Cuidar tus dientes te ayudará a llevar una vida larga, sana y sin molestias. Con el fin de mantener tus dientes sanos, es importante que desarrolles una buena rutina del cuidado dental en los primeros años de tu vida y la mantengas a medida que pasen los años. Puedes hacerlo practicando una buena higiene bucal, comiendo sano y complementando estos buenos hábitos con un cuidado profesional cuando sea necesario.[1] [2]

Parte 1
Parte 1 de 3:
Cuidar tus dientes

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    Cepíllate cada mañana y cada noche. Cuando cepilles tus dientes, debes hacerlo al menos durante dos minutos. Esto te dará el tiempo que necesitas para llegar a todos los rincones de tus dientes. Asegúrate de recordar cepillar la parte posterior de tus dientes.[3]
    • Enséñales a tus hijos buenos hábitos de higiene bucal al hacer que empiecen a cepillarse los dientes en cuanto les salgan los primeros dientes de leche. Las caries en los dientes de leche pueden ser igual de incómodas que las caries en los dientes permanentes.[4]
    • Para conseguir mejores resultados, usa un cepillo de cerdas suaves o un cepillo eléctrico. Independientemente del tipo de cepillo que uses, asegúrate de reemplazarlo cada tres meses. Si te preocupa que tu cepillo se desgaste antes, puedes revisarlo para ver si las cerdas están torcidas y dañadas. Si es así, a lo mejor quieras reemplazarlo.
    • Cepillarte de forma habitual no solo te dará dientes sanos y sin dolores, sino que también mantendrá tu aliento fresco. Sin embargo, no cepilles tus dientes justo después de comer. Después de comer, tu boca tiene más ácidos y esto hace que el esmalte esté más suave por un tiempo. Espera al menos 30 minutos antes de cepillarte.[5]
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    Usa una pasta dental con flúor. El flúor protege el esmalte y hace que sea menos probable que te salgan caries. No obstante, es importante que la pasta dental tenga suficiente flúor para que sea eficaz. Asegúrate de que tenga al menos entre 1350 y 1500 ppm.[6]
    • Las pastas dentales con menos de 1000 ppm de flúor serán ineficaces para proteger tus dientes.
    • Los niños pueden usar pasta dental de fuerza completa si un adulto se asegura de que lo escupan después de cepillarse.
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    Usa el hilo dental a diario. Usar el hilo dental limpia las superficies entre tus dientes. Esto es importante porque no puedes limpiar ahí con eficacia con tu cepillo. Por ende, si no usas el hilo dental, la comida, la plata y las bacterias se acumularán ahí.[7]
    • Usa 30 cm de hilo dental o un cepillo interdental. Insértalo entre tus dientes y dóblalo alrededor de uno de tus dientes. Muévelo de arriba abajo a lo largo de los costados del diente, después insértalo en el otro diente y repite el procedimiento.[8]
    • Debes hacerlo con cuidado cuando lo uses debajo de las encías. Si recién vas a usar el hilo dental, tus encías pueden sangrar, pero después de unos días dejarán de hacerlo.
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    Usa un enjuague bucal. Busca un enjuague bucal con flúor. Si usas un enjuague bucal con flúor después de cepillarte y usar el hilo dental, esto le ayudará al flúor a llegar a todas las superficies de tus dientes. Enjuágate la boca con el enjuague bucal durante dos minutos para que cubra todas las áreas de tus dientes.
    • También puedes preparar un remedio natural con una solución salina. Coloca media cucharadita de sal en un vaso de agua tibia y remuévela.
    • No tragues el enjuague bucal porque puede causarle un malestar a tu estómago. Si quieres combatir las bacterias de tu garganta, puedes hacer gárgaras antes de escupirlo.
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    Cepilla o raspa tu lengua. La superficie de tu lengua no es uniforme. Esto quiere decir que las partículas alimenticias y bacterias por lo general se quedan atrapadas ahí. Después, esto se convierte en una fuente de bacterias que se transfiere a tus dientes.[9]
    • Puedes cepillarte suavemente o usar un limpiador de lengua. Algunos cepillos incluso tienen una parte áspera y gomosa en la parte posterior que puedes usar para este propósito.
    • Raspa suavemente para que no dañes tu lengua. No te dolerá. Cuando termines, enjuaga tu boca para eliminar los residuos y bacterias.
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    No fumes. Fumar manchará tus dientes, te dará mal aliento y hará que sea más probable que tengas gingivitis o cáncer a la boca. Si necesitas ayuda para dejar de fumar, existen muchos recursos disponibles. Puedes:[10] [11]
    • recibir ayuda de tus amigos, familiares o un grupo de apoyo;
    • evitar situaciones en las que normalmente fumes;
    • llamar a una línea directa cuando tengas antojos;
    • conversar con tu doctor o ver un consejero sobre las adicciones;
    • usar una terapia de sustitución de la nicotina;
    • recibir un tratamiento interno en un centro.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Proteger tus dientes con una dieta sana

