Aproximadamente, uno de tres bebedores empedernidos desarrollan daño hepático.[1] Cuando el hígado descompone el alcohol, el proceso produce sustancias que lo dañan. Si esto continúa, con el tiempo aparecerán cicatrices en el hígado, lo que se llama cirrosis. Si esto todavía no sucede, el hígado puede aún sanar si dejas de tomar alcohol y tratas cualquier malnutrición que puedas tener. Muchas personas hacen grandes progresos hacia la curación en solo unos meses.[2] [3]

Parte 1
Parte 1 de 3:
Reconocer los síntomas y busca ayuda

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    Identifica los síntomas iniciales comunes. Si aún te encuentras en las fases iniciales, es probable que no presentes síntomas. Pero a medida que la enfermedad progresa, estos empeorarán. Los síntomas incluyen los siguientes:[4] [5]
    • malestar abdominal
    • inapetencia
    • náuseas o diarrea
    • cansancio
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    Presta atención a los síntomas que sugieran que el daño hepático ha progresado. Si tienes estos síntomas, es importante que dejes de tomar y que recibas atención médica para empezar a revertir el daño.[6] [7]
    • ictericia o un color amarillo en la piel y en los ojos
    • acumulación de líquidos en las piernas y el abdomen
    • fiebre
    • escozor
    • pérdida de peso
    • pérdida de cabello
    • vómitos o heces con sangre debido al sangrado interno
    • cambios en la personalidad, problemas de memoria e insomnio
    • adormecimiento en las piernas y en los pies
    • distención abdominal
    • melena (heces negras)
    • vómitos con sangre
    • cansancio
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    Deja de tomar. Tu hígado no se curará a menos que dejes de tomar. Tu doctor puede ayudarte a hacer un plan que se ajuste a tus necesidades. Las opciones incluyen:[8]
    • medicamentos (p.ej. baclofeno)
    • consejería
    • grupos de apoyo, incluido Alcohólicos Anónimos
    • programas de tratamiento ambulatorios para pacientes
    • programas de tratamiento residenciales

Parte 2
Parte 2 de 3:
Tratar la malnutrición y promover la regeneración del hígado

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    Visita a un dietista o a un nutricionista. Un profesional puede ayudarte a obtener un plan que mejore tu salud y que tome en cuenta tu historial médico y tus alergias.
    • Si la malnutrición es especialmente grave, quizás necesites que te alimenten a través de una sonda con una dieta líquida especial.
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    Come una dieta con alto contenido de energía. El daño a tu hígado puede significar que no puedes almacenar energía de manera eficiente. Si este es el caso, tendrás que comer adicionalmente para compensar lo que tu hígado no puede almacenar.[9]
    • Comer de cinco a seis comidas pequeñas con bocadillos saludables puede ser beneficioso.
    • Aumenta tu ingesta de carbohidratos simples comiendo frutas, y tu consumo de carbohidratos complejos comiendo panes de grano entero, papas, maíz, guisantes, nabos, lentejas, frijoles y nueces.[10]
    • También puedes complementar los carbohidratos con una cantidad moderada de grasa. Esto te proveerá energía adicional.[11]
    • Si perdiste peso al beber, tal vez se deba a que tu cuerpo empezó a descomponer el tejido muscular para obtener los nutrientes que necesitaba.
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    Consulta con tu doctor o nutricionista para determinar cuánta proteína necesitas. Lo que te recomiende puede variar dependiendo de cuán grave sea el daño hepático.
    • Algunas fuentes recomiendan una cantidad incrementada de proteínas para proveer energía.[12]
    • Otras fuentes dicen que debido al daño hepático quizás no puedas procesar las proteínas, lo que puede conducir a la acumulación de toxinas. En este caso, puede ser necesario que reduzcas la cantidad de proteínas que ingieres.[13]
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    Añade suplementos vitamínicos y minerales. Las vitaminas B son particularmente importantes, pero también incluye vitamina K, fosfato y magnesio.[14]
    • Las vitaminas B son necesarias para que tu cuerpo descomponga la comida que comes y la convierta en energía. La tiamina, el folato y la piridoxina son tipos de vitaminas B que puedes consumir a modo de suplementos.
    • El pescado, el pollo, el pavo, la carne, los huevos, los productos lácteos, los frijoles, los guisantes y las verduras de hojas verdes contienen vitaminas B.[15]
    • Si no obtienes las vitaminas necesarias de tu dieta, tu doctor o nutricionista puede recomendar suplementos. Siempre consulta con un profesional médico antes de añadir cualquier suplemento (incluso cualquier remedio herbario) para que te asegures de que tu hígado pueda procesarlo.
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    Reduce tu consumo de sodio a 1500 mg por día o menos. Esto ayudará a impedir que los líquidos se acumulen en tus piernas, abdomen e hígado.[16]
    • Trata de no añadir sal a tu comida.
    • Evita los alimentos altamente procesados y preenvasados porque suelen tener gran cantidad de sodio.
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    Ayuda a tu cuerpo a eliminar las toxinas bebiendo mucha agua. La cantidad de agua que necesitas variará según el tamaño de tu cuerpo, los niveles de actividad y el clima en el que vives. Por lo menos, deberás beber ocho vasos de 230 ml (8 oz) al día.
    • Si orinas con poca frecuencia o con un color oscuro o turbio, entonces probablemente no tomes suficiente agua.[17]
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    Aumenta tu apetito realizando ejercicio moderado. El ejercicio ayudará a mejorar tu bienestar físico y mental.
    • Pregunta a tu doctor cuánto ejercicio es adecuado para ti.

