Caminar es una forma fácil y relajada de mantenerse saludable y en forma. Como sucede con cualquier otra actividad, tener el equipo adecuado es la clave para el éxito. Si quieres estar seguro de escoger el zapato para caminar adecuado, busca características importantes, pruébatelos en la tienda y encuentra un buen ajuste.

Método 1
Método 1 de 3:
Buscar características importantes

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    Apoya el talón con un contrafuerte pegado. Esta área del zapato debe contener cómodamente la parte posterior del talón. Si el contrafuerte te queda correctamente, evitarás la pronación y la supinación del pie al momento de caminar. Asegúrate de que te quede bien y pegado, pero no tan ajustado.[1]
    • La pronación implica que el talón se dirija hacia afuera y que, al caminar, la mayor parte del peso recaiga en la parte interior de los pies.
    • La supinación quiere decir que el talón se dirige hacia adentro y que, al caminar, la mayor parte del peso recae en la parte exterior del pie.[2]
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    Busca un zapato que tenga un poco de espacio en la puntera. Esta es la parte del zapato que rodea los dedos de tus pies. Es importante que esta parte les permita a tus dedos moverse y doblarse libremente. Sin embargo, mucho espacio puede provocar que se muevan mucho y, al final, resulte incómodo. Busca un buen punto medio.[3]
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    Busca suelas con buena tracción. La parte del zapato que tiene contacto con el suelo se llama suela. Inspecciona esta parte debajo del zapato y asegúrate de que tenga grietas. Estas contribuirán a crear tracción cuando camines, lo que evitará que te resbales y te caigas.[4]
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    Asegúrate de que la entresuela esté hecha de material acolchado. Algunos aseguran que las entresuelas son la parte más importante del zapato. Esta es un área que se encuentra entre la parte superior del zapato y la suela.[5] Siente la entresuela con la mano para evaluar su suavidad y resiliencia. Pruébate los zapatos con entresuelas hechas de gel, espuma o aire. Todos estos materiales son excelentes para acolchar y minimizar el impacto cada vez que el pie llega al suelo al caminar.[6]
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    Asegúrate de que tus zapatos absorban bien el impacto con unas plantillas de calidad. Las suelas de los zapatos deben sentirse bien acolchadas en tus zapatos para caminar. Es crucial que las plantillas se amolden bien a tus pies y proporcionen apoyo porque su trabajo es absorber el impacto de tu pie en el zapato.[7]
    • Si encuentras un zapato que se ve muy bien en casi todas partes, pero no tiene plantillas de calidad, puedes comprar unas almohadillas de gel que te den el apoyo que necesitas.[8]
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    Evalúa la ventilación de cada zapato. Es posible que sudes un poco cuando camines y tu ritmo cardiaco se acelere. Asegúrate de que el pie tenga una membrana ventilada y siempre usa calcetines ventilados al caminar. Los zapatos que atrapan la humedad pueden provocar ampollas e incomodidad en general.[9]

Método 2
Método 2 de 3:
Probarte los zapatos

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    Pruébate los zapatos al final del día. Los tobillos y pies de todas las personas se hinchan al menos un poco en el transcurso del día, así que es mejor probarte los zapatos terminando la tarde o en la noche que en la mañana. Es mejor comprar un zapato que te quede un poco flojo en lugar de uno que te quede muy ajustado.[10]
    • Si eres una persona mayor, es muy importante comprarte un zapato que te quede más suelto para compensar el dolor de la artritis, los juanetes, y otros crecimientos y tipos de dolor en los pies.
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    Lleva un par de tus propios calcetines. Si quieres hacerte una idea real de cómo te queda el zapato, tendrás que probártelo con cualquier tipo de calcetín que uses normalmente, sea alto, bajo, grueso o delgado.
    • También lleva plantillas si las usas normalmente.[11]
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    Mídete los pies. Cada vez que vayas de compras, mídete los pies. El tamaño de los pies puede cambiar un poco con el tiempo. Mídelos por tu cuenta con un medidor de calzado que encuentres en una tienda o haz que un amigo, familiar o trabajador te ayude. Mídetelos estando parado.
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    Haz la prueba de mover los dedos del pie. Cuando te pongas un par de zapatos, mueve los dedos de los pies y fíjate si tienes suficiente espacio para ellos. Debes tener al menos 1 cm (media pulgada) de espacio entre la punta del dedo del pie más largo y la pared delantera de la puntera. Si no es así, pruébate una talla más.[13]
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    Camina por la tienda con los zapatos puestos. Cuando hayas encontrado unos zapatos que se sientan cómodos y proporcionen apoyo, camina con ellos por la tienda.[14] Caminar es lo que harás principalmente con ellos, de modo que es importante comprobar cómo se sienten cuando se añade el factor del movimiento.

Método 3
Método 3 de 3:
Encontrar unos que te queden bien

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    Asegúrate de que el ancho y el largo estén bien. Pueden aparecer callos y ampollas por usar zapatos muy angostos o muy anchos. Ponerte unos muy pequeños hará que tus dedos se amontonen, lo que es muy doloroso y problemático si tienes alguna deformidad o trastorno, como juanetes o dedos de martillo.[15]
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    Prioriza un buen control del movimiento si tienes el arco del pie bajo. Muchas personas que tienen el pie plano tienen que lidiar con problemas ligados a la tensión en los músculos y las articulaciones. Si tienes un arco bastante bajo, enfócate en encontrar un zapato que tenga un buen control del movimiento para que tus pies puedan tener una mejor estabilidad.
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    Consigue un zapato con un buen acolchado si tienes un arco elevado. El arco pronunciado hace que los músculos y las articulaciones se esfuercen mucho porque no absorbe bien el impacto. Busca un zapato que tenga bastante acolchado si tienes el arco elevado para poder mejorar la absorción de impacto.
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    Busca entresuelas firmes si tienes un arco neutro. Además de las hormas rectas o semicurvas y una estabilidad moderada en la parte posterior del pie, el mejor soporte para los pies neutros son las entresuelas firmes. Asegúrate de que los zapatos tengan estas características si no crees que tu pie pueda clasificarse en alguno de los tipos de arco.[18]

Consejos

  • Si eres una persona grande, te convendrá un calzado para correr o trotar. Estos tienen apoyo y acolchado para el impacto extra que tal vez necesites para estar cómodo y evitar el dolor innecesario.
  • Registra los kilómetros que hayas tenido tus zapatos puestos y cámbialos cada 500 a 1000 km (300 a 600 millas).

Acerca de este wikiHow

Michele Dolan
Coescrito por:
Entrenadora de fitness certificada
Este artículo fue coescrito por Michele Dolan. Michele Dolan es una entrenadora personal certificada por la BCRPA en Columbia Británica. Ha sido entrenadora personal e instructora de fitness desde 2002. Este artículo ha sido visto 25 114 veces.
Categorías: Zapatos