¿Sientes una necesidad constante de salvar o solucionar todo a tu alrededor? El complejo de salvador (o el síndrome del caballero blanco) es un constructo de la personalidad que, a primera vista, parece estar motivado únicamente por la necesidad de ayudar. No obstante, este es poco saludable y, con frecuencia, puede brindarle a la persona un medio de escape en el cual concentrarse y así evitar sus problemas. Si padeces este complejo, no te preocupes, ya que podrás curarlo. Tendrás que deshacerte de la necesidad de salvar a los demás; para ello, cambia la manera en la que te relaciones con otros, concéntrate en tus propias necesidades y busca la causa principal de tu deseo compulsivo de ayudar.

Método 1
Método 1 de 3:
Desarrollar patrones de relación más saludables

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    Escucha de forma activa. Ten en cuenta que, con frecuencia, las personas solo podrían querer desahogarse, no que alguien solucione sus problemas. Un gran problema de muchos pacientes con este complejo es asumir que los demás están desamparados y no pueden solucionar sus propios problemas. Si adoptas el hábito de escuchar de manera más activa, podrías reconocer que no necesitan tu ayuda, tan solo un hombro en el cual apoyarse y alguien que las escuche.
    • Si tu pareja o amigo viene a contarte un problema, fíjate el objetivo de entenderlo en lugar de responderle de inmediato. Entabla contacto visual de vez en cuando con esta persona, mírala de frente y evalúa su lenguaje corporal para identificar su estado emocional (p. ej., los hombros tensos pueden expresar miedo o duda).
    • Bríndale pistas no verbales (como asentir con la cabeza) para así demostrarle que la escuchas. Intenta separar lo que escuches y tus opiniones, así te conectarás con su mensaje. Si no estás seguro de lo que intenta expresarte, tendrás que hacerle preguntas que lo aclaren, como “¿Me estás diciendo que…?”.[1]
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    Espera antes de hablar. Además de escuchar lo que tu ser querido te diga, tendrás que desafiar tu naturaleza de salvador y esperar. Podrías notar que, con frecuencia, las personas pueden ayudarse a sí mismas si les brindan la oportunidad. Es más, si siempre has llegado para salvar el día, quizás la hayas estado incitando de forma involuntaria a volverse incapaz o a adoptar conductas disfuncionales.[2]
    • Desafíate para dejar de ofrecer ayuda o consejos si un ser querido acude a ti con un problema. Repite un mantra en tu mente, como “Puedo estar allí para mi amigo sin tener que rescatarlo o solucionar su problema”.
    • Si tu amigo pasa por un momento difícil, podrás brindarle afirmaciones que lo validen, en lugar de ofrecerle tu ayuda. Por ejemplo, puedes decir algo como “Lamento mucho que estés pasando por esto”. Esto le mostrará empatía sin tener que involucrarte en el problema.
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    Brinda ayuda solo si te la piden. Un aspecto clave del complejo de salvador es el firme deseo de ayudar incluso cuando no te lo piden o no es necesario. Si asumes de forma automática que todos desean que los rescaten, esto en realidad puede ofenderlos, ya que demostrará que no crees que sean capaces de ayudarse a sí mismos.[3] Podrás evitarlo si solo adoptas medidas cuando alguien te pida ayuda de forma específica.
    • Por ejemplo, si un amigo te cuenta que ha tenido un mal día, solo tendrás que escucharlo sin brindarle una solución. Solo deberás ofrecer tu ayuda si te pregunta “¿Qué opinas?” o “¿Qué debería hacer?”.
    • Si un amigo te pide ayuda, solo deberás ofrecerle lo que estés dispuesto a hacer. Fija límites para así no comprometerte demasiado. Puedes decirle algo como “No creo que pueda hablarle a tu amigo por ti. Lo que puedo hacer es ayudarte a dejar de pensar en su pelea”.
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    Deja de asumir la responsabilidad de otros adultos. Sin importar lo cercana que sea tu relación con parejas, familiares o amigos; tendrás que aceptar que estas personas son individuos independientes que tienen el control de su propia vida. Si te comportas como un salvador, les darás a los demás una imagen similar a la de un niño indefenso o una persona inválida.
    • Es difícil ver a un ser querido sufriendo o equivocándose, pero no será tu responsabilidad que lo rescates o que corrijas toda situación negativa que afronte.[4]
    • Es más, la adversidad suele ser vital para el crecimiento positivo y el desarrollo. Él tendrá que experimentar las dificultades para así aprender y mejorar. Si le quitas esta opción, le arrebatarás las oportunidades para aprender.
    • Podrás ayudar a los demás a establecer su independencia si les haces preguntas sobre la manera en la que podrían lidiar con la situación. Podrías preguntar algo como “¿Qué crees que podrías hacer al respecto?” o “¿Qué opciones has contemplado?”.
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    Acepta tus propias deficiencias. Muchas personas con el complejo de salvador dan la impresión de que se creen muy buenas, ya que sermonean a los demás sobre sus errores y muchos hábitos negativos. Quizás esta no sea tu intención, pero tus seres queridos podrían creer que tu hábito de “solucionarlo” todo es una señal de que los consideras inútiles o incapaces.
    • Todos tenemos defectos. Si una persona no reconoce que tiene defectos, ¡este podría ser el suyo!
    • Ten en cuenta que el “éxito” es algo subjetivo. Lo que sea bueno para una persona podría ser malo para otra. Quizás tengas una manera particular de juzgar lo que es mejor para alguien, pero esto no siempre quiere decir que la otra persona piense lo mismo.
    • Deja de asumir que sabes qué es lo mejor para otra persona. Deberás hacerlo en especial si se trata de una relación de compañeros. Por otro lado, hay algunos casos como las situaciones abusivas, el abuso de drogas, los signos suicidas y otros similares que, evidentemente, serán perjudiciales y requerirán intervención inmediata.
    • Acepta tus fortalezas y debilidades. Podrías ser el más indicado para realizar una tarea o brindar consejos, o tal vez no. Nadie podrá hacerlo todo bien.
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Método 2
Método 2 de 3:
Concentrarte en ti mismo

