Alrededor del mundo, existe una enorme variedad de quesos a tu disposición, y cada sabor, textura y estilo diferentes conlleva sus propios métodos para consumirlo y disfrutar del sabor de la mejor manera. En este artículo, te brindamos consejos sobre cómo comer queso para poder experimentar su sabor en su totalidad, y también encontrarás posibilidades para combinar el queso con distintos vinos y alimentos y consejos de etiqueta para las ocasiones tanto formales como informales.

Método 1
Método 1 de 4:
Conocer los conceptos básicos

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    Consume el queso a temperatura ambiente de forma que puedan realzarse sus sabores y texturas.[1] Saca el queso del refrigerador alrededor de una hora antes de cuando tengas la intención de servirlo o consumirlo. Sin embargo, debes mantenerlo dentro del envoltorio para evitar que se seque.[2] No olvides que el queso alcanzará la temperatura ambiente con mayor rapidez en los climas más cálidos, por lo que debes evitar que se caliente tanto como para que empiece a derretirse y "sudar".[3]
    • Los quesos duros como el cheddar deben retirarse del refrigerador entre una hora y una hora y media antes de servirse o consumirse.
    • Los quesos suaves y cremosos como el brie deben retirarse del refrigerador entre 2 y 3 horas antes de servirse o consumirse.
    • Los quesos frescos como el cottage deben retirarse del refrigerador 30 minutos antes de servirse o consumirse.
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    Pela o corta la corteza de los quesos duros. Esta corteza suele ser dura y cerosa. El cheddar, el gruyer y el romano son ejemplos de quesos a los que se les debe pelar o cortar la corteza.
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    No dudes en consumir la corteza de los quesos suaves y cremosos. Esta suele ser suave y blanca. El camembert y el brie son ejemplos de quesos cuya corteza es comestible.
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    Considera la posibilidad de olfatear con discreción el queso antes de consumirlo. Tan solo debes evitar hacerlo de forma muy evidente. Olfatear el queso constituye una parte importante de probarlo y, de hecho, puede ayudar a intensificar su sabor.
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    Consume pan y galletas saladas con moderación, en su mayoría para refrescar el paladar. Al untar el queso sobre pan o galletas saladas, su sabor único se altera, por lo que, para apreciar de verdad el sabor del queso, debes consumirlo por sí solo.[4]
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    Consume el queso del más suave al más fuerte en caso de que esté servido en una bandeja. En general, los quesos suaves y cremosos no son tan fuertes como los duros. Por tanto, si no estás seguro en cuanto a cuáles quesos son suaves y cuáles son fuertes, puedes preguntárselo al anfitrión.[5]
    • Empezar por un queso fuerte abrumará tus papilas gustativas y podría hacer que te pierdas de los sabores subyacentes de los quesos suaves que consumas después.
    • Ten cuidado de cortar cada tipo diferente de queso con un cuchillo diferente. De esta forma, evitarás mezclar los sabores.[6]

