Los exámenes de opción múltiple están diseñados para evaluar tu memoria y capacidad de recordar. Deberás seleccionar la respuesta correcta de entre 3 a 5 alternativas, de modo que puede ser complicado. La herramienta más importante para tener éxito en el examen es poder reconocer la respuesta correcta, ya sea de memoria o descartando las alternativas incorrectas. Deberás ajustar tu método de estudio para memorizar toda la información y detalles como te sea posible. Si estudias sabiamente, ¡el examen deberá ser muy sencillo!

Método 1
Método 1 de 2:
Memorizar información clave

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    Empieza a releer o reescribir tus apuntes una y otra vez. Actualiza la información en tu cabeza todas las veces que puedas. Puedes leértelas en voz alta o reescribir tus apuntes en tus propias palabras. Hazlo con lentitud y sin apresurarte, ya que ojearlos solo desperdiciará un valioso tiempo de estudio.
    • Si prefieres reescribir tus apuntes, anótalos en un formato distinto. Los esquemas, gráficos y mapas de ideas te ayudarán a categorizar la información y establecer vínculos valiosos entre fragmentos de material.
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    Crea acrónimos para ayudarte a memorizar nombres y conceptos. Toma las primeras letras de los términos clave y organízalas en una palabra o algo que puedas recordar. Procura que el acrónimo se relacione con el tema o con algo que puedas imaginar para así reactivar tu memoria.[1]
    • Por ejemplo, podrías recordar las 3 ramas del gobierno a través del acrónimo “LEJ” (legislativo, ejecutivo y judicial) y recordarlo imaginando a un ejecutivo del gobierno que lleva un libro de contabilidad.
    • En el ámbito de las matemáticas, puedes utilizar el acrónimo PEMDAS (paréntesis, exponentes, multiplicación, división, adición y sustracción) para recordar el orden de las operación al momento de resolver una ecuación.[2]
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    Utiliza la asociación de palabras para comprender significados e ideas clave. Observa las palabras para tener una pista de cómo recordar sus significados. Puedes utilizar un prefijo o sufijo de la palabra (el principio o final de esta) para refrescar tu memoria, o una secuencia de letras en su interior.[3]
    • Por ejemplo, puedes recordar la diferencia entre latitud y longitud tomando las primeras 3 letras de latitud (“LAT”) y asociándolas con la palabra “plato”, el cual es un objeto plano similar a las líneas latitudinales que se trazan en un mapa.
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    Crea fichas didácticas que te ayuden a definir y vincular términos, nombres e ideas clave. Escribe una palabra o frase en el lado en blanco de una tarjeta e incluye definiciones, hechos importantes o ideas asociadas en la parte posterior. Baraja las tarjetas cada vez que estudies para así fijarte un desafío.[4]
    • Por ejemplo, puedes escribir “Guerra fría” en un lado y “Stalin, 1947 – 1991”, carrera armamentista, temor rojo en la parte posterior.
    • Las fichas didácticas son una herramienta excelente para practicar tus habilidades memorísticas, las cuales son una habilidad fundamental a la hora de realizar un examen de opción múltiple.
    • También puedes hacer una “hoja de trucos” con información importante, fórmulas y conceptos de tus apuntes. Estúdialos prestando especial atención a las relaciones entre los conceptos. A continuación, revisa tus apuntes para determinar la manera en que los detalles más específicos encajan en el panorama general.[5]
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    Inventa frases cortas para memorizar información importante. Crea una frase simple que contenga cualquier información clave, incluyendo fechas especiales, hechos y nombres (si corresponde). Mantenla breve y simple de modo que puedas repetirla en tu cabeza rápidamente y con tanta frecuencia como desees. No te preocupes por crear una frase perfecta; solo escríbela de modo tal que el sonido de las palabras pueda refrescar tu memoria.[6]
    • Por ejemplo: “En 1492, Colón navegó por el océano azul” o “En el 59, Alaska y Hawái se convirtieron en estados nuevos”.
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    Incluye información relevante en una canción familiar. Escoge una melodía sencilla que no te haga recordar demasiado y sustituye las palabras con fechas, nombres o ideas clave que intentes memorizar. Cuanto más pegajosa sea la canción, ¡mejor![7]
    • Por ejemplo, puedes elegir una canción que incluya fechas y lugares que puedas reemplazar por la información que necesites recordar.
    • No te preocupes por hacer que las sílabas coincidan con las melodías originales. Simplemente enfócate en ajustar la información clave en la canción.
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    Haz una lista de todas las palabras e ideas relevantes que no conozcas bien. Revisa tus apuntes, libro de texto o folletos, y haz una lista de todas las palabras clave sobre las que tengas dudas. Escribe una breve definición al lado de cada una de ellas en usando tus propias palabras a fin de que puedas comprender mejor su significado.[8]
    • A algunos maestros les gusta dar sorpresas en los exámenes, ¡así que prepárate para impresionarlos sabiendo incluso los términos o las ideas más ocultos!
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    Evalúate elaborando tus propias preguntas de opción múltiple. Crea tus propias preguntas sobre el material de estudio, enfocándote en las fechas, nombres, lugares e ideas clave. Una vez que hayas elaborado de 10 a 20 preguntas, déjalas a un lado y evalúa tus conocimientos más tarde para ver lo que recuerdas y en lo que necesitas enfocarte más. Puede ser difícil idear preguntas, así que básalas en torno a los puntos más específicos del material de estudio.[9]
    • Lee meticulosamente tus materiales de estudio e intenta crear preguntas que tu maestro pueda hacerte con base en tus apuntes.[10]
    • Considera la posibilidad de pedirle a un amigo que cree su propio examen de ensayo para que puedan intercambiar.
    • También puedes buscar cuestionarios breves en línea relacionados con el material.
    • Una buena pregunta de ejemplo podría ser la siguiente: ¿Cuál es el significado del 7 de diciembre de 1941?
      a) Fue el día en que los Estados Unidos lanzaron su primer ataque en su participación durante la Segunda Guerra Mundial.
      b) Fue el día en que el Imperio del Japón bombardeó Pearl Harbor, llevando a los Estados Unidos a unirse a los aliados.
      c) Fue el día en que Franklin Delano Roosevelt realizó su célebre discurso de “infamia”.
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Método 2
Método 2 de 2:
Crear buenos hábitos de estudio

