Para muchos padres, tener hijos constituye una experiencia de vida profundamente gratificante, y muchos de ellos tampoco dudan en reconocer que la paternidad conlleva no solo alegría sino también dificultades.[1] Determinar si quieres tener un bebé y estás listo para ello constituye una elección de vida importante. No existe una respuesta correcta o incorrecta ni tienes la obligación de empezar a tener hijos ni un límite de tiempo en cuanto a tomar una decisión de planificación familiar. Si consideras tus motivaciones, tu estilo de vida y tu relación con tu pareja, esto puede brindarte algo de la información que necesitas para tomar la decisión correcta tanto para ti como para tu familia.

Parte 1
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Examinar tus motivaciones

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    Considera el compromiso. Existen muchos factores biológicos y culturales que podrían contribuir al deseo de tener un hijo. Sin embargo, no sucumbas ante la presión inmediata sino, en cambio, tómate el tiempo para decidir si es que tienes la capacidad para cuidar de un hijo en casa durante por lo menos los siguientes 18 años, además de ayudar a mantenerlo en el transcurso de su vida.
    • Comprende que tener un hijo no constituye apenas un compromiso de tiempo. Actualmente, se estima que la crianza de un hijo cuesta un cuarto de un millón de dólares antes de la universidad.[2]
    • Ten en cuenta que un hijo también constituye una inversión mental. Según ciertos estudios, los padres nuevos experimentan una pérdida de felicidad que es equivalente a la del divorcio y el desempleo. A la larga, la felicidad vuelve a incrementar, pero debes tomar en cuenta tu propia salud mental y si es que actualmente te encuentras en una posición en la que puedas manejar ese nivel de dificultad mental prolongada.[3]
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    Evalúa los eventos actuales en tu vida. En algunos casos, las personas podrían sentirse motivadas a tener hijos después de eventos importantes en su vida o incluso durante las crisis. Considera otras cosas que hayan ocurrido o que actualmente estén ocurriendo en tu vida para así determinar si es posible que estén motivándote de manera temporal.
    • Algunas parejas llegan a creer que tener un hijo podría salvar una relación en apuros. No existe una garantía en cuanto a si esto es así o no, pero la presión de criar un hijo suele perjudicar una relación dañada más de lo que la ayuda.[4]
    • Para algunas parejas, tener hijos constituye simplemente el siguiente paso después del matrimonio. Debido a que no existe un momento intrínsecamente adecuado para empezar a tener hijos, debes consultarlo contigo mismo y con tu cónyuge para determinar si es algo que ambos quieran o si es necesario que se tomen un tiempo y vuelvan a tener esta conversación más adelante durante su relación.
    • En ocasiones, es posible que alguien se sienta impulsado a empezar a aprovechar al máximo su vida de inmediato a raíz de un evento importante (por ejemplo, recuperarse de una enfermedad o lesión graves). Si bien no tiene nada de malo tener un hijo después de un evento en tu vida, debes tomarte el tiempo para considerar las implicancias a largo plazo junto con el subidón a corto plazo.
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    Considera la posibilidad de no tener hijos. En caso de que te hayas criado con la creencia de que ser padre era tu única opción cuando crecieras, debes tomarte un momento para considerar lo que no tener hijos significaría para tu vida. Este es tan solo un ejercicio, no es una decisión final. Sin embargo, imagínate el tipo de trabajo, relaciones, pasatiempos e intereses personales a los que podrías dedicarte si no tuvieras un hijo.[5]
    • Pregúntate "¿Alguna de estas cosas me parece mejor que la opción de formar una familia?". Observa cuál es tu reacción instintiva.
    • En caso de que tengas en mente algo que sí te parezca igual de atractivo que tener hijos, puedes considerar si es que esa opción y criar un hijo de verdad son excluyentes. ¿De qué forma podrías incorporar esa profesión, pasatiempo o relación a tu vida como padre?
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    Considera cuáles son tus obligaciones. No olvides que tener hijos no es tu obligación si es que no quieres hacerlo. Del mismo modo, no estás obligado a no tener hijos en caso de que los quieras, siempre y cuando seas legalmente un adulto en el lugar en donde vivas. Mira a tu alrededor y determina si es que hay alguien que te presione para tomar esta decisión.[6]
    • En caso de que no estés en sintonía con tu pareja en cuanto a los hijos, debes hacer una pausa momentánea y preguntarte: "¿Estoy considerando esta nueva postura porque veo las cosas de forma diferente o porque intento hacer feliz a mi pareja?".
    • Considera a tus amigos y parientes. ¿Alguno de ellos ha estado presionándote hacia una u otra opción? De ser así, quizás optes por mantenerte alejado de ellos hasta que hayas tomado la decisión.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Considerar tu vida

