Un termómetro puede ser un instrumento muy útil, ya sea en la cocina o para verificar si existe fiebre. Sin embargo, es fundamental que lo limpies debidamente después de usarlo. Todo lo que tienes que hacer es enjuagarlo y luego desinfectarlo con alcohol, con una solución desinfectante o con agua hirviendo, en función al tipo de termómetro que tengas. Es importante desinfectar adecuadamente el termómetro para que esté limpio y no disemine gérmenes la próxima vez que lo uses.

Método 1
Método 1 de 2:
Desinfectar un termómetro clínico

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    Enjuaga el extremo de un termómetro de varilla o de un termómetro de chupete con agua fría. Una vez que hayas usado el termómetro, deberás pasar por agua fría el tallo, que es el extremo que estuvo en contacto con el cuerpo, durante 1 o 2 minutos. De esta forma se eliminan los gérmenes o bacterias que se encuentran en la superficie.[1]
    • Mientras enjuagas el termómetro, asegúrate de que la pantalla digital no tenga contacto con el agua.
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    Límpialo con alcohol isopropílico. Empapa una bolita o una almohadilla de algodón con el alcohol y frota toda la superficie del termómetro limpiando el tallo y el cuerpo. Asegúrate de limpiar la superficie por completo.[2]
    • En al caso de un termómetro de infrarrojos, asegúrate de limpiar el sensor con alcohol. Los termómetros infrarrojos frontales y auriculares que miden la temperatura a través de la piel constan de un sensor que tienes que limpiar. Cubre el extremo de un hisopo o un trozo pequeño de paño con alcohol de fricciones y frótalo sobre la superficie del sensor hasta que este luzca limpio y brilloso.[3]
    • El alcohol isopropílico eliminará cualquier germen que se encuentre en la superficie.
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    Enjuaga el extremo de la varilla o el chupón del termómetro para quitar el alcohol. Enjuaga ligeramente el tallo para quitar la pequeña cantidad de alcohol que pudiera haber quedado en el termómetro. Si es un termómetro digital, asegúrate de no sumergirlo en el agua, ya que podría dañarse o estropearse por completo.[4]
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    Deja que se seque antes de guardarlo. Después de limpiarlo, es fundamental que dejes que se seque antes de guardarlo en su estuche o en un cajón. Simplemente deja que se seque con el aire, puesto que el uso de una toalla aumenta el riesgo de que nuevos gérmenes y bacterias se adhieran a la superficie.[5]

    Consejo: Si tienes que guardar el termómetro inmediatamente, límpialo con un paño limpio y suave antes de ponerlo en su estuche.

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Método 2
Método 2 de 2:
Desinfectar un termómetro para alimentos

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    Lava el tallo del termómetro con agua tibia y jabonosa. Es importante limpiar el termómetro después de usarlo. Pon un poco de detergente en el extremo del tallo o en una esponja y frota toda la parte que está en contacto con los alimentos. Una vez que el tallo haya quedado cubierto con detergente y ya no quede ningún resto de comida, deberás enjuagarlo con agua tibia.[6]
    • Si tienes un termómetro digital, ten cuidado de no sumergir la parte digital en el agua, ya que podría dañarse.
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    introduce el tallo en agua hirviendo si buscas una forma más sencilla de desinfectar el termómetro. Para esterilizar un termómetro puedes utilizar un esterilizante o agua hirviendo. Para que la desinfección sea completa el agua debe alcanzar una temperatura de 80 ºC (170 ºF), que es la necesaria para matar las bacterias. Lo único que tienes que hacer es mantener la punta del termómetro en agua hirviendo durante 30 segundos, teniendo la precaución de que tus dedos estén alejados del agua.[7]
    • Ten cuidado de que la pantalla digital del termómetro o cualquier otra parte electrónica no tenga contacto con el agua, puesto que es probable que se descomponga.

    Consejo: Antes de introducir el termómetro en agua hirviendo, limpia cualquier resto de comida que haya quedado en el tallo.

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    Utiliza un esterilizante no tóxico si quieres una alternativa más rápida. Puedes elaborar un esterilizante no tóxico mezclando 1 cucharada de lejía en 4 L (1 galón) de agua. Para que la lejía elimine cualquier bacteria, deja el tallo del termómetro dentro de esta solución durante un minuto como mínimo.[8]
    • Después de usar el esterilizante enjuaga el tallo con agua fría o tibia. De esta manera eliminarás cualquier residuo de lejía que haya quedado.
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    Deja que el termómetro se seque con el aire. Una vez que lo hayas desinfectado, lo mejor será dejar que se seque con el aire para evitar que nuevas bacterias se adhieran si lo secas con una toalla. En lugar de eso, colócalo en el escurridor de platos o cuélgalo en algún lugar de la cocina hasta que toda el agua se haya evaporado.
    • Si tienes que secarlo con algo, considera usar papel de cocina o una toalla limpia que no haya tenido uso después de lavarla.[9]
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Consejos

  • Si te preocupa que el termómetro se mantenga totalmente limpio, toma en cuenta el uso de una funda de plástico desechable que mantiene a los gérmenes y bacterias alejados del tallo.[10]
  • Asegúrate de ponerle nombre al termómetro oral y al termómetro rectal de tal forma que no utilices uno de ellos para ambos procedimientos.
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Categorías: Instrumentos médicos
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