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    Comienza a estudiar por lo menos desde unos días hasta una semana antes del examen.[11] Empieza a estudiar por o menos unos cuantos días o una semana antes del examen a fin de que la información tenga tiempo de penetrar en tu mente. Determina qué tan temprano debes empezar con base en la cantidad de información que hay en el examen.[12]
    • Por ejemplo, comienza a estudiar 2 semanas antes de los exámenes finales que abarquen un semestre completo de material.
    • En el caso de exámenes parciales o trimestrales, empezar unos cuantos días o una semana antes del examen debe ser suficiente tiempo.
    • Tener una ventaja también reducirá tus niveles de estrés y te brindará el tiempo apropiado para descansar tu cerebro entre las sesiones de estudio.
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    Toma descansos breves entre sesiones de estudio de 30 minutos a 1 hora de duración. Coloca un temporizador para 30 minutos o 1 hora cuando te sientes, y enfócate únicamente en estudiar durante ese periodo. Crea un horario que te permita salir al aire libre, hacer ejercicio o desconectar tu cerebro durante 15 a 30 minutos entre sesiones de estudio.
    • Estos descansos pueden ayudarte a recuperar tu energía, lo cual les dará a tus ojos y a tu cerebro un merecido descanso.
    • Por ejemplo, puedes programar la tarde de la siguiente manera:
      3:00 - 4:00 p. m. revisar y reescribir apuntes
      4:00 - 4:15 p. m. caminata rápida alrededor de la cuadra
      4:15 - 4:45 p. m. estudiar las fichas didácticas
      4:45 - 5:00 p. m. tomar una pausa para un bocadillo
      5:00 - 6:00 p. m. realizar un examen de práctica en línea
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    Aleja todas las distracciones. Aleja tu teléfono, apaga tu televisión, evita los lugares donde otras personas puedan distraerte y no escuches música mientras estudias. Reserva esas actividades para tus momentos de descanso programados. Si no puedes evitar las distracciones, haz lo mejor posible para lidiar con ellas utilizando audífonos con cancelación de ruido o trasladando tu área de estudio a una zona más tranquila.[13]
    • No obstante, está bien si te concentras mejor teniendo música de fondo o algún tipo de ruido. ¡Haz lo que funcione mejor para ti!
    • Si prefieres estudiar en un lugar público, pero no quieres que ningún amigo te distraiga, diles amablemente que hablarás con ellos en tu próximo descanso. También puedes pedirles que estudien junto contigo; ¡solo no se distraigan entre sí!
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    Elige un área de estudio que esté lo más limpia, organizada y ordenada posible. El desorden afecta tu capacidad de concentración, así que asegúrate de que tu área de estudio esté limpia y organizada. Ten todos tus materiales tales como bolígrafos, papel, libros de texto y folletos justo donde los necesitas para no desperdiciar un valioso tiempo de estudio buscándolos. No obstante, ¡no utilices la limpieza como excusa para procrastinar![14]
    • Si necesitas estudiar de inmediato y tu habitación está desordenada, ve a una biblioteca, cafetería o alguna otra parte donde puedas estar en un ambiente cómodo y limpio.
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    Asegúrate de sentarte en una silla cómoda manteniendo una buena postura. Evita sentarte a estudiar en una silla dura e incómoda con un respaldar recto. No querrás romper tu concentración al cambiar de postura de vez en cuando. Utiliza almohadas o cojines ergonómicos para mantener tu cuerpo erguido, alineado y cómodo.[15]
    • No obstante, demasiada comodidad puede causarte somnolencia, así que evita utilizar un sillón cómodo en caso de que ya te sientas un poco cansado.
    • Si tus piernas o trasero son propensos a adormecerse mientras estás sentado, considera la posibilidad de utilizar un escritorio de pie.
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    Divide la carga del material en secciones según el tipo o el tema. Dedica un día a estudiar el material del libro de texto y otro a repasar tus apuntes de clases u otros materiales complementarios. También puedes dividirlo según el tema en particular que trate el curso. Esto te ayudará a organizar en secciones la información y mantener tus sesiones de estudio enfocadas y manejables.[16]
    • Si tu maestro hace más énfasis en una fuente que en otra, estudia esa en primer lugar a fin de que tengas más tiempo de repasarla.
    • Por ejemplo, para un curso de historia universal, podrías estudiar los eventos principales de la Guerra de Corea un día y los de la Guerra Fría al siguiente.
    • Como otro ejemplo, si estudias un idioma extranjero, podrías repasar el vocabulario básico en una sesión y las conjugaciones en otra.
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    Profundiza aún más en la información si te pones ansioso durante los exámenes. Una vez que entiendas bien el material, ¡sigue estudiando! La ansiedad durante los exámenes puede dificultarte recordar la información, así que cuanto más se fije en tu cerebro, ¡mejor![17]
    • Una vez que hayas dominado algunos temas, siéntete libre de estudiarlos rápidamente y enfócate en los que no sientas tanta confianza.
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Consejos

