No tienes que desechar las ollas y las sartenes oxidadas. La mayoría de ellas pueden rescatarse fácilmente con un poco de paciencia y esfuerzo. No obstante, si la olla está deforme o agrietada, es probable que no valga la pena lidiar con el óxido, y deberás desecharla.

Método 1
Método 1 de 4:
Usar sal

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    Consigue sal de mesa y una bolsa de papel marrón. La sal de actúa como un abrasivo suave, el cual te ayudará a quitar el óxido con facilidad y sin dañar la olla.[1]
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    Vierte la sal en la olla oxidada. Aplica una capa delgada de sal suficiente como para cubrir un poco el área que tengas que frotar.
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    Frota con la bolsa de papel. Si la sal acumula mucho óxido, deséchala y agrega sal fresca.
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    Trata la superficie de la sartén para evitar que se oxide en el futuro. Este procedimiento es importante en especial para las ollas de hierro fundido, ya que las protege y hace que sea más fácil cocinar con ellas y limpiarlas en el futuro.
    • Para tratar la sartén, vierte de 1 a 2 cucharadas de aceite vegetal o manteca derretida en la sartén y luego extiéndela con una toalla de papel para cubrir toda la sartén.
    • Si la sartén soporta el calor del horno, hornéala por una hora al menos a 190 °C (375 °F).[2]
    • Si la sartén no soporta el calor del horno, calienta el aceite en ella hasta que empiece echar humo.
    • Una vez que se enfríe, frota el aceite sobre la sartén usando otra toalla de papel limpia.

Método 2
Método 2 de 4:
Restregar la olla

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    Elimina las capas delgadas de óxido en la mayoría de las ollas usando lana de acero. Si tus utensilios de cocina no son de acero inoxidable, restriega el óxido con lana de acero fina.[3]
    • Restriega con un poco de detergente para vajilla. Esto puede evitar las rayas considerables en la olla.
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    Usa limpiadores suaves (como Bar Keeper's Friend o un producto similar) para el acero inoxidable. Si no tienes lana de acero o tus utensilios son de acero inoxidable, restriega el óxido con un limpiador suave y una esponja plástica.
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    Usa un limpiador totalmente natural para cualquier olla, y frota con fuerza para eliminar el óxido. Si necesitas una solución más natural o segura para el medio ambiente, usa las siguientes opciones que nuestros antepasados solían usar para restregar el óxido:
    • cola de caballo, plantas del género genus equisetum;
    • una pasta elaborada con partes iguales de zumo de limón y crema de tártara;
    • arena fina (pero no en el acero inoxidable).

Método 3
Método 3 de 4:
Usar un limpiador de papa

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    Corta la papa a la mitad. Cualquier papa servirá. Este método es suave, pero solo es adecuado para las marcas de óxido delgadas que estén en la superficie.
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    Cubre la papa con bicarbonato de sodio. Coloca la papa en un poco de bicarbonato de sodio con la parte cortada hacia abajo, así cubrirás un poco el lado plano con bicarbonato de sodio. Puedes echar un poco de bicarbonato de sodio en un plato y pasar la papa, así se le adherirá.[4]
    • Si no tienes bicarbonato de sodio, algunas personas indican que la papa sola funciona, pero también puedes aplicarle un poco de lavavajilla líquido.
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    Frota el lado cortado de la papa sobre el objeto oxidado, así eliminarás las áreas oxidadas. Enjuaga la olla para eliminar el óxido suelto.
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    Si la papa se vuelve demasiado lisa como para eliminar más óxido, córtale una tajada delgada y vuelve al paso dos.
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    Repite los pasos 2 al 5 para eliminar todo el óxido. Nuevamente, esto solo es adecuado para las capas delgadas de óxido. Si tienes problemas graves, regresa a alguno de los métodos anteriores.[5]

Método 4
Método 4 de 4:
Usar vinagre o zumo de limón

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    Elimina el óxido usando ácidos suaves. Puedes remojar sartenes u ollas durante toda la noche en una solución de ácido, así debilitarás el óxido y lo eliminarás más tarde.[6] Estas son algunas opciones:
    • bicarbonato de sodio y agua
    • vinagre
    • zumo de limón
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    Remoja la olla durante toda la noche en la solución de ácido. También puedes agregar un poco de agua para reducir la acidez. Agrega 1 o 2 cucharadas de sal para obtener resultados incluso mejores.
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    Restriega el óxido en la mañana.[7] Puedes usar lana de acero para las manchas de óxido más grandes, pero la corteza de limón es uno de los limpiadores más eficaces que puedes usar para un lavado suave.
    CONSEJO DE ESPECIALISTA
    James Sears

    James Sears

    Profesional de limpieza
    James Sears lidera el equipo de satisfacción del cliente en Neatly, un grupo de gurús de la limpieza con sede en Los Ángeles y el Condado de Orange en California. James es un experto en todo lo relacionado con la limpieza y proporciona experiencias transformadoras al reducir el desorden y renovar el entorno del hogar. James es un administrador académico en la Universidad del Sur de California.
    James Sears
    James Sears
    Profesional de limpieza

    Restriega con bicarbonato de sodio para eliminar todo óxido remanente. Remoja la olla o sartén en vinagre blanco, luego retira el vinagre de la olla y rocía bicarbonato de sodio en el fonto para formar una pasta. Usa el lado duro de una esponja para restregar la pasta de bicarbonato de sodio sobre todo óxido remanente.

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    Repite si hay más óxido suelto. Sin embargo, debes enjuagar la olla cada vez que la remojes, ya que el vinagre podría dañar el acabado si permanece en la olla por demasiado tiempo.[8]

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James Sears
Coescrito por:
Profesional de limpieza
Este artículo fue coescrito por James Sears. James Sears lidera el equipo de satisfacción del cliente en Neatly, un grupo de gurús de la limpieza con sede en Los Ángeles y el Condado de Orange en California. James es un experto en todo lo relacionado con la limpieza y proporciona experiencias transformadoras al reducir el desorden y renovar el entorno del hogar. James es un administrador académico en la Universidad del Sur de California. Este artículo ha sido visto 97 190 veces.
Categorías: Limpieza de la cocina