Cine negro
El cine negro o film noir es un género cinematográfico que se desarrolló en Estados Unidos entre la década de 1930 y la de 1950 (aunque su pleno apogeo ocurre entre las de 1940 y 1950). Es un término cinemático usado principalmente para describir elegantes películas de crimen de Hollywood, en particular aquellas que hacen énfasis en actitudes y motivaciones cínicas. Se suele considerar como la primera película de este tipo a El halcón maltés, de John Huston, con Humphrey Bogart y Mary Astor, estrenada en 1941. Las décadas de 1940 y 1950 suelen considerarse el «periodo clásico» del cine negro estadounidense. El cine negro de esta época se asocia con un estilo visual en blanco y negro de bajo perfil que tiene sus raíces en la cinematografía expresionista alemana. Muchas de las historias prototípicas y gran parte de la actitud del cine negro clásico derivan de la escuela de ficción policíaca hardboiled que surgió en Estados Unidos durante la Gran Depresión.[1]
La expresión «cine negro» (o más precisamente, «cine oscuro»), del francés film noir, fue acuñada por primera vez por el crítico Nino Frank, italiano de padres suizos que realizó su carrera profesional en Francia,[2] pero no fue reconocida por la mayoría de profesionales de la industria cinematográfica estadounidense de esa era.[3] Se cree que Frank se inspiró en el sello editorial francés Série noire, fundado en 1945.
Historiadores y críticos de cine definieron la categoría de manera retrospectiva. Antes de que la noción fuera ampliamente adoptada en la década de 1970, muchas de las películas clásicas de cine negro eran llamadas «melodramas». La cuestión de si el cine negro puede considerarse un género distinto o si se trata más bien de un estilo cinematográfico es objeto de un intenso debate entre los especialistas.
Así, la expresión es usada por la crítica cinematográfica para describir un estilo o género de definición bastante imprecisa, cuya diferenciación de otros géneros como el cine de gánsteres o el cine social es solo parcial. Habitualmente, las películas caracterizadas como de cine negro giran en torno a hechos delictivos y criminales con un fuerte contenido expresivo y una característica estilización visual. Su construcción formal está cerca del expresionismo. Se emplea un lenguaje elíptico y metafórico donde se describe la escena caracterizado por una iluminación tenebrosa en claroscuro, escenas nocturnas con humedad en el ambiente, se juega con el uso de sombras para exaltar la psicología de los personajes. Algunos de estos efectos eran especialmente impactantes en blanco y negro. Al mismo tiempo, la personalidad de los personajes y sus motivaciones son difíciles de establecer (caso paradigmático son los detectives privados, frecuentes protagonistas del género, tales como Sam Spade o Philip Marlowe). Las fronteras entre buenos y malos se difuminan y el héroe acostumbra a ser un antihéroe amenazado por un pasado oscuro.
El cine negro presenta una sociedad violenta, cínica y corrupta que amenaza no solo al héroe/protagonista de las películas sino también a otros personajes, dentro de un ambiente de pesimismo fatalista. Los finales suelen ser agridulces cuando no presentan directamente el fracaso del protagonista. Otro punto característico del cine negro es la presencia de la femme fatale, la mujer fatal que, aparentemente inofensiva, puede conducir a sus víctimas al peligro o a la muerte. Las novelas de Dashiell Hammett y Raymond Chandler, con sus detectives Spade y Marlowe, son fuentes habituales de los guiones de este género.
Si bien el cine negro se asoció originalmente a producciones estadounidenses, el término se ha utilizado para describir películas de todo el mundo. Muchas películas estrenadas a partir de la década de 1960 comparten atributos con el cine negro del periodo clásico, y a menudo tratan sus convenciones de forma autorreferencial. Algunos denominan neo-noir a tales obras más recientes. Asimismo, los clichés del cine negro han inspirado parodias desde mediados de los años cuarenta.[4]
Definición
Las cuestiones respecto a qué es lo que define al cine negro o a qué tipo de categoría corresponde son motivo de constante debate.[5]«Estaríamos simplificando demasiado las cosas si llamáramos al cine negro onírico, extraño, erótico, ambivalente y cruel...»—este conjunto de atributos constituye el primero de los muchos intentos de definir el cine negro realizados por los críticos franceses Raymond Borde y Étienne Chaumeton en su libro de 1955 Panorama du film noir américain 1941-1953 (Panorama del cine negro estadounidense), el tratamiento original y seminal del tema.[6] Enfatizan que no todas las películas de cine negro encarnan los cinco atributos por igual: una puede ser más onírica, otra, especialmente brutal.[7] Las advertencias de los autores y sus repetidos intentos de definición alternativa han tenido eco en estudios posteriores: en las más de cinco décadas transcurridas desde entonces, ha habido innumerables nuevos intentos de definición, pero, en palabras del historiador del cine Mark Bould, el cine negro sigue siendo un «fenómeno escurridizo... siempre fuera de nuestro alcance».[8]
Aunque el cine negro se identifica a menudo con un estilo visual, poco convencional en el contexto de Hollywood, que hace hincapié en la iluminación low-key y composiciones desbalanceadas,[9] películas identificadas habitualmente como noir evidencian una variedad de aproximaciones visuales, incluidas algunas que encajan cómodamente en la corriente dominante de Hollywood.[10] Del mismo modo, el cine negro abarca una gran variedad de géneros, desde la películas de gángsters hasta las de historia procedimental, pasando por el romance gótico o la película social—era probable que cualquier ejemplo de estos en los años 40 y 50, que ahora se considera la época clásica del cine negro, fuera descrito como un «melodrama» en esa época.[11]
Siempre es de noche. El héroe se adentra en un laberinto en su búsqueda. Está solo y desequilibrado. Puede estar desesperado, huyendo, o ser fríamente calculador, imaginando que es el perseguidor y no el perseguido.
