Caminar con Dios significa marchar a su lado en unidad y en fe mientras atraviesas la jornada de la vida. La mayoría de veces, concentrarte en Dios y seguir sus consejos te mantendrá en el camino correcto.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Entiende el concepto

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    Piensa cómo se siente caminar con alguien en el mundo físico. Para entender qué significa caminar con Dios en un nivel espiritual, considera qué significa literalmente caminar con un amigo o familiar. Pregúntate cómo interactúas con esa persona. ¿Qué esperas de esa persona y cómo te expresas o comportas en su presencia?
    • Cuando caminas con alguien, los dos viajan en una misma dirección. Sus pasos se mueven a un ritmo similar para que ninguno de los dos se quede atrás. Ambos caminan juntos y se prestan atención el uno al otro. En resumen, existe un sentido general de armonía, unidad y comunión entre ambos durante su caminata.[1]
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    Busca ejemplos notables de personas que caminaron con Dios. Las escrituras contienen varios ejemplos de hombres y mujeres que siguieron a Dios. Sin embargo, para entender qué significa caminar con Dios, busca ejemplos específicos que mencionen la frase exacta “caminar con Dios”.
    • Enoc es el primer hombre que, según la Biblia, caminó con Dios. Como tal, él es probablemente el ejemplo más utilizado para ilustrar el concepto. Según las escrituras: "Caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios" (Génesis 5:22–24).
    • El punto central de este pasaje es que Enoc estaba en comunión con Dios a lo largo de su vida, tanto así que Dios se lo llevó al paraíso al final de sus días. Si bien este pasaje no sugiere que todo aquel que camine con Dios será llevado al cielo sin probar la muerte, sí implica que caminar con Dios abre el camino hacia ese lugar.[2]

Parte 2
Parte 2 de 3:
Concéntrate en Dios

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    Libérate de las distracciones. Antes de poder concentrarte en Dios, debes liberarte de todas las cosas mundanas que te distraen de tu relación con Dios. Es posible que estas distracciones no sean “pecados” per se, pero incluyen cualquier cosa a la que le des prioridad sobre Dios, consciente o inconscientemente.
    • Piensa nuevamente sobre cómo se siente caminar con un amigo. Si tu amigo pasara todo el tiempo concentrado en su teléfono celular en lugar de interactuar contigo, la caminata no sería placentera y no podrían caminar "juntos" en un nivel significativo. De igual manera, las distracciones en las que te concentras en lugar de hacerlo en Dios pueden evitar que realmente camines con Él.
    • Los pecados a los que te aferras constituyen una obvia distracción, pero no son lo único de lo que debes cuidarte. Incluso las cosas que te benefician pueden convertirse en distracciones dañinas si no tienes cuidado. Por ejemplo, trabajar duro y ganar dinero para mantener a tu familia es algo bueno. Sin embargo, si te obsesionas con el trabajo y el dinero al punto de que descuidas a tu familia y a tu relación con Dios, has permitido que estas actividades se conviertan en una distracción.
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    Lee las escrituras.[3] El cristianismo sostiene que la Biblia es la palabra de Dios. Quizás no te dé instrucciones específicas con respecto a la dirección que tu vida ha tomado, pero sí presenta un buen ejemplo de lo que Dios quiere para la humanidad y de lo que espera de ella.
    • Dios nunca le pediría a alguien que haga algo contrario a las escrituras, por lo tanto, tener un entendimiento completo de lo que la Biblia dice puede guiarte lejos de los errores dañinos.
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    Ora. La oración le permite al creyente permanecer en una conexión íntima y personal con Dios. Las oraciones de agradecimiento, alabanza y súplica tienen el lugar que les corresponde. Lo importante es decir lo que llevas en el corazón.
    • Piensa nuevamente en cómo te comportas cuando caminas con un amigo. Algunas veces caminarán en silencio, pero más a menudo conversarán, reirán y llorarán juntos. La oración es lo que le permite al creyente hablar, reír y llorar junto con Dios.
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    Medita. La meditación puede ser un concepto difícil de comprender, pero, en esencia, significa pasar tiempo con Dios en su presencia pensando en sus obras.
    • Por lo general, la meditación moderna implica ejercicios de respiración profunda, mantras y ejercicios para despejar la mente. Si bien estas prácticas, por sí solas, no tienen el mismo significado que la meditación espiritual, muchos creyentes aún consideran que son una buena manera de despejar la mente de distracciones para que puedan concentrarse más plenamente en Dios.
    • Si las prácticas de meditación convencional no funcionan bien para ti, simplemente haz lo que esté en tu poder para escapar de las distracciones mundanas y pasa tiempo pensando en Dios. Escucha música, haz una caminata en un parque cercano y cosas por el estilo.
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    Préstale atención a la providencia. Si bien a veces Dios puede parecer distante o que permanece en silencio, también habrá veces en que Dios interrumpirá el flujo normal de las cosas en una manera suficientemente significativa como para cambiar el camino que una persona está siguiendo. Estas señales de providencia pueden ser sutiles, de modo que deberás mantener los ojos y el corazón abiertos para reconocerlas.
    • Considera la historia de Isaac y Rebeca. El sirviente de Abraham fue a buscar una novia entre los parientes de Abraham en su tierra. Dios guio al sirviente de Abraham a un pozo y, mientras el sirviente oraba para que la mujer correcta llegara, llegó Rebeca y le ofreció a él y a sus camellos algo de beber. Esta era le señal que el sirviente había pedido. Este encuentro fue demasiado importante como para ser una simple coincidencia. Esta señal de providencia guió a Rebeca al pozo en el momento adecuado para llevar a cabo las acciones correctas (Génesis 24:15-20).

