Antiamericanismo

El antiamericanismo o antiestadounidensismo es el odio, oposición, repulsión y hostilidad hacia el gobierno estadounidense. En la práctica, se ha etiquetado como antiamericanismo una amplia gama de actitudes y acciones críticas hacia Estados Unidos y la aplicabilidad del término suele ser objeto de disputa. Los ejemplos contemporáneos se encuentran principalmente en las críticas hacia el llamado imperialismo estadounidense, en especial en América Latina. El término forma parte del lenguaje político desde mediados del siglo XX, aunque las raíces históricas del término se remontan al siglo XIX.

Bandera de EE. UU. tachada con un círculo.
Mural contra Estados Unidos en Caracas, Venezuela.
Manifestación contra la política estadounidense en Brasil.
Manifestación contra el expresidente de los Estados Unidos, George W. Bush.

Antiamericanismo en América Latina

El periodo expansionista de la nación norteamericana, en el siglo XIX y principios del XX en el que Estados Unidos pasan de ser las originales trece colonias a un país conformado por 50 estados que han sido adheridos ya sea por la compra de territorios, anexión forzada de territorios indígenas, o anexión lisa y llana como el caso de la mitad del territorio mexicano en la (Intervención estadounidense en México) provocó siempre un fuerte recelo entre algunos observadores y gobernantes extranjeros, así como en las clases populares latinoamericanas.

La animosidad contra Estados Unidos se desarrolla cuando la Unión se afianza en el concierto de las naciones debido a su importancia económica, y genera una política exterior que la lleva a pasar del aislacionismo del siglo XVIII, a una fase imperialista moderna. De esta manera, la apropiación de territorios, pasa de un avance sobre los territorios de los aborígenes norteamericanos o de territorios originalmente pertenecientes a España, a invasiones militares y económicas de otra escala.

Según el historiador Marcos Cantera Carlomagno, el escritor franco-argentino Paul Groussac fue quien inició el antiamericanismo en América Latina.[1][2][3]

Pero expresiones de desconfianza y hostilidad hacia el papel de Estados Unidos en América Latina se encuentran en fuentes muy anteriores. Por ejemplo, es famosa la carta del futuro ministro chileno Diego Portales de 1822, cuatro años después de la independencia de su país, en la que, a raíz de la Doctrina Monroe, señalaba:

"¡Cuidado con salir de una dominación para caer en otra! Hay que desconfiar de esos señores que muy bien aprueban la obra de nuestros campeones de liberación, sin habernos ayudado en nada: he aquí la causa de mi temor. ¿Por qué ese afán de Estados Unidos en acreditar Ministros, delegados y en reconocer la independencia de América, sin molestarse ellos en nada? ¡Vaya un sistema curioso, mi amigo! Yo creo que todo esto obedece a un plan combinado de antemano; y ese sería así: hacer la conquista de América, no por las armas, sino por la influencia en toda esfera. Esto sucederá, tal vez no hoy; pero mañana sí. No conviene dejarse halagar por estos dulces que los niños suelen comer con gusto, sin cuidarse de un envenenamiento".
Diego Portales, Carta a José M. Cea, marzo de 1822.

Así la influencia de Estados Unidos se ve como un nuevo colonialismo económico y cultural, continuación por otros medios del anterior colonialismo europeo:

"Bueno, el imperialismo no tiene un significado preciso. Existen maneras de dominación y control que toman formas variadas, de modo que el imperialismo clásico en su sentido moderno se aplicó solamente durante un par de décadas en el siglo XIX. ¿Significa esto que (...) el lugar donde yo vivo, Boston, fue entregado por su población a los colonos británicos cuando llegaron? Me refiero a que éstas son todas formas de dominación y control, si ustedes quieren llamarlo imperialismo, bien (...) cuando llegó el momento en que el mundo europeo no fue más capaz de controlar sus colonias directamente por la fuerza militar surgió la descolonización. Ellos simplemente trataron de controlar de otras formas. Tomemos el caso de Estados Unidos en el Caribe (...) De otra manera, lo mismo ocurrió con Gran Bretaña y sus colonias, y de hecho en la mayor parte del mundo colonial. No se han reconstituido las relaciones completamente, pero las relaciones de dependencia perduran de una u otra manera. Hoy, los Estados Unidos son mucho más poderosos que Gran Bretaña hace ochenta años atrás. Entonces hay más control de los Estados Unidos que británico. Pero las formas de control simplemente cambian. Después de la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, Gran Bretaña fue considerablemente debilitada y ya no era capaz de controlar el imperio esencialmente mediante la intervención militar. De modo que entonces cambió sus tácticas, y optó por el uso del poder aéreo, y el bombardeo contra población civil, y el gas venenoso. Esto fue considerado una forma efectiva aterrorizar a los civiles. Sólo se utilizan otros mecanismos de dominación".
Noam Chomsky, Diálogos para el Pensamiento Crítico. "La Guerra contra los Pueblos" Entrevista realizada a Noam Chomsky sobre una idea original de Atilio A. Boron en el marco del II Foro Social Mundial, Porto Alegre - 2002.

Otras opiniones, relacionadas en general con la derecha política, relativizan la idea del papel negativo de los Estados Unidos en Latinoamérica, y la caracterizan como el producto de la falta de autocrítica o de la envidia. Esta es la opinión de, por ejemplo, el periodista liberal venezolano Carlos Rangel:

Para los latinoamericanos constituye un escándalo insoportable que un puñado de anglosajones, llegados al hemisferio mucho después que los españoles y en un clima tan crudo que poco faltó para que ninguno de ellos sobreviviese a los primeros inviernos, hayan llegado a ser la primera potencia del mundo. Sería necesario un impensable autoanálisis colectivo para que los latinoamericanos pudiesen mirar de frente las causas de ese contraste. Por eso, aun sabiendo que es falso, todos los dirigentes políticos, todos los intelectuales latinoamericanos están obligados a decir que todos nuestros males encuentran explicación en el imperialismo estadounidense.