  • Haz del estudio una actividad más divertida utilizando bolígrafos y material de escritorio de tus colores favoritos cuando reescribas tus apuntes o hagas tus fichas didácticas.
  • Sé creativo con la forma en que estudias la información. Esto puede abarcar cualquier cosa, desde escribir un poema o inventar una tira cómica breve que abarque los datos que necesitas aprender.
  • Considera la posibilidad de llevar tus apuntes al gimnasio. Repásalos mientras estás en la caminadora o montas bicicleta estacionaria.[18]
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Advertencias

  • ¡No esperes hasta el día previo al examen para comenzar a estudiar! ¡Atiborrarte de información puede ser contraproducente y hacerte olvidar todas las cosas que tanto te costaron almacenar en tu cerebro![19]
  • Asegúrate de dormir bien la noche anterior al examen. Puede ser tentador mantenerte despierto toda la noche, pero tendrás un mejor rendimiento durante en el examen si descansas bien.[20]
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Acerca de este wikiHow

Ted Coopersmith, MBA
Coescrito por:
Tutor académico
Este artículo fue coescrito por Ted Coopersmith, MBA. Ted Coopersmith es un tutor académico de Manhattan Elite Prep, una empresa de preparación de exámenes y tutoría académica con sede en la ciudad de Nueva York. Además de asesoría académica general, Ted tiene experiencia en la preparación para exámenes ACT, SAT, SSAT, y ASVAB. También tiene más de 30 años de experiencia en asesoría de controladores financieros. Obtuvo su licenciatura en la Universidad de Nueva York (CUNY) y una maestría en Pace University.
Categorías: Pruebas y evaluaciones
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