No hay nada mejor que un buen masaje relajante después de un arduo día de trabajo, de una sesión de ejercicios o luego de haber rendido exámenes. Los masajes relajantes te ayudan a despejar la mente y a eliminar el estrés mientras que descargas toda la tensión acumulada. En el siguiente artículo te mostramos diferentes técnicas para dar masajes relajantes, así como los detalles que tienes que tener en cuenta al momento de hacerlos.

Método 1
Método 1 de 3:
Parte 1: Prepara el ambiente

Ya sea que vayas a dar un masaje relajante a alguien, o que lo vayas a recibir, el ambiente que te rodea debe estar acorde con la finalidad de dicho masaje: relajar.

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    Escoge un lugar agradable y tranquilo para dar el masaje. Ten en mente que para lograr que el masaje sea efectivo, debes crear todo un momento de relajación, la técnica en sí no es suficiente.
    • Determina si la persona que recibirá el masaje va a estar sentada o parada. En cualquiera de los dos casos debes escoger elementos cómodos y superficies blandas.
      • Puedes emplear una cama, un sofá, una silla sin respaldar, una camilla de masajes y hasta una colchoneta. Lo importante es que tanto tú como la otra persona estén cómodos, si no le puedes transmitir tu disconformidad.
    • Escoge una habitación que esté, en la medida de lo posible, alejada de los ruidos y gritos de la calle.
    • Busca un espacio o momento del día en el que no vas a ser interrumpido.
    • La habitación no debe estar muy iluminada ni a baja temperatura.
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    Prepara los elementos necesarios. Además de tus manos y de tu buena predisposición, también necesitarás tener a mano otros utensilios como:
    • Toallas: necesarias para tapar las áreas que no se van a masajear y para evitar que la persona tenga frío.
    • Cremas: propician el masaje, suavizando y nutriendo la piel.
    • Servilletas de papel: asegúrate de que sean varias porque puedes necesitarlas para sacar el exceso de crema o aceite de tus manos o de la piel de la otra persona.
    • Aceites: facilitan el masaje, llevándolo a un nivel de relajación más alto.
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    Elige el aceite que utilizarás. Sin lugar a dudas, cuando utilizas un aceite tu técnica de masaje mejorará notablemente sus efectos. Tus manos podrán deslizarse más fácilmente, no necesitas de mucha cantidad y su aroma crea un ambiente propicio para la relajación. Los aceites más populares son:
    • Menta
    • Limón
    • Rosa
    • Lavanda
    • Eucalipto
    • Árbol de té
    • Bergamota
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    Ten la música preparada. Aunque los masajes relajantes pueden realizarse en un entorno silencioso, una música suave y armoniosa de fondo ayudará a relajar a la persona que recibe el masaje y disimulará los ruidos externos que pudieran producirse.
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Método 2
Método 2 de 3:
Parte 2: Aplica el masaje

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    Determina la parte del cuerpo donde vas a realizar el masaje. Para una relajación total es recomendable masajear gran parte del cuerpo, ya que son varias las zonas donde se acumula el estrés. Claro que todo depende del tiempo que tengas disponible para aplicar el masaje y de las necesidades de la persona que lo recibirá.
    • Si dispones de poco tiempo enfócate en los hombros, el cuello y la parte superior de la espalda.
    • Si cuentas con el tiempo suficiente, debes dar masajes también a los pies, las manos, las piernas, los brazos y la cabeza.
      • En cualquier parte del cuerpo el masaje será más efectivo si la persona que lo recibe tiene dicha parte desnuda.
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    Emplea diferentes técnicas. Si bien puedes emplear varias técnicas de masajes, ten presente que el solo contacto es relajante, así como el ambiente adecuado. Todas las técnicas se basan en el uso de tus dedos y manos principalmente.
    • En la espalda, piernas y brazos: comienza desde abajo hacia arriba con las palmas de tus manos extendidas. Realiza 3 movimientos circulares en cada zona aplicando presión, pero no demasiada. Si te cansas muy rápido es porque estás aplicando mucha presión.
    • En la espalda:
      • Con los puños de tus manos realiza pequeños círculos, comenzando desde la parte baja de tu espalda hasta llegar a los hombros. Evita las partes óseas (como la columna vertebral y los omóplatos).
      • Abre tus manos y "amasa" su espalda y sus hombros. Haz de cuenta que estás estirando una masa, esa es la intensidad que debes aplicar.
    • En la cabeza: utiliza tus dedos para dar masajes circulares en el cuero cabelludo de la otra persona. Desplázalos desde la nuca hasta la frente, y regresa por los costados, enfatizando el masaje detrás de las orejas. Repite esta maniobra dos o tres veces.
    • En las manos: toma su mano y realiza firmes movimientos circulares sobre la palma como si estuvieras restregándola para quitarle una suciedad. Masajea toda la mano y luego haz lo mismo en cada dedo.
    • En los pies: esta zona es bastante sensible para algunas personas, tienes que evitar hacerle cosquillas porque si no todo el momento se romperá.
      • Toma su pie con firmeza y coloca tu dedo pulgar sobre la planta del mismo.
      • Desliza el dedo de abajo hacia arriba, comenzando por el talón hasta terminar en cada uno de sus dedos.
    • En la cintura: utiliza la palma de tu mano para ejercer presión, realizando suaves movimientos circulares.
    • En los hombros y el cuello: con tus dos manos toma sus hombros y realiza firmes movimientos circulares con todos tus dedos, haciendo mayor énfasis con tu dedo pulgar. Desplázate desde afuera hacia adentro un par de veces y luego realiza la misma maniobra en el cuello, desde abajo hacia arriba.
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    Varía la intensidad de tus maniobras. Para lograr un estado de relajación y que el masaje relaje los músculos del cuerpo, es preciso que ejerzas presión en ciertos momentos y también que aflojes la intensidad en otros. No es necesario que seas un experto dando masajes, tan solo debes saber combinar fuerza, movimiento y presión con tus manos, brazos y cuerpo.
    • Utiliza toda tu mano para realizar el masaje, si solo empleas tus dedos te agotarás en pocos minutos.
    • Realiza maniobras profundas y lentas, estas son más relajantes.
    • Utiliza el impulso de todo tu cuerpo cuando des el masaje, si empleas solo tus manos y tus brazos es agotador.
    • Siempre pregúntale a la persona que recibe el masaje si está cómoda, si prefiere cierta maniobra más que otra y si desea continuar con el masaje.
    • Trata de no interrumpir el contacto. Aunque detengas los movimientos, trata de siempre estar tocando a la otra persona, de otra manera se rompe el estado de relajación porque la otra persona podría pensar que la sesión ha finalizado.
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Método 3
Método 3 de 3:
Parte 3: Finaliza el masaje

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    No termines de golpe con la sesión. Es imprescindible que para finalizar, lo vayas haciendo gradualmente, con movimientos superficiales rápidos y alrededor de todas las zonas.
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    Apaga la música y enciende la luz, pero no dejes que la persona se levante. En realidad, es aconsejable que se quede inmóvil por aproximadamente cinco minutos y que se vaya levantando con suavidad.
    • Puedes aconsejarle que tome un baño y así la sesión de masajes relajantes será todo un éxito.
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Consejos

  • Tan solo unos diez minutos de masajes relajantes son suficientes para desconectarte del estrés del día.
  • Recibir masajes 3 o 4 veces a la semana sirve para mejorar tu salud en general, ya que tendrás una mejor circulación, estarás más relajado, se aliviarán los dolores en zonas específicas y hasta puedes recuperar la movilidad de ciertos tejidos que pudieran estar dañados.
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