Una mujer se une a él en un momento crítico, cuando es más vulnerable. [Su eventual traición a él (o a sí misma) es tan ambigua como sus sentimientos hacia él. —Somewhere in the Night (1997)[12] |
Si bien muchos críticos se refieren al cine negro como un género en sí mismo, otros sostienen que no puede ser tal cosa.[13] Foster Hirsch define un género como determinado por «convenciones de estructura narrativa, caracterización, tema y diseño visual». Hirsch, que ha adoptado la postura de que el cine negro es en efecto un género, sostiene que estos elementos están presentes «en abundancia». Hirsch señala que hay rasgos unificadores de tono, estilo visual y narrativa suficientes para clasificar el cine negro como un género distinto.[14]
Otros sostienen que el cine negro no es un género. El cine negro se asocia a menudo con un entorno urbano, pero muchos de los clásicos noir tienen lugar en ciudades pequeñas, suburbios, zonas rurales o en la carretera; por tanto, el entorno no puede ser considerado un factor determinante del género, como ocurre con el wéstern. Del mismo modo, aunque el detective privado y la mujer fatal son personajes tipo que se identifican convencionalmente con el cine negro, la mayoría de las películas noir no incluyen a ninguno de los dos, por lo que no existe una base de personaje para la designación del género, como ocurre con las películas de gángsters. El cine negro tampoco se basa en nada tan evidente como los elementos monstruosos o sobrenaturales de las películas de terror, los saltos especulativos de las películas de ciencia ficción o las rutinas de canciones y bailes de los musicales.[15]
Un caso análogo es el de la comedia screwball, ampliamente aceptada entre los historiadores del cine como constitutiva de un «género»: la comedia screwball se define no por un atributo fundamental, sino por una disposición general y un grupo de elementos, algunos de los cuales—pero rara vez o quizá nunca todos—se encuentran en cada una de las películas del género. Debido a la diversidad del cine negro (mucho mayor que la de la comedia screwball), algunos estudiosos del tema, como el historiador del cine Thomas Schatz, lo tratan no como un género sino como un «estilo».[16] Alain Silver, el crítico estadounidense especializado en estudios de cine negro que más ha publicado, se refiere al cine negro como un «ciclo»[17] y un «fenómeno»,[18] aunque sostiene que tiene—como ciertos géneros—un conjunto coherente de códigos visuales y temáticos.[19] El guionista Eric R. Williams califica tanto el cine negro como la comedia screwball de «camino» en su taxonomía de guionistas; explica que un camino tiene dos partes: 1) la forma en que el público conecta con el protagonista y 2) la trayectoria que el público espera que siga la historia.[20] Otros críticos tratan el cine negro como un «estado de ánimo»,[21] lo caracterizan como una «serie»[22] o simplemente abordan un conjunto escogido de películas que consideran pertenecientes al «canon» del cine negro.[23] o existe consenso al respecto.[24]
Orígenes
A diferencia de otros géneros cinematográficos como el cine de terror, el thriller o el wéstern, el término cine negro fue desarrollado por periodistas cinematográficos y resume retrospectivamente un grupo de películas percibidas anteriormente en un contexto más bien laxo.
El término Film Noir (como se conoce el cine negro en los países anglosajones) se utilizó por primera vez en un artículo del crítico de cine francés Nino Frank, publicado en agosto de 1946, que trataba de una serie de películas de Hollywood de principios de los años 40 que sólo habían llegado a los cines franceses tras el final de la Segunda Guerra Mundial debido a la prohibición de las importaciones. Estas películas estaban marcadas por la prohibición, la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, y solo entraron al mercado europeo después de que ésta terminara.
