Tener un niño enfermo en casa es una experiencia estresante y difícil. Para tu hijo podría ser difícil sentirse cómodo y lidiar con el dolor, mientras tú podrías preguntarte si es momento de llamar al doctor. Si tienes a un niño enfermo en casa, entonces hay varias cosas que puedes hacer para asegurar que tu hijo esté cómodo y esté dando pasos hacia su recuperación.

Método 1
Método 1 de 4:
Hacer que un niño enfermo se sienta cómodo

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    Bríndale apoyo emocional. Estar enfermo es incómodo y tu hijo podría estar preocupado y molesto por cómo se siente. Darle a tu hijo un poco de atención y cuidado extra puede ayudar. Por ejemplo, puedes hacer lo siguiente:
    • Siéntate con tu hijo.
    • Léele un libro.
    • Cántale una canción
    • Dale la mano.
    • Toma a tu bebé en brazos.
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    Sube la cabeza de tu hijo o bebé. La tos puede empeorar si tu hijo está acostado boca arriba.[1] Para mantener en alto su cabeza, prueba colocar un libro o toalla debajo del colchón de la cuna de tu bebé o debajo de las patas en la cabecera de la cuna o cama.
    • También puedes darle a tu hijo una almohada extra o usar una almohada triangular para ayudar a que se mantenga derecho.
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    Enciende el humidificador. El aire seco puede hacer que la tos o el dolor de garganta empeoren. Prueba usar un humidificador o un vaporizador de agua nebulizada para mantener húmedo el aire en la habitación de tu hijo. Esto puede ayudar a reducir la tos, la congestión y el malestar.
    • Asegúrate de cambiar el agua en tu humidificador con frecuencia.
    • Lava el humidificador según las instrucciones del fabricante a fin de impedir que le salga moho.[2]
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    Crea un ambiente tranquilo. Mantén tu casa tan silenciosa y tranquila como sea posible para que sea más fácil que tu hijo descanse. La estimulación que proviene de la televisión o las computadoras impide que tu hijo duerma y él necesita la mayor cantidad de descanso posible, así que podrías considerar sacar algunos dispositivos de la habitación de tu hijo o al menos limitar el uso que tu hijo le da a estos dispositivos.[3]
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    Mantén tu casa con una temperatura cómoda. Tu hijo podría sentir frío o calor dependiendo de la enfermedad, así que ajustar la temperatura en tu casa podría ayudar a que se sienta más cómodo. Podría ser útil mantener tu casa entre 18 y 21 grados, pero también puedes ajustar esta temperatura si tu hijo tiene demasiado frío o calor.
    • Por ejemplo, si tu hijo se queja de tener mucho frío, enciende el calentador. Si tu hijo se queja de calor, enciende el aire acondicionado o un ventilador.

Método 2
Método 2 de 4:
Alimentar a un niño enfermo

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    Dale a tu hijo suficientes líquidos claros. La deshidratación puede empeorar las cosas cuando tu hijo está enfermo. Puedes prevenir la deshidratación en tu hijo al asegurarte de que tome líquidos con frecuencia.[4] Ofrécele lo siguiente a tu hijo:
    • Agua
    • Helados de paleta
    • Ginger ale
    • Jugo de frutas diluidos
    • Bebidas con electrolitos
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    Dale alimentos que sean fáciles de digerir. Dale a tu hijo alimentos nutritivos que no le harán mal al estómago. La elección de alimentos dependerá de los síntomas de tu hijo. Estas son algunas buenas opciones:
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    Dale a tu hijo sopa de pollo. Aunque no lo curará, la sopa de pollo caliente ayuda a aliviar los síntomas del resfriado al hacer que la mucosidad se diluya y debido a que funciona como antiinflamatorio.[7] Hay varias recetas para preparar tu propia sopa de pollo, aunque muchas variedades comerciales también funcionan bien.