Parte 3
Parte 3 de 3:
Sigue los consejos de Dios

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    Analiza tus pasos. Considera la manera en que vives tu vida hoy en día. Pregúntate qué componentes de tu vida siguen a Dios y cuáles se alejan de ese camino.
    • Tómate un tiempo para sentarte y reflexionar sobre tu vida hasta este punto. Piensa en aquellos tiempos en que te sentías “en armonía” con Dios. Es probable que en esos días hayas caminado con Él. Luego, piensa en aquellos momentos en los que te sentías perdido, sin dirección o distante de Dios. Pregúntate si hacías cosas que te alejaban de Dios en ese tiempo, incluso si se trataba de cosas simples como dejar de orar, de asistir a la iglesia o de meditar. Esos días pueden haber sido días en los que te detuviste o tomaste la dirección equivocada en tu caminata.
    • Busca imitar los comportamientos que tuviste durante aquellos tiempos en que caminaste con Dios. Asimismo, intenta evitar, de manera activa, aquellos comportamientos que te desviaron del camino en el pasado.
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    Obedece los mandamientos de Dios. Para caminar con Dios, debes seguirle el paso. Para seguirle el paso, debes imitar sus pasos y seguir las instrucciones que Dios ha dado previamente a la humanidad.
    • Parte de este proceso implica obedecer los mandamientos de Dios con respecto al comportamiento moral. Si bien muchas personas consideran que estas instrucciones son restrictivas, estas están hechas para mantener a la humanidad segura y conectada espiritualmente con Dios.
    • Otro aspecto importante de seguir lo que Dios ha mandado involucra el mandamiento de Dios de amarlo, amar al prójimo y amarse a uno mismo. Refleja el amor que Dios ha mostrado y continúa mostrando por la humanidad en tu vida.
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    Busca la guía del Espíritu Santo. Si bien puedes determinar algunos de los pasos que debes tomar con ayuda de las escrituras y la tradición de la iglesia, otros pasos en tu caminata con Dios son más personales. Para dar esos pasos, necesitarás orar a Dios y pedirle entendimiento para saber cuáles son.
    • Los niños dependen de las personas que los cuidan para ser guiados por caminos seguros y positivos. Ellos pueden pensar que conocen todas las respuestas, pero inevitablemente, llegará el momento en que se den cuenta de que debieron haber prestado atención a la guía de sus padres, abuelos, etc., en lugar de meterse en problemas o peligros de manera deliberada.
    • De la misma manera, tarde o temprano, los creyentes confían en que el Espíritu Santo los guiará por caminos que son espiritualmente positivos.
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    Ten paciencia. La respuesta a una oración o la solución a un problema difícil podría no llegar con tanta rapidez como te gustaría. Sin embargo, para caminar junto con Dios, a veces deberás desacelerar tu ritmo y caminar al ritmo de Dios.
    • Tarde o temprano, Dios te guiará al lugar en el que debes estar en el tiempo correcto en el que debas llegar. Quizás sientas prisa por llegar allí, pero si caminas con Dios, debes confiar en que su tiempo de llegada es mejor que el tuyo, cuando ambos no concuerden.[4]
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    Camina con otros por el mismo camino. Si bien es cierto que puedes tener seres queridos que no comparten tu fe, es importante reunirse con otros que sí compartan tu dedicación a Dios. Estas personas pueden convertirse en un apoyo para ti en esta tierra y, a cambio, tú puedes hacer lo mismo por ellos.
    • Otros creyentes también pueden ayudarte a cumplir el convenio que has hecho de caminar con Dios.
    • Ten en mente que, a menudo, Dios utiliza a otras personas para guiar tus pasos.
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    Sigue caminando. Sin importar cuántas veces tropieces y caigas, debes levantarte y seguir caminando. Dios no te dará la espalda, incluso si temporalmente le pierdes el rastro al camino que debes seguir.

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Categorías: Cristianismo