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    Mantente soltero. Las personas con este trastorno suelen ir de una relación a otra para “rescatar” a las personas indefensas o afectadas. Si esto te describe, podría ser el momento adecuado para tomarte un descanso del amor. Si no estás en una relación larga o seria, deberás dedicar un tiempo a disfrutar de la soltería y saciar tus propias necesidades.[5]
    • Si pasas un tiempo soltero, esto podrá hacer que le prestes más atención a tus tendencias compulsivas de ayudar o rescatar a los demás. Asimismo, tendrás un tiempo para explorar las partes de tu personalidad que desencadenen este hábito.
    • Podrías tener que permanecer soltero por un tiempo determinado para así ayudarte a alcanzar esta meta. Por ejemplo, podrías tomarte seis meses y fijarte metas para mejorar como persona durante dicho periodo.
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    Fíjate metas objetivas. Las personas con estas tendencias compulsivas dejan que sus esfuerzos por ayudar a los demás obstaculicen su propio desarrollo personal. Además, si te consideras un salvador, desarrollarás metas poco realistas que, con el tiempo, reducirán tu autoestima. Podrás recuperarte si estableces metas que sean realistas.[6]
    • Escoge una que te permita concentrarte solo en ti. Podría ser cualquier cosa, desde bajar de peso, hasta escribir una novela. Crea una que sea específica, medible, alcanzable, realista y con un límite de tiempo.
    • Podrías fijarte algo como “Quiero bajar 7 kg (15 lb) en 10 semanas”. Luego determina la manera en la que lo lograrás, diciendo algo como “Comeré una porción de vegetales en cada comida, me ejercitaré 5 días a la semana y agua será el único líquido que tome”.
    • Revisa tus metas junto con otra persona. Ella podrá decirte si son realistas o no, y también podrá brindarte ideas para alcanzarlas.
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    Crea una rutina de cuidados personales. Las personas con el complejo de salvador suelen dedicarles todo su tiempo y energía a los demás, lo que hace que necesiten cuidados personales con urgencia. Equilibra tu necesidad excesiva de ayudar a los demás haciendo algo bueno para ti. Implementa una rutina con varias actividades estimulantes.
    • Podrías crear un ritual nocturno relajante que te ayude a dormir mejor. Adopta un nuevo hábito de ejercicio como correr o practicar yoga. Haz que te arreglen el cabello o las uñas una vez a la semana, o tan solo toma un baño caliente y escucha música relajante. Vuelve a centrarte en tu persona.
    • Pídele a un amigo o familiar que te haga asumir tu responsabilidad. Esta persona se cerciorará de que lleves a cabo tus cuidados personales. Pídele que verifique cómo te encuentras con frecuencia.
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Método 3
Método 3 de 3:
Encargarte de los problemas principales