El movimiento estudiantil de Reforma Universitaria latinoamericano que se inició en la ciudad de Córdoba (Argentina) en 1918 impulsó la idea del antiimperialismo por toda América Latina y desempeñó un papel fundamental para que el concepto se fuera desarrollando durante varias generaciones. Ya en 1920 la Federación Universitaria Argentina emitió un manifiesto titulado Denuncia del imperialismo.[4]

Otra de las causas que han hecho prosperar el rechazo y odio hacia Estados Unidos en América Latina ha sido su historia de intervencionismo militar en muchos países latinoamericanos y del resto del mundo, por ejemplo, las Guerras bananeras, las dos invasiones a Cuba, la creación de Panamá con el objetivo de hacerse con el control de un futuro canal interoceánico, la ocupación militar de Nicaragua, contra la que se rebeló el general Augusto César Sandino, la ocupación militar de Haití o la expedición contra Pancho Villa en México.

Posteriormente esta injerencia en los países latinoamericanos evolucionó dentro de la lógica de la Guerra Fría y adquirió el objetivo formal de evitar la implantación del comunismo, o por lo menos de evitar que estos países se salieran de la órbita estadounidense aun cuando eso no implicara necesariamente que entrasen en la órbita comunista. Con este objetivo, Estados Unidos impulsó y apoyó diversas dictaduras militares latinoamericanas. Está demostrada la participación de EE. UU. en el asesinato de Omar Torrijos de Panamá, en el golpe contra Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954, y en otros hechos como la organización de la llamada Operación Cóndor en los años 70 y 80, la intromisión de Spruille Braden, embajador estadounidense en Argentina, para evitar la elección de Juan Domingo Perón como presidente en el año 1945, o la organización de la Contra nicaragüense en los años 80.

Otro motivo que ha promovido el antiamericanismo en América Latina ha sido la existencia de la Escuela de las Américas, donde fueron entrenados políticos y militares proamericanos, muchos de los cuales luego serían dictadores en sus respectivos países, la mayoría de las veces cometerían crímenes de lesa humanidad, casi siempre llevarían adelante políticas económicas liberales, y se alinearían completamente con la política exterior de Estados Unidos para la región. Hubo algunas excepciones de dictadores militares que originalmente reunían todas estas características, pero que eventualmente perderían el favor de Washington por determinadas conductas puntuales, como en el caso de Leopoldo Galtieri en Argentina, que en 1982 contravendría las políticas de Washington llevando a cabo una guerra contra el Reino Unido (una potencia capitalista y uno de los principales aliados de EE. UU. en la OTAN), o Manuel Noriega en Panamá, que fue acusado de estar implicado en el narcotráfico hacia los EE. UU. y fue derrocado por una intervención militar estadounidense en 1989.

Antiamericanismo en Estados Unidos

En las primeras décadas de la Guerra Fría funcionó en Estados Unidos un Comité de Actividades Antiamericanas dependiente del Congreso, que se dedicó a investigar la existencia de infiltrados del Partido Comunista estadounidense en la Administración pública. Fue especialmente célebre en estas labores el senador Joseph McCarthy, que dirigió los trabajos de una subcomisión del Senado en busca de espías soviéticos y que dio nombre al periodo de intensa actividad anticomunista conocido posteriormente como Mccarthismo.

Posteriormente, también se ha acusado de antiamericanismo a ciudadanos de ese país que se han opuesto a la política exterior de su gobierno, especialmente en periodos bélicos. Actualmente, algunos movimientos estadounidenses han tenido muchos aspectos antiamericanistas, siendo estos movimientos, aquellos que van en contra de invasiones a otros países (como lo fueron Vietnam, Afganistán, Libia o Irak). Algunas letras de grupos estadounidenses revelan algunos esbozos de estas actitudes, como por ejemplo "Hero of War" de Rise Against, o "Survivor Guilt", del mismo grupo.

Véase también

Referencias

  1. Groussac y el nacimiento de la Leyenda Negra, Semanario Búsqueda, Marcos Cantera Carlomagno, 21 de febrero de 2013
  2. Negros insolentes y blancos inferiores, Semanario Búsqueda, Marcos Cantera Carlomagno, 28 de febrero de 2013
  3. Nouel V., Emilio (23 de junio de 2005). «De antiamericanismo y otras imbecilidades». analitica.com.
  4. La Reforma Universitaria (1918-1930). Caracas (Venezuela): Biblioteca Ayacucho, 1978, pág. 29

Bibliografía

  • Jean-François Revel, La obsesión antiamericana, Urano, Barcelona, 2003. Véase también el capítulo «El antiamericanismo y la revolución norteamericana», en Ni Marx ni Jesús (1970, del mismo autor).
  • Carlos Alberto Montaner, «España y el antiamericanismo Archivado el 9 de diciembre de 2006 en Wayback Machine.», 13 de junio de 2004.
  • Alessandro Seregni, "El antiamericanismo español", Madrid, Síntesis, 2007. ISBN 84-9756-504-2
  • Luis Español, Leyendas Negras: vida y obra de Julián Juderías (1877-1918): la leyenda negra antiamericana, Salamanca, Junta de Castilla y León: Consejería de Cultura y Turismo, 2007, ISBN 978-84-9718-444-1
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