Para vivir una vida feliz y pacifica con libertad financiera, es muy importante administrar las finanzas correctamente. No administrar los gastos o estar de acuerdo con las decisiones financieras puede hacer que una pareja casada termine en una discusión eterna. Para atravesar las muchas decisiones financieras en una vida de casado, tendrás que coordinar el presupuesto y la planificación financiera con toda la familia y mantener el diálogo abierto sobre el dinero de la familia.

Parte 1
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Coordinar las finanzas familiares

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    Habla de forma abierta sobre las finanzas. Si bien esto es importante en todas las cuestiones de la vida, es muy importante establecer honestidad financiera antes de casarse. Si una pareja tiene un mal historial crediticio o grandes deudas que no se mencionan antes del casamiento, puede causar resentimiento y problemas en el futuro. Antes de casarte, reúnete con tu pareja y habla de su situación financiera actual, incluyendo cuánto gana, en qué gasta el dinero, su historial crediticio y cualquier deuda grande que tenga. Esto marca la pauta para la apertura financiera en el resto de su vida juntos.[1]
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    Reúnete de manera regular para hablar de dinero. Determina un día del mes para reunirse y hablar específicamente de finanzas. Tal vez esta reunión coincida con la llegada del extracto bancario mensual o la fecha de vencimiento de las facturas mensuales. En cualquier caso, usa el tiempo en esta reunión para evaluar los gastos del mes anterior, marcar el progreso hacia los objetivos a largo plazo y proponer cualquier cambio o compra importante que quieras hacer. Solo hablando de forma regular del dinero podrás hacer que sea una experiencia cómoda y productiva.
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    No hagas que el otro sea el administrador único del dinero de la familia. Muchas familias escogen a una persona para hacerse cargo de las finanzas de la familia. Sin embargo, esto le genera una carga innecesaria y lleva a que los demás no sean conscientes de la situación financiera actual de la familia. Además, si esa persona no está más debido a su muerte o el divorcio, los demás no sabrán cómo administrar e incluso acceder a las finanzas de la familia. Para resolver este problema, distribuye las tareas entre ambos o administren las finanzas alternando meses.
    • Tanto tu cónyuge como tú deben asistir a las reuniones con profesionales financieros, como aquellas con un oficial de préstamos o un asesor de inversiones.[2]
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    Decide sobre la creación de una cuenta. Las familias tienen opciones a la hora de crear cuentas conjuntas. Algunas escogen mantener todo junto, mientras que otras mantienen sus finanzas principalmente separadas. Como mínimo, debe haber una cuenta conjunta para pagar los gastos de la vivienda y el pago de la hipoteca. Al final del mes, podrás dividir estos gastos por la mitad y cada uno transferirá la misma cantidad de dinero a esta cuenta para pagar por dichos gastos. Tener cuentas separadas evitará discusiones que podrían surgir por los hábitos de gastos de la otra persona.
    • Solo asegúrate de establecer límites sobre la cantidad de dinero que cada uno pueda gastar cada mes para que la otra no termine gastando todo el dinero de la familia.
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    Construye tu crédito individual. Por más que las finanzas estén combinadas, es importante que cada uno tenga un fuerte puntaje crediticio. Hacerlo garantiza no solo que tu crédito sea bueno cuando solicites créditos conjuntos, sino también para que tu historial crediticio permanezca intacto si se separan. Una forma simple de gestionar esto es tener tarjetas de crédito separadas, cada una establecida únicamente a nombre del cónyuge que las utilice.