Método 2
Método 2 de 4:
Combinar el queso con el vino

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    Conoce la forma de combinar el queso con el vino. El vino constituye un acompañamiento perfecto para el queso, ya que puede contribuir a realzar su sabor. Sin embargo, determinados tipos de vino combinan mejor que otros con determinados tipos de queso. En esta sección, encontrarás algunos consejos e ideas en cuanto a la forma más eficaz de combinar el vino y el queso.[7]
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    Combina los quesos suaves y frescos con los vinos blancos y frescos. Asimismo, es posible combinar estos quesos con vinos secos de aperitivo, vinos rosados secos, vinos espumantes y vinos tintos de cuerpo ligero que tengan un nivel bajo de taninos. Sin embargo, no optes por los vinos tintos tánicos, como el vino de Burdeos, las mezclas de vino de Burdeos, el cabernet sauvignon y el malbec.
    • El brie, el Brillat-Savarin, el bûcheron, la burrata, el camembert, el queso de cabra, el crottin, el feta, el halloumi, la mozzarella y el requesón son ejemplos de quesos suaves y frescos.
    • El albariño, el Beaujolais, el cava, el chablis, el chardonnay (no añejado), el champán, el Chenin blanc, el fino, el gewürztraminer, el grüner veltliner, el lambrusco, el moscatel, el pinot grigio, el pinot gris, el vino rosado de Provenza, el riesling (de seco a dulce), el sauvignon blanc y el oporto blanco son algunos vinos que combinan bien con los quesos suaves y frescos.
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    Combina los quesos semiduros y de edad intermedia con los vinos de cuerpo mediano. Asimismo, es posible combinarlos con vinos tintos afrutados y vinos espumantes vintage. También podrías optar por los vinos de aperitivo que contengan una mezcla de acidez, matices afrutados y taninos.
    • El edam, el emmental, el gruyer, el havarti, el Jarlsberg, el manchego, el Monterey Jack, el tomme de Alsacia y el cheddar joven son ejemplos de quesos semiduros y de edad intermedia.
    • El amontillado, el vino de barbera, el Beaujolais, el champán, el chardonnay, el dolcetto, el gewürztraminer, el merlot, el pinot blanc, el pinot noir, el vino tinto de Borgoña, el riesling (con un toque seco), el oporto tawny (joven), el vino blanco de Borgoña, las mezclas de vino blanco del Ródano, el viognier, el oporto vintage y el zinfandel son algunos vinos que combinan bien con los quesos semiduros y de edad intermedia.
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    Combina los quesos duros y curados con los vinos blancos de cuerpo entero. También puedes optar por los vinos tintos tánicos y los vinos oxidativos, ya que ayudarán a compensar por los sabores fuertes y a menudo almendrados de estos quesos.
    • El cheddar curado, el asiago, el Cheshire, el comté, el gouda curado, el gruyer curado, el manchego, el parmigiano reggiano y el pecorino son ejemplos de quesos duros y curados.
    • El vino blanco añejado de Borgoña o de Burdeos, el barbaresco, el barolo, el cabernet sauvignon, las mezclas de vino tinto de California, el madeira, el nebbiolo, el oloroso, el durif, el vino tinto de Borgoña, el vino tinto de Burdeos, el oporto rojo, las mezclas de vino tinto del Ródano, el Sauternes, el riesling dulce, el oporto tawny, las mezclas de vino blanco del Ródano, el viognier, el vino amarillo, el champán vintage y el zinfandel son algunos vinos que combinan bien con los quesos duros y curados.
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    Combina los quesos azules salados con vinos dulces. De esta forma, se crea un contraste maravilloso que realza los mejores sabores del vino y del queso. Es posible reconocer de manera instantánea los quesos azules debido a su textura de venas azules y su sabor salado.
    • El bleu d'Auvergne, el cambozola, el gorgonzola, el roquefort y el Stilton son ejemplos de quesos azules.
    • El vino de Banyuls, el oloroso, el oporto rojo, el Recioto, el Sauternes, el oporto tawny y el Tokaji son algunos vinos que combinan bien con los quesos azules.
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    Combina los quesos olorosos con los vinos de cuerpos ligeros. Los quesos olorosos (como el Époisses, el Morbier y el Taleggio) requieren un vino aromático para poder equilibrarlos debido a que tienen un olor fuerte. Podrías combinar los quesos de este tipo con cualquiera de estos vinos: el gewürztraminer, el pinot noir, el riesling, el vino tinto de Borgoña o el Sauternes.
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    Conoce la forma de combinar vinos con bandejas de quesos. En el caso de las bandejas llenas de distintos tipos de queso, se te podría dificultar elegir un vino que combine con todos los sabores diferentes. Todos los vinos a continuación combinan bien con las bandejas de quesos, además de que combinan bien con la mayoría de los tipos de queso:
    • el gewürztraminer de Alsacia
    • el champán
    • el riesling, sobre todo con un toque seco
    • los vinos espumantes, de secos a dulces

Método 3
Método 3 de 4:
Combinar el queso con otros alimentos

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    Prueba con incorporar un poco de fruta pero evitando los cítricos. En su mayoría, los quesos de hecho combinan bien con los alimentos dulces como las frutas, por lo que, la próxima vez que vayas a consumir o servir queso, podrías optar por acompañarlo con entre 2 y 3 tipos de fruta.[8]
    • Prueba con la combinación de los quesos duros y los frutos secos (por ejemplo, los albaricoques, las cerezas y los higos).
    • También puedes probar con la combinación de los quesos frescos y las frutas frescas (por ejemplo, las manzanas, los dátiles, los higos, los albaricoques y las ciruelas).
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    Incorpora algunas nueces. Estas contribuyen a realzar los matices dulces de un queso. Puedes combinar casi todo tipo de nueces con los quesos, pero, en muchos casos, la gente parece preferir las almendras, las pecanas tostadas y las avellanas.[9]
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    Considera la posibilidad de consumir o servir diversos quesos. No es necesario combinar el queso únicamente con frutas, nueces o vino. También es posible combinar distintos tipos de queso unos con otros. Por tanto, la próxima vez que consumas o sirvas queso, podrías combinar entre 3 y 5 tipos de queso diferentes, cada uno con una textura y un sabor diferentes. Tan solo debes recordar empezar por los quesos más suaves y luego pasar a los más fuertes. Este es un ejemplo de una combinación que puedes probar:[10]
    • un queso suave y cremoso como el brie
    • un queso con textura y con sabor a nuez, como el comté
    • un queso seco, duro y curado de cabra
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    Prueba hornear el queso brie con miel. Para ello, precalienta el horno a 175 °C (350 °F) y luego cubre una bandeja para horno con papel vegetal. Sobre ella, coloca un trozo o un redondel de queso brie y rocíalo con un poco de miel. También puedes cubrir el queso con otras delicias si deseas, como arándanos deshidratados, higos, romero, tomillo, o ya sea nueces o pecanas. Luego, hornea el queso hasta que quede suave y sírvelo de inmediato acompañado de galletas saladas.
    • Los trozos de queso deben hornearse durante entre 5 y 7 minutos.[11]
    • Los redondeles de queso deben hornearse durante entre 8 y 10 minutos.
    • Ten en cuenta que algunos hornos tienen una mayor potencia que otros, por lo que es posible que el queso se cocine de más o no lo suficiente.[12]
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    Experimenta con añadir queso rallado a tus comidas de forma que queden más sabrosas. Con un puñado de queso rallado, tus comidas tendrán una textura adicional y un toque de sabor. Estas son algunas ideas como punto de partida:
    • los huevos revueltos y las tortillas de huevo
    • las papas al horno y el puré de papa
    • las papas a la francesa (con queso cheddar y trozos de tocino)
    • los nachos (una mezcla de quesos mexicanos con crema agria y salsa mexicana)
    • las ensaladas (la ensalada César combina bien con el queso parmesano)