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    Limita tu consumo de azúcar. El azúcar corroe el esmalte de tus dientes porque, a medida que se descompone, produce ácido que lo desgasta. Esto hace que sea más probable que te salgan caries.[12] Los alimentos que debes evitar son los siguientes:[13]
    • Gaseosas azucaradas. Limita la cantidad de gaseosas que tomes a un vaso al día.
    • Postres como los pasteles, tortas, helados y caramelos.
    • El té o café demasiado endulzados.
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    Come menos alimentos pegajosos. Estos alimentos dejan una capa delgada de azúcar en tus dientes que es difícil de eliminar y aumenta tu riesgo de caries. Evita comer:[14]
    • Caramelos pegajosos.
    • Barras de granola.
    • Caramelos masticables.
    • Frutos secos como las pasas.
    • Goma de mascar azucarada. La goma de mascar sin azúcar es excelente para estimular la producción de saliva y ayudar a eliminar los últimos restos de comida entre tus dientes.[15] [16]
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    Raspa tus dientes con una fruta o verdura crocante. Esto es sumamente eficaz al final de una comida o entre comidas. Considera comer más:
    • manzanas;
    • brócoli;
    • pimientos;
    • zanahoria;
    • lechuga;
    • pepinos;
    • ajo.
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    Reduce la cantidad de bebidas alcohólicas que tomas. El alcohol daña el esmalte de los dientes y aumenta tu riesgo de caries. Si necesitas ayuda para dejar de tomar bebidas alcohólicas, existen muchos recursos a los que puedes recurrir. Puedes:[17] [18]
    • recibir apoyo de amigos, familiares o un grupo de apoyo como Alcohólicos Anónimos;
    • conversar con tu doctor sobre tomar medicamentos;
    • recibir asesoría;
    • recibir un tratamiento interno.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Recibir atención profesional para tus dientes

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    Ve al dentista si notas que se está desarrollando un problema. No esperes a que te duela demasiado. Si no tienes un seguro odontológico, puedes encontrar un servicio asequible al contactar a las escuelas odontológicas, al buscar clínicas gratuitas en línea en organizaciones como la Asociación Dental Americana o la Asociación Higienista Dental Americana, o al comunicarte con el centro o departamento de salud de tu localidad. Las señales que indican que debes hacerte revisar tus dientes son:[19] [20]
    • dolor;
    • dientes permanentes que se caen;
    • encías rojas, hinchadas o dolorosas;
    • hinchazón en tu mandíbula;
    • mal aliento o un sabor extraño en tu boca que no desaparece;
    • sensibilidad a la temperatura de tus comidas.
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    Deja que el dentista limpie tus dientes. Para mejores resultados a largo plazo, debes hacerte una limpieza bucal dos veces al año. Esto implicará:[21]
    • revisar tus dientes para ver señales de caries;
    • enseñarte cómo cepillarte y usar el hilo dental con más eficacia;
    • limpiar cada rincón de cada diente;
    • sacar la placa dura que se haya acumulado.
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    Recibe un tratamiento protector. Estos tratamientos hacen que tus dientes sean menos vulnerables a las caries. Muchas personas, tanto los niños como los adultos, reciben selladores de fisuras y barnices de fluoruro.[22]
    • Las fisuras son las grietas pequeñas en las superficies donde tus dientes muerden. Este tratamiento implica colocar una capa plástica delgada en los dientes para evitar que se formen caries. Este procedimiento se realiza en los dientes permanentes y es bueno por una década.
    • El barniz de fluoruro es una solución de fluoruro que fortalece el esmalte. Puede realizarse dos veces al año en los dientes de leche y los permanentes.
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Categorías: Higiene bucal
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