Método 3
Método 3 de 4:
Tratar a un niño enfermo en casa

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    Permite que tu hijo descanse lo suficiente. Anímalo a dormir con tanta frecuencia como él o ella lo desee. Léele una historia o ponle un audiolibro para que sea más fácil que se quede dormido.[8] Tu hijo necesita todo el descanso posible.
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    Utiliza las medicinas de venta libre con precaución. Si decides darle medicinas, trata de optar por un solo producto, como acetaminofén o ibuprofeno, en lugar de cambiar de medicinas o darle combinaciones de ellas. Pregúntale a tu doctor o a tu farmacólogo qué medicinas podrían ser adecuadas para tu hijo.[9]
    • No le des ibuprofeno a un niño menor de 6 meses.[10]
    • No le des medicinas para la tos y el resfriado a un niño menor de cuatro años, y de preferencia no hasta al menos los 8 años de edad. Estas medicinas tienen el potencial de ocasionar peligrosos efectos secundarios y tampoco se ha demostrado que sean muy efectivas.[11]
    • No le des ácido acetilsalicílico (aspirina) a los bebés, niños o adolescentes, debido a que esto puede ocasionar una enfermedad poco común, pero seria, llamada síndrome de Reye.
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    Anima a tu hijo a hacer gárgaras de agua tibia con sal. Agrégale ¼ de cucharadita de sal de mesa normal a 8 onzas de agua tibia. Haz que tu hijo haga gárgaras y escupa el agua con sal cuando termine. Estas gárgaras pueden ayudar a aliviar el dolor de garganta.[12]
    • Para los niños más pequeños o en el caso de una congestión nasal, también puedes usar gotas nasales o espráis de agua salada (solución salina). Puedes hacer tú mismo un espray de solución salina o comprarlo en la farmacia. En el caso de los bebés, puedes usar una jeringa de succión para limpiar la nariz después de usar las gotas.
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    Haz que tu casa sea libre de irritantes. Evita fumar cerca de tu hijo y evita usar perfumes especialmente fuertes. Pospón las actividades como pintar o limpiar. Los vapores pueden irritar la garganta y pulmones de tu hijo, y empeorar su enfermedad.[13]
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    Ventila la habitación de tu hijo. Abre periódicamente las ventanas de la habitación de tu hijo para que el aire se mantenga fresco. Haz esto cuando el niño esté en el baño para que no le de frío.[14] Dale a tu hijo frazadas adicionales según sea necesario.

Método 4
Método 4 de 4:
Acudir al doctor

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    Determina si tu hijo tiene gripe. Debes tomar en serio los síntomas de una infección por el virus de la influenza. Esta es una enfermedad posiblemente peligrosa que a menudo se desarrolla de repente. Contacta al doctor de tu hijo si crees que podría tener gripe, especialmente si tu hijo es menor de dos años o tiene problemas médicos como asma. Estos son algunos de los síntomas de la gripe:
    • Fiebre alta y escalofríos
    • Tos
    • Dolor de garganta
    • Secreción nasal
    • Dolores musculares o corporales
    • Dolor de cabeza
    • Cansancio y debilidad
    • Diarrea y vómitos[15]
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    Tómale la temperatura a tu hijo. Revisa si tu hijo tiene escalofríos, si está sonrojado, está sudando o si lo sientes caliente y no tienes termómetro.[16]
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    Pregúntale a tu hijo si tiene dolor. Pregúntale a tu hijo cuánto y dónde le duele. También es buena idea que apliques presión suave en el área donde tu hijo se queja para tener una idea de qué tan grave es.
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    Considera las señales de una enfermedad grave. Ponle mucha atención a las señales que indican que tu hijo tiene que acudir a un profesional médico inmediatamente. Estas son algunas de ellas:
    • Fiebre en un niño menor de tres meses
    • Dolor de cabeza severo o tortícolis
    • Cambios en los patrones de respiración, especialmente dificultad para respirar
    • Cambios en el color de la piel, como verse muy pálido, adquirir un tono rojizo o azulado
    • El niño se rehúsa a tomar líquidos o deja de orinar
    • No le salen lágrimas cuando llora
    • Vómitos severos o persistentes
    • Es difícil despertar al niño o no responde
    • El niño está inusualmente tranquilo e inactivo
    • Señales de irritabilidad o dolor extremo
    • Dolor o presión en el pecho o estómago
    • Mareos repentinos o prolongados
    • Confusión
    • Los síntomas parecidos a los de la gripe mejoran, pero luego empeoran.[17]
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    Visita a tu farmacólogo local. Habla con tu farmacólogo local si no estás seguro respecto a si tu hijo debería acudir o no al doctor. Él o ella puede ayudar a determinar si los síntomas de tu hijo requieren de atención médica y puede aconsejarte sobre las medicinas si son necesarias.
    • También puedes llamar a la clínica de tu doctor, ya que casi siempre habrá alguien disponible para ayudarte a decidir qué debes hacer y te aconsejarán sobre el cuidado en casa.

Acerca de este wikiHow

Laura Marusinec, MD
Coescrito por:
Pediatra certificado por el colegio oficial
Este artículo fue coescrito por Laura Marusinec, MD. La Dra. Marusinec es pediatra certificada por el colegio oficial en el Children's Hospital de Wisconsin, donde pertencece al Consejo de Práctica Clínica. Ella recibió su doctorado en mediciana en el Medical College of Wisconsin School of Medicine en 1995 y completó su residencia en el Medical College of Wisconsin in Pediatrics en 1998. Es miembro de la Asociación Americana de Escritores Médicos y de la Sociedad de Atención de Urgencia Pediátrica. Este artículo ha sido visto 4918 veces.