Método 4
Método 4 de 4:
Comer queso en eventos formales e informales

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    Considera el nivel de formalidad del evento y la textura del queso. Las expectativas en cuanto a la etiqueta diferirán según lo formal o informal que sea el evento. También marcará una diferencia la forma en la que se sirva el queso. En esta sección, encontrarás algunos consejos que te serán útiles para no meter la pata.
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    Conoce cuál es la etiqueta adecuada para los eventos formales. En su mayoría, los eventos formales también proporcionan platos pequeños para los invitados. Hay una razón por la cual esos platos están allí. En el momento en que decidas probar algunos quesos, debes llevar contigo uno de estos platos para colocar allí los quesos primero.[13]
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    Usa un cuchillo para untar el queso suave sobre galletas saladas. Si bien debes comer la galleta con los dedos, ten cuidado de no tocar el queso, lo cual es fundamental en los eventos formales.
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    Transfiere los quesos duros de la bandeja para servir a tu plato usando un mondadientes. Puedes comer el queso directamente con un tenedor o bien colocarlo primero sobre una galleta salada y luego comerla con los dedos. Esto también es muy importante en los eventos formales.
    • En caso de que observes que haya galletas saladas o fruta servidas junto a los quesos, no dudes en tomar algunas y colocarlas en tu plato.
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    Usa un tenedor para comer el queso en rodajas en caso de que se sirva junto con una comida (como un pastel salado). En caso de que te encuentres en un evento informal, el queso podría servirse junto con el resto de la comida, en cuyo caso simplemente debes comerlo con un tenedor en lugar de usar los dedos.[14]
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    Come el queso con los dedos únicamente si el evento es informal. En caso de que el queso esté cortado en cubos y estos estén atravesados con mondadientes, puedes comerlo con los dedos. En caso de que el queso esté en rodajas, debes colocarlo sobre una galleta salada y luego comerla con los dedos.[15]

Consejos

  • Debes comprar el queso en una tienda de quesos o en una sección de lácteos de buena calidad. Con frecuencia, en las tiendas que se especializan en tipos de queso, podrás degustar los diferentes tipos antes de comprarlos. Esto te será útil para así evitar los sabores que no te agraden.
  • El queso debe consumirse a temperatura ambiente, pero lo mejor es guardarlo en el refrigerador de forma que no se torne rancio. En el momento en que estés listo para consumirlo, puedes retirarlo del refrigerador y dejar primero que alcance la temperatura ambiente.
  • Planifica con anticipación a la hora de comprar el queso. En caso de que vayas a servir queso para una fiesta, debes comprar diversos sabores y texturas.
  • En algunos lugares (por ejemplo, en Francia), se suele servir queso después de la cena, en cuyo caso las personas en su mayoría se terminan el vino de la cena con el plato de queso.[16]

Advertencias

  • Cada tipo de queso diferente contendrá una cantidad diferente de leche, cosa que debes tener en cuenta si tienes intolerancia a la lactosa. Asimismo, puedes probar con los quesos de leche de cabra o de oveja en lugar de los quesos de leche de vaca. Esto se debe a que los primeros no suelen contener tanta lactosa.
  • Evita guardar el queso envuelto en plástico,[17] ya que es necesario que pueda respirar y sudar. Por tanto, emplea en su lugar papel encerado o, mejor aún, una bolsa diseñada especialmente para almacenar queso, las cuales pueden conseguirse en línea o en tiendas especializadas de suministros de cocina.[18]

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