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    Hazte un chequeo. Antes de tomar la decisión de si quieres un hijo, debes hacerte un chequeo para determinar si estás lo suficientemente saludable como para tenerlo. En caso de que padezcas algún problema crónico, independientemente de que sea físico o mental, debes preguntarte "¿De qué forma esto puede tener un impacto sobre mi hijo a medida que yo envejezca?".
    • Reúnete con tu doctor. Debes decirle: "Estoy considerando tener un hijo y quiero saber si es que mi salud podría tener algún impacto de largo plazo en mi capacidad para ser padre".
    • Asimismo, las mujeres deben tener en cuenta que existen determinados factores biológicos que quizás tengan un impacto sobre su probabilidad de quedar embarazadas, además de la probabilidad de llevar el embarazo a término. Pídele a tu doctor una consulta de preconcepción para evaluar las complicaciones que podrían surgir durante tu embarazo.[7]
    • En caso de que tengas antecedentes de ansiedad, depresión u otras complicaciones de la salud mental, debes reunirte con un profesional de la salud mental y decirle: "Quiero tener un hijo. ¿Cuál podría ser el impacto de mis dificultades con la salud mental en mí como padre?".
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    Revisa tu cuenta bancaria. No es necesario que tengas el cuarto de millón de dólares completo en el banco antes de tener un hijo. Sin embargo, debes tener cuidado de poder satisfacer las necesidades financieras probables de tu hijo en el futuro cercano.[8]
    • En primer lugar, ten cuidado de poder tomarte tiempo libre del trabajo. En caso de que tu programa de beneficios no abarque el permiso parental pago, debes asegurarte de poder costear un menor ingreso durante la cantidad de tiempo que tú o tu pareja vayan a tomarse sin trabajar después del nacimiento del niño.
    • Considera los costos de la atención médica. Después de tomar la decisión de tener un hijo, tú y tu pareja deberán empezar a pagar por la atención médica de la madre embarazada. Esto puede oscilar desde unos cuantos cientos hasta varios miles de dólares según los programas de seguros y la atención recibida.[9] Asimismo, será necesario que te ocupes de cualquier complicación médica que podría experimentar el niño después de nacer, así como también incorporarlo como un nuevo dependiente del seguro.
    • Considera lo que te costarán los suministros para un nuevo bebé. Las cunas, la ropa para bebés, los asientos para el auto y otros objetos cuestan, y algunos artículos (por ejemplo, los pañales y la comida para bebés) suponen un desembolso recurrente que es posible que sume gastos entre las decenas y los cientos todos los meses.[10]
    • Considera también el costo de la guardería. Esto podría ser necesario en caso de que no te sea asequible que uno de ustedes se quede en casa con el bebé en tanto el otro trabaja.
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    Reúnete con tu jefe. En caso de que tengas la intención de ser un padre trabajador, este es el momento en el que debes considerar hacia dónde se dirige tu profesión.[11] Reúnete con tu jefe para conversar sobre los planes actuales y en el futuro cercano para tu empresa y tu puesto. Hazte las siguientes preguntas:
    • ¿Tu trabajo exige un horario largo o viajar mucho?
    • ¿Estás trabajando en un proyecto importante al que podría ser necesario que le dediques un exceso de atención o tiempo?
    • ¿Tener un hijo daría como resultado costos excesivos en el cuidado infantil a raíz de las obligaciones profesionales?
    • ¿Tu empresa ofrece permiso parental pago u otros beneficios para padres nuevos?
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    Evalúa tu sistema de apoyo. La mayor parte de la crianza de un hijo recae sobre los padres o los tutores. Sin embargo, tanto los padres como el hijo a la larga se beneficiarán de tener un buen sistema de apoyo. Piensa en tus amigos, parientes y colegas y pregúntate si es que consideras que tendrán un impacto positivo en la vida de tu hijo.[12]
    • Debes buscar personas que, además de estar dispuestas a ofrecer comprensión emocional, de verdad vayan a ayudarte en aspectos como cuidar de tu hijo y los quehaceres domésticos para así hacer que tu transición hacia ser padre sea más fácil.
    • En caso de que de por sí no tengas un sistema de apoyo integrado establecido, pregúntate si cuentas con los medios financieros para contratar personal de apoyo (por ejemplo, niñeras y amas de llaves).
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Parte 3
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Consultarlo con tu pareja

