El estreñimiento es común en los niños. A veces, ocurre mientras se le enseña al niño a ir al baño solo o en niños mayores que están tan absortos jugando que no se toman una pausa para hacer sus necesidades. Hay algunos cambios sencillos en el estilo de vida que ayudan. Si dura más de 2 semanas, debes acudir a un médico para que averigües si es necesario que tome medicamentos.[1]

Parte 1
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Reconocer el estreñimiento en un niño

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    Identifica los síntomas del estreñimiento. Los niños estreñidos pueden no querer defecar si les causa dolor. Pueden contraer sus nalgas y contornearse para evitar la evacuación. Tu niño podría estar estreñido:[2]
    • Si le cuesta defecar.
    • Si defeca heces duras, secas con o sin sangre.
    • Si defeca menos de 3 veces a la semana.
    • Si tiene dolor mientras defeca.
    • Si tiene náuseas.
    • Si tiene dolor abdominal.
    • Si defeca pequeñas cantidades de heces líquidas o con textura de plastilina. También podría manchar su ropa interior.
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    Reconoce si tu niño está en riesgo de estar estreñido. Los niños en ciertas situaciones pueden tener más probabilidades de estreñirse, entre ellas:[3]
    • si no realizan actividad física regular;
    • si tienen una dieta pobre en fibra;
    • si se deshidratan con frecuencia;
    • si toman medicamentos que aumentan el riesgo de estreñimiento, por ejemplo, antidepresivos;
    • si tienen problemas médicos en el ano o recto;
    • si tienen familiares propensos al estreñimiento;
    • si tienen problemas neurológicos como parálisis cerebral;
    • si tienen problemas emocionales o nuevas causas de estrés;
    • si tienen hipotiroidismo u otro problema metabólico.
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    Acude a un médico si tu niño tiene síntomas que sugieren que su afección puede ser más grave. Casi siempre, el estreñimiento no desarrolla complicaciones ni indica un problema más grave. Pero algunas complicaciones y problemas graves son:[4]
    • Fiebre.
    • Vómitos.
    • Heces con sangre.
    • Abdomen distendido.
    • Pérdida de peso.
    • Áreas donde la piel alrededor del ano se ha abierto.
    • Prolapso rectal, donde los intestinos salen del ano.
    • Orina frecuente o dolorosa, que puede ser un signo de infección urinaria. Esta es común en los niños estreñidos.
    • Poco apetito
    • Dolor abdominal grave o constante

Parte 2
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Aliviar el estreñimiento con cambios en el estilo de vida y remedios caseros

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    Dale a tu niño muchos líquidos. Esto le ayudará a suavizar sus heces y a defecar más fácilmente. El agua y los jugos son excelentes para este propósito.[5]
    • La leche causa estreñimiento en algunos niños.
    • Evita darle bebidas con cafeína como té y gaseosas de cola.[6]
    • La cantidad de agua que los niños necesitan varía según la edad, los niveles de actividad y los climas en donde viven. Sin embargo, si tu niño está cansado y su orina es turbia u oscura, este es un signo de que está deshidratado.
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    Dale una dieta rica en fibra. La fibra ayuda a que los niños tengan heces suaves y fáciles de evacuar. Algunos alimentos ricos en fibra son los frijoles, el pan de grano integral, las frutas y las verduras. Las siguientes cantidades de fibra son las recomendadas para los niños:[7]
    • unos 20 g de fibra al día para niños pequeños
    • unos 29 g al día para niñas adolescentes
    • unos 38 g al día para niños adolescentes
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    Procura darle a tu niño alimentos con un posible efecto laxante suave y ricos en fibra. La mayoría de las frutas ricas que tu niño probablemente disfrute son:[8] [9]
    • ciruelas pasa
    • durazno
    • pera
    • ciruela
    • manzana
    • albaricoque
    • frambuesa
    • fresa
    • frijoles
    • guisantes
    • espinaca
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    Reduce su ingesta de alimentos que pueden causar estreñimiento. Por ejemplo:[10]
    • leche y productos lácteos (en algunos niños)
    • zanahoria, calabaza, papa, banana y demás alimentos con un alto contenido de almidón
    • Los alimentos altamente procesados con un alto contenido de grasa, azúcar y sal, pero con uno bajo de fibra también aumentarán su tendencia a estreñirse. Estos alimentos lo harán sentir saciado y con menos ganas de comer que otros alimentos más sanos y con más fibra.
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    Dale a tu niño la oportunidad de realizar ejercicio físico. Esto estimulará su frecuencia de evacuación. Podrías, por ejemplo:[11]
    • llevarlo al parque infantil a correr;
    • animarlo a montar bicicleta;
    • llevarlo a nadar.
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    Hazle una rutina para que pueda defecar. Sugiérele a tu niño sentarse en el inodoro por lo menos 10 minutos de unos 30 a 60 minutos después de cada comida para que pueda defecar. Puedes combinarlo con algunas técnicas de relajación que puedan reducir su ansiedad de defecar con dolor.[12] [13] [14] [15]
    • Pídele hacer respiraciones profundas para ayudarlo a concentrarse a relajar sus músculos.
    • Pídele imaginar cosas relajantes o una evacuación no dolorosa.
    • Masajéale suavemente su abdomen antes de que trate de ir al baño.
    • Apóyalo y prémialo por intentar. Puedes darle un premio pequeño como pegatinas o tiempo para su juego favorito.
    • Ponle un banco para que las rodillas de tu niño estén por encima de su cadera. Esta posición ayuda a que la defecación sea más fácil.