Parte 3
Parte 3 de 3:
Tratar la inflamación hepática con medicamentos

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    Usa solo medicamentos aprobados por el doctor. Estos incluyen remedios a base de hierbas, suplementos y medicamentos de venta libre. Tu doctor podrá aconsejarte si tu hígado podrá controlar las demandas de procesamiento de esos medicamentos.[18] [19] [20]
    • Muchos medicamentos o remedios a base de hierbas pueden ser peligrosos para tu hígado. Entre los más comunes se incluyen la aspirina, el jin bu huan, el ma huang, el camedrio, la valeriana, el muérdago y el solideo.
    • No tomes drogas de la calle, pues pueden hacer un daño mayor a tu hígado.
    • Evita los químicos tóxicos, como los fungicidas, insecticidas, aerosoles y otros vapores. Si debes estar alrededor de ellos, usa una máscara.
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    Consulta con tu doctor con respecto al uso de corticosteroides para reducir la inflamación. Si tu hígado está muy dañado, estas drogas pueden ser beneficiosas.[21]
    • Por lo general, no se prescriben a pacientes con insuficiencia renal, hemorragia en el tracto gastrointestinal o infección.
    • Por lo general, los doctores recetan prednisolona durante 28 días. En el caso de que te recete esteroides, el doctor deberá supervisar tu nivel de glucosa en sangre.
    • Aproximadamente, dos de cinco personas no obtienen ayuda de los corticosteroides.
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    Considera la posibilidad de consumir pentoxifilina si los corticosteroides no funcionan para ti. Ten en cuenta que la evidencia que respalda este medicamento es controversial.[22]
    • Tu doctor sabrá cuales son los avances científicos recientes, ya sean a favor o en contra de este medicamento.
    • La pentoxifilina inhibe las citoquinas que provocan un mayor daño en el hígado. Este medicamento puede ser beneficioso para las personas con un daño hepático leve a moderado.
    • En ocasiones, tanto los corticosteroides como la pentoxifilina se usan a la vez.
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    Si tu daño hepático no es demasiado grave, prueba los esteroides anabólicos o el propiltiouracilo. Estos medicamentos son controvertidos porque no hay mucha evidencia científica que respalde su uso.
    • Los esteroides anabólicos son esteroides fuertes.
    • El propiltiouracilo se creó originalmente como un medicamento para tratar la tiroides.
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    Discute con tu doctor acerca de un trasplante de hígado. Si tienes problemas hepáticos, esto puede ser necesario. Estas son algunas cosas que debes hacer para poder recibir un hígado:[23] [24]
    • Debes haber dejado de tomar.
    • Debes tener buena salud para sobrevivir a la operación.
    • Debes comprometerte a abstenerte del alcohol por el resto de tu vida.
    • Otros tratamientos no han surtido efecto.

Consejos

  • Si quieres obtener más información sobre los trasplantes de hígado, ten en cuenta que existen diversas organizaciones especializadas en este ámbito en muchos países del mundo. A continuación, estas son solo algunas de ellas:
    • España cuenta con una organización especializada en este ámbito llamada Organización Nacional de Trasplantes, la cual se encarga de proporcionar toda la información especializada concerniente a los trasplantes de órganos.[25] Este país tiene la mayor tasa de donación de órganos en el mundo, siendo el trasplante de hígado es el segundo más realizado en este país[26] , por lo que aquí tus posibilidades de recuperación podrían ser más altas. Además, todos los gastos corren por cuenta del Sistema Nacional de Salud y las respectivas Comunidades Autónomas donde se lleva a cabo el trasplante.
    • En México, el trasplante de hígado presenta indicaciones muy precisas para su realización. De acuerdo con el Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA), para determinar tu elegibilidad para un trasplante, deberás seguir un procedimiento muy riguroso que incluye los siguientes pasos:[27]
      • diagnóstico de la necesidad del trasplante
      • registro del paciente en el Sistema del Registro Nacional de Trasplantes
      • evaluación de un donante en vida
      • asignación de un órgano o tejido
      • trasplante entre vivos
    • Si vives en Argentina, ten en cuenta que existe una organización especializada en el trasplante de hígado llamada Fundación Argentina de Trasplante Hepático (FATH). Se trata de una organización no gubernamental sin fines de lucro que tiene como finalidad la asistencia material y emocional a pacientes y familiares de escasos recursos para brindarles un servicio integral y orientación social durante el proceso que dure la enfermedad.

Advertencias

  • Consulta con tu doctor o nutricionista antes de hacer cambios en tu dieta, tomar cualquier medicamento que requiera prescripción o tomar suplementos o remedios a base de hierbas. Si tu hígado está dañado, debes asegurarte de que pueda soportarlo.

Acerca de este wikiHow

Lyssandra Guerra
Coescrito por:
Consultora certificada en nutrición y bienestar
Este artículo fue coescrito por Lyssandra Guerra. Lyssandra Guerra es una consultora certificada de nutrición y bienestar, y fundadora de Native Palms Nutrition con sede en Oakland, California. Tiene más de cinco años de experiencia en coaching nutricional y se especializa en brindar apoyo para superar problemas digestivos, sensibilidades alimentarias, antojos de azúcar y otros dilemas relacionados. Recibió su certificación de nutrición holística de la Universidad de Bauman: Nutrición Holística y Artes Culinarias en 2014. Este artículo ha sido visto 144 228 veces.