Entre ellas estaban las películas El halcón maltés (1941), Double Indemnity (1944), Laura (1944) y Murder, My Sweet (1944). En estas cuatro producciones, Frank creyó descubrir un nuevo estilo «más oscuro» de cine policíaco que fundamentalmente prestaba más atención a la caracterización de los personajes que a la trama. Frank probablemente creó la expresión «cine negro» en alusión al título de la serie de libros «Série noire», publicada por Gallimard en París, en la que desde 1945 se publicaban traducciones de novelas policíacas estadounidenses. Sin embargo, hasta finales de los años sesenta, el uso del término se limitó esencialmente a Francia. En los Estados Unidos, las películas en cuestión se denominaban hasta entonces melodrama psicológico o thriller psicológico.
La influencia europea
Los orígenes del cine negro no se encuentran tan solo en el cine, sino que pueden trazarse hasta otros medios artísticos; la iluminación característica de este género, por ejemplo, está fuertemente relacionada con la tradición técnica del claroscuro y el tenebrismo, y su estética, por otro lado, está claramente vinculada al expresionismo alemán de principios del siglo XX que comprendía desde el cine, el teatro, la fotografía y la pintura hasta la escultura y la arquitectura.
La industria de Hollywood estaba floreciendo, y con la emergencia del régimen nazi muchos directores alemanes y europeos que formaban parte del movimiento expresionista, se exiliaron a Estados Unidos, como Fritz Lang, Robert Siodmak o Michael Curtiz. Estos directores llevaron a Hollywood las nuevas técnicas de iluminación que pretendían ilustrar un estado psicológico y un nuevo modo de acercamiento a la puesta en escena, realizando algunos de los primeros clásicos del cine negro. Así, por ejemplo, la obra maestra de Lang M, el vampiro de Düsseldorf (1931), es una de las primeras películas de la era del sonido en adoptar la estética y los argumentos característicos del cine negro, como la presentación de un protagonista con rasgos criminales.
Hacia 1931, el prolífico Michael Curtiz llevaba ya en Hollywood cinco años, habiendo llegado a rodar hasta seis películas por año. Algunas de ellas, como 20.000 años en Sing Sing (1932) o Private Detective 62 (1933), podrían también clasificarse como noir. Los directores relacionados con el movimiento expresionista que trabajaron para la Universal Studios tuvieron gran libertad a la hora de realizar películas de terror como Drácula (1931), La momia (1932) (ambas películas cuentan con la colaboración de Karl Freund, la primera como director de fotografía y la segunda como director) y también The Black Cat (Satanás en España, El gato negro en América latina, 1934), dirigida por el austriaco Edgar G. Ulmer. Sin embargo, la película de terror de Universal que más se adecúa al cine negro, tanto por el argumento como por el tono es El hombre invisible (1933), dirigida por James Whale, rodada por Arthur Edeson y producida por Carl Laemmle Jr.
También el austríaco Josef von Sternberg estaba trabajando en Hollywood en aquella época, dirigiendo películas como El expreso de Shanghai (1932) o El Diablo era mujer (1935). Estas películas, con su erotismo y su estilo visual barroco anticipan algunos de los elementos centrales del cine negro. También el éxito de La ley del hampa (Underworld 1927), de este director, fue responsable del auge de las películas de gánsteres en Hollywood, y películas como Hampa dorada (Little Caesar, 1931), El enemigo público (1931) y Scarface (1932) demostraron que el público buscaba argumentos criminales y protagonistas de moralidad ambigua.
Otras posibles influencias cinematográficas del cine negro son el realismo poético francés de los años 30, con su actitud romántica y fatalista y sus héroes condenados, y también el neorrealismo italiano de los años 40 (por ejemplo, la obra de la Warner Bros Soy un fugitivo – I Am a Fugitive from a Chain Gang, 1932 – combina aspectos de ambas corrientes). Jules Dassin, director de La ciudad desnuda (The Naked City, 1948) señaló a los neorrealistas como su fuente de inspiración en emplear una fotografía in-situ y en el uso de extras no profesionales. Tres años antes, The House on 92nd Street (1945) dirigida por Henry Hathaway, demostró la influencia paralela del noticiero cinematográfico y algunas de las películas que hoy consideramos cine negro nos muestran en realidad a protagonistas ordinarios con vidas ordinarias con ciertos tintes neorrealistas, como es el caso de Días sin huella (The Lost Weekend) (1945), de Billy Wilder. Entre estas películas que no pueden considerarse como cine negro propiamente dicho, quizá la más influyente en el desarrollo del género es Ciudadano Kane (1941), de Orson Welles. La complejidad visual, evocativa de Sternberg, y lo complicado de la estructura narrativa, con su empleo de la voz en off se repite en muchos de los clásicos posteriores del cine negro.
La ficción literaria
La fuente primaria para los argumentos de los clásicos del cine negro fueron los thrillers americanos de detectives y crímenes, que se popularizaron en revistas como Black Mask y que se vio liderada por escritores como Dashiell Hammett y James M. Cain. Muchos de los clásicos del cine negro, como El halcón maltés (1941) y La llave de cristal (1942) estaban basados en novelas de Hammett, y las obras de Cain sirvieron a su vez como base para Perdición (Double Indemnity, 1944), Alma en suplicio (Mildred Pierce, 1945), El cartero siempre llama dos veces (1946), y Ligeramente escarlata (Slightly Scarlet, 1956; adaptada de la novela Love's Lovely Counterfeit). También una década antes de comenzar la época clásica del cine negro, una de las historias de Hammett vio la luz en el melodrama Las calles de la ciudad (City Streets, 1931), dirigido por Rouben Mamoulian.
El escritor Raymond Chandler, que debutó como novelista con El sueño eterno en 1939 (cuya trama fue llevada a la pantalla en 1946) rápidamente se convirtió en el autor más popular de novela negra, y muchas de sus obras fueron llevadas a la pantalla, como Historia de un detective (Murder, My Sweet, 1944; adaptada de la novela Farewell, My Lovely), El sueño eterno (1946), y La dama del lago (1947). Chandler fue también uno de los más importantes guionistas del género, trabajando en los guiones de películas como Perdición (1944), La dalia azul (1946), y Pacto siniestro (Extraños en un tren) (1951).
Otro importante autor de novela negra que sirvió como fuente para muchas películas del género negro fue W. R. Burnett, cuya primera novela Little Caesar, fue llevada al cine convirtiéndose en un éxito por la Warner Bros. en 1931. Al año siguiente, Burnett fue contratado para escribir el guion de Scarface (1932), mientras una de sus historias servía como base para El monstruo de la ciudad (Beast of the City, 1932). Ya durante la época dorada del cine negro, siete de sus novelas fueron llevadas al cine, entre ellas las más conocidas son El último refugio(1941)|El último refugio (High Sierra, 1941), This Gun for Hire (1942), y La jungla de asfalto (1950).
El periodo clásico
El periodo clásico del cine negro en Estados Unidos abarca los años 40 y 50. Se suele citar El desconocido del tercer piso (1940) como el primer verdadero film noir, puesto que no existe consenso entre los críticos sobre si Las calles de la ciudad (1931) y otros melodramas previos a la segunda guerra mundial, como Furia (1936) y Sólo se vive una vez (1937) (dirigidas ambas por Fritz Lang) pueden clasificarse también como cine negro o más bien como "proto-noir".[25]
Sombras del mal (1958), de Orson Welles suele, por su parte, citarse como la última de las películas del periodo clásico. Sin embargo, existe discrepancia en este aspecto, pues mientras que algunos críticos sostienen que el cine negro es una corriente anclada en un momento y un lugar determinado de la historia y de la producción cinematográfica (el Hollywood de los años 40-50), otros creen que el cine negro no ha cesado, sino que ha ido adaptando su estilo visual y narrativo para confluir con los nuevos tiempos y las nuevas técnicas cinematográficas. La mayoría de los críticos, sin embargo, sostienen que las películas realizadas fuera de los límites temporales del cine negro clásico no pueden clasificarse genuinamente como noir sino como claras alusiones a este género.
Lista de películas
A continuación una lista de las películas que suelen considerarse dentro del cine negro en su época clásica
Véase también
Referencias
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- Para un resumen del debate, véase, por ejemplo, Bould (2005), pp. 13-23; Telotte (1989), pp. 9-10. Para una descripción del género negro, véase, por ejemplo, Bould (2005), p. 2; Hirsch (2001), pp. 71-72; Tuska (1984), p. xxiii. Para la perspectiva opuesta, véase, por ejemplo, Neale (2000), p. 164; Ottoson (1981), p. 2; Schrader (1972); Durgnat (1970).
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- Ottoson (1981), pp. 2–3.
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- Ver p. ej., Jones (2009).
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- Ver p. ej., Telotte (1989), pp. 10–11, 15 passim.
- Para un estudio de la variedad léxica, véase Naremore (2008), pp. 9, 311-12 n. 1.
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Enlaces externos
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