Parte 2
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Usar un presupuesto

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    Escoge un formato de presupuesto. Antes de crear un presupuesto, tendrás que decidir cómo mantenerlo. Si bien muchas personas pueden utilizar solo un cuaderno y un bolígrafo, a otras les resulta más fácil llevar un registro de sus gastos a través de una hoja de cálculos o un software financiero. Existen distintas plataformas de software gratuitas disponibles que puedes usar para establecer y llevar un registro de tu presupuesto. Por ejemplo, los programas como Mint.com y Manilla ofrecen servicios de presupuestos gratuitos. Si buscas un software de servicio financiero completo, prueba con Quicken o Microsoft Money.[3]
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    Evalúa los hábitos actuales de gasto. Por un mes, escribe cada vez que gastes dinero, incluso para los montos pequeños. Registra el monto gastado y el concepto. Al final del mes, siéntate con tu cónyuge para sumar los gastos de ambos. Suma los gastos principales para tener una idea clara del destino del dinero de la familia. Divide los gastos según la categoría (vivienda, auto, comida, etc.), en caso de ser posible. Luego, compara el monto con el ingreso combinado después de los impuestos. Este será el punto inicial para determinar un presupuesto.
    • También puede ser útil trabajar con el extracto bancario para asegurarte de no pasar por alto cualquier pago recurrente o compra en línea al sumar los gastos.[4]
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    Reúnanse para crear un presupuesto. Revisa los hábitos de gasto compilados. ¿Hay un excedente? ¿Gastas más de lo que ganas? Desde allí, trabaja para identificar áreas que puedas recortar, en caso de ser posible. Si fuera posible, libera dinero que puedas poner en una cuenta de ahorros o un fondo jubilatorio. Crea límites de gastos en ciertas categorías, como comida y entretenimiento, y procura respetarlos con el tiempo.
    • Recuerda siempre dejar espacio para el presupuesto mensual para los gastos inesperados, como las pequeñas facturas médicas o las reparaciones del auto.[5]
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    Trabaja para mejorar y cambiar tu presupuesto según sea necesario. Revisa el presupuesto de forma regular para eliminar los gastos innecesarios o modificar los montos presupuestados según sea necesario. Por ejemplo, tener un hijo puede hacer que tengas que volver a estructurar todo el presupuesto. En cualquier caso, evalúa constantemente las áreas donde puedas hacer recortes y ahorrar dinero. Notarás que puedes ser igual de feliz mientras gastas mucho menos que ahora.

Parte 3
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Ahorrar para los objetivos de vida

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    Determinen juntos los objetivos a largo plazo. Ten una conversación abierta sobre los objetivos de ahorro, incluyendo el ahorro para comprar una casa, para la jubilación y para otras compras grandes, como un auto o bote. Asegúrate de que ambos estén de acuerdo con que valga la pena ahorrar para la compra o el gasto en cuestión, y que acuerden el monto necesario. Esto ayudará a coordinar los ahorros y esfuerzos de inversión.
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    Crea un fondo de emergencias. Cada familia debe tener un fondo de ahorros para emergencias para cuando las cosas salen mal. ¿Quién sabe si uno de los dos podría perder el trabajo o experimentar problemas médicos inesperados? Un fondo de emergencias ayuda a evitar deudas en el futuro y proporciona algo de seguridad financiera y flexibilidad.[6] La sabiduría tradicional es tener el equivalente a tres o seis meses de salario en una cuenta de ahorros. Sin embargo, esto puede ser mucho más que suficiente para algunas familias y casi nada para otras. Afortunadamente, existen varias calculadoras financieras en línea que puedes usar para realizar un cálculo aproximado del dinero que necesitarías ahorrar para cubrir tus gastos.
    • Busca calculadoras de fondos de emergencia en línea.
    • También existe una aplicación, HelloWallet, que ofrece este tipo de calculadora.[7]
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    Reduce tus deudas. Tu primer objetivo debe ser pagar las deudas existentes. Solo pagando los préstamos estudiantiles, los préstamos automotrices y otras deudas podrás calificar para más créditos como pareja y seguir adelante con los ahorros para otros objetivos. Para eliminar las deudas, trabajen juntos para pagar más que el pago mínimo de cada préstamo (siempre y cuando no haya multas por pago anticipado por hacerlo). Trabaja con tu cónyuge para crear un plan y programa el pago de las deudas pendientes. En caso de ser necesario, haz que uno de los dos esté a cargo de asegurarse del pago de las deudas cada mes.
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    Ahorra para la jubilación. Las parejas deben comenzar a planificar la jubilación cuanto antes. Esto se debe a que, debido a los efectos del interés compuesto, el dinero colocado en un fondo de jubilación a una edad temprana ganará mucho más interés a lo largo de su vida que la misma cantidad de dinero a una edad mayor. Asegúrate de hacer todo el esfuerzo por incrementar los ahorros jubilatorios. Haz una búsqueda en internet para conocer las regulaciones en tu país. En Estados Unidos, puedes maximizar la contribución de tu empleador del 401(k), maximizar los límites del Servicio de Rentas Internas (IRS, por sus siglas en inglés) para los ahorros 401(k) e incrementar regularmente los montos de ahorros si puedes incluirlo en tu presupuesto.
    • Ahorra para tu jubilación antes de poner dinero en fondos de educación para tus hijos. Esto se debe a que siempre habrá becas y subvenciones disponibles para la educación, pero no para tu jubilación.
    • Si no tienes una cartera de jubilación combinada, asegúrate de coordinar los perfiles de riesgo y la asignación de activos.[8]
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    Planifica los gastos de educación. Si planeas financiar parte o el total de la educación superior de tus hijos, es mejor comenzar a ahorrar con tiempo. Comienza por investigar opciones de planes de ahorro que tengan beneficios impositivos especiales para los estudiantes. Habla con un asesor financiero para saber más y comenzar a ahorrar hoy. Si no tienes mucho tiempo antes de que tu hijo comience sus estudios, busca préstamos y subvenciones gubernamentales, además de tus opciones para recibir ayuda federal.[9]