Parte 3
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Consultarlo con un médico

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    Pregúntale a tu médico si puedes darle medicamentos de venta libre a tu niño para suavizar sus heces. Los suplementos de fibra o suavizantes de heces pueden disminuir el dolor cuando va al baño. Si bien son de venta libre, lo mejor es consultarlo con un médico antes de dárselo a tu niño.[16]
    • El especialista recomendará una dosis personalizada para la edad y el peso del menor.
    • Unos de los suplementos de fibra más comunes son Metamucil® y Citrucel®. Estos son más efectivos cuando el niño lo complementa con 1 litro de agua al día como mínimo.
    • Los supositorios de glicerina también pueden ayudar cuando se usan ocasionalmente.
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    No le des laxantes sin antes consultarlo con tu pediatra.[17] Si tiene heces bloqueando su intestino, quizá sea necesario darle algo más fuerte para que defeque, pero siempre debe hacerse bajo la supervisión de un médico. Hay unos cuantos tipos diferentes de laxantes, entre ellos:[18] [19]
    • Un remedio casero de aceite mineral.
    • Laxantes formadores de masa (psilio, metilcelulosa, Sterculia): ayudan que el cuerpo retenga líquidos y forme heces más húmedas.
    • Laxantes osmóticos (Lactulose®, Macrogols®, MiraLax®): ayudan al estreñimiento haciendo que las heces estén más líquidas.
    • Laxantes estimulantes (senna, Bisacodilo®, picosulfato sódico): se usan cuando las heces son suaves pero el niño no las defeca. Estos remedios estimulan los músculos del tracto digestivo contrayéndolos y expulsando los desechos. Generalmente son el último recursos para el estreñimiento en los niños y solo se usan en periodos cortos de tiempo en la mayoría de los casos.[20]
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    Trata la retención fecal. Si el niño tiene heces duras y secas en el recto, quizá sea necesario hacerle un enema o ponerle un supositorio para despejar la zona. Eso solo debe realizarlo un médico o hacerlo según sus instrucciones.[21]
    • El supositorio es un medicamento en cápsula que se introduce en el ano, donde se disuelve y se absorbe. El Bisacodilo® y la glicerina muchas veces se administran como supositorio.
    • El enema es un medicamento en líquido que se introduce en el intestino grueso mediante el ano. Esta suele ser la manera más efectiva de despejar rápidamente la retención de heces.

Advertencias

  • Nunca le des a un niño un laxante ni le hagas un enema sin consultarlo primero con un médico. Es importante obtener la dosis correcta, cosa en la que el especialista te podrá ayudar.
  • No los obligues a defecar si no sienten el deseo.
  • Si son muy pequeños y están aprendiendo a controlar los esfínteres debes tener paciencia, no les transmitas tu ansiedad ya que esto puede ser contraproducente.

Acerca de este wikiHow

Laura Marusinec, MD
Coescrito por:
Pediatra certificado por el colegio oficial
Este artículo fue coescrito por Laura Marusinec, MD. La Dra. Marusinec es pediatra certificada por el colegio oficial en el Children's Hospital de Wisconsin, donde pertencece al Consejo de Práctica Clínica. Ella recibió su doctorado en mediciana en el Medical College of Wisconsin School of Medicine en 1995 y completó su residencia en el Medical College of Wisconsin in Pediatrics en 1998. Es miembro de la Asociación Americana de Escritores Médicos y de la Sociedad de Atención de Urgencia Pediátrica. Este artículo ha sido visto 252 396 veces.