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    Evalúa los patrones en las relaciones pasadas. ¿Estás consciente de tu necesidad innata de ayudar a solucionar o controlar los problemas de los demás? Algunas personas que lean este artículo podrían negar su complejo de salvador. Si evalúas tus relaciones de manera más profunda, podrás identificar el patrón de ayuda compulsiva.
    • ¿Has permanecido en una relación en la que no eras feliz tan solo porque pensabas que la otra persona te necesitaba?
    • ¿Notas que sueles preocuparte por los demás y sus problemas?
    • ¿Te sientes culpable cuando los demás te ayudan o te retribuyen?
    • ¿Te incomoda dejar que otros experimenten emociones negativas y, por ello, tratas de solucionar el problema con rapidez?
    • ¿Abandonas las relaciones poco saludables y notas que vuelves a relacionarte con personas similares a tus parejas anteriores?[7]
    • Podrías tener que acudir a un terapeuta si has respondido de manera afirmativa alguna de estas preguntas. Él podrá ayudarte a determinar si estas conductas son perjudiciales para ti.
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    Identifica los aspectos de tu persona que hayas descuidado. Quizás no notes que has abandonado tus necesidades emocionales, psicológicas y espirituales por tratar de ayudar a todos los que te rodean. Realiza una evaluación personal para revisar de forma más minuciosa tus áreas de necesidades personales. Podrías percatarte de que has estado proyectando tus propios defectos en las personas a tu alrededor.[8]
    • Identifica tus valores personales. ¿Qué creencias, ideas y principios impulsan tus decisiones y objetivos? ¿Has estado viviendo según tus valores?
    • Evalúa tu inteligencia emocional. ¿Puedes identificar tus emociones y expresarlas con eficacia?
    • Analiza tu autoestima. ¿Esta guarda relación con lo mucho que los demás te valoran o necesitan?
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    Acepta los traumas o las negligencias de la infancia y deja de preocuparte por ellos. La necesidad compulsiva de rescatar o ayudar a los demás suele originarse a causa de la infancia. Los investigadores creen que los pacientes con el complejo de salvador o síndrome del caballero blanco intentan solucionar una noción negativa de su persona que ha surgido en una etapa temprana de su vida. La baja autoestima, el abuso o los descuidos podrían haber contribuido con este complejo. Podrías escoger a los amigos o las parejas que atraviesen una angustia similar a la que hayas vivido en la infancia.[9]
    • Si reconoces tu problema, este será el primer paso para poder remediar una noción negativa de tu persona. Identifica los patrones de relaciones que formes y bríndate un poco de compasión. Incluso podrías decirte en voz alta algo como “Siento atracción hacia las personas afectadas o tóxicas porque intento rescatar esa parte de mí que sufrió de abuso en la infancia”.
    • Además de reconocer este vínculo, podría ser de utilidad que acudas a un consejero profesional que pueda ayudarte a curar las heridas del pasado.
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    Acude a un terapeuta si tienes problemas de codependencia. Muy en lo profundo, los pacientes con este trastorno tienen un problema de codependencia. Esta consiste en depender de los demás para llenar los vacíos emocionales. En cierto modo, descuidarás tu persona por otros, ya que tu valor se centrará en el deseo de sentir que te necesitan.[10]
    • Podrás recuperarte de la codependencia si conversas con un psicoterapeuta competente que tenga experiencia en esta área.
    • También podría ser de utilidad que participes en grupos de apoyo para la autoayuda que estén dirigidos a las personas con problemas de codependencia.
    • Si investigas sobre este problema, esto podría ayudarte a identificar tus patrones y necesidades, lo que puede ser de utilidad para encontrar una solución que te funcione.
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Acerca de este wikiHow

Paul Chernyak, LPC
Coescrito por:
Consejero profesional licenciado
Este artículo fue coescrito por Paul Chernyak, LPC. Paul Chernyak es un consejero profesional con licencia en Chicago. Se graduó en la Escuela Americana de Psicología Profesional en 2011. Este artículo ha sido visto 10 537 veces.
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