Parte 4
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Mantener el rumbo

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    No hagas compras grandes sin hablar con tu cónyuge primero. Establece un límite monetario para lo que constituya una compra "importante". Por supuesto, esto difiere entre las familias, pero lo importante es que establezcan un límite. Para cualquier compra por encima de este límite, decidan que el cónyuge que la realice debe tener la aprobación del otro antes de seguir adelante. Si alguno rompe la regla, asegúrense de informarle al otro de inmediato. Mantener gastos grandes en privado es buscar problemas.
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    Evita asumir deudas innecesarias. Mantengan el rumbo al evitar asumir deudas por compras medianas, como muebles o joyas. Planifica estas compras con anticipación con tu cónyuge para combinar los recursos y afrontar el monto total de la compra. Esto permite ahorrar dinero en pagos de interés a largo plazo. Además, consulten siempre con el otro sobre la deuda de las tarjetas de crédito. Quizás sea lo mejor para ti que ayudes a un cónyuge con el pago de su tarjeta de crédito si no puede hacerlo. No realizar el pago mensual perjudicará el crédito combinado, que necesitarás para solicitar un préstamo grande, como una hipoteca.
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    Usa un software para controlar tus finanzas. Con todos los softwares de presupuestos y planificación financiera disponibles hoy en día, sería muy tonto no aprovechar estas herramientas útiles. Si eres principiante, lleva un registro de tu presupuesto mensual en una hoja de cálculos compartida, como las disponibles en Google Drive. Este tipo de documento permitirá que ambos accedan y cambien la hoja según sea necesario. Para crear un presupuesto, existen aplicaciones disponibles como HomeBudget o Mint que resumen el presupuesto familiar y los activos en una interfaz simple para el usuario.
    • También existen aplicaciones para llevar un registro de los papeles financieros, como FileThis.
    • Prueba algunas de estas aplicaciones y decide cuál te es de más utilidad. La mayoría de ellas suelen ser gratuitas o económicas, o al menos ofrecen un período de prueba.[10]

Acerca de este wikiHow

Kendra Kinnison, CPA, MBA
Coescrito por:
Contadora pública certificada
Este artículo fue coescrito por Kendra Kinnison, CPA, MBA. Kendra Kinnison es una contadora pública certificada en Texas. Recibió su licenciatura en Administración de Empresas y máster en Administración de Empresas en Texas A&M University-Corpus Christi en 1999 y 2000 respectivamente. Ella es la graduada más joven de máster en Administración de Empresas en la historia de la escuela.