Acerca de este wikiHow

Kaveri Karhade, MD
Coescrito por:
Dermatóloga certificada
Este artículo fue coescrito por Kaveri Karhade, MD. La Dra. Kaveri Karhade es dermatóloga láser, médica y cosmética certificada en el Área de la Bahía de San Francisco. Sus áreas de experiencia son el acné y la pérdida de cabello. Tiene una formación avanzada en inyectables, láseres, cirugía y otros tratamientos cosméticos, y ha publicado una extensa investigación en revistas médicas. Tiene una licenciatura de la Universidad Estatal de Michigan y un doctorado en medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan. Comple´to su pasantía en medicina interna en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York y su residencia en dermatología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Brown. Además, es miembro de la Academia Americana de Dermatología y de la Sociedad Americana de Cirugía Dermatológica. Este artículo ha sido visto 1354 veces.
Categorías: Cuidado de la piel
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