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    Pregúntaselo a tu pareja. En caso de que de por sí no lo hayas hecho, ahora es cuando debes reunirte con tu pareja y conversar acerca de si quiere tener hijos o no. Puedes decirle: "Recientemente, he estado considerando si quiero tener un hijo y quiero conversar contigo sobre si te ves como padre".
    • Busca un buen momento para conversar. Evita plantearle la pregunta de manera aleatoria o cuando esté lidiando con otros asuntos, sino que debes pedirle que separe un momento determinado para que puedan tener una conversación seria.
    • Explícale cuáles son tus motivos para considerar la posibilidad de tener un hijo. Infórmale cuáles son tus motivos para querer tener hijos y también para no quererlos.
    • Pídele su opinión a tu pareja y considera de manera respetuosa lo que te diga.
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    Pregúntale a tu pareja cuáles son sus inquietudes. Después de que tú y tu pareja hayan conversado sobre si ambos quieren tener hijos, debes dejar que tu pareja pase por el mismo proceso mental de evaluación. Deja que exprese sus inquietudes y también sus esperanzas.
    • Hazle preguntas de una manera activa. Por ejemplo: "¿Cómo te ves preparándote financieramente para tener un hijo?" y "¿Consideras que tenemos una red de apoyo lo suficientemente buena como para cuidar de un hijo?".
    • Evita los desacuerdos. Debes dejar que tu pareja exprese sus propios pensamientos. En caso de que haya algo sobre lo cual tengas una opinión diferente, debes expresarla con cortesía diciendo "He estado pensando en ello de esta forma". Sin embargo, evita hacer que tu pareja se sienta invalidada durante esta conversación.
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    Evalúa los estilos de crianza compartida. Determina la forma como ambos trabajarían en conjunto para criar a su hijo. ¿Ambos estarían involucrados o uno de ustedes tan solo sería un donante de genes? ¿Criarían a su hijo juntos en un solo hogar o su hijo dividiría su tiempo entre ustedes de manera individual?
    • Pregúntale lo siguiente a tu pareja: "¿Cómo nos ves criando a este hijo?". Debes comprender que una respuesta que difiera de tus preferencias personales no necesariamente será una respuesta equivocada. Conversen sobre las diferencias de opinión con la mente abierta.
    • Conversa con tu pareja en cuanto a las expectativas de comportamiento.[13] Es la primera vez que serás padre, por lo que es posible que no sepas de qué forma manejarás cada situación, aunque quizás tengas algunas ideas. Puedes hacer el intento de entablar una conversación con tu pareja en cuanto a sus expectativas. Por ejemplo, puedes decir algo como "Pienso que nos dividiremos equitativamente las obligaciones de alimentación por la noche" o "Mientras esté amamantando, se me ocurrió que te ocuparías de…".
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    Acudan a terapia de pareja. Trabajen en conjunto con un consejero que pueda ayudarte a ti y a tu pareja a comunicarse con claridad y eficacia en cuanto a sus esperanzas e inquietudes acerca de ser padres. Aprovechen este tiempo para decidir si ambos quieren tener un bebé y también para reafirmar su relación antes de incorporar un hijo a ella.[14]
    • Dile a tu consejero lo siguiente: "Estamos considerando tener un hijo y queremos asegurarnos de que nuestra relación sea saludable y esté preparada para los desafíos de la paternidad".
    • Considera la posibilidad de conversar no solo con un terapeuta de parejas sino también con un terapeuta familiar.
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Consejos

  • Tómate tanto tiempo como necesites para decidirte en cuanto a si estás listo para formar una familia. Evita presionarte para tomar la decisión antes de un determinado plazo.
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Acerca de este wikiHow

Rebecca Tenzer, MAT, MA, LCSW, CCTP, CGCS, CCATP, CCFP
Coescrito por:
Terapeuta clínica y profesora adjunta
Este artículo fue coescrito por Rebecca Tenzer, MAT, MA, LCSW, CCTP, CGCS, CCATP, CCFP. Rebecca Tenzer es la propietaria y médica principal en Astute Counseling Services, un consultorio de asesoría privada en Chicago, Illinois. Con más de 18 años de experiencia clínica y educativa en el campo de la salud mental, Rebecca se especializa en el tratamiento de la depresión, la ansiedad, el pánico, los traumas, el duelo y las relaciones interpersonales a través de una combinación de terapia cognitivo-conductual, terapia psicodinámica y prácticas basadas en evidencias. Tiene una licenciatura en sociología y antropología de la Universidad DePauw, una maestría en docencia de la Universidad Dominicana y otra en trabajo social de la Universidad de Chicago. Se ha desempeñado como miembro de AmeriCorps y también es maestra de psicología a nivel universitario. Rebeca está capacitada en terapia cognitivo-conductual (CBT), es una profesional certificada en trauma clínico (CCTP), especialista certificada en asesoría de duelo (CGCS), profesional en el tratamiento de la ansiedad clínica (CCATP) y profesional certificada en fatiga por compasión (CCFP). Es miembro de la Sociedad Estadounidense de Terapia Cognitivo-conductual y de la Asociación Nacional de Trabajadores Sociales. Este artículo ha sido visto 3084 veces.
